፧ Capítulo 33.

Ahn Hyejin, más conocida como Hwasa, es la mujer más aclamada y respetable de todos los reinos y civilizaciones.

Siendo consorte de Kim Namjoon, se convirtió pronto en una imagen popular al dominar junto a su esposo terrenos de gran extensión y riqueza. Además, se le ve como una esposa de carácter fuerte y eso atrae a más de una persona. Ni hablar de su aspecto.

Cabellos largos hasta la altura de su cintura de un color azabache, mirada feroz y una exquisita piel bronceada. Su nariz y labios abultados se acomodan de la mejor manera en su rostro. Su voluptuoso y curvilíneo cuerpo es atractivo.

Ambos se casaron el mismo día en que Kim Namjoon recibió su título como sultán.

Ágrabah no era un desierto tan conocido. A pesar de estar muy cerca de Egipto y poseer una amplia extensión de terreno, el lugar en sí no era popular.

Aún así, hubo un hecho en específico que marcó una diferencia con respecto a la popularidad. La trata de esclavos. Antiguamente era muy común intercambiar y comprar esclavos como si fuesen objetos, especialmente en los desiertos donde los trabajos forzosos son muchos. La esclavitud no tiene límite, no importa la etnia, el sexo o la edad. Cualquier persona de bajos recursos que esté botada en la calle la ofrecen en tiendas, o siendo vendedores ambulantes atando a los esclavos para evitar su escape. La venta de ellos no era muy costosa, los clasifican por tamaño y fuerza física. Normalmente los hombres de buena musculatura eran los más vendidos y reclamados por la gente. Pronto al pasar de los años se dieron cuenta de lo inhumano que es esa clase de ventas y la población cada vez fue vendiendo menos esclavos. Aquí es donde Kim Namjoon junto a Hwasa deciden terminar con todo. Cuando el joven sultán fue recién coronado, la primera ley que proclamó fue prohibir la venta de personas.

Hwasa fue quien dio la iniciativa, leyendo las nuevas leyes en el centro de Ágrabah entre todo el gentío. La gente la escuchaba con admiración; sin duda alguna aquella mujer tiene un aura muy fuerte. Pronto se convirtió en la representante de Ágrabah.

Fue un antes y después que marcó al pueblo. Después de aquellas leyes puestas y el matrimonio expuesto, se convirtieron en tema de habla en muchos otros terrenos. Pues, era increíble pensar que una pareja recién casada y novatos al momento de gobernar, hayan creado leyes tan drásticas, cambiando severamente la vida dentro de Ágrabah. Cinco años después, inauguraron las aguas termales y todo fue en ascenso, hasta cierto hecho desafortunado.

— Solar, ya no sé qué hacer. Lo he intentado todo. —La profunda voz de la mujer resonó en las cuatro paredes de su gran habitación. Ahora mismo se encuentra con su mejor amiga, ambas sentadas sobre su cama de seda roja con la sirvienta a sus espaldas, peinando sus largos cabellos azabaches. Ella es su mejor amiga, todo dio inicio cuando Solar se presentó como su sirvienta personal. Ambas no pudieron evitar entablar una fuerte amistad que ha durado a lo largo de los años.

— Hwa~ no debes continuar pensando en él. Puede que sea tu esposo pero, tiene mucho trabajo. —Respondió mirando con suma atención los brillantes cabellos de la mujer, acomodándose sobre sus rodillas para quedar en una mejor posición y así continuar peinando sus cabellos.

— ¿De verdad no lo has visto hacer algo sospechoso? No lo sé, no tengo un buen presentimiento. —Algo lastimaba el pobre corazón de la mujer. A pesar de que su boda fue planeada por sus padres, al paso del tiempo comenzó a sentir verdaderos sentimientos hacia el moreno; sentimientos que no tenía planeado. Y por un momento pensó que Namjoon sentía lo mismo por ella. Pasaban mucho tiempo juntos, bailaban seguido, hablaban sobre sus sentimientos y con el nacimiento de su hijo toda la convivencia entre ellos mejoró. Aún así, poco después de la ceremonia que hizo especialmente para brindar por Taehyung, él comenzó a ser más distante. Sabe con perfección que su esposo tiene mucho trabajo y reuniones, pero ya le está pareciendo demasiado. Las noches son solitarias sin su presencia en la cama, no duerme con ella ni mucho menos la toca durante el día. Es doloroso tener que soportar esa clase de comportamiento.

