፧ Capítulo 5.
El sol se alza con potencia sobre la ciudad de Ágrabah, altas temperaturas atacan a los ciudadanos a medio día. Parece un día de verano, aunque la verdad es que recién comenzaban la época de primavera.
Por esta razón, el bazar no tenía tanta multitud como en otras ocasiones, pero aún así había gentío por las tiendas.
Jungkook estaba agradecido de estar comiendo la mitad de un pan con algo de mermelada casera. Estaba descansando con un balde con agua fría en sus pies, pues aún tenía dolores. Ese día no saldría a robar, ya tenía alimento para almorzar al igual que su mascota y fue temprano a cargar tres jarrones con agua. Estaba agotado, pero satisfecho de tener todo lo necesario para el día.
También, aprovechó de barrer la suciedad de su hogar, quería que se viera al menos "presentable" para su visita por la noche, estaba tan emocionado de tener a alguien tan amigable con quien hablar.
Movió con delicadeza sus pies en el agua mientras que una de sus manos se dirigía a su espalda, tocando la reciente herida del latigazo. Su piel quemaba menos, pero aún así dolía.
— Tae dijo que traería algo para comer, pero, ¿tendrá dinero suficiente? Tal vez lo dijo sólo por buena impresión. Y si..¿es pobre al igual que yo? ¿realmente tendrá un hogar? —Al decir aquello, temió lo peor. Se levantó con rapidez, olvidando que tenía la cubeta con agua en sus pies, casi tropezando.
Al menos debería tenerle un regalo de bienvenida, ¿no? Él había llegado hace muy poco al pueblo, tal vez podría comprarle alguna cosa.
— Un ladrón comprará algo, muy bien jungkook. Ni si quiera puedes comprar el pan del día. —Se queja con disgusto, sacando los pies del agua. Se sentó sobre algunas mantas y tomó unos botines gruesos de lana, los cuales sólo utilizaba en algunas ocasiones.
— Tal vez podría buscar algo bonito para él. Al menos algo pequeñito..—murmuró con lástima, apenado de no tener algo para darle. Soltó un pequeño suspiro y se sentó frente al agujero de su pared, mirando el palacio con atención. Estaba tan ansioso a que llegara la noche.
───────────────────
En el palacio, todos los sirvientes se movían de un lado a otro, sosteniendo pruebas de alimentos y telas preciosas. El Sultán al ver la falta de interés en su hijo para proclamar esposa, él mismo tomó la iniciativa de dar un baile a final de mes.
No le ha dicho a Taehyung la verdadera razón del baile, el rubio sólo sabe que es una celebración con otros imperios y una forma de entablar amistades con reinos vecinos.
No se sentía cómodo haciendo este tipo de cosas, pero era por el bien del reino, el de su hijo y el propio.
Ahora mismo Kim Namjoon se encontraba probando uno de los tantos cócteles que habrían en la ceremonia. Los platillos debían ser exquisitos para el paladar ajeno y la ornamentación debía ser adecuada para el gusto de las reinas y princesas. Debían pensar en todo antes de organizar.
Kim Mingyu se sentó al frente del Sultán, observando cómo el hombre consumía un postre de chocolate suizo.
— ¿Invitarás a todos los reinos vecinos? ¿Incluso al rey del norte?— Preguntó el joven de tez blanca con algo de burla en su voz. Pudo ver al Sultán endurecer sus facciones y apretar suavemente la tela del mantel. Sabía que aquel tema es su punto débil.
— No comprendo lo que estás diciendo. —Respondió el de hoyuelos, continuando con su degustación del postre. Una gran risa provino del contrario.
— ¿No comprendes? Puedo refrescar tu memoria si gustas. ¿No fue el rey del norte quien..—Mingyu no esperaba ser empujado contra la pared y ser acorralado contra ésta. Kim Namjoon no tenía la amable expresión de siempre.
— Basta, no vuelvas a hablar sobre eso. Estoy haciendo todo lo posible para librarme de ti, no hagas todo más difícil. —Murmuró el Sultán, soltando al hombre, yéndose de aquel salón, no sin antes tomar el platillo con el postre. Kim Mingyu no pudo hacer algo más que mirar el suelo, sonriendo de manera forzada. No era algo nuevo para los sirvientes que ellos siempre pelearan, pero nunca entendían la razón de sus conflictos. Algunos se sorprendían por la forma en la que Kim Mingyu trataba al sultán, de una manera tan libre, tal y como si fueran hermanos. Si alguno preguntaba o se interesaba de más en la vida del moreno, habría una tortura. La mayoría de los interesados en el palacio han sido los traidores y espías por parte de otros pueblos con el objetivo de derrocar su gobierno. Pero, por suerte, aquello nunca ha alcanzado a suceder.
