፧ Capítulo 44.


Es una mañana fría y helada, vientos gélidos cubren la ciudad. No hay tinte de calidez en el aire, la temperatura está cambiando drásticamente.

El interior del palacio está en calma. El sultán junto a Park Jimin están teniendo un agradable desayuno juntos en un salón apartado, donde ambos están sentados sobre un gran sofá de terciopelo y tapados hasta el cuello con mantas.

Mientras tanto, en los aposentos del sultán hay dos cuerpos ocultos entre las sábanas.

Taehyung está sentado sobre la cama, su espalda apoyada en el respaldo para mayor comodidad. En su regazo yace la cabeza de Jungkook, quien está totalmente dormido. El príncipe lo admira con aprecio y amor, en su memoria yace el vívido recuerdo de la agitada noche que tuvieron. Donde mostraron sus cuerpos sin miedo y se acariciaron como fina porcelana. Recuerda tener a Jungkook bajo a él, sus piernas abiertas y su espalda arqueada, tan bonito y agitado.

Oh, está tan feliz por lo que pasó. Pareciera que su corazón va a estallar al recordar cada suceso, cada caricia y beso. Las palabras de amor no faltaron, durante todo el acto pecaminoso estuvieron demostrándose lo mucho que se quieren. Fue increíble.

Con una de sus manos acaricia suavemente los cabellos desordenados del menor, sus dedos pasando de vez en cuando por sus pómulos y labios. Él está tapado, pero aún así logra ver la gran cantidad de chupetones a lo largo de su níveo cuello. Y sí, tal vez se dejó llevar demasiado.

Su mano trazó un camino por su mandíbula hasta su cuello, tocando suavemente las numerosas marcas que dejó; luego le aplicaría una rica crema.

Sin dejar de acariciar sus cabellos, alzó su otra mano, sus mejillas sufriendo de un bochorno al ver el precioso anillo de diamante azul que tiene en el dedo anular. Su corazón late con fervor, está embelesado mirando el accesorio. Y como si el diamante fuera poco, el ópalo negro embellece el anillo de la mejor manera, acentuando el color azul del diamante.

Sonríe sin evitarlo, teniendo que tapar sus labios para que Jungkook no lo vea sonreír como un tonto.

— Tan bonito. —Susurra mientras observa todo el rostro del castañito, pensando en todo lo que ocurrió durante la noche.

Sus cuerpos juntos y sudorosos, sus alientos y respiraciones, sus palabras y gemidos. Recordaba todo con tanto detalle.

Con cuidado vuelve a acostarse, apoyando la cabeza contra la almohada bajo suyo. Sus brazos rodearon la cintura del menor y lo atrajo a su cuerpo, bajando el rostro hasta la zona de su cuello para llenarlo de dulces besos. Sintió a Jungkook removerse entre sus brazos, por lo que subió los besos a su rostro, su corazón encogiéndose al ver su nariz arrugada ante sus besos.

— Yeontan..basta. —Se quejó Jungkook entre sueños, su ceño fruncido siendo notable. Taehyung aguantó una carcajada y detuvo sus besos, ahora solo acurrucándose contra el cuerpo ajeno.

— ¿Yeontan? Me duele que digas el nombre de otro hombre en la cama, aunque se trate de Yeontan. —Eso pareció despertar al ladrón, quien frotó sus párpados con cansancio. Sus mejillas pronto estallaron en un color rojizo al verse atrapado entre los fuertes brazos del príncipe. — Buenos días, amor. —Y con eso, Jungkook pareció derretirse en sus brazos.

— Pff. — Soltó una pequeña carcajada con vergüenza, ocultando el rostro contra su pecho, sus brazos rodeando todo el ancho de su espalda. No podía dirigirle la mirada al hombre con el que se entregó la noche anterior.— Buenos días, Tete.— Lo nombró con un apodo cariñoso y alzó la mirada, mostrando una dulce sonrisa de conejito. Las mejillas de Taehyung se sonrojaron notablemente y fue cuestión de segundos para estar devorando los labios del menor. Sus piernas enlazadas bajo las mantas les provoca una gran calidez y sus cuerpos unidos les produce una gran satisfacción. Cuando el príncipe apretó su cadera, Jungkook se separó abruptamente del beso, soltando un pequeño quejido. — Espera, duele un poco. —Susurró, ocultando su rostro nuevamente por la vergüenza que está sintiendo. De pronto, recordó algo sumamente y miró al príncipe.— Debes desayunar, iré a hacerte algo rápido.

— ¿Te sientes bien? No debes preocuparte, llamé a una sirvienta para que nos traiga el desayuno.— Dijo mientras depositaba un último beso en sus labios. Giró un poco el rostro para buscar en el velador a su lado alguna crema o aceite.

— ¿Te vio desnudo? —Taehyung tomó un pote de crema cualquiera y miró al menor, sorprendido por su inesperada pregunta. Una sonrisa traviesa surcó sus labios al ver su ceño fruncido.

— No, bueno, un poco. Pero es porque estaba..—Intentó excusarse, cuando realmente la sirvienta solo alcanzó a ver su pecho. — ¿Celoso, ángel?

— Pareces un Dios griego, claro que estaré celoso si alguien te ve con otros ojos. —Dijo Jungkook entre balbuceos sin dejar de fruncir el ceño, tirando las sábanas hacia su cuerpo para tapar su desnudez.

— De seguro saldrá corriendo si ve las marcas en mi espalda. —El castaño lo miró curiosos, alzando un poco la cabeza con el intento de ver su espalda.

— ¿Marcas en tu espalda? —Confundido colocó una mano sobre su nuca, alzando la mitad de su cuerpo para verlo mejor. Por todo el largo de su espalda hay diversas marcas de arañazos y pequeñas marcas rojizas de sus uñas por sus hombros y pecho. — ¿Yo hice e-eso? Ni si quiera tengo las uñas largas.

— Oh, sí, parecen las garras de un oso.—Taehyung se quejó al recibir un pequeño golpe en uno de sus hombros. Soltó una fuerte carcajada por lo sonrojado que se ve el rostro ajeno. Cuando sus dedos tocaron la piel de sus mofletes, pudo sentir la calidez que emana.

— No recuerdo que te hayas quejado de los arañazos. — Y ahora el avergonzado es Taehyung. Se apresuró en colocarse sobre el cuerpo del menor, justamente entre sus piernas, sus manos se deslizaron por sus piernas y sus labios besaban reiteradas veces todo su cuello, sintiendo cómo se remueve entre sus brazos.— ¡N-no, Tae, estoy desnudo! —Intentó decir, empujando suavemente su pecho para apartarlo. Tuvo que rendirse y aceptar sus caricias, de vez en cuando proporcionando pequeños besos en su mandíbula.

— Jungkook, lo que pasó anoche..

— Se supone que no debemos hablar sobre eso. —Dijo con la voz temblorosa, en su memoria la vívida imagen de Taehyung estando sobre él. Sus cabellos rubios desordenados, sus ojos expresando extremo deseo y lujuria, sus manos tocándolo. Realmente enloquece pensando en todo lo que ocurrió. Y también está el oculto deseo de repetirlo una y otra vez. Se sintió amado, querido, deseado.

— Me encantó, de verdad.—Volvió a hablar el príncipe, acariciando los costados de su cuerpo con suma delicadeza. Tiene el deseo de repetir aquella noche una y otra vez.

— Fue perfecto. —Ahora fue Jungkook quien habló, tomando entre sus manos el rostro de Taehyung, mirándolo fijamente. — Me gustó mucho, Taehyung. —Susurró aquellas palabras con una voz seductora, rozando sus narices. El mencionado no esperó más y devoró sus labios en un hambriento beso.

— Te amo, te amo.

— Lo sé, ayer no dejabas de decirlo mientras..

— ¿Mientras..qué?

