Ella
Sus caderas se movían ágilmente mientras su largo cabello azabache le acariciaba el tatuaje que llevaba en la espalda. Su piel canela brillaba igual que sus ojos marrón y la sonrisa pintada en sus labios lo hipnotizaba.
Ya imaginaba sus fuertes piernas amarradas a sus caderas mientras le hacía el amor en algún oscuro pasillo del hotel. U ocultados en la playa sobre la blanca arena mientras se recostaban de una palmera. Ella le había capturado como imaginó había capturado a cientos de turistas que la han visto bailar en su estilo Tahitiano.
Como tonto la miraba y se paró a aplaudirle cuando terminó de bailar. Ella delicadamente extendió su mano hacia el frente inclinado la cabeza, hincando las rodillas.
-Guapas, ¿no? - Le comentó su amigo Ricardo al oído entre silbidos, mientras las muchachas se paraban y rápidamente partían del escenario.
Con la cabeza asintió sin quitarle el ojo a la chica que le había cautivado, hasta que desvaneció detrás de la tarima y no pudo verla más. En ese momento salieron más bailarines pero él ya había perdido el interés en el espectáculo. Su amigo Ricardo seguía mirando con la boca abierta mientras él sentía un cosquilleo en el cuerpo que no le permitía quedarse estacionario en el asiento.
-Me voy al cuarto.
Su amigo volteó la cabeza hacia él con sorpresa. -¿En serio? - Miró su reloj, -pero todavía es temprano...
Dandole al botón de su celular vió que eran las 9:45pm. -Pues sí. Tal vez camine por los alrededores antes de dormir.
Ricardo se encogió de hombros, -pues buenas noches pero, no me esperes. - Subió y bajó las cejas varias veces haciéndole reír.
-Payaso.
Él desplegó una sonrisa torcida y pasó los dedos por su cabello lacio, castaño destapando la frente momentáneamente. -Hay mucho que ver amigo y las muchachas están buenísimas.
-No dudo que con alguna termines Ricky. - Dijo sinceramente. Ricardo es alto, con porte atlético y como él, surfista profesional. Andaban en la isla para hacer eso exactamente, surfear.
Sus ojos azules se prendieron, -eso espero. - Soltó una carcajada, -pero no prometo nada porque es tan solo nuestra primera noche.
-¡Cierto! - Le guiñó el ojo. -Good night my friend. - Le dijo chocándole el puño en solidaridad. -Recuerda que Paul dijo que se encontraría con nosotros aquí una ves terminemos la cena. Déjale saber que me fui a dormir. - Salió de allí lo antes que pudo en busca de la mujer que le tenía hirviendo la sangre.
Empezó por donde ella salió, por detrás del escenario. Corriendo la mirada de rostro en rostro ineficazmente se percató que allí ella ya no estaba. Caminó de vuelta a la playa, sus pasos dejaban huellas vacías que lo perseguían sin rumbo alguno. En la distancia vió a un par de parejas paseando tomados de la mano. En la arena, un pequeño grupo de amigos sentados en círculo alrededor de una hoguera, riendo y tomando cervezas. Frente al mar, una pareja con un niño de la mano, se mojaban los pies en el agua mientras reían.
Mirando hacia la luna, tomó un hondo respiro dando media vuelta decidió continuar hacia el área de la piscina donde se escuchaba un fuerte bullicio. Un conjunto de músicos entretenía a una manada de personas que allí se habían reunido. En el agua un grupo jugaba volleyball y otros bailaban por los alrededores, sin ritmo alguno. Una cola de humanos esperaba su turno para servirse del bufete que consistía mayormente de cerdo, pollo, hamburguesas y un manjar de todo tipos de ensaladas, arroz, papas y postres.
Aunque había cenado durante el espectáculo, se le hizo la boca agua y decidió prepararse un plato de bizcochos y galletas. Se iba a llevar una a la boca cuando sus ojos se toparon con ella... Se había cambiado de ropa, ahora portaba unos pantalones cortos blancos y una camisa amarilla sin mangas. Perdió el apetito al verla sonreír y poniendo el platillo en la mesa decidió acerarse a preguntarle la primera tontería que le viniese a la mente.
-¡Hola! - pasó sus dedos nerviosamente por sus rizos. -Perdona, ¿sabes si hay un baño cerca de aquí? - ¡Que mal! ¿Un baño? Se puso nervioso.
-Sí. - Asintió. El cabello lo tenía hacia atrás en una cola de caballo y se movía con su cabeza. -Da una vuelta en la esquina y luego a la derecha. - Sonrió y él se le quedo mirando un rato. No quería marcharse.
-Gracias, ah- miró su tarjeta identificativa que llevaba arriba del pecho izquierdo. -¿Tiare?
-Sí, Tiare. A las órdenes.- Sonrío y le extendió la mano.
La suavidad de sus manos le hizo contraste a las de él ásperas por la playa, el sol y el sereno. Tragó los nervios y le ofreció su más sexy sonrisa, -Camdyn. - Guiñó un ojo.
Ella casi se derritió pero su faz se quedó neutral. Ya tenía mucha experiencia ocultando los sentimientos en su rostro y solo le sonrió. Se quedaron callados mirándose a los ojos por varios segundos.
Ella deslizó su dorada mano de la suya, -mucho gusto. - Volteando, le volvió a dar su atención al los jugadores en la piscina.
-Vamos equipo, ¡a ganar! - Comenzó a aplaudir vorazmente.
Camdyn se quedó ahí parado sin saber qué más hacer.
*Camdyn, pronunciado como Camden.
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