፧ Capítulo 38.
Es de madrugada. Vientos gélidos azotan la ciudad, los cambios de temperatura son drásticos en Ágrabah, la semana pasada habiendo un asfixiante calor y ahora hay un clima más frío.
Al interior del palacio el baile continúa, pero con menos personas. Algunos huéspedes se retiraron a sus habitaciones y algunos invitados ya se fueron del terreno. Después de un magnífico postre y una reunión con los reyes más importantes, el sultán decidió que después de ese momento, sería el culmine de la ceremonia. Aún así quedaban algunas parejas y familias celebrando y bailando por culpa del alcohol en sus cuerpos. La orquesta tuvo que cambiar puestos con otros músicos del palacio debido al cansancio y al entumecimiento de sus articulaciones. Estar tantas horas tocando instrumentos es agotador, fue un alivio tener a más músicos como reemplazo.
Son pocas las personas que siguen en el salón de baile. El sultán se dio por vencido y el sueño le ganó, teniendo que volver a su habitación y avisando a los invitados de que pueden retirarse cuando deseen. Los guardias quedaron al cuidado de la gente que queda y las sirvientas están empezando a guardar y quitar los adornos que se han colocado especialmente para la ocasión.
El sol ya está haciendo su aparición, el día se ve nublado. La luz ilumina la habitación del príncipe Kim. Kim Taehyung y Jeon Jungkook están acostados sobre la cama, ambos tapados con varias mantas. Los hermosos atuendos que utilizaron en la noche están esparcidos por el suelo de todo el lugar.
No se retiraron del baile tan tarde, aún así fue una noche tan agotadora que se durmieron muy rápido. Ahora, ambos jóvenes están profundamente dormidos y cómodos, y hubiesen seguido así de no ser por el fuerte ruido de un rugido. Taehyung abrió sus ojos poco a poco, algo desorientado. Se sentó sobre la cama y talló sus párpados con sus puños, mirando toda su habitación. Su mirada se dirigió al chico acostado a su lado. Sus ojitos cerrados, sus manos una sobre otra y sus cabellos desordenados. Ya no hay rastro de maquillaje en su dermis ni tampoco accesorios costosos. Tiene un aspecto desaliñado, pero sumamente lindo ante sus ojos. Se inclinó para llenar su rostro de suaves besos, sin la intención de despertarlo. Aquella adorable imagen es tentación para quedar acostado a su lado todo el resto del día.
Segundos después se escuchó otro rugido y el ruido lo desconcertó. Se levantó con lentitud de la cama, soltando un jadeo cuando la planta de sus pies tocaron el frío suelo. Se colocó unas pantuflas, acomodó su largo camisón y abrió la puerta de su habitación, mirando el pasillo con confusión. Hay algunos sirvientes murmurando entre ellos y a lo lejos, se logra ver a su padre. Está de mal humor, aún es temprano y deseaba estar por mucho rato más acostado junto a su pareja. Detesta que interrumpan su momento con él. Caminó hacia ellos y se cruzó de brazos, queriendo lucir intimidante.
— ¿Qué es lo que ocurre? —Preguntó sin ganas, apretando su mandíbula.
— ¡Príncipe! —Exclamaron los sirvientes, haciendo una pequeña reverencia para saludarlo cordialmente. Su padre al verlo, se acercó de inmediato. Él también parecía desaliñado, de seguro interrumpieron su sueño de la misma manera.
— Lo que ocurre hijo mío, es que tu querida mascota ha despertado de mal humor. Los sirvientes piensan que es por el alimento, pero ninguno de ellos se atreve a entrar para alimentarlo. Mucho menos yo. —El sultán se ve molesto; detesta que interrumpan su sueño. Ha pasado por una larga noche entre bailes y conversaciones; está cansado.— Necesito que arregles este asunto rápido, aún hay algunos huéspedes en el palacio que se retiran durante la tarde, no quiero quejas de ruidos molestos. —Terminó de hablar y regresó a su habitación. Los sirvientes se disculparon con el príncipe por no haber podido hacer algo y se retiraron igualmente, dejándole al hombre un plato con carne cruda.
