፧ Capítulo 2.

El palacio es el hogar del Sultán, soberano de Ágrabah y es el edificio más grande toda la ciudad. Es un gigantesco palacio árabe, con enormes torres y una gran entrada. Al entrar, ya se pueden apreciar paredes de marmol liso y un dulce aroma a flores. El palacio es decorado con los mejores muebles, accesorios y aromas. Al final del pasillo principal, se puede ver el trono del Sultán, una gran silla bañada en oro con detalles plateados. Algunas piedras preciosas incrustadas se pueden ver brillar desde lejos.

Tiene alrededor de 30 habitaciones, muy espaciosas, algunas con un distinto uso. La habitación princípal es donde duerme el Sultán, una gran cama con sábanas blancas de las mejores telas del lugar. Tiene una vista a la piscina privada y puede gozar del atardecer cuantas veces quiera. Es el único lugar de la ciudad que goza de piscinas y agua privadas. También tiene unos inmensos jardines con diversas flores y plantas de todo tipo, logrando una decoración magnífica.

El patio del príncipe es uno de los lugares más bonitos, con una preciosa fuente decorada y unas jaulas con miles de aves tropicales.

Aunque sea el lugar perfecto, deseo de cualquiera, no era así para Kim Taehyung.

Él era el próximo Sultán, hijo de Kim Namjoon. Durante toda su corta vida ha sido preparado para convertirse en líder y poder reinar el pueblo. Tenía una fuerte presión, ser un Sultán no era tarea fácil, debía prepararse mental y físicamente para poder tomar el cargo. Toda su vida ha sido preparado para ello, desde clases de modales hasta un ardúo entrenamiento para combatir. Debía ser la persona ideal, así su padre lo quería y así debía ser. Pero Kim Taehyung no era feliz. La idea de ser un líder era demasiado temprana para él. Además, ¿cómo iba a reinar un pueblo que ni si quiera ha visto? Nunca lo han dejado salir, ni si quiera para su cumpleaños, nunca había dejado su vivienda. Era estresante, no poder conocer su futuro pueblo y no tener idea de lo que había afuera. Su sueño era salir y descubrir, su curiosidad aumentaba cada día. Quería convivir con sus ciudadanos, conocer su mundo y estar al tanto de lo que pasa día a día.

De pronto, el sonido de unos tacones vibró por todo el lugar. Una bella mujer abrió las puertas de la sala principal con fuerza, teniendo una clara expresión de enojo.

— ¡Nunca me han humillado tanto en mi vida!—Chilló la mujer mientras caminaba hacia el Sultán, Kim Namjoon, mirándolo con una leve mueca en los labios.

— Primero mi vestido es manchado por un sucio vagabundo, y ahora, ¡parte de mi vestido está roto por un tigre albino! Por alá, ¿Qué clase de príncipe tiene como mascota un salvaje tigre? ¡Piedad con la mujer que se case con él! —Gritó mientras miraba su hermoso vestido, ya arruinado por lo sucedido. Miró por última vez al Sultán para luego darse una media vuelta, caminando hacia la salida con determinación.

— Espere, princesa, mis más sinceras disculpas. Yo.. —No alcanzó a terminar cuando la mujer rubia ya había abandonado el lugar. El hombre soltó un pequeño suspiro, apretando ligeramente la mandíbula por sentir una leve molestia.— Ah..Kim Taehyung. — Conocía perfectamente a su hijo, sabía que él había mandado a su temible mascota a cometer aquel acto contra el vestido de la princesa. Ya comenzaba a estresarse. Taehyung ya tenía 20 años, él debió casarse a los diesiocho, pero el Sultán decidió esperar dos años más, puesto que su hijo no estaba preparado. Pero, ya era el momento ideal de contraer matrimonio y que pueda reemplazar su puesto como líder.

Kim Namjoon tocó el puente de su nariz con frustración, sin notar las diversas miradas que le dirigían las sirvientas del lugar; el Sultán es un hombre bastante atractivo.

Es un hombre de piel ligeramente morena. Tiene una encantadora sonrisa con hoyuelos decorándola y una mirada suave de ojos pardos. Su cuerpo es fornido, espalda ancha y brazos fuertes. Sus cabellos son grisáceos, su nariz se acomoda a su rostro logrando unas facciones sumamente atractivas. Su vestuario lo complementa todo. Utiliza una túnica japonesa color blanco, la cual cubre desde sus hombros hasta sus talones, teniendo un cinturón de género del mismo color en la cintura. Para diferenciar la túnica de las demás, trae algunos dibujos y detalles en hilo dorado. De vez en cuando, un turbante color blanco sobre su cabeza, en la coronilla mostrando una cadena dorada y un rubí incrustado en el centro. Sus manos son decoradas con extravagantes anillos de plata y pulseras. Ha sido catalogado como el hombre más bello entre algunos países.

Es todo un Adonis.

El hombre se dirigió a pasos firmes hacia el gran jardin, donde había una fuente de agua decorada con marmol y cerca, una jaula de pájaros exóticos se encontraba.

—  Kim Taehyung..¡Ah! Y-yeontan, tigre bonito, es un gusto verte.— Al Sultán nunca le habían agradado los animales, pero por capricho de su hijo, compró un gran tigre albino, a quien apodó como Yeontan. El animal se acercó hacia el mayor mientras gruñía, entre sus dientes se veía parte del vestido roto de la señorita Irene.—  Dios, Taehyung, ¿qué fue lo que hiciste? ¿sabes lo molesta que está la hija de los Bae? De seguro me llegará una gran carta en unos minutos.

— Pero, padre..¡Yeontan lo hizo! Sabes cómo es este tigre, tan salvaje y juguetón. No había forma detenerlo.— Dice Taehyung, sentado sobre la orilla de la fuente, jugando con el agua con una de sus manos. Se dirigió hacia el animal y se arrodilló frente a él, pasando sin miedo sus manos por las orejitas de Yeontan, escuchándole ronronear a gusto por las caricias.— Muy bien, tigre, te daré un buen plato con carne como recompensa.

— ¡Taehyung! —Se queja el Sultán al oír sus palabras, sabiendo que fue idea de su hijo atacar a la princesa. Se dirigió a pasos lentos hasta la fuente y se sentó también a la orilla, soltando un pequeño suspiro.— No puedes seguir así por siempre, no debes rechazar a cada muchacha que te coquetea.

—  Ella ni si quiera alcanzó a coquetearme, Yeontan llegó a mi rescate. —Dijo con dramatizmo, sentándose al lado de su padre.— Por favor, basta de mandar a mujeres hacia mí, no lo encuentro apropiado. Tal vez sí, en algún momento quisiera enamorarme, pero sería lo ideal yo conocer a esa persona, sin que exista alguna clase de presión. Padre, realmente no estoy preparado.— Se queja el menor, siendo sincero en su totalidad. Para él era estresante tener que lidiar con estos temas.— Para añadir, ni si quiera me has dejado salir, nunca he podido ver mi futura ciudad. No me gusta estar encerrado.

Namjoon miró a su hijo por algunos segundos, sintiéndose culpable por sus palabras. Era muy peligroso arriesgar a su hijo hacia las calles, el Sultán estaba tan desepcionado de cómo había mal cuidado su ciudad. La pobreza estaba en todas partes, cuando él trataba de arreglar aquellos problemas, algo sucedía. Era como si algo, o alguien, le hiciera cambiar de opinión.

— Cualquier mujer estaría a tus pies con sólo mostrar tu sonrisa, hijo mío, no entiendo tu estrés y preocupación.

Y cuanta razón tenía el Sultán. Oh, Kim Taehyung es un Adonis al igual que su padre.

Es un joven de una exquisita piel tostada. Sus cabellos son de un rubio algo platinado, así dándole una apariencia juvenil y resaltando su piel. Sus ojos son oscuros, tiene una nariz recta con un pequeño lunar en la punta y una mandíbula marcada. Su cuerpo es fornido debido al ardúo entrenamiento que realiza cada mañana para estar preparado por cualquier ataque. Sus piernas son largas y esbeltas, dándole un aspecto elegante al caminar. Su altura roza los 1.84 centímetros. La vestimenta de Taehyung no es tan diferente a la de su padre. Utiliza una túnica color azul marino, con detalles de bordado en hilo de plata. Cuando sea Sultán, utilizará la misma vestimenta que su padre. No es tan codiciado en cuanto a las joyas, pero disfruta tener un anillo con un zafiro incrustado.

— ¡Ese no es el problema, padre! —Gritó el rubio eufórico, levantándose mientras acariciaba sus cabellos con una mano.— ¡No soporto estar aquí! Deseo salir, conocer, disfrutar de un poco de libertad. Deseo ver el mundo con mis propios ojos, jugar en la playa, el bosque, la nieve. No planeo esperar sentado de brazos cruzados hasta que me coronen Sultán, y que así, estar encadenado a una vida que no quiero. Además, ¿no es algo ridículo enamorarse un mismo día?

— Basta. —Demandó su padre con voz ronca, algo cansado de escuchar los deseos y quejas de su único hijo. Se levantó y apoyó una mano sobre su hombro, sonriendo segundos después, mostrando sus hoyuelos.— Te prometo que todo va a mejorar, reinar no es tan difícil como imaginas. Bueno, tal vez sí, pero no es el punto. El punto es, que salir sí es difícil. Hay tanta maldad allí afuera. Hijo, por favor, quita esas ideas de tu mente ya.—  dijo como última palabra, volviendo a entrar al palacio. Taehyung se volvió a sentar, mirando su reflejo a través del agua con desepción.

—Te he hecho caso desde que tengo memoria, pero hoy no.— murmuró el rubio en voz baja, mirando de reojo a Yeontan. Claro que tenía un plan, él no se rendía fácilmente con lo que añoraba. Esperaría a la noche para realizar su pequeña travesura. Por fin conocería a su pueblo.

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Por otro lado, Kim Namjoon estaba estresado. Caminaba de un lado a otro por la gran habitación de reuniones, donde había una larga mesa para cenar junto a invitados. Se sentó en una de las sillas, pensando en las palabras de su hijo. Si fuera por él, lo dejaría salir las veces que quiera, siempre y cuando con algo de protección. Pero, la verdad era que no dependía sólo de él aquella decisión. El estruendo de las puertas abriéndose lo asustó ligeramente, pero no se movió para verificar quién era, pues lo sabía a la perfección.

— ¡Pero miren nada más! Si es mi Sultán favorito.— El nombrado se estremeció al escuchar la voz de otra persona. Giró ligeramente la cabeza y observó a Kim mingyu con una expresión sombría.

—¿Qué deseas? ¿Más joyas, dinero quizá?— Preguntó sin interés, jugando con los caros anillos de sus manos, algo distraído. Kim mingyu era un hombre vil y despreciable, al menos para Namjoon así era.

—No deseo ningún objeto de valor, si es lo que piensas que vine a pedir. Sólo quería saludarte. — Mentira. Él siempre tenía algo que pedir. Mingyu era conocido por ser un gran estafador, algunos rumores van y vienen, diciendo que es un brujo profesional. Para el Sultán era estresante tener que lidiar día a día con aquel hombre, pero debía soportarlo. — He visto que tu preciado y único hijo no quiere contraer matrimonio, realmente es una pena. ¿Sabes? Lo he dicho varias veces, pero lo volveré a repetir por las dudas. Yo felizmente puedo tomar su lugar y ser el gran Sultán de Ágrabah, ¿Por qué no me das esa oportunidad? Ya te he dado dos años para que tu hijo pueda tomar el mando, pero ni si quiera está interesado en ello. ¿Cuánto tiempo más quieres? No tengo mucha paciencia, dos años han sido más que suficientes para que puedas ver tus opciones. Siempre creí que Taehyung era un vago, ni si quiera--

— Escucha, estafador de cuarta, no vuelvas a hablar sobre mi hijo de esa manera, menos frente a mi presencia, maldita escoria.— Antes de que pueda seguir insultando al hombre, Mingyu miró a Namjoon desafiante, alzando una de sus cejas con arrogancia.

— Y tú no me vuelvas a alzar la voz, sabes que en cualquier momento puedo abrir mis labios y tu secreto saldrá a la luz. ¿Qué dirán los plebeyos sobre ti? —Namjoon lo miró con pena, queriendo llorar por ser manipulado de esa manera. Pero esa no es la actitud que tiene un Sultán frente a ese tipo de situaciones. Aunque, no podía hacer algo al respecto, estaba siendo totalmente amenazado.

— Espera algunas semanas más, por favor, encontraré una buena esposa para Taehyung lo más pronto posible. Por favor. —Mencionó las últimas palabras en un susurro, apretando sus manos en forma de puños, sintiendo impotencia de estar frente a una situación así.

— Espero que así sea, Kim Namjoon. —Mencionó su nombre con un tono burlezco, dando una media vuelta para retirarse de la habitación, sin antes soltar una pequeña risa. El Sultán quedó sentado en el mismo lugar, pero esta vez, su rostro era tapado por sus dos manos, demostrando una gran angustia.


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