— Mientras..y-ya sabes. —Taehyung todavía estaba esperando por una respuesta. —Uhg, ¡no se puede hablar contigo! —Dijo el menor con el rostro enrojecido, recibiendo múltiples besos en su cuello y hombros, envueltos en un ambiente romántico.

— Príncipe Kim, el desayuno está listo. —Una voz chillona al otro lado de la puerta rompió la burbuja de amor en la que estaban, teniendo que separarse a regañadientes. Jungkook se levantó y cubrió su desnudez con un camisón blanco, colocando la prenda con rapidez al sentir la mirada del rubio sobre su cuerpo. Se apresuró en salir de la habitación y caminar por un pequeño pasillo con varias almohadas y telares por el suelo. Cuando abrió la puerta, pudo ver que la sirvienta tiene una mirada decepcionada al verlo. Eso lo enfureció solo un poquito más.

— Muchas gracias. — Fingió una gran y amable sonrisa, arrebatándole la bandeja para luego empujar la puerta con uno de sus pies. Caminó de vuelta hacia la habitación con la bandeja en brazos, sintiendo un escalofrío pasar por su cuerpo. Se dio cuenta del frío que hay afuera, incluso el vidrio de las ventanas están empañados.

— Pude haber ido yo. —Una sonrisa burlesca apareció en el rostro del príncipe.

— ¿Y dejar que te vea desnudo? Nop. —Se acercó con cuidado a la cama y dejó la bandeja sobre el regazo del príncipe, maravillado al ver todos los alimentos.— Taehyung, se ve que está haciendo frío afuera. —Dijo de pronto, desviando la mirada hacia la ventana más cercana. El día nublado y las hojas de los árboles moviéndose con brusquedad deja en evidencia el frío que hay.

— Dime, ¿hay algo que te preocupa?

— La gente del pueblo..pasará frío.

— En eso mismo pensé. ¿Sabes lo que hizo tu hermoso e inteligente novio? —Jungkook volvió a acostarse a su lado, cuidando de no botar la bandeja. Se acurrucó contra el príncipe, apoyando una de sus mejillas contra su hombro.— Era de madrugada. Después de haber limpiado tu cuerpo me di cuenta que el clima no era el mejor. Fui con mi padre para decirle que envíe a los nuevos reclutas para guardias a repartir abrigos y más. Sorprendentemente y para mi buena suerte..mi padre estaba despierto, hablando con el rey del norte. —Taehyung hizo una pequeña mueca.— Jungkook, tú has hablado con mi padre últimamente. ¿Te ha dicho algo sobre ese rey? No entiendo por qué está en el palacio. Digo, no es que me molestara su presencia pero..se me hace extraño.

El castaño se tensó ante la mención de aquel rey. Su pecho duele por no poder contarle sobre su madre y todo lo que él sultán le ha confiado. Y es que, por más que quiera decirle, no sería apropiado. Se supone que debe ser una charla entre padre e hijo, no quiere entrometerse a pesar de sus preocupaciones hacia el tema.

— No lo sé, s-según lo que me ha dicho..el rey está allí para hablar de negocios, nada más. —Habló con lentitud, sentándose correctamente sobre la cama. — ¡Mira! Hay chocolate caliente. —Dice ansioso, tratando de desviar el tema. Taehyung pareció olvidarse por completo del asunto y colocó atención a la bandeja; dos tazas con chocolate caliente y algunas galletas a los costados. — Se ve delicioso. —Murmuró, tomando una de las tazas para calentando sus manos.

El príncipe lo imitó, tomando la taza restante entre sus dedos, disfrutando del calor en sus manos. Bebió un poco del dulce contenido para luego apoyar su cabeza contra el hombro de Jungkook, suspirando gustoso al recibir lentas caricias en sus cabellos rubios.

— Se siente bonito estar contigo, Jungkook. —Dijo de pronto. — Una de las mejores decisiones de mi vida ha sido escapar del palacio.

El mencionado no dijo nada. Un sepulcral silencio llenó la habitación, el sonido lejano de una ventisca es lo único que se logra escuchar.

— Taehyung, si algo te llega a pasar, yo..