En otro extremo del palacio, se encontraba Kim Taehyung bastante ocupado.
Estuvo toda la mañana en un arduo entrenamiento físico y está tan agotado. Ahora está estudiando algunas reglas de comportamiento y educación básica en cuanto a utilizar modales al momento de comer o hablar.
Durante toda su vida le han enseñado ese tipo de cosas, lo peor es que las clases continúan y ahora con mucha más exigencia que antes.
No es que le desagradara la idea de ser sultán, pero sentía que sus reglas y costumbres son ridículas. Por ejemplo, hay una regla en la que dicta que el líder no puede salir solo al pueblo. Si es que necesita comprar algo, debe mandar a alguien o ir con mucha compañía. ¿Qué tenía de malo ir a comer algo al pueblo o simplemente dar un paseo? No es como si lo fueran a asesinar, ¿cierto? Aunque, por lo mal cuidado que estaba su futuro pueblo, tenía ciertas dudas.
El rubio dejó un tazón con carne sobre el suelo, alimentando a su querida mascota albina.
Luego de hacer ello, caminó fuera de su habitación en busca de su padre. Si bien saldría en la noche, aún temía que alguna sirvienta se diera cuenta de su total usencia. Podría decirle a su padre que estaría en algún lado del jardín, así nadie sospecharía. No tenía problema con el tema de la cena, pues las sirvientas no preparaban su alimento. El príncipe iba a buscar su cena, y si no tenía hambre o tiempo, iría después.
Faltaba poco para que fueran las 6:00 de la tarde, lo sabía por las antorchas encendidas a lo largo de los pasillos, las cuales anunciaban esa hora en específico cada día. Son encendidas a mano por los mismos sirvientes del lugar.
Cuando por fin llegó a la habitación del Sultán, entró sin consultar, pues sabía que es su horario libre. Los guardias tampoco hicieron algún intento por detenerlo.
— Oye, viejo, estaré en el jardín hasta tarde. —Dijo el príncipe, olvidando las formalidades.
— Ah..claro, hijo. — El sultán estaba algo distraído, leyendo un libro frente a Jung Hoseok, hombre peli rojo y el encargado de la economía del pueblo.
Ambos mayores escucharon un portazo y a Taehyung retirarse, lo que le dio oportunidad a Hoseok para hablar.
— Con todo el respeto que te tengo, amigo ¿tu hijo acaba de llamarte viejo? —El peli rojo comenzó a reír con fuerza, golpeando suavemente la tapa del libro que estaba leyendo. El sultán lo fulminó con la mirada.
— Ya ningún individuo me toma en serio en este lugar. —Se queja Namjoon, continuando con la lectura, teniendo una sonrisa en los labios. Esa actitud rebelde por parte de su descendiente quedaría en el olvido, haría que las clases de educación se alargaran. Ya quería ver a su hijo rogando por piedad y llamándole "padre" o "sultán", como debería ser.
Mientras tanto, Taehyung ya tenía todo preparado para su noche. La canasta con alimentos estaba lista, su vestuario de clase baja estaba limpio y su mascota ya había sido alimentada. Ahora, sólo quedaba esperar para que la hora del encuentro llegara. Aunque sea su segunda vez saliendo sin permiso del palacio, se sentía aún más emocionado que la primera vez. Estaba decidido a hacer un paseo nocturno por todo el lugar, tal vez con o sin Jungkook, aunque le serviría algo de guía y amaría por completo tener la compañía de alguien tan amigable.
No podía esperar. ¿Al castaño no le importaría si llegara más temprano, cierto? Realmente esperaba que no se molestara, pero ya estaba listo para ir y no tenía algo más que hacer.
Ya al estar decidido en ir más temprano, comenzó a vestir el atuendo que cubría su vestuario original y también cubrió parte de su cabeza con la capucha. Tomó el mango de la canasta con una de sus manos, sonriendo al notar el peso que tenía. La canasta pesaba, sí, pero estaba feliz por ello, pues sabía que era por el exceso de alimento. Estaba seguro de que la comida sería suficiente para el chico, al menos por dos semanas o incluso más, sabiendo lo poco que comía al día.