— Si algo llegase a ocurrir, él te lo diría. ¿Por qué no te relajas un poquito? Puedo traerte un rico té de manzanilla junto con algunos pancitos.— Propuso mientras sonríe con tristeza a sus espaldas. El ánimo de su amiga ha bajado considerablemente al punto de quedar encerrada en su habitación. Le causa mucha pena tener que visitarla cada día y no tener la posibilidad de salir junto a ella. Además tiene mucho trabajo.

— Suena bien. —Hwasa cerró los ojos por un momento, haciendo una mueca con sus labios.

— ¿Cómo va el crecimiento Taehyung? —Decidió preguntar para cambiar el pesado ambiente.

— Creo que bien, no ha mostrado problemas. Sus cabellos recién están creciendo, son tan rubios como el sol. ¿A quién habrá salido? ¿Algún antepasado de mi esposo? Pensé que tendría cabellos oscuros, pero pareció ser todo lo contrario.— Dijo con una gran sonrisa, recordando a su hijo de pocos meses. Sus cabellos son rubios, algo muy extraño dentro de Ágrabah, aún así eso podría diferenciar a su hijo de las demás personas. Será un príncipe muy llamativo y lo sabe. Algo que le dio bastante ternura, fueron los bellos rubios que tiene en los brazos, pequeños y poco notables debido al color. También algo que cautivó a su esposo, fue que el pequeño posee un lunar en la punta de su nariz.

— Será un gran sultán. —Dejó de peinar los hermosos cabellos de la mujer y dejó el peine de lado, posando sus manos sobre los hombros ajenos, comenzando a hacer algo de presión para realizar un masaje.

— Lo será. Criaré a mi hijo de la mejor manera. El doctor dijo que es un niño sano, no tiene problemas en los huesos y eso..oh, me alegré mucho al escucharlo hablar sobre lo saludable que es. —Habló con orgullo, recordando la conversación que tuvo con el doctor. Solar desvió la mirada, notando que la cuna no está al interior de la habitación. Sabe que la pareja necesita tener privacidad pero..¿no es mucho dejar a su hijo de lado? Las veces que visita a Hwasa o le sirve de comer, en ninguna oportunidad ha visto al bebé en sus brazos y eso le preocupa. Sabe que si la mujer no le da atención, menos lo hará el sultán dado que ha estado muy ocupado. Puede que algunas sirvientas estén a cargo del niño, pero aún así es..triste.

— ¿Puedo darte mi opinión, sin que te enojes?

— Por alá, Solar, nos conocemos hace años. Sé que soy la esposa del sultán pero no soy capaz de mandarte a decapitar por algo que me digas. —Rió, dando media vuelta sobre la cama para sentarse frente a su amiga, tomando una de sus manos.

— C-creo que no le estás dando suficiente atención a tu hijo.— Habló con rapidez, desviando la mirada con algo de vergüenza por haberlo dicho así.— Escucha, sé que te encuentras mal por el distanciamiento que inició tu esposo. Te prometo que lo he estado viendo día y noche, pero no hay nada sospechoso en él. Lo he visto ir y salir de la oficina de Hoseok, pasar por la cocina, tener reuniones en su oficina con el rey del norte y sobre todo salir a pasear. A pesar de tus preocupaciones no encuentro algo extraño en su comportamiento. Hwasa..cada día te veo más alejada de tu hijo.

— Solar..— La mujer tragó saliva sonoramente, analizando las palabras de la mujer. — Tienes razón. Yo también creo que estoy dejando de lado a mi hijo y es difícil. Me siento estresada, debo admitirlo. Hace unos días cargué a Taehyung en mis brazos para alimentarlo y..s-solar, él comenzó a llorar y no supe qué hacer. No sabía si tenía sueño, hambre, frío o algo más. Soy una madre tan irresponsable, esto no debería estar pasando así. —Antes de que siguiera hablando, su única amiga la abrazó con fuerza, evitando que continuara hablando.