— Espera, ¿por qué dices eso?

— Es una suposición. —Murmuró con la voz rota, mirando a un punto fijo de la habitación.— Quiero que sepas que estaré contigo en tus mejores y peores momentos. No importa lo triste..devastado o enojado que estés, yo te apoyaré. Puedes confiar en mi para cualquier cosa, por favor ten eso en mente. —Sostuvo su taza con una mano y la otra se posó sobre la mejilla del príncipe. — Tae, pronto volveré a mi hogar.

— No, espera, ¿por qué quieres irte? Puedes quedarte aquí, puedes vivir aquí.

— He estado aquí por varios días, no puedo darme el lujo de quedarme sin pagar por nada. Me siento como..un estorbo, y aunque sé que no es así, tengo la mala costumbre de ser muy terco. Ahora que Mingyu está encerrado quizás pueda volver a mi departamento y conseguir un trabajo. Tae..me di cuenta que somos muy diferentes si hablamos de cultura. Tú estás arriba por mucho, siendo un buen príncipe que nació en una cuna de oro y estudia seguido. Yo hace unos días recién aprendí a leer cosas muy básicas, ¿puedes creerlo? Quiero esforzarme por lograr algo, para que me mires y te sientas orgulloso de mí en vez de tenerme lástima. —Confesó, dejando una vaga caricia en su mejilla para luego dirigir su mirada al chocolate caliente en sus manos. — Mi vida está allá.

— Si de vida te refieres a volver a un lugar sucio y solitario, estás muy equivocado. —Murmuró con un tinte de molestia en su voz.— No entiendo por qué quieres irte.

— ¡Porque es lo único que tengo! —Gritó exaltado, mirándolo. Taehyung juró ver pequeñas galaxias en sus ojos miel.— No me voy a separar de ti, solo quiero esforzarme por lograr algo.

— Está bien, respetaré tu decisión.

— Hey, no pienses que me iré hoy o mañana. Todavía tengo muchas cosas que hacer aquí, como obligarte a comer cada día. Además estarás ocupado y no quiero interrumpir tus clases. —El ambiente se volvió pesado, Jungkook detestó el efímero silencio que se formó, por lo que de inmediato dijo aquello para aliviar las tensiones.

— Entonces no comeré para que tú te encargues de mi. —Dijo Taehyung en un susurro con una pequeña sonrisa, aunque su mirada se mantiene perdida en el desayuno.— Sabes que no eres una molestia.

— Tae, solo..quiero hacer algo con mi vida y sentirme bien conmigo mismo. — El menor mantuvo la mirada en Taehyung, notando la pequeña y casi invisible sonrisa en su rostro. Se sintió mal por arruinar un momento tan bonito; su mañana iba tan bien. Dejó la taza con el chocolate caliente sobre la bandeja y acarició una de sus manos.

— Lo entiendo, está bien Jungkook. Pero si en algún momento necesitas algo, sabes que yo iré corriendo a tu hogar. Cada semana te mandaré una canasta con alimentos y me aseguraré que estés bien. —En realidad Taehyung dudaba mucho, no sabe qué empleo podría buscarse en estos tiempos difíciles, pero dejará que disfrute de su independencia, porque sabe lo difícil que debe ser alejarse de un barrio pobre para luego vivir en un lugar tan grande. El cambio es drástico y debe hacerse de a poco.

Se sorprendió mucho cuando fue Jungkook quien se subió a su regazo, sus muslos descansando a los lados de su cadera. El menor nunca toma la iniciativa, y si lo hacía, siempre luce avergonzado. Ahora se ve diferente.

— Quiero un beso. —Exigió el menor con sus mejillas pintadas de rojo, sus delgados dedos jugueteando con el pecho ajeno. En realidad Jungkook quiere cariñitos.

— Mjhm. ¿Solo uno? —La pregunta fue hecha con gracia, sus grandes manos apretando los lechosos muslos del menor, teniendo una obsesión con apretar esa zona en específico.