Salió de su habitación, siendo acompañado por Yeontan en todo momento. En gran parte quería que el ladrón conociera a su mascota, pero ningún pueblerino de bajos recursos tenía un tigre albino en su hogar. Tampoco podría decir, "me lo ha regalado mi padre para mi cumpleaños". ¿Quién en su sano juicio regala un tigre salvaje, además de ser costoso y exclusivo?
Ya fuera del establecimiento, comenzó a caminar por el jardín, sosteniendo la canasta con emoción. Su cuerpo soportaba el frío gracias a la adrenalina que sentía, opacando sus principales sentidos en cuanto al clima.
Estando justo en la zona indicada frente al muro conectado a un gran árbol, decidió que ya era el momento. Acarició suavemente el pelaje de su mascota, observando a este soltar ronroneos por su tacto.
— Volveré pronto, tigre. Ya sabes qué hacer en caso de visitas no deseadas. Ya sabes a lo que me refiero. —El tigre gruñó en respuesta.
Al despedirse de Yeontan, dejó la canasta en una de las ramas y escaló con cuidado el árbol, sujetándose de las ramas más anchas. Se sentó lentamente en el borde del muro, teniendo una pierna a cada lado. Se inclinó para tomar la canasta entre sus dos manos y saltó hacia el otro lado, cayendo bien sobre la tierra, sin caerse.
Pero, el príncipe no se había dado cuenta de cierta persona observando a lo lejos su reciente huída.
───────────────────
Jungkook estaba limpiando a su querido conejito blanco, teniendo un balde con agua entre sus piernas mientras sostiene al conejito al interior del líquido, acariciando su pelaje. Aunque el conejito supiera tener un buen higiene, habían lugares que él solo no podía limpiar, como parte de su espalda. Además, el animalito siempre estaba saltando por todo el segundo piso, por lo que su blanco pelaje quedaba gris por la suciedad que había.
El ladrón no quería que su conejito pareciera una pelusa gris.
Sus manos se deslizaban por todo el pelaje del animal, cuidando de no mojar sus orejitas. De sus labios salía una dulce melodía, alguna canción al azar de los muchos festivales que hacían en el bazar durante la semana.
En ningún momento esperó escuchar un grito proveniente de abajo.
— ¡Jungkook, soy Taehyung!
Jungkook, tan emocionado que estaba dejó al conejito en el agua y asomó su cabeza por otro agujero que tenía como ventana, el cual daba hacia la calle principal. Sonrió con alegría al ver al rubio, queriendo responderle.
Pero, no alcanzó, pues recordó que su mascota no podía nadar.
Volvió rápidamente hacia la cubeta con agua y sacó a su conejito del agua, quien respiraba agitadamente.
— ¡Y-ya puede subir, hyung! —No tenía una puerta, así que no era necesario bajar a recibirlo. Miró a su conejito con preocupación, soltando un quejido al sentir una mordida en uno de sus dedos. — Lo siento, pequeño. Fue error mío.—Envolvió al animal en una pequeña mantita de lana y lo dejó sobre su almohada personal, esperando que entrara en calor pronto.
Taehyung ya estaba subiendo por las escaleras, sonriendo al ver a su nuevo amigo. Ambos se abrazaron con suavidad, separándose segundos después. El rubio se dio cuenta de las botitas de lana que tenía el ladrón en sus pies, es adorable verlo con ese tipo de calzado.
— ¿No le costó llegar hasta aquí, hyung? Llegó más temprano de lo previsto. Deje que le sirva un vaso con agua. —El ladrón había visto la canasta que traía su visita, pero prefirió no preguntar lo que era.
El rubio estaba tan emocionado por mostrarle todo lo que había traído, no podía esperar por dárselo y luego proponerle una salida nocturna.
—Pero, Jungkook, no es necesario que me trates con tantas formalidades. —Se sentó sobre al borde del agujero, apoyando la canasta entre sus piernas. Su mirada curiosa se giró hacia el conejito. Parecía un algodón, no pudo evitar acariciar su suave pelaje con timidez. El animal pareció entusiasmarse por sus caricias.
— Está bien, Tae. —No pudo evitar reír por lo lindo que se veía el mayor acariciando a su mascota. Se acercó al hombre y le entregó el vaso con agua, recibiendo un pequeño "gracias" en respuesta. Comenzó a beber el agua, teniendo la fija mirada de Jungkook en él.
—Jungkook, la verdad ya he cenado, así que no es necesario que comamos juntos, pero yo sí te he traído algo. Bueno, son muchas cosas. —Dice, ocultando la emoción en su voz. El castañito lo miró con curiosidad, sentándose frente a él en el suelo. Taehyung le entregó la canasta.