— Ser una madre trae toda clase de complejidades, es normal que sientas esta clase de presión. Además..eres muy importante dentro del palacio y tienes demasiados deberes. —Se separó del abrazo, acariciando los largos cabellos de la mujer, tratando aliviar sus tensiones. Solar ha estado casi toda su vida con ella y la ha visto pasar por sus peores momentos. El apoyo que recibe de su parte es primordial para su día a día.

— Voy a mejorar. Ya sea con o sin la compañía de Namjoon. —Aseguró con una sonrisa forzosa. Debe dejar de lado los problemas en su matrimonio y comenzar a preocuparse más por su hijo.

Aunque aquella idea no duró por mucho tiempo.

Hwasa al poco tiempo recibió una carta, una carta dirigida exclusivamente para ella por parte de el palacio de sus padres. Se supone que se verían el próximo invierno, faltaban pocos días para ello. Se preocupó y pensó que la carta sería sobre cancelar la junta, entonces abrió la carta con nervios y se sentó sobre su fría cama matrimonial.

Lágrimas cayeron por sus mejillas al leer el contenido.

Su padre ha muerto.

Y en lo único que puede pensar es en los momentos felices que pasó con él. A pesar de que siempre fue un sultán frío y cortante con sus familiares y personas cercanas, él fue un ángel con ella. Siempre tan preocupado. A pesar de que fue él quien obligó a que se casara con Namjoon, siempre de mantuvo al tanto de las cosas. Siempre le preguntaba si la relación iba bien y su padre estaba dispuesto a cancelar el matrimonio si llegaba a tratar mal a su hija. Algo que siempre apreció.

Y corrió, corrió por todos los pasillos del palacio con espesas lágrimas dificultando su visión. Gritaba el nombre de Namjoon, su voz salió ronca pero fuerte. Está destrozada, ahora más que nunca necesita la compañía de su esposo.

Pero al parecer, la vida no estaba de su lado. Porque encontrarse a su esposo besarse con Park Jimin, su socio, no fue una maldita coincidencia.

Entre gritos y llantos por parte del matrimonio, hubieron palabras de odio.

Ocurrió lo impensable. El suicidio de Hwasa hizo eco alrededor de todo el palacio.

Aún así todos los sirvientes fueron amenazados para no hablar sobre lo sucedido; mancharía la imagen de Ágrabah. La persona que más se sintió culpable fue Namjoon, porque de no haber sido de su aventura, nada de eso hubiera ocurrido. Una hermosa mujer no se habría suicidado, su esposa y la madre de su hijo ya no está.

Lo que más detestó Namjoon fue cargar a su hijo quien por primera vez está alejado del pecho de su madre.

— No hagas esto, por favor..ahora más que nunca necesitas apoyo y alguien que esté a tu lado. Si solo nosotros hubiéramos confesado nuestra relación antes, tal vez..las cosas saldrían de otra manera. Pero ya pasó y no puedes seguir así, Nam, han pasado ya tres meses y sigues sin hablarme. ¿Q-qué va a pasar con lo nuestro? —A decir verdad, Jimin se sentía igual de culpable que Namjoon. Él llegó a conocer a Hwasa y definitivamente no merecía lo que tuvo que pasar. La muerte de su padre acumulado al engaño de su esposo fue muy fuerte para ella, no pudo soportar. Namjoon planeaba darle el divorcio en una semana, para luego declarar su relación oficial con el rey del Norte. Nada podía salir mal, ellos se amaban y lo habían hablado más de una vez, su relación no es un error. Aunque, parece que ahora el sultán piensa lo contrario.

— ¿Lo nuestro? Solo estaba probando lo que se siente pecar con un hombre. Ahora sé que fue una mala decisión. —Su voz filosa salió al aire, hiriendo notablemente al rey de cabellos ceniza. No podía creer lo que escucha. La persona que hace algunas semanas le declaraba amor eterno, lo está rechazando. Y pensar que Kim Namjoon estuvo a poco de proponerle matrimonio.

— N-no..dices e-eso por la muerte de tu esposa. —Se atrevió a decir en un susurro, sin poder creer las palabras provenientes del hombre que ama. Lo suyo no había sido un juego, claro que no. Al principio se consideraban buenos amigos y socios en lo que respecta

— ¡No vuelvas a nombrarla! — Un fuerte golpe resonó, el sultán había golpeado la mesa frente suyo, asustando en sobremanera al rey. — No vuelvas a mencionarla, ella murió en vano por culpa mía, ¡no! Mejor dicho, por culpa nuestra. Si tan solo no me hubiese fijado en ti, fuiste solo un capricho, Park. Ahora mi esposa está enterrada metros bajo tierra y mi hijo ha quedado sin una figura materna.

