CAPÍTULO 66: Un error
Tiago
—¡Que ahorita estamos peleando por causa suya! —escupió Érika, rompiendo con aquel breve silencio, mas añadió casi de inmediato—: Fue un accidente, ya, perdón —dijo de mala gana.
—Eres una tremenda petulante —espetó Gloria, interviniendo nuevamente—. Un perdón no basta, ¿cómo se supone ahora concluiremos el partido? No tengo relevos y sabes muy bien eso, no podemos jugar diez contra once. Así que, por infringir tú las reglas y más siendo capitana de tu equipo, la victoria es automática para el mío.
—Ah, mira tú ahora, una aprovechada descarada —le aseveró Érika déspota—. Despacho a alguien de mi equipo y terminamos este partido diez contra diez, y ya. No pienso echar todo por la borda —decía furiosa.
—Un momento, mamasita —la detuvo Gloria en seco—. Tú fuiste la que efectuó la agresión, noqueaste a una de mis jugadoras, así que da igual que seas la capitana de tu equipo, la que tiene que irse eres tú —le aclaraba Gloria igual de airada.
—Entonces se suspende el partido hasta nuevo aviso, y el gol que efectuó Natalia queda nulo —determinaba Sara—. Nosotras no jugaremos sin Érika.
Entonces reparé en su comentario.
—¿Dijiste Natalia? —le pregunté sin perder tiempo—. ¿Cómo sabes quién es ella? —entonces vi que se quedaba pálida y me miraba con los ojos muy abiertos, sin saber qué decir.
Lo sabía, pues el que calla otorga, y más estando el susto plasmado en su rostro. Ella y Érika estaban muy al tanto de Natalia y de mí, y no era que Érika le hubiese pasado el dato recién ayer, puesto que yo en ningún momento nombré a mi amiga y presenté a ambas chicas.
La cuestionante es: ¿cómo? ¿Cómo se enteraron? Si solo sabía sobre el asunto…
Obtuve la respuesta de inmediato.
Busqué a David con la mirada, y lo hallé a unos pasos detrás de mí.
—¿Les contaste sobre Natalia y sobre mí? —lo interpelé. Y su talante era como si recién estuviera procesando todo lo que estaba ocurriendo.
—Solo a Érika —confesó—. Es que ella me dijo por WhatsApp: «¿Qué es del Tiago?», entonces yo hice bromas al respecto hasta que le conté que una chica te estaba moviendo el tapete y, pues, sin quererlo solté la sopa. La verdad no entiendo qué está pasando aquí, estoy más perdido que Colón en América y no creí que fuera malo contarle a Érika si me preguntaba.
Entonces lo comprendí. David no es mal chico ni se anda con segundas malas intenciones, mas no es de guardar secretos y es más fácil que la tabla del dos sacarle información.
Aunque concordé con él, me hallaba y estoy igual de perdido. ¿Por qué Érika decidió espiarme? ¿Por qué sacó información a David? ¿Cómo es que intuyo que está al tanto de muchas cosas y Sara sabe perfectamente de qué se trata su repentino interés? Son mejores amigas, es de esperarse.
—A veces hablas por demás —le reconvine a David, quien al notar mi seriedad guardó silencio; empero, mirándome como si ocultara algo más. No estaba enojado con él, ¿pues cómo podría haber sospechado lo que tramaba Érika?, mas faltaba algo por desvelar—. ¿Qué más le dijiste? —quise saber.
—S-solo que salían y que se notaba que tú estás perdidamente enamorado de esa chica, que van a ver puestas de sol juntos cerca a esa plaza y pasamos los tres algunas tardes en mi casa, pero que a veces parece que ella sufre mucho porque hay veces en que se la ve llorando, o abatida; le dije que sospechaba que quizá era por algún problema en su casa, o sus padres y… —Al principio titubeó, mas poco a poco fue hablando con más desenvoltura.
Deduje que había pasado lo mismo con Érika.
—Está bien, bro —lo interrumpí, impertérrito, pues así es él, siempre fue así y en sí no tenía la culpa, también porque nunca yo le pedí guardarme ese secreto—. Solo no vuelvas a contar así por así a otra persona ese tipo de cosas. Además, a Natalia no le… —quise decirle que a ella no le gustaría para nada lo que hizo si se enteraba, mas David me interrumpió.
—Natalia ya no está —afirmó. Entonces volteé a mi derecha y en efecto, no se hallaba ahí, ni en la cancha.
—Se fue hace rato —aseguró Sara, entonces la miré despectivamente por no haber avisado en cuanto se percató.
Es por eso que me encuentro tan anonadado, fui a buscar a nuestro lugarcito junto a David y no la encontramos. No paro de preguntarme adónde pudo haber ido.
Y lo más curioso es que poco después que me percaté de la ausencia de Natalia, me di cuenta que de un momento a otro Érika también había desaparecido.
CAPÍTULOS FINALES
789 palabras
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