፧ Capítulo 35.


Un ángel cruzó por sus ojos.

Su novio Jeon Jungkook está bajando con lentitud por las escaleras de mármol.

Sus bellos luceros tienen un maquillaje natural de un color piel-rosáceo. Sus labios se ven brillantes y de un color más fuerte, pareciendo ser unas deliciosas cerezas. Sus cabellos castaños tienen pequeñas ondas, provocando un aura de ternura en él. Y, oh, no esperaba verlo vestido de esa manera.

Una prenda típica de arabia, especialmente para mujeres. Su vestuario consiste en un top o sujetador ajustado de color celeste adornado con monedas o cuentas de oro, dejando su atractiva cintura a la vista. Tiene unos pantalones tipo harén holgados pero ajustados a sus tobillos, también color celeste. Sobre ellos, un cinturón ajustado a sus caderas también con cuentas y monedas. El cinturón es utilizado por los bailarines y se le conoce como caderín. Al bailar, el caderín hace un peculiar sonido producto a las monedas y crea un compás. Su curvilíneo cuerpo es remarcado gracias a aquel cinturón, viéndose tan armonioso. En sus muñecas tiene un velo atado, una tela que al alzar los brazos con cortesía, mostrará la tela extendida.

Sus accesorios complementan todo. Una fina cadena dorada cruzando su frente y rodeando su cráneo, teniendo una gema en medio, a la altura de sus cejas, un poco más arriba. Un accesorio muy típico en Ágrabah. Su cuello tiene un lindo collar con pequeñas gemas en él y sus manos tienen finas cadenas sobre el nudo del velo.

Taehyung puede sentir su quijada doler por mantenerse tan apretada. La imagen frente a él es gloriosa. Puede deducir que los demás invitados están igual o incluso más sorprendidos que él. Se ve femenino, pero mantiene un toque masculino a la vez que le está gustando en demasía.

Jungkook se mantuvo en el penúltimo escalón, sosteniéndose de la barandilla. Miró a la multitud con cierta timidez, dudando si había sido buena idea bajar. De seguro no lo pensó bien, tal vez el sultán se molestaría por su presencia, había sido imprudente aparecer así. Estuvo a punto de entrar en pánico, hasta que se encontró con la mirada de Taehyung, la cual le transmitía mucha paz y de pronto se sintió más seguro. Sonrió levemente, mostrando sus dientes delanteros y Taehyung sintió derretir ante aquella acción.

El príncipe se acercó a pasos apresurados, pidiendo permiso y abriéndose paso entre la multitud. Sus miradas en ningún momento se apartaron. Taehyung se acercó lo suficiente hasta quedar frente al ángel, extendiendo una de sus manos y ofreciéndola como apoyo. Jungkook correspondió a su toque, bajando el último peldaño del escalón y quedando frente al mayor, sin separar el toque de sus extremidades.

— T-tú estás aquí..—Susurró, sin poder contener una gran sonrisa. Las palabras no salían, está embelesado mirando cómo se ve. — Jeon Jungkook, te ves hermoso.

— Yo..l-lo estuve pensando mucho. Tuve miedo de muchas cosas, incluso llegué a preguntarme si de verdad siento algo por ti. —Taehyung tragó saliva, sintiendo la zona de su pecho doler ligeramente ante sus palabras. Desvió la mirada con algo de inquietud, notando a los demás invitados murmurando sobre ellos.— Me gustas, me gustas mucho Taehyung. Tenía demasiadas inseguridades con presentarme aquí el día de hoy, pero ya no tengo miedo. Estoy contigo y es lo único que importa. T-te quiero.—Jungkook se acercó para acunar el rostro del príncipe entre sus manos, mirando que este tiene sus luceros cristalinos.— No Tete..n-no llores.