— Moonie..

— Vete de aquí, Park Jimin, y no vuelvas a pisar mis terrenos.

— P-puedo darte espacio, puedo irme por dos e incluso tres años. Pero por favor, no me alejes de ti. —Lágrimas corrían por las mejillas del rey, arrodillándose frente a su amante. — Te amo, no me alejes. Sé que tu también me amas.

— Quiero que te alejes para siempre. Será lo último que te dijo. —Namjoon desvió la mirada, apretando los puños para hacer fuerza de voluntad y ver los pobres y acuosos ojitos de su, ahora, ex amante. El rey se levantó, sabiendo que sus palabras no servirían mucho. El sultán lo ha negado, lo rechazó y lo echó del palacio, ¿qué más podía hacer? No puede obligarlo a que se mantengan juntos, no quiere ser así. Si se queda, lo más probable es que cada día lo llene de frases hirientes. Porque a pesar de amar mucho a Namjoon, sabe que la mejor decisión es dejarlo solo, para que reflexione la muerte de Hwasa.

Y tal vez, solo tal vez, en un futuro lejano sus corazones vuelvan a latir al unismo.

— Te amo, Moonie.— Y esas fueron sus últimas palabras para luego retirarse del palacio.

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Taehyung despertó agitado, una ligera capa de sudor cubre todo su cuerpo, en especial su frente. Se sentó sobre la cama y talló sus párpados con los puños, su respiración agitada por el sueño que acaba de tener, el cual afortunadamente no recuerda.

A su lado, pudo observar a Jungkook durmiendo plácidamente, acurrucado entre las mantas. Acarició sus cabellos castaños con una mano mientras su mirada se dirige hacia el balcón abierto de su habitación. La luz de la luna se alcanza a observar a través del suelo de mármol, aún es de noche, pero Taehyung alcanza a ver el cielo más despejado. De seguro pronto va a amanecer.

Las noches son frías, pero esta en específico no muestra indicios de vientos helados ni temperaturas bajas. Está templado y eso quiere decir que el día será caluroso. Escuchó algunos ronroneos y miró al tigre albino recostado sobre la alfombra de la habitación, se veía muy a gusto. Eso le recordó algo importante, debe encerrar al tigre en una habitación apartada para que no lastime a los invitados. Su mascota es dócil, tuvo un buen entrenador y una crianza tranquila, su comportamiento nunca ha sido violento al extremo de lastimar. Se movió un sobre la cama para apoyar la espalda sobre la pared, ocasionando que el chico a su lado se despertara.

— ¿Una pesadilla? —Preguntó el menor con voz adormilada, alzando un poco la cabeza para mirar al hombre.

— Sí, una pesadilla. —Afirmó, una de sus manos pasando por sus cabellos castaños, apenado de haberlo despertado.

— Vuelve a dormir, Tae, aún es temprano..falta mucho para el baile. —Murmuró con los ojos cerrados, sin dejar de abrazar la cadera del hombre, quien seguía sentado sobre la cama. De pronto sintió su cuerpo temblar, pero no parecía temblar de frío. Alzó la mirada con algo de preocupación.

— M-me siento extraño, estoy nervioso y mis piernas tiemblan.— Taehyung jadeó, tapando el rostro con sus manos, sintiendo el sudor topar con la palma de su mano.

— ¿Es por la pesadilla que tuviste o por el baile? —Preguntó alterado, sentándose sobre la cama para apartar las sábanas y acercarse al hombre.

— No l-lo sé.— Respondió con dificultad, un escalofrío paso por su columna vertebral. Está ansioso, alerta y le está costando respirar. Pareciese que le está dando un ataque de pánico.

— Taehyung. —El castañito realmente no sabe qué hacer. Está alterado por la conducta que está presentando su pareja. Se acercó a él hasta quedar frente a frente, sentado entre sus piernas. Tomó su rostro entre las palmas de sus manos y acarició sus mejillas, queriendo toda su atención.— Mírame, mírame solo a mi. No pienses en más cosas, Taehyung dame tu atención. —Pidió con miedo, mirando fijamente al rubio a través de la oscuridad presente en la habitación.

