CAPÍTULO 65: ¿Cuál es tu problema?
Tiago
Me anonadé, sí, ante lo que acababa de ocurrir; sin embargo, no lo pensé más y corrí hacia ella.
—Natalia, Natalia, por Dios, despierta —le pedía con voz no muy alta, mientras acariciaba su frente y su cabellera; la misma que tanto brilló el primer día que la conocí.
Mas su fisonomía permanecía impávida.
Me desesperé, pues Érika y Gloria solían usar balones duros para los partidos —no uno cualquiera— y no sabía cuán contundente podía haber sido el golpe contra la cabeza de Natalia.
Entonces, azogado, hurgué en mi mochila y saqué mi botella de agua, abriéndola y mojando en un chorro mi mano; y por consiguiente volviendo a acariciar su rostro como cuando el sonido no para de crepitar. Arriba abajo, en sus mejillas, en su frente y por donde nacía su cabellera.
Estaba anegado, azorado, agitado. Solo quería que Natalia reaccionara y abriera sus preciosos ojos, temía la brutalidad del golpe.
Entonces, como si un ser divino o la misma Natalia hubieran oído mis plegarias internas, ella comenzó a abrir sus párpados lentamente, como si la luz lastimara su vista; aunque en realidad era mi faz la que estaba enfrente suyo.
Tenía el ceño muy fruncido e intentaba parpadear sin mucho éxito.
—¿Te duele mucho? —le pregunté dándole una caricia en su mejilla izquierda. No obstante, ella no respondió.
Mi corazón se sobrecogió de temor. ¿Si como consecuencia se había ocasionado un daño grave?
—Fuiste tú —de repente oí la voz de Gloria, la cual sonaba acre. Por inercia levanté mi mirada hacia ella y vi que su vista estaba puesta en Érika, quien se encontraba enfrente suyo.
Allende, no supe en qué momento la gente presente se había aglutinado a nuestro alrededor.
—¡¿Cómo te atreves?! —bramó Sara, acercándose amenazante a Gloria, mas la mismísima Érika la detuvo agarrándola del brazo.
—Déjala, Sara —murmuró y alzó la barbilla—. Sí, fui yo. Mas no fue intencional. ¿Crees que siendo capitana de mi equipo sería capaz de cometer una falta tal?, no soy de las que les suele dar un pésimo ejemplo. Me conoces, Gloria, sabes que cuando algo no sale bien me frustro, hice una rabieta y tal parece que no es mi día de suerte hoy ni el de tu nueva jugadora —arguyó, alzando las manos como quien quiere desentenderse del asunto.
Entonces me harté, no lo soporté más. Estaba más que claro: Érika era una falsa y tenía algo en contra de Natalia; y le exigiría saber la razón en ese mismo momento. Quise incorporarme, empero, una mano sujetando mi muñeca me lo impidió.
Atisbé un brillo de temor en las pupilas de Natalia, y eso solo hizo corroborármelo todo, y dejarme un poco más sorprendido. Natalia es alguien con una fuerte personalidad, ