፧ Capítulo 4.


¿Cuánto tiempo llevaban hablando? Ninguno de los dos lo sabía con certeza.

Habían estado hablando sobre sus vidas, sus gustos personales, sus miedos y sus deseos más profundo. Pasaron la tarde entre risas y miradas discretas, ambos se sentían cómodos con la presencia del otro. Tenían tantas cosas en común, que les era imposible dejar de preguntarse cosas.

—¿Leche con plátano, Jungkook? ¿Realmente eso es lo que beberías ahora?— El rubio comenzó a reír, observando con gracia cómo las mejillas rosas del menor se abultaban en un adorable puchero.— Al menos yo dije algo más común como jugo de frutilla, pero, ¿leche con plátano?

— ¡Pero, Hyung! Es delicioso, aunque sólo la haya podido probar una vez..no puedo quitar ese sabor de mi mente. —Dice mientras reía al igual que el mayor, acariciando suavemente la peluda colita de su mascota, kookie, quien ya estaba dormido en su regazo.

Y, oh, la próxima vez que fuera a la casa de Jungkook, le llevaría leche con plátano.

Espera, ¿próxima vez?

Miró al menor con algo de pena, sin saber si se volverían a ver. En ese momento no estaba preocupado por lo tarde que era, ni de cómo regresaría al palacio, su mente estaba en el joven de cabellos castaños. Había sido una experiencia increíble salir de su hogar, y aún mejor, conocer a un chico tan amable como Jungkook.

— Realmente me agradas mucho, Jungkook, pero ya debo regresar a mi hogar. Es tarde. —Dijo el mayor, levantándose con algo de dificultad, sintiendo su cuerpo entumecido por haber estado en la misma posición tanto rato. Jungkook se levantó también, dejando con cuidado a su mascota sobre su almohada, sintiéndose aliviado al saber que el rubio tenía donde pasar la noche. Ambos se miraron por varios segundos.

— Podrías..venir de nuevo mañana, ya te sabes el camino hasta aquí. Podría tenerte algo para cenar.— Dice el menor con una sonrisa, algo nervioso por su respuesta.— no tengo personas cercanas con quienes conversar, fue agradable hablar contigo y conocerte. Me gustaría que fueras mi amigo.

— ¡M-me encantaría! Y no te preocupes, yo puedo traer algo para la cena. Si es que te parece bien..podría venir a esta misma hora mañana.— Dice con rapidez, totalmente de acuerdo con su propuesta. No podía dejar que Jungkook saliera a robar, se veía tan adolorido y cansado.— Eres muy agradable, realmente desearía ser tu amigo.

— Entonces ven mañana, Tae, te estaré esperando. Si tienes algún problema con traer alimento..— Taehyung le había comentado a Jungkook sobre su situación económica. Le dijo que su padre vendía alfombras y que le daba un poquito de dinero cada mes. Si tan solo supiera que el supuesto vendedor de alfombras es Sultán y él mismo un príncipe.

— Por favor, no. Yo taeré lo que pueda, no debes preocuparte.

Ambos sonrieron, tan cómodos y felices por tener a alguien con quien hablar. Se dieron la mano como despedida y el menor acompañó a Taehyung hasta el primer piso, frotando sus brazos por el frío que hacía.

— ¿De verdad no quieres que te acompañe? Puede ser peligroso y..

— Jungkook, estaré bien. Debes descansar, no creas que no te vi cogear, sé que te duelen los pies. Ve a descansar. —Murmuró con algo de pena, preocupado por el bien estar de su nuevo amigo. El ladrón sonrió, agradecido de tales muestras de cariño y preocupación. Se dio media vuelta, dispuesto a volver a subir, pero Taehyung había jalado uno de sus brazos, prohibiendo que avanzara.

— E-esa marca en tu espalda..¿quién fue?— Preguntó el rubio con algo de molestia, mirando la espalda del castaño. La marca de un látigo sobresalía de su corta camiseta gris. Estaba a punto de irse de no ser por haber visto aquella herida, se sentía tan preocupado y furioso a la vez.

— O-oh, el día de ayer me puse delante de un carruaje y..el jinete me golpeó. —Dice sin expresión alguna, desviando la mirada con algo de vergüenza.

— Deja que me quede otro rato, quiero curar tu herida. ¿Qué tan grande es? ¡Y por qué ese jinete te ha golpeado sólo por estar frente a él! ¿Los guardias hicieron algo al respecto? —Preguntó Taehyung alterado, haciendo una mueca de confusión al ver a Jungkook reír.

— Los guardias golpean incluso peor que los jinetes, Tae.

— Pero..no, los guardias no harían tal cosa. —Taehyung estaba más que sorprendido, su padre nunca le daría reglas tan estrictas a los guardias de la ciudad. Kim Mingyu estaba a cargo del ejército, sabía que aquel hombre no era alguien de confianza. Necesitaba hablar con su padre.

— A los guardias no les importa la edad, el sexo o tu pasado. Si eres un ladrón, ellos..tienen reglas. Si te atrapan una vez, te cortan un dedo. A la segunda, te cortan la mano. Finalmente termina en la ejecución, y a los guardias no les importa matarlos en medio del bazar.— Dice el joven con voz quebrada, algo sensible al recordar a personas cercanas y no cercanas siendo ejecutadas. Volvió su vista al rubio, sonriendo de forma cálida.

— Vete ya, Tae, se hará más tarde y allí sí es peligroso. Además, está haciendo frío. Recuerda..recuerda venir mañana.— Jungkook susurró lo último, viendo que el mayor seguía analizando las palabras sobre los guardias.

— Sí, Jungkookie, vendré mañana a la misma hora, traeré cosas para curar tu herida y para comer. Pero..me seguirás contando cosas sobre tu pueblo. Por favor.

Se miraron por última vez, sonriendo para que luego Jungkook subiera al segundo piso y Taehyung comenzara a caminar de vuelta al palacio, pensando en toda su aventura.

Había sido un día increíble, y estaba seguro de que habrían más días así.

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Cuando ya había tocado el suelo de su palacio, observó que Yeontan estaba en la misma posición que cuando se fue. El tigre comenzó a correr en círculos alrededor de su amo, ronroneando y agitando su cola con emoción. Taehyung sólo reía por el entusiasmo de su mascota. Acarició el pelaje por varios segundos, sintiendo su respiración agitada por el frío que sentía. Sentía su estómago contraerse por el viaje que tuvo.

— Lindo tigre, ¡tengo tantas cosas que contarte! Compré algunas cosas y..espera, no compré nada.—  Se quejó el rubio, mirando a su mascota con expresión de sorpresa. Incluso comprar se le había olvidado, estuvo tanto rato caminando por el bazar y tanto tiempo estando con el castaño. Estaba seguro de que a la próxima compraría algo y trataría de no distraerse.

— Yeontan, yo..nunca me había sentido tan emocionado y feliz. Te contaré todo en mi habitación. Vamos, hace frío. Además..debo contarte de que mañana también tendré planes.— Dice con ilusión, mirando al tigre lamer una de sus patitas, no interesado en las palabras de su amo. Taehyung rió y comenzó a caminar hasta la entrada lateral del palacio. Por primera vez en el día, pensó en si había sido descubierto por su padre, cosa que dudaba, pues había estado un mes completo organizando su salida. Además, si su padre se hubiera dado cuenta, habría un caos en la ciudad. Entró en silencio al interior de su hogar, caminando por los pasillos en silencio. Se sintió aliviado de no ver a su padre, sólo habían unos pocos guardias a su alrededor. Sabía que no había ningún problema, el palacio es muy grande. Además, las sievientas siempre dejan su almuerzo en su habitación. Entró a su cuarto con rapidez, echándose sobre su cama, sonriendo y dando algunas vueltas mientras su mascota se recostaba en el suelo.

— Yeontan, fue un día increíble. Aunque..la ciudad está muy mal cuidada. ¡Ni te imaginas lo que hacen los guardias y los vendedores! No tienen corazón, me duele creer que seré líder de un pueblo así.— Dice mientras miraba el techo de su habitación, llamando con uno de sus dedos al tigre, logrando que este se recostara a su lado. Taehyung comenzó a acariciar el pelaje de su mascota, soltando un pequeño suspiro.— Conocí a un chico, el me salvó. Si no fuera por él, uno de mis dedos no estaría, ¿te imaginas?— Sonríe al recordar a su salvador, pero dejó de sonreír al recordar la herida que tenía en la espalda.

— Ahora vuelvo, Yeontan.— Se levantó de la cama y caminó con determinación hacia la sala de reuniones, la cual quedaba en el segundo piso del palacio, justo al final del pasillo.

— Mi padre, ¿está aquí?— Le preguntó a uno de los guardias que estaba frente a la puerta, quien asintió con rapidez.

— Sí, joven príncipe, su reunión ya finalizó. Pero el Sultán ordenó que ningún individuo entrara.— Al término de su frase, Taehyung ya estaba entrando a la habitación. El guardia ni se esforzó en detenerlo, tanto el Sultán como el príncipe son tan tercos. Continuó vigilando la entrada, cerrando la puerta para darles privacidad.

— Buenas noches, padre, yo-

— ¿No había un guardia afuera?

— Muy bien dicho, padre, había. Tiempo pasado. ¿Estás ocupado? Debo hablar contigo sobre algo importante.— Insistió el rubio, sentándose al lado de su padre, quien dejaba algunos papeles de lado.

— ¿Quiéres hablar conmigo? E-eso es..wow, digo, no sueles acercarte a mí para hablarme. —Dice el mayor, un tanto emocionado por la iniciativa de su hijo. Pues, desde que su esposa había fallecido, el menor no ha estado muy cercano a él.

— Es..es algo sobre el pueblo, padre. Me encuentro preocupado por la situación económica que tiene. Como seré el nuevo Sultán, supongo que debo tener las cosas claras sobre mi futuro pueblo, ¿cierto?

— ¡Hijo mío, que alegría! Por fin muestras algo de interés por el pueblo, ¿ya te has decidido en contraer matrimonio?— Preguntó el hombre con una gran sonrisa, mostrando sus hoyuelos. Palmeó con suavidad la espalda de su progenitor, sintiéndose feliz de aquella confesión.

— Me está interesando en cierta manera..claramente aún no estoy preparado para casarme, pero, me gustaría ya empezar a ver todo lo que tiene que ver con Ágrabah. — Dice mientras miraba a su padre, sonriendo al verlo tan animado.

Le preocupaba tanto el tema de la pobreza y la violencia, por primera vez se sentía tan interesado en ser Sultán.

— No voy a mentirte, la situación en la ciudad no está muy bien. Hice algunas malas inversiones y además de eso seguimos pagando deudas a otros pueblos por los costos de la guerra que tuvimos hace poco. Tuvimos que subir algunos impuestos y estamos trabajando para comenzar un contrato con China. Para eso necesitamos más dinero, es complicado. —Explicó el Sultán.— Por cierto, ¿por qué tienes ese oscuro atuendo sobre tu túnica?

— Eso no importa. ¿Y qué hay de los guardias? ¿Tienen algún jefe quien les da órdenes?

— Oh, Kim Mingyu se encarga de eso. Ha sido jefe por un largo tiempo, hijo. ¿Por qué tienes curiosidad hacia los guardias? — Preguntó el mayor, un tanto nervioso por la mención de ese hombre.

— Desearía hablar con él acerca de eso, por favor. —El rubio no podía pasar por alto las palabras del lindo castañito que había conocido.

— Él ha estado muy ocupado últimamente, no creo que tenga tiempo ahora mismo. ¿Eso es todo, hijo? Debo seguir escribiendo algunos contratos. —Dice con rapidez, atrayendo uno de los papeles que tenía cerca.

—Hablaré con él en algún momento, gracias por escuchar. — Habla su hijo, algo confundido por su reciente comportamiento. Se levantó y salió de aquel salón, notando que el guardia estaba a minutos de dormirse estando de pie. Soltó una pequeña risita y se dirigió a la cocina, tomando un canasto para poder echar todo tipo de alimento. Lo primero que sacó fueron dos botellas con leche de banana. Colocó pan, frutas y verduras de su huerto privado, queso, granos de cacao y mucho más. Llenó hasta que la capacidad del canasto se vio en su límite. Miró a los lados para verificar que los guardias estaban distraídos y se apresuró en tomar la canasta e ir hasta su cuarto. Dejó el canasto detrás de un mueble de marmol y volvió a recostarse en la cama, notando que su mascota estaba a punto de dormir.

— Yeontan, mañana tendrás que volver a cubrirme. Iré a la casa de un nuevo amigo, él es un chico tan bonito, ¡sus mejillas son rosaditas! A pesar de ser un ladrón, se ve tan humilde. — Dice mientras acaricia el pelaje del animal, recordando al menor y al pequeño conejito que tenía. Sonrió levemente, mirando hacia su balcón, sabiendo que Jungkook estaría mirando su palacio.

—Él se merece todo lo bonito que hay en el mundo.

Taehyung pronto se quedó dormido con ese pensamiento, sin saber que alguien fuera de su habitación, había escuchado sus palabras.

— Oh, Kim Taehyung, eres igual a tu padre.





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