— Extraño a mamá. —Su voz salió entrecortada, sus labios temblaron ante la mención de la mujer. Unas espesas lágrimas bajaron por sus luceros, Jungkook pudo sentir sus manos húmedas al tocar aquellas gotas. Se apresuró en quitar todo rastro de humedad en sus mejillas y lo abrazó con fuerza, sintiendo unos brazos rodear su espalda con fuerza. El ladrón no sabe muchas cosas sobre la madre del rubio, lo principal es que murió joven y Taehyung no alcanzó a conocerla. Pronto las lágrimas se convirtieron en llanto, el príncipe está llorando con fuerza, como nunca lo ha hecho. Se siente demasiado sensible y llorar es su única alternativa, se siente pésimo.

— Ya, Tae..tranquilo. —Lo único que le quedó por hacer es abrazar su cuerpo y acariciar sus lindos cabellos rubios con una mano, dejando que el hombre llore contra su hombro. Quedaron pocos minutos así, abrazados, pero Taehyung no deja de llorar. Por un momento pensó en separarse del abrazo, pero el agarre contrario lo mantenía firme en su lugar, como si no deseara que se fuera.

Taehyung está actuando como un niño pequeño.

— No pediré que me cuentes, ¿sí? Llora el tiempo que sea necesario. —Pidió, sintiendo la tela de su camisón húmeda en la zona de su hombro, todo debido a las lágrimas de Taehyung. Pese a esto no se apartó, continuó acariciando sus cabellos y juntando más sus cuerpos, de manera que el hombre se sienta cómodo y acompañado.

Cuando un tiempo prudente pasó, el príncipe poco a poco se fue calmando, ahora solo soltaba pequeños sollozos y su cuerpo sufría algunos espasmos. Jungkook no quiso preguntar de qué se trató la pesadilla, tampoco deseó preguntar sobre su madre.

— ¿Quiéres seguir durmiendo? —Preguntó con una voz suave contra su oído, besando repetidas veces su mejilla hasta llegar a la línea de su mandíbula, dejando besos por allí también. Tuvo que preguntarle, pues es de madrugada y pronto el príncipe debe levantarse temprano para ensayar el baile, su discurso, probar su traje y más. Está preocupado. No quiere que el rubio esté cansado o con sueño todo el día, debe tener energías.

— Sí quiero. —Respondió de inmediato, sintiendo como Jungkook se intentaba acomodar al interior de las mantas, pero no lo dejaba hacerlo, pues mantenía el abrazo firme.

— Tete..¿me sueltas? Nos taparé con las mantitas. —Dijo con la voz temblorosa, riendo cuando sintió un cosquilleo en su cuello. Taehyung pasaba su mejilla por la piel de su cuello constantemente. Sin obtener respuesta, pareció sentir como poco a poco el hombre afloja el agarre, haciendo que el abrazo finalmente tuviera fin. Jungkook se acomodó rápido bajo las mantas y sábanas para luego tapar al príncipe, acostándose juntos. Ya el hombre se siente mucho mejor, más calmado y avergonzado por la situación en la que puso a Jungkook. Pero él no parecía incómodo; todo lo contrario, está tratando de ayudarle y se ve muy preocupado por él, algo que aprecia bastante. No suele expresar su tristeza, pero siente que ahora ha sido el momento preciso para soltarlo todo, además se siente afortunado de tener a alguien como Jungkook ayudando a su consuelo.

— Yo siento que..tu madre estaría muy orgullosa de ti. —Jungkook acarició una de sus mejillas, hablando en susurros para que pueda dormir. Aquellas palabras lograron que una sonrisa aparezca en los labios de Taehyung junto a una sensación sumamente cálida en su pecho. Los latidos de su corazón logran escucharse fuertes, pero calmados.

Un silencio sepulcral cruzó la habitación. Taehyung abrió los ojos nuevamente, notando que Jungkook ya inició su ciclo de sueño. Acercó sus rostros y dejó un suave beso en su frente, posando su diestra sobre la cintura del joven.

— Te amo.

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