¿Cuánto había esperado Taehyung por palabras así? Toda su vida anheló tener a la persona correcta a su lado, y siempre se ha sentido aterrado de ser obligado a tener una relación forzosa para beneficiar al palacio. Sabía que aquel iba a ser su destino, casarse por amor siempre estuvo en sus planes, pero tener que ver a sus antepasados, tíos y primos casarse por beneficios hizo que sus esperanzas poco a poco decayeran. Llegó un momento en su juventud en donde se reveló, su padre aceptó que Taehyung se casara por amor y no por otra razón.

Aún así, ¿quién se enamoraría de él sin interés económico de por medio?

Con sólo decir "soy príncipe" tiene a un montón de doncellas a sus pies, pero, ¿cuál es el punto de ello? Sólo lo querrían por su título y dinero mientras que él buscaría algo real, un interés real. Conoció a Jungkook sin decir su apellido, sin demostrar su título ni las grandes cantidades de dinero que posee. Él lo miró con una sonrisa, le hizo ver que hay cosas más importantes y en ningún momento le pidió algo, a pesar de estar en situación de calle. Jungkook fue su amigo, un amigo de verdad, y eso le hizo volver a tener esperanzas en el amor. Y se sintió feliz de saber que no terminaría siendo un sultán amargado y sin un amor verdadero como otros.

Así que lloró, lloró de alegría sin importarle las miradas críticas que recibía a sus espaldas.

— Te quiero.

— También te quiero. —El castañito miró al hombre frente a él, sintiendo sus orbes llenarse de lágrimas por lo sensible que se encuentra. Tomó a Taehyung por la nuca para atraerlo y besó sus labios con dulzura, siendo correspondido al instante. A ninguno de los dos les importó lo que dirían los demás, los prejuicios o las críticas. Ese es su momento y lo están aprovechando de la mejor manera.

El sultán mira todo desde arriba, sonriendo con orgullo. Realmente no se esperaba aquella aparición, aunque sí sospechaba, pues juraba que su hijo invitaría a Jungkook al baile. Y no le molesta, es más, está muy feliz por su aparición. Gracias a él Taehyung tiene una gran sonrisa y mejor actitud.

Una nueva melodía comenzó, esta vez es lenta y casi puede catalogarse como canción de vals, aún así el sonido del piano se escucha más rápido, haciendo que el baile no sea del todo lento. Taehyung mantuvo su atención en Jungkook, notando que su expresión transmitía nervios y algo de timidez. Pues claro, tiene un montón de miradas encima, incluida la del mismísimo sultán de Ágrabah. El príncipe tomó su diestra con suavidad, acariciando su dermis para calmarlo y hacer que relaje sus facciones.

— Jungkook, ¿Bailarías esta pieza conmigo? —Preguntó con su característica sonrisa cuadrada, demostrando que no debe tener nervios. Es más, ahora mismo solo debe disfrutar del momento como si fuese eterno, como si el baile no fuese efímero.

— Sería un honor, príncipe Kim. —Al escuchar esa esperada respuesta, Taehyung tomó suavemente su diestra y comenzó a caminar hacia el centro del salón, guiando al menor. El príncipe podía sentir su pecho llenarse de orgullo al estar mostrando a su novio con total libertad. Por otro lado, Jungkook mira a su novio totalmente embelesado, admirando sus atractivas facciones y notando el aura de felicidad que emana. Y se siente tan feliz de haber tomado la decisión de bajar y enfrentar todo.

Cuando por fin llegaron al centro del salón, se posicionaron frente a frente, ambos recordando cuando bailaron juntos hace días atrás. Y es que, a pesar de estar rodeados de personas, ahora mismo ellos están en su propio mundo, mirándose como si fuesen los únicos en el lugar.

Y ahora que están frente a frente, tienen una mejor visión del otro.

— ¿Te sientes bien? —Preguntó Taehyung cuando ya estuvieron algo apartados del resto.