—Sé que nos conocemos recién desde ayer, pero quería darte algo.—El menor estaba tan sorprendido, no esperaba que aquella canasta fuese sólo para él. Incluso pensó que al rubio se le había olvidado traer la cena, tampoco lo iría a culpar, el mismo saldría a robar algo aunque sea muy tarde. No dejaría a su invitado sin comer.
Con suma gratitud tomó la canasta, mirando a Taehyung para luego abrirla, soltando un pequeño gritito al ver lo llena que venía. Incluso le costó abrirla.
Lo primero que pudo observar fueron dos jarrones de leche con plátano, pues tenían una etiqueta con aquella fruta. También habían frutas y verduras con colores tan vivos, pan, queso, incluso granos de cacao. Jungkook fue mirando todos los alimentos, teniendo en cuenta lo costosos que eran algunos.
Miró a Taehyung sin expresión alguna, para luego comenzar a llorar frente a él.
El rubio se asustó tanto, que su cuerpo se levantó al instante y se arrodilló frente al menor, quien luchaba por dejar de soltar lágrimas.
— Jungkook..—Tocó uno de sus hombros con suavidad, esperando que dejara de llorar, pero su llanto incluso aumentó. — Jungkook, kookie, bonito, ¿qué ocurre? -Su voz era suave. Sus manos poco a poco fueron situándose sobre las mejillas mojadas del castañito. El mencionado posó sus manos sobre sus párpados, calmando su respiración.
— N-nunca había visto tanta comida junta, t-tampoco alguien me ha regalado tantos alimentos. Taehyung, ¿por qué eres tan gentil? ¿qué hice yo para merecer esto? ¿cómo puedo agradecerte? —Preguntó el menor, abrazándose al cuello del rubio, quien correspondió a su abrazo de inmediato.
— Estoy seguro de que mereces estos alimentos y mucho más, Jungkook. Realmente esto no cuesta nada para mí, si la canasta no fuera tan pequeña, te habría dado muchas más cosas. —Acarició algunos mechones castaños del contrario, sintiendo al chico frotar una de sus mejillas contra su hombro izquierdo. Si su corazón pudiera correr por los latidos que da por segundo, ya estaría a kilómetros fuera de aquí. Jungkook es adorable. — Como tu nuevo amigo, no dejaré que sigas robando. Quiero que comas al menos dos veces por día. Déjame hacer esto por ti.
— Tae, si no te tuviera tanta confianza, diría que quieres hacerme engordar para venderme en el mercado negro. —Murmuró entre algunas risitas, separándose finalmente del abrazo, limpiando sus mejillas. — Te lo voy a agradecer de alguna manera, te pagaré quieras o no. Ésto..es lo más bonito que alguien ha hecho por mí. Gracias.
Ambos se miraron con una sonrisa, Taehyung estando feliz de ayudar y Jungkook estando feliz de ser ayudado.
El castañito dejó la canasta sobre la única mesa de su vivienda y volvió a sentarse frente a Tae.
— Aunque ya hayas cenado, de igual manera te daré algo de lo que trajiste. —Dice mientras se cruza de brazos, haciendo un pequeño puchero con los labios.
— Está bien, está bien. Pero, sólo algo pequeño, comí lo suficiente antes de venir.— Mentira. No quería comer algo de la canasta que había traído especialmente para el chico.
— Entonces, ¿de qué hablamos ahora? Ayer quedamos hablando de nuestra comida favorita. —Recordó el menor, mirando a Taehyung negar.
— No, no. Primero voy a curar la herida que tienes en la espalda y luego..podemos salir a caminar. Sé que es algo tarde, pero me gustaría conocer más partes de aquí.
— ¡Sí, muy buena idea! Te mostraré algunos paisajes bonitos. Aunque Ágrabah sea un pueblo pobre, hay lugares realmente bonitos. Te llevaré a algunas zonas cerca de aquí, además de que no hace tanto frío. —Asintió con la cabeza con emoción, mirando al rubio.— Gracias por..querer curar mi herida, últimamente me ha estado doliendo más. No he querido revisar cómo tengo mi espalda, tengo miedo a que se haya infectado.
— No es problema, espero que no sea algo grave. —Ambos comenzaron a hablar animadamente de cualquier tema, Taehyung acomodándose detrás de Jungkook para revisar su herida.
Ambos necesitaban la compañía del otro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top