— Claro que está rugiendo, ha estado dentro de esta habitación durante toda la noche. —Susurra para si mismo, sabiendo que su mascota no tiene hambre. Abrió la puerta sin miedo y el feroz tigre albino pasó corriendo a su lado y bajó para salir al jardín. El pobre animal debió haber sufrido por haber estado tanto tiempo encerrado. Con todo solucionado, regresó a su habitación donde una cálida cama lo espera.
Cerró la puerta y se sentó en la cama, quitándose las pantuflas. Mientras hacía aquello, sintió unos brazos rodear su espalda y una tierna mejilla apoyarse contra su nuca.
— ¿Ya tienes que levantarte? —Preguntó Jungkook con voz ronca, frotando su mejilla contra el cuello ajeno, soltando un sonidito parecido a un ronroneo.
— Yo..—Dudó un poco en responder. Como aún quedan algunos huéspedes, debería estar presente en el desayuno o almuerzo. Pudo sentir a Jungkook separarse de su espalda, perdiendo así la calidez del abrazo. Rápidamente dio una media vuelta, encontrándose con los ojitos cansados del menor. Por alá, no puede dejar a aquella criatura durmiendo en soledad. Él realmente desea quedarse junto a él; y lo hará de todas maneras. — ¿Sabes qué? El día de hoy dormiré hasta el medio día. —Dijo, mirando que Jungkook esbozó una pequeña sonrisa, así mostrando sus dientes delanteros.
Dejó un pequeño beso sobre la cicatriz en su mejilla y se dirigió al balcón, cerrando las cortinas para que haya más oscuridad en la habitación. Aún debía sacar la alfombra del balcón, pero de seguro luego lo hará. Volvió a la cama, mirando que el castañito lo está esperando, pues se ha corrido hasta un extremo de la cama para dejarle espacio. Al acostarse, se tapó con las mantas y miró al menor.
— Ven aquí, angelito. —El nombrado no tardó en acercarse a él y abrazarlo, sus piernas entrelazadas bajo las mantas. Ya estando cómodos, fue cuestión de minutos para que ambos volviesen a quedar dormidos.
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Ya es casi medio día, pero los huéspedes no parecen querer dar señales de vida. Al parecer todos están tomando su tiempo en dormir el tiempo suficiente. Aún así, los sirvientes ya tienen preparado un abundante desayuno en la mesa principal para todo aquel que baje por algo de comer.
Kim Namjoon no está en esa mesa. Ahora mismo está en la cocina preparando una bandeja con ricos alimentos. Oh, pero ese desayuno no lo está preparando para él. Colocó en la bandeja de plata un pote con algunas frutas, pan dulce, pan tostado y un jarrón con jugo y otro de leche. Le agradeció a algunos sirvientes por ayudarle a prepararlo y subió por las escaleras de mármol, cuidando de no botar el contenido. Caminó por el largo pasillo del segundo piso, dirigiéndose a una habitación junto a la suya en donde dejó a Park Jimin.
Por un momento dudó en tocar la puerta. Sigue sintiéndose tan nervioso de tener al Rey en su palacio. Durante todo el baile estuvo pensando en él y en todas las situaciones que pasaron entre ellos. No hubo momento en el que se sintiera tranquilo, tenerlo allí es- tan irreal.
— Buen día, Rey Park. Le he traído el desayuno. —Se sorprendió al notar que su voz no tembló al momento de hablar. La mirada del hombre frente a él es fría, indiferente. Pensar que cuando se conocieron, lo primero que llamó su atención fue su adorable sonrisa y el cómo sus ojitos parecen medias lunas. Le está hablando con más elegancia porque, realmente teme saber cuál sería su reacción si lo llamara por apodos y titubeos.
Los ojos del rey se ven ligeramente hinchados, de seguro había pasado toda la noche llorando. Se ve más pálido y su cuerpo delgado está siendo cubierto por un camisón color rojo con un nudo sobre el pecho y la zona de sus clavículas. Kim Namjoon está tentado en decirle lo bonito que se ve, pero, él no tiene derecho. No debería.