— C-creo que siento algo de adrenalina. Estoy nervioso.— Confesó en voz baja, sintiendo sus piernas temblar ligeramente. Es tan irreal estar allí en un elegante baile frente a muchas personas importantes. — Hay p-personas mirándome mal, Tete. ¿Crees que fue muy imprudente aparecer así? Tal vez se dieron cuenta de mi baja estatus.

— Koo, bebé, mírame solo a mi. —El príncipe se preocupó al notar que la respiración del menor comenzó a ser más errática. Inició un lento balanceo, rodeando con sus brazos la espalda ajena mientras inclina la cabeza para dejar numerosos besos alrededor de su rostro, queriendo toda su atención. — No dejes que las opiniones ajenas te distraigan. No podemos hacer que todos tengan una misma opinión sobre nosotros. Algunos pueden pensar que somos la pareja perfecta mientras que otros piensan lo contrario. O tal vez esas miradas son de envidia, de seguro por lo hermoso que eres. —Una divina carcajada se escuchó de los labios ajenos, justo lo que Taehyung quería lograr.— Independiente cual sea la razón, no debes dejarte llevar por malos comentarios. Siempre habrá gente con distintas realidades y visiones y solo queda observar en silencio. Aún así, si alguien te falta el respeto por alguna razón o te hace daño, yo no voy a dudar en olvidar que soy príncipe y en estampar mi puño contra el rostro de quien sea.

— Esa no es una conducta propia de un futuro Sultán. —Se queja mientras intenta dejar de reír, ocultando el rostro contra el hombro de su amado. Algunos miraban aquella escena desde lejos con mucha ternura, otros con envidia. Y así será siempre, habrá gente que los respeta y también gente que no esté de acuerdo.— Yo solo quería demostrar lo mucho que te quiero.

— Lo sé y estoy muy agradecido de tu iniciativa, me siento tan afortunado de tenerte Jungkook. Hablo muy en serio. —Comenzó con un lento balanceo de lado a lado, tomando la cintura del menor con su diestra mientras que su otra mano está entrelazada con la mano del castañito. Puede sentir los cálidos dedos del menor sobre uno de sus hombros.

— Te quiero tanto. —Susurró, acariciando su hombro con suavidad, acercándose a su rostro para depositar un tímido beso en su mentón. No espero a que respondiera, sus nervios ganaron en esa situación, por lo que continuó con otra conversación.— ¿Cómo ha ido todo? ¿Tú te sientes bien?— Preguntó Jungkook cerca de su mandíbula, estando más apegado al cuerpo ajeno. La música sigue siendo suave, por lo que no aceleran el ritmo de los pasos. Están disfrutando de la cercanía que tienen.

— Me siento mucho mejor ahora que estás aquí. Hablé con un rey y creo que entablamos una buena conversación, todo ha ido de maravilla. —Respondió mostrando su mejor sonrisa, sintiendo un cosquilleo en su mentón gracias a los cabellos castaños. Oh, en un rato planea llevarse al castañito del baile para hablar con él en un lugar más privado. Está tan emocionado, sus sentimientos son correspondidos y no puede estar más feliz. Intenta no demostrarlo, pero es casi imposible.

— ¿Cómo fue la bienvenida? ¿Pudiste bailar con alguien? T-tardé en arreglarme y..no pude ver el inicio. —Se queja. Taehyung está bastante entretenido con mirar la tela del velo que cuelga de las muñecas ajenas.

— Oh, sí, alcancé a bailar con alguien. Estuvo muy bien, era una mujer agradable y linda.

— ¿Linda? —Repitió Jungkook frunciendo el ceño.

— Lo d-digo en otro aspecto, su actitud fue linda conmigo.— Sonrió al notar un indicio de celos en la mirada ajena, por lo que decidió seguirle el juego.—Aunque sí, su apariencia también lo era.

— Mhm, ¿disfrutaste de ese baile?