— Muchos. —Respondió, rozando los labios de Taehyung una y otra vez, pareciendo un gatito en busca de mimos.

— Eres tan hermoso, mi angelito. —Taehyung está embelesado mirando al ángel frente a él. Sus labios volvieron a juntarse, disfrutando de un calmado beso.

          ──────────────────

Horas después Taehyung está deambulando solo por los pasillos del palacio en busca de su padre.

No hay muchos sirvientes en el establecimiento, debido al frío cerraron las ventanas de todo el palacio y después de encender las chimeneas, a algunos les dieron el permiso de retirarse hacia sus hogares por el mal tiempo y clima.

Pasó toda la mañana junto a Jungkook en los aposentos, a decir verdad ambos estaban algo densos al principio, pues lo que ocurrió en la noche fue íntimo.

Atravesó el salón principal y se dirigió a otras habitaciones más alejadas, escuchando algunas risas a lo lejos. Decidió acercarse cada vez más hasta abrir la puerta, mirando a su padre y al rey Park hablando animadamente frente a una chimenea. Se hablaban como si..se tuvieran confianza, como si ya hubiesen hablado tiempo atrás.

La mirada de Namjoon decía muchas cosas.

Porque mira a Park de manera especial; es otra expresión, más suave y gentil. Sus ojos parecen estar hechos para mirar al Rey.

— Padre. —Llamó Taehyung, interrumpiendo el alegre momento de ambos adultos. — Rey Park, buenas tardes. Lamento interrumpir su conversación, pero necesito hablar con mi padre.

— Por supuesto, príncipe. Los dejaré solos. —Jimin se levantó e hizo una pequeña reverencia para luego retirarse, cerrando la puerta para darles más privacidad.

Y cuando estuvieron solos, ninguno habló por varios segundos. Los momentos en los que están juntos siempre es tan incómodo, cuando en realidad deberían tener muchas más conversaciones. Especialmente ahora que Taehyung pronto tomará el puesto de su padre como sultán.

— Padre, ¿hay algo que debas decirme? —Preguntó Taehyung con inseguridad, mirando a su padre mirarlo confundido y levantarse del sofá para quedar frente a frente.

— ¿De qué hablas, hijo? —Su voz temblorosa salió a flote, dejando en evidencia lo nervioso que está por aquella pregunta. Muchas cosas pasaron por su mente, por un momento pensó en que alguien pudo haberle contado a su hijo sobre Hwasa. Pero, no, Taehyung definitivamente no estaría calmado; debería verse enojado.

— ¿Hay algo que yo no sepa? ¿Me estás ocultando algo? —Volvió a hablar el menor con una mirada indescriptible y de brazos cruzados.

Y a decir verdad, es el momento perfecto para hacerlo. Están solos en una habitación alejada, no hay peligro ni tampoco hay guardias cerca, podría revelar todo y por fin quitar una carga de sus hombros.

No pudo.

Mirar a Taehyung con una expresión indiferente, luciendo tan ilusionado por una pronta respuesta le causa ansiedad. No sabe por dónde empezar y comienza a pensar que no es el momento adecuado para decirle. Entonces, ¿cuándo será? Está siendo cada vez más difícil ser sincero con él, no puede durar toda una eternidad sin contarle; su hijo se enterará en algún momento y debe asegurarse de ser él quien le diga todo. Y tiene miedo, tiene tanto miedo de su reacción, de lo que podría pasar con su relación. ¿Debería contarle ahora sobre su madre? Ahora está dudando.

— No hijo, todo está bien.

— Bien, si tú lo dices.— Taehyung sabe perfectamente que algo oculta su padre. No sabe qué, pero tiene el presentimiento. De todas maneras no insistiría más.— ¿Qué ocurre con..el Rey Park? ¿Por qué está aquí? No es que me moleste su presencia, me agrada que esté aquí porque gracias a él no estás de mal humor. —Explicó, cruzándose de brazos.— Nunca te había visto tan feliz con alguien, te ves diferente.