Sin decir algo, Park Jimin tomó la bandeja con algo de brusquedad, haciendo que los jarrones con líquido se movieran un poco.
— ¡Espera! yo esperaba que pudiésemos hablar. Ahora. —Se apresuró en hablar al ver que uno de los pies de Park está empujando la puerta para cerrarla. El hombre pareció pensar un poco en sus palabras, suspirando rendido segundos después.
— Entra. —El rey caminó con la bandeja en manos y la colocó sobre un velador cercano. Kim Namjoon entró y cerró la puerta tras suyo, expectante a cada movimiento.
— ¿Dormiste bien?
— Sí, sí. —Le restó importancia a su pregunta y se sentó sobre la cama en un extremo muy alejado. Es difícil mantener la compostura y no gritarle al hombre frente a él, es tan complicado para él verlo después de tantos años.— ¿Podrías empezar a hablar? Quiero comer.— En realidad es una excusa para apresurar al sultán y escapar de esa incómoda charla. Ambos saben que en algún momento deben tener una conversación seria, pero ahora que están frente a frente se les hace tedioso.
— Yo..sólo quería que habláramos, sobre todo. ¿Te sientes incómodo? —Es una pregunta algo extraña, porque se nota a distancia que ambos están muy incómodos por la situación en la que están. Park Jimin lo fulminó con la mirada cuando se sentó en el otro extremo de la cama, siempre manteniendo una posición elegante y distante.
— Muy incómodo. Quiero abrazarte, pero también golpearte con todas mis fuerzas. —Susurra mientras baja la mirada con lástima, cruzándose de brazos. — Tenerte aquí es muy abrumador, no pensé que sería tan difícil de soportar. Tu hijo..es igual que Hwasa. Tienen rasgos similares y su sonrisa es muy peculiar. Cuando lo vi quedé sorprendido, recordé cuando lo conocí hace años, él era recién un bebé de lindos hoyuelos. —El sultán se tensó con la sola mención del nombre femenino. Park Jimin se dio cuenta de ello y dejó escapar un largo suspiro. — Aún no logras superar su muerte, ¿cierto? ¿Debería alejarme más años para tu tranquilidad?
— ¡No! No, es solo que no estoy acostumbrado a hablar sobre ella con alguien más, su muerte fue tan rápida y su velorio lo fue aún más. Nadie en mi familia volvió a tocar el tema y son pocas las personas que saben sobre su..suicidio. Hace poco le hablé y revelé todo a Jung Hoseok porque tenía la urgencia de hablar con alguien sobre ello.— Sus manos están inquietas sobre su regazo.— Su muerte fue devastadora para mí. Yo era muy joven, recién comenzábamos una buena relación cuando dio a luz a Taehyung. Mi hijo es lo más preciado que tengo, en ese tiempo pasaba mucho tiempo con él y me encantaba actuar como un padre. Cuando Hwasa murió, me sentí tan culpable de haberle quitado a su madre, porque en ese tiempo llevé toda la culpa a mis hombros y lamentablemente..también a los tuyos.— Le dedicó una gélida mirada al Rey, pero poco a poco su expresión se fue suavizando hasta formar una sonrisa.— No estoy arrepentido de la relación que tuvimos.
— Repítelo. —Su voz temblorosa hizo aparición, lágrimas amenazando salir de sus orbes.— Si eso es verdad, repítelo y mírame mientras lo haces. —Kim Namjoon no tardó en acatar su petición, mirándolo fijamente.
— No estoy arrepentido. No me arrepiento de ninguna cosa que hayamos hecho. —Admitió, una de sus manos extendiéndose hacia Jimin, quitando las brillantes lágrimas que mojan sus mofletes.
— Pudiste haberlo dicho hace muchos años.