— Sí, lo disfruté. —Contestó, sintiendo la cabecita del menor removerse contra sus hombros, escuchando también algunos balbuceos. Taehyung decidió dejar de hablar sobre aquello y acarició su mentón, haciendo que alzara la mirada.

— Bailemos, principito. —Pidió bajito al notar que la música aumentaba el ritmo y sonido.

Taehyung no respondió, su sonrisa es más que suficiente para demostrar lo ansioso que está por iniciar el baile. Ambos detienen el balanceo en el que estaban y comienzan a posicionarse correctamente. El príncipe agarra con su diestra la cintura desnuda del menor y su zurda tomó una de sus manos, entrelazando sus dedos para sentir la calidez que emana su piel. Mientras tanto, la mano libre del ladrón se posicionó en uno de sus hombros, llegando a tocar el ancho de su espalda para quedar mucho más cerca de él. Varias parejas al verlos trataron de imitar la misma posición, listos para el comienzo del baile.

Cuando la melodía dio un giro, ambos jóvenes enamorados comenzaron a danzar por todo el salón, sus piernas abriéndose con amplitud para dar largos pasos, así desplazándose por todo el lugar con suma elegancia. Jungkook está tratando en lo posible de seguir los pasos, pero ahora su cuerpo se mueve con naturalidad y eso hace que confíe más en lo que está haciendo. La multitud comenzó a acumularse en los bordes del salón, dejando que la pareja principal pudiese pasar por todo el lugar sin preocuparse de chocar con alguien más.

Cuando Jungkook se mueve a cualquier sitio, el caderín produce un peculiar sonido por las monedas chocando, sus caderas se ven anchas gracias al accesorio femenino.

Sus miradas en ningún momento se apartan, ambos se miran como si fuesen los únicos en el mundo y eso hace que el momento se convierta en algo más que romántico. Algo mágico.

Hubo un momento en el que Jungkook echó la cabeza hacia atrás, disfrutando de los giros que realizan, sintiendo una leve ventisca por la rapidez en la que danzan.

La gente miraba todo con una expresión llena de ternura, a excepción de cierta pelirroja que había bailado con el príncipe Kim momentos atrás. Aún está algo sorprendida por la revelación de la pareja, aquello aclara sus dudas y el por qué el príncipe se comportaba tan distante. Nunca imaginó que fuese a tener pareja.

Los luceros oscuros de Taehyung apreciaron la forma en la que Jungkook cierra los ojos, echa la cabeza hacia atrás y sonríe. Es una imagen digna de enmarcar.

Cuando la melodía llegó a su mejor momento, el príncipe agarró la cintura del ladrón y lo alzó, dando un lento círculo con él en brazos, sintiendo unas manos aferrarse a la tela sobre sus hombros. Jungkook acercó un poco sus rostros, haciendo que sus labios rozaran dulcemente, siendo un verdadero espectáculo para el resto de invitados.

Cuando uno se enamora, comienza a ver las cosas de otra manera.

En el caso de Taehyung, nunca imaginó que su pareja fuese un joven ladrón de su mismo pueblo, y está totalmente agradecido con el destino, porque hizo que sus caminos cruzaran de la manera más bella.

El principe volvió a dejar al menor sobre el suelo, sujetando nuevamente su cintura para empezar un lento balanceo.

— Taehyung..—susurra contra la mejilla del rubio, cerrando sus ojos al momento en el que la melodia comenzó a ser más pausada.— Principito, bésame por favor.

Cómo buen novio que es Taehyung, no tardó nada en obedecer y juntó sus labios dando inicio a un beso calmado, demostrando en este mismo un montón de emociones. Se separaron pocos segundos después, acomodando el hermoso accesorio que tiene el menor en su frente, la cadena con la gema.

