Él
Usualmente no solía prestarle mucha atención a los turistas que se hospedaban en el hotel. La mayoría solo querían un encuentro fugaz en la cama, con cualquiera de ellas, que luego podría hasta terminar con alguna chica embarazada y después nunca volverse a ver.
Pero ella no. Orgullosa de su carácter y tenacidad solía ignorar las cientos de insinuaciones que recibía al mes. Ya había estado con uno hace mucho tiempo y cuando él se marchó le rompio el corazón. En aquel instante Tiare juró no volver a caer en las redes de un amante turista jamás... pero, este chico alto, esbelto de pelo escarlata, rizado y ojos esmeralda le estaba haciendo un numerito en la barriga y en el corazón que ella no podía desdeñar.
Se percató de él desde el escenario, después del segundo acto porque su mirada intensa se había clavado en ella hasta el punto que no lo pudo ignorar. En ese momento se sonrojó y trató de no prestarle atención pero le fue casi imposible. Era guapísimo y exudaba sensualidad por la piel.
Respiró con más calma una vez terminó de bailar. Cuando se bajó del escenario, lanzó un suspiro al cielo y se fue a cambiar para continuar con su trabajo como anfitriona de juegos en el área de la piscina.
-Equipo mahāna o sol y equipo marama o luna ¡al agua! - Gritó y sopló el silbato para indicar el comienzo del juego de volleyball. Su compañera de trabajo, Claudia, le ayudaba con el puntaje y se reían animado y aclamando a su respectivo grupo.
El estómago le gruñó y su nariz se dirigió hacia la mesa del bufete. El cerdo olía estupendo y ella no podía esperar a que se le acabara el turno para sentarse a comer y descansar los pies. Mañana estaría libre y quería dormir hasta el medio día.
-¡Cinco para el equipo Marama! - Volvió a gritar poniendo las manos alrededor de su boca como un megáfono.
Se puso a bailar cuando los músicos comenzaron a tocar una canción de J. Balvin animando a los equipos y a las personas a su alrededor con una dulce sonrisa, sin mostrar el cansancio en sus ojos.
De repente percibió que alguien se le aproximaba y cuando se percató de quién era, ya estaba parado frente a ella. Alzó las pupilas aproximadamente a un pie de altura y se encontró perdida en aquellos ojazos verdes.
-¡Hola! - Le dijo con voz melosa trazando los dedos por sus hermosos rizos. -Perdona, ¿sabes si hay un baño cerca de aquí?
-Sí. - Las rodillas le temblaron y el estómago se le llenó de mariposas. -Da una vuelta en la esquina y luego a la derecha. - Él se le quedo mirando un rato y ella no quería que se marchara.
-Gracias, ah ... ¿Tiare?
-Sí, Tiare. A las órdenes.- Extendió su mano y cuando apretó la de él, la sintió cómodamente áspera e imaginó esas manos grandes recorriéndole el cuerpo. Tragó nerviosamente cuando él le ofreció una sonrisa muy sexy y se le pusieron los pelos de punta.
-Camdyn. - Le guiñó el ojo.
Su cuerpo reaccionó voluntariamente pero en su cara trató de no mostrar la emoción que éste le causaba. Ya tenía mucha experiencia ocultando los sentimientos de su rostro. Quería decirle más, quería que se quedara hablándole pero solo se le quedó mirando a los ojos por varios segundos.
La mano le empezó a sudar y la deslizó de entre la del antes de que Camdyn se diera cuenta. -Mucho gusto. - Retuvo su mirada en la de él por varios segundos, luego se volteó dándole atención a los forasteros en su equipo.
-¡Vamos equipo, a ganar!
Él se quedó parado junto a ella sin moverse y Tiare le robó otra mirada mordiendo su labio inferior.
-¿Pues, nos vemos por ahí?
Ella asintió. -Claro, aquí estaré, a las órdenes.
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