— Es bueno tener compañía de vez en cuando. Hace muchos años que no veo al Rey Park, fue mi amigo cuando era más joven. Pasamos buenos momentos.— Dijo con el intento de sonar normal.

— Me alegro por ti. —Sonrió levemente, bajando la mirada.

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— Estoy seguro que mi padre oculta algo, es demasiado obvio. Algo pasa con ese rey..su presencia es demasiado extraña.

Ya es de noche en Ágrabah. El clima es tan frío que logra verse en la ciudad algo de neblina.

Jungkook y Taehyung están sentados en el balcón del príncipe sobre una costosa alfombra a pesar del frío. El príncipe mandó a hacer para ambos unos trajes de invierno, por lo que están bien abrigados. El ladrón tiene puesto unos gruesos pantalones azules tipo harén ajustados en los tobillos, unos botines de lana gruesa y algodón cubren sus pies.

— De seguro tu padre tiene más amistades. No tienes que preocuparte, si él tiene algo que decirte..de seguro lo dirá pronto.

— Tal vez.

— ¿Está rico tu chocolate? Lo hice con mucho cariño. —Una dulce sonrisa apareció en el rostro del castañito, queriendo cambiar de tema y así mejorar el humor de su novio.— Al tuyo le coloqué un poquito más de azúcar.— Añadió, acercándose más a Taehyung para apoyarse en su hombro.

— Es perfecto. —Respondió girando un poco el rostro para verlo, sonriendo también. Dejó un corto beso en sus labios y con su mano libre rodeó sus hombros y lo juntó a su cuerpo. Segundos después ambos se encontraban bebiendo chocolate nuevamente, ignorando el mal clima. Taehyung iba a acomodar otra manta sobre su regazo, pero su mirada se desvió hasta el rostro de Jungkook, enternecido por lo adorable que se ve.— Angelito, tienes un bigote de chocolate.— Soltó una fuerte carcajada, aunque su risa fue interrumpida por unos labios sobre los suyos.

— Ahora tú también tienes un bigote, y uno muy feo. —Se defendió el menor al ver los labios manchados del príncipe.

Pasaron mucho tiempo en el balcón, contando historias y dándose cariño. Es un momento tan bonito para ambos, podría decirse que lo están disfrutando al máximo, pues saben que pronto no podrán tener tiempo juntos por los deberes del príncipe al ser convertido en sultán. Y es triste, pensar que el rubio siendo tan joven tendrá que ser atado a una rutinaria vida llena de complicaciones y deberes, pero todo será por su pueblo.

De pronto, un pequeño copo de nueve calló sobre la nariz del príncipe, justo sobre el lunar que tiene allí.

— Eso es..¿nieve?— Preguntó Jungkook incrédulo, mirando hacia el cielo con sus orbes miel brillando de ilusión. Y a decir verdad, nunca ha nevado en Ágrabah. Quizás hace muchos, muchos años hubo un día en el que la nieve fue vista, pero nunca más. Ese fenómeno meteorológico no suele ocurrir en ese desierto, y sin duda alguna es un verdadero espectáculo.

Ambos jóvenes enamorados esperaron pacientes para presenciar la nieve, pero no bajaban más copos. Y cuando parecían haberse rendido, un montón de copos de nieve bajaron por toda la ciudad, siendo hermosa la vista desde el balcón del príncipe.

— Al parecer sí. —Susurró Taehyung con asombro, levantándose del suelo y ayudando a Jungkook a levantarse para luego sostener entre sus manos las tazas con chocolate caliente, así manteniendo sus manos tibias.

— Nuestro mundo ideal.— Dijo Jungkook de pronto, haciendo que el corazoncito de Taehyung latiera con mayor rapidez.

— Sí, nuestro mundo ideal. — Y fueron envueltos por la oscuridad de la noche y el contraste del blanco de los copos, ambos abrazándose y bebiendo chocolate caliente. De vez en cuando alzaban sus brazos para tocar la nieve, siendo tan hipnotizante para ellos.

Quieren que ese momento efímero se convierta en uno duradero y eterno, donde la felicidad que emanan es verdadera.

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