— Lo sé, y lo lamento tanto. —Está siendo doloroso soportar palabras tan frías y directas, Park Jimin solía ser un joven príncipe tan adorable y sus palabras siempre eran dichas con tanta amabilidad y sutileza. Cualquiera llegaría a sentirse querido con la presencia del Rey.
— ¿Cómo está Taehyung ahora? No lo vi muy bien en el baile, además quedé en tu habitación casi toda la noche. —Park Jimin cambia el tema de conversación y aleja los dedos en sus mejillas con disimulo, sintiéndose más sensible cuando el hombre lo tocó. Namjoon comprendió y dejó de tocarlo, apretando la tela de su túnica blanca.
— Ahora está bien, pero he sido un pésimo padre. —Se lamentó, mirando que Jimin está esperando una explicación por lo dicho anteriormente.— Para empezar, su niñez fue muy solitaria por la falta de Hwasa y por mi mal humor. El niño jugaba con los sirvientes y pasaba leyendo libros en puntos solitarios del palacio. Nuestra comunicación nunca fue buena, hasta el día de hoy me cuesta mucho entablar una conversación con él sin que peleemos.
— Supongo que él no sabe sobre la verdadera causa de la muerte de Hwasa. —Ante esa suposición, Namjoon asintió lentamente y con mucha vergüenza. — Lo sabía, continúa.
— Nunca me atreví a decirle, él nunca demostró necesitar a su madre y cuando por fin entendió que ella está muerta, no parecía muy afectado. Como nunca la conoció, no llegó a tenerle afecto. Aún así sé que hizo falta una figura materna en su niñez. De vez en cuando tiene curiosidad sobre ella y yo trataba de alejar ese tema siempre. —Kim Namjoon colocó las palmas de sus manos sobre la cama, mirando el techo de la habitación.— Creo que me obsesione con cuidarlo en demasía, existieron ocasiones en las que yo reaccionaba muy mal cuando se lastimaba. Por un momento fui muy protector, sentía que él era lo único que me quedaba en esta vida. Incluso prohibía que saliera del palacio. Bueno..hasta hoy está esa prohibición.
— Por alá, Namjoon, ¿cómo se te ocurre hacer eso? —El Rey está sorprendido. Entiende que los pueblos llegan a ser algo peligrosos de noche por algunos bandos criminales y más, pero el tener que prohibirle a un joven la libertad de salir, suena terrible. Al menos pudo enviarlo con un guardia o con un tiempo límite. No puede creer lo que está escuchando y su decepción aumenta cada vez más. — Yo no habría soportado tanto tiempo encerrado sin conocer a mi pueblo, habría escapado hace mucho.
— De hecho, él escapó del palacio. —Dice con una pequeña sonrisa al recordar aquel suceso. Fue la primera vez que Taehyung transformó sus palabras en acciones y escapó. Lo peor, es que él no pudo darse cuenta de su ausencia ni tampoco de los días que escapaba. Eso le demuestra lo distante que está de su hijo y el poco rato que pasa con él.
— ¿Escapó? Muy bien por él. Oh, supongo que debiste perder la cabeza en cuanto lo supiste. —Dijo con obviedad, mirando de reojo el gran ventanal que hay en la habitación, sintiéndose un poco más calmado y cómodo.
— No..no mucho. Realmente estaba más orgulloso que molesto. Fue un gran cambio en su vida haber podido salir, me hubiese gustado darle esa oportunidad mucho antes pero..era muy cobarde. —Sintió la mirada de Jimin sobre él.— Bueno, lo sigo siendo. —Soltó una carcajada, aliviando el tenso ambiente que se había formado. — Él descubrió cómo es el mundo e incluso se enamoró de un pobre pueblerino.
— ¡Eso es increíble! Me alegro que Taehyung no deba tener un casamiento obligado. —Suspiró Jimin, sabiendo que un matrimonio beneficioso es muy típico en toda clase de reinos. — Espera, ¿dijiste pueblerino?