— Ahora que puedo verte mejor..luces tan hermoso y radiante, mi amor. —Jungkook pareció derretir entre sus brazos al escuchar aquel apodo.— Cuando te vi bajar, quedé sin palabras. —Taehyung tocó las monedas que cuelgan del caderín, toqueteando la fina tela de seda celeste. Una de sus manos tomó recorrido por su muslo izquierdo, subiendo por su cintura desnuda hasta topar con el inicio del top.—Siempre te ves muy bonito koo, pero esta noche definitivamente destacas por tu etérea belleza. —El príncipe habla con total sinceridad, agarrando entre sus manos la desnuda cintura del ladrón, apretando y amasando la tersa piel entre sus dedos.

Fuera del momento romántico y especial, hay una palpable tensión sexual.

Jungkook podía sentir su cuerpo estremecer y reaccionar ante cada palabra y caricia por parte de su novio.

— Príncipe Kim, ah. —Gimió en voz baja cuando sintió un apretón en uno de sus lechoso muslos cubiertos por la seda celeste.

— Oh, dime así más seguido.— Jungkook encogió sus hombros por mero instinto, pues escuchar la voz de su amado mucho más profunda que de costumbre causa escalofríos en él. — Luego de más bailes, algunas palabras y la cena..desearía ir contigo a un lugar más privado. Quiero admirarte más de cerca, realmente luces precioso con ese atuendo.

— Taehyung, tú te ves hermoso. Tus facciones se ven muy bien marcadas por el maquillaje y..n-no sabes lo precioso que luces con esta túnica. Tu cuerpo se ve perfecto.— Miró al príncipe, ambos teniendo las mejillas sonrojadas. Se miran entre ellos, mirando con detalle cómo lucen. Y es que no pueden apartar la vista del otro.— Todo "tú" se ve perfecto.

— Jungkook. —Comenzó a balancearse de lado a lado con mucha lentitud y sus manos estando quietas en las caderas ajenas. El menor siguiendo su ritmo subió las manos por su pecho hasta dar con su cuello, rodeándolo con sus brazos. Sus frentes se tocan, sus narices se rozan constantemente y sus ojos se cierran. Ese es su momento. — Es hora de hacerlo oficial. ¿Quieres ir ahora a hablar con mi padre?. —Preguntó, mirando embelesado al hermoso ser frente a él. Puede sentir un montón de miradas sobre él y Jungkook, sabe que es hora de dejar todo claro.

— Sí. Creo que..estoy listo.— Pidió con cierta timidez. Taehyung tomó suavemente la muñeca del menor sobre el nudo del velo, comenzando a caminar hacia el trono de su padre con Jungkook a su lado, ambos con una gran sonrisa, dedicándose una que otra mirada melosa. No están nerviosos en lo absoluto, se sienten tan cómodos y confiados.

Kim Namjoon, quien veía todo sin decir nada, se cruzó de brazos, preparado para lo que escucharía.

Cuando ya estuvieron lo suficientemente cerca, miraron a la multitud.

— Padre, doncellas y caballeros, el día de hoy tengo el honor de presentar a una persona sumamente importante para mi, por lo que pido respeto a lo siguiente que diré. —Mirando al público, entrelazó sus dedos con los ajenos, recibiendo una dulce sonrisa por parte de su amado.— Él es mi novio. —Dijo mirando al ladrón con una gran sonrisa en sus labios, acariciando una de sus manos, incitando a que comience a hablar.

— Mi nombre es Jeon Jungkook y, antes que todo, debo decir que es un gran honor estar aquí esta noche junto a la persona que adoro. —Miró a Taehyung y soltó un leve suspiro, preparándose para lo que dirá. — Soy un baja cuna, huérfano a temprana edad. No sé leer ni tampoco escribir, no recibí educación y no me enorgullece decir que he sabido sobrevivir en las calles. No soy pareja del príncipe Taehyung por conveniencia ni mucho menos por un trato, lo conocí sin saber su origen, sin saber su apellido o su grandeza dentro de Ágrabah. —Y ahora, se dirigió al sultán.— Mi señor, su hijo se ha convertido en gran parte de mi vida y deseo ser oficialmente su pareja. N-no tengo nada que ofrecer, no podré dar herederos ni tampoco tengo dinero para que la relación sea beneficiosa. Lo único que tengo para ofrecer es amor, amor verdadero hacia el príncipe Taehyung y quiero dar por clara mi lealtad al palacio.