— Sí, es un hombre. Al principio yo..no estaba de acuerdo con su relación e incluso insistí a mi hijo de dejar esos sentimientos. Su relación me recordaba mucho a lo que nosotros tuvimos y me comporté muy egoísta con Taehyung. La noche anterior fue la primera vez que se presentaron oficialmente como una pareja. —Sonrió, mostrando sus hoyuelos al recordar aquella escena.— Creo que estaba celoso de su relación y me sentí extrañamente..viejo.
— Por alá, Namjoon, ni si quiera yo he sido tan drástico con mis hijos.
— ¿T-tienes hijos? —Sintió un dolor cruzar por la zona de su pecho directo a su garganta, imaginando a su ex amante con una feliz familia. Algo que ellos habían planeado hace mucho y nunca pudieron hacerlo.
— Sí, son mellizos.
— ¿Mellizos? Eso es..increíble, hay muy pocos casos de gemelos y mellizos dentro de la realeza. —Lo miró sorprendido, pensando en cómo serían aquellos dos niños. De pronto imaginó a una versión más pequeñita de Jimin y su corazoncito latió con frenesí.
— Lo sé, la mayoría de sacerdotes van y rezan por el buen vientre de mi ex esposa. —Intentó soltar una risa, pero lo único que salió de su garganta fue un sonido amargo. No está en posición de reírse, aún está muy alterado de tener al sultán frente a él.
— ¿Ex esposa? —Preguntó incrédulo, sin poder creer que Park Jimin estuvo casado.
— Sí. Ella fue solo mi esposa para el bien de mis hijos, tuvimos que hacer un matrimonio formal para que la gente no criticara nuestra relación y luego rompimos por una supuesta diferencia de ideas. Nunca nos amamos.
— Cuéntame, ¿cómo son tus hijos?
— Es un niño y una niña. Bueno..ya son casi adultos. Claro que tendré que dejarle mi reino al varón, mi querida princesita se quiere encargar de los vestuarios y decoración del reino. —Hizo una breve pausa, sus pequeñas manos sudando por lo que dirá.— Mi hija se llama Park Suni y mi hijo..Park Jisung.
— Oh. — Sus ojos pardos se llenaron de lágrimas con la sola mención de ese nombre, puesto que para ambos adultos tiene un significado.
Jisung, así iban a llamar a su hijo.
Porque antes de la muerte de Hwasa ellos estaban preparando una vida juntos y en una de las tantas conversaciones salió el tema de formar una familia. Estaban planeando tener un hijo y fueron muchos los nombres que pasaron por sus labios, ninguno de los dos se ponía de acuerdo. Y Jisung fue un nombre inventado por Namjoon, puesto que suena bien con cualquier apellido y es un bonito nombre.
— Jimin..¿crees que podrías quedarte en mi palacio por un tiempo? Quiero enmendar todo el daño que te he hecho y tal vez hacer que me perdones. En verdad estoy muy, muy arrepentido de todo lo que te dije en el pasado. —Su mirada transmitía sinceridad. Namjoon realmente quiere aprovechar la presencia de Jimin y así poder pasar tiempos juntos para aliviar todo lo malo que alguna vez pasó entre ellos.
— Inténtalo, Namjoon. Pero te advierto que no quiero más decepciones. Y si me quedo, es para dejar el rencor y por el bien de mi pueblo. —El sultán sonrió, acercándose para abrazarlo con mucha suavidad, embriagándose con el rico aroma a lavanda que este emana. Jimin corresponde al abrazo segundos después, rodeando la espalda ajena con sus brazos. De pronto el ambiente se tornó tan triste, ambos adultos comenzaron a llorar.
— ¿Q-qué harás ahora? ¿Estarás ocupado? —Preguntó Park Jimin hablando con dificultad debido a los constantes lloriqueos y sollozos que está soltando.
— No, el día de hoy lo dedicaré a hablar contigo. Estoy tomando esto muy en serio, mochi. Para que tengamos más privacidad.. —Acarició con suavidad el dorso de su diestra, desviando la mirada. — Le permitiré a Taehyung salir del palacio. Por ahora no puedo decirle sobre ti, pero pronto lo haré. Lo prometo.
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