El sultán se levantó del trono, exaltando a ambos jóvenes frente a él. Se colocó entre ellos dos, tomando suavemente la mano de Jungkook y también una de las manos de Taehyung, juntándolas.

— Acepto su relación y desde ahora ambos podrán demostrar su amor tanto dentro como fuera del palacio, sin la necesidad de esconderse. Y gracias a la confesión del joven Jungkook, ahora le pido a ustedes, invitados, que respeten esta hermosa relación. Un amor sin condiciones ni beneficios económicos de por medio. Oh, voy a llorar. —Lo último dicho hizo reír a algunos.— Es tan puro lo que ustedes tienen. Estoy tan feliz de ver lo mucho que se quieren, sus sonrisas me dicen que estoy tomando la decisión correcta. Entonces, repetiré una y mil veces más que acepto su relación. —Y tras decir eso, varios aplausos se escucharon, resonando en las paredes. Jungkook y Taehyung se miran con amor, sus manos tocándose. Cuando el sultán se dio cuenta que el sonido ya es constante, se inclinó hacia su hijo y susurró algunas palabras. — Estoy muy orgulloso de ti.

Taehyung sonrió al escucharlo y agarró al ladrón por la cintura, besando sus labios con mucha delicadeza.

Pudieron escuchar varios aplausos a la lejanía, provenientes de los nobles. La pareja está tan ocupada dándose cariñitos que ni si quiera se dieron cuenta de aquellos sonidos. El poder darse amor en total libertad es algo tan gratificante. Ahora Taehyung no debe temer por estar con Jungkook al interior del palacio. Y ahora que Mingyu está supuestamente encarcelado, mejora todo.

Regresaron al centro del salón, donde los nobles los rodearon, felicitando su relación. Ambos soltaron un largo suspiro, aliviados de habe resuelto todo.

— ¿Cómo te sientes? —Preguntó Jungkook con una gran sonrisa, posando sus antebrazos sobre los hombros ajenos, juntándose a su cuerpo.

— Feliz, muy feliz.—Taehyung rodeó su cintura con los brazos, acariciando su piel desnuda. — ¿Te sientes cómodo?

— Sí. —Jungkook besó una de sus mejillas, mostrando una dulce sonrisa. — Pero..estaría mucho más cómodo estando contigo en una cama, acostados bajo las mantas mientras te doy muchos besitos.

— Mhm..suena muy bien. —Susurró contra su oído, juntando sus cuerpos con disimulo.

— Tae.

— Dime.

— Me encanta pasar tiempo contigo.

Taehyung lo quedó mirando, sonriendo por lo adorable que fue escuchar eso. Se inclinó un poco para sujetar sus gruesos muslos y alzar su cuerpo, logrando que sus piernas rodeen su propia cintura. Comenzó a repartir besos por todo su rostro, escuchando una melodiosa risa.

No están cansados, ambos saben que les espera una noche con muchos más bailes. Incluso ahora estaban por retomar la danza, pero una voz lejana interrumpió su momento.

— Príncipe Kim, no pude evitar mirar desde lejos a su pareja y me pareció una persona muy interesante. Digo, para entablar una amistad, no tengo otro propósito. —Habló, a pesar de tener una gran sonrisa coqueta en su rostro y estar mirando de arriba a abajo al castañito. Taehyung dejó a Jungkook nuevamente de pie sobre el suelo, sujetando su cintura.— Desearía bailar con él un pieza, si me lo permite.

— ¿Qué? No, él no quie-

— Sí, sería un honor bailar con usted.—Se adelantó Jungkook, caminando hacia el hombre. Giró un poco la cabeza para mirar a Taehyung, quien sabe que aquella es su venganza. — ¿No te molesta que baile con él, cariño? —Su voz melosa salió a flote. ¿Por qué ha hecho aquello? Simple, por los comentarios anteriores sobre la muchacha con quien bailó la primera canción. Ahora esta es su pequeña venganza.

— Claro que no. —Respondió entre dientes, mirando con una falsa sonrisa a Oh Sehun, quien se encuentra dejando un casto beso sobre el dorso de la mano de Jungkook.

Ambos jóvenes se dirigieron a otro extremo del salón, dejando a un Taehyung con un ceño fruncido. No le molesta en absoluto que su novio baile, claro que no, pero justo tenía que ser Oh Sehun, un hombre coqueto por naturaleza, ya sea con mujeres u hombres. Se mantendría cerca de ellos, en cierta manera le divierte un poco lo que está ocurriendo.

El príncipe pasó entre la multitud, buscando a una princesa cualquiera para practicar el baile. Cuando ya la mayoría tuvo a su pareja, la música comenzó a ser más fuerte, dando el comienzo de un nuevo baile.

El rubio entabló una corta y agradable conversación con una doncella de cabellos oscuros, por lo que la eligió a ella para bailar.

Oh Sehun y Jeon Jungkook comenzaron a danzar por todo el salón, imitando a las demás parejas. Mantienen una distancia prudente entre sus cuerpos, aún así se acercan un poco más para conversar. El príncipe intenta no tocar en demasía al joven frente a él, puede sentir una profunda mirada sobre su ser.

— Su relación con el príncipe Kim no la esperaba, pensé que moriría amargado con un casamiento forzado. —Habló Sehun hacia su acompañante, notando como una carcajada sale de sus labios. 

— Yo pensé que él era un pueblerino, nunca creí que sería el heredero del sultán. Nos conocimos de una forma muy peculiar. —Recordó aquel día e inevitablemente sonrió.

— ¿Si? Desearía escuchar esa historia algún día. Es muy difícil encontrar a una persona que no sea noble y que se interese en uno por lo que es, no por lo que tiene. Al menos todas las generaciones de mi familia han tenido casamientos con beneficios territoriales y económicas. Algunas relaciones han salido bien y otras mal, pero así es esto. ¿Quieres que de un excelente ejemplo? Me enamoré de una sirvienta que hace telares en mi reino. —Jungkook lo miró sorprendido, esperando que continúe hablando.— Lo sé, se escucha como una típica relación cliché en la que yo como príncipe abandonaré mi cargo y huiré con ella. Otra cosa, es que pueda convencer a mis padres y seremos felices gobernando. Pues no, no es tan fácil como se escucha y se lee. Usted tuvo suerte, mucha suerte joven Jeon. El sultán Kim es un hombre amable, pero..¿qué puedo hacer yo? Estoy atado a un destino que no me corresponde, tener la valentía y el capital para dejar a mi familia por una mujer. Amo a mis padres, pero no amo los límites que me ponen por ser parte del reino. Ellos lo dejaron muy claro, es la mujer o mi reino.

— ¿Qué es lo que va a decidir? —Se atrevió a preguntar.

— Cualquiera diría que es una decisión muy fácil. Siempre hay algo que nos gusta más. Algunas personas dejarían todo por amor, otros darían lo que fuese por gobernar un pueblo. Yo deseo ambos, no puedo ser tan egoísta y dejar a mi pueblo sin mando. Y me costaría dejar a la mujer que quiero por el puesto de monarca. Es difícil. —Suspiró, queriendo cambiar de tema. Disfruta de poder hablar sobre sus problemas con alguien desconocido. Miró como el príncipe Kim los miraba desde lejos y no pudo evitar sonreír. — Joven Jeon, ha sido una agradable conversación, pero ahora de verdad deseo poner celoso al príncipe Kim. ¿Me dejaría hacerlo?

— No se aproveche.— Susurró con una pequeña sonrisa, aguantando una carcajada. Oh Sehun posó un brazo alrededor de la cintura ajena, sin llegar a tocarlo. Aunque, sabe perfectamente que desde la perspectiva de Taehyung se ve que su mano toca su piel. Se inclinó hacia el rostro del castañito y acercó los labios a su oído, susurrando algunas cosas. Taehyung frunció el ceño y comenzó a acercarse a ellos, aún bailando con la muchacha. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, dio una suave patada a la pierna izquierda de Sehun, haciendo que casi pierda el equilibrio. Eso ocasionó que Jungkook soltara carcajadas, intentando tapar sus labios.

Al término de la melodía, hubo una breve pausa donde algunos meseros comenzaron a caminar entre la multitud con algunas bandejas en manos, ofreciendo a los invitados algunos deliciosos aperitivos típicos de Ágrabah, como ingrediente esencial se encuentra el ají. En ese momento fue donde Taehyung volvió a acercarse a su pareja y lo abrazó por la espalda, dejando pequeños besos por su nuca mientras mira intimidante a Oh Sehun, quien se retiró casi de inmediato.

— ¿Quieres comer algo? No pude preguntar si tuviste la oportunidad de almorzar o no. ¿Las sirvientas te llevaron algo?

— Sí, comí una ensalada. Tú debes comer algo, de seguro pasaste toda la mañana y tarde ayudando con los preparativos. —El rubio desvió la mirada, algo avergonzado.— Tae..debes comer algo, por favor.

— Está bien.— Aceptó finalmente, dejándose arrastrar por el castañito, su mirada pasando por la atractiva curva de su espalda. El caderín creando un llamativo sonido al caminar, sus brazos cargando aquellos velos y el top dejando a la vista su cintura. Taehyung se sintió mareado por tal exquisita vista. No es propio de él admirar tanto a Jungkook. Sí, tal vez le gusta observar su bonito rostro y de vez en cuando bajar más su mirada, pocas veces fue algo parecido a deseo carnal. Pero ahora que logra verlo mejor, es imposible no hacerlo. Aún así, intenta en lo posible de no mirar directamente, parece un niño pequeño tratando de ocultar sus intensiones y pensamientos; se siente tímido.

De pronto, el príncipe logró observar a Jung Hoseok oculto en la entrada de otro pasillo, observando de brazos cruzados el baile. No parecía estar en las mejores condiciones, sus cabellos están revueltos y desordenados, su camisa verdosa tiene los primeros tres botones desabrochados y su mirada parecía perdida.

— Espera un segundo, amor, iré a ver algo. —Susurró, besando sus labios para luego caminar hacia el hombre, pasando entre la multitud.— Oh por alá, Hoseok, ¿estás borracho? —Preguntó en un murmuro, tomando uno de sus brazos para arrastrarlo lejos del salón. No podía dejar que viesen al encargado de la economía en ese estado. El príncipe está muy extrañado de su actitud, aún más cuando aquel hombre lleva treinta años sobrio.

— P-para nada. Yo solo venía..a ver el gran espectáculo. —Su voz temblorosa dejaba en evidencia su estado. Taehyung hizo una leve mueca, queriendo decir algo, pero una voz a la lejanía lo interrumpió.

— ¡L-lo lamento! ¡Lamento mucho la interrupción, doncellas y caballeros! ¡Ha llegado un invitado de improviso! —El hombre habló con potencia, posicionándose en la orilla de la escalera. Al pobre hombre se le ve la frente brillosa, con una leve capa de sudor. Se nota que ha estado corriendo por todos lados. Es necesario que cada invitado sea presentado, le corresponde a cada rey o reina para ingresar el palacio y así el anfitrión sepa a quien se dirige.

— ¡Ha llegado el rey del Norte, Park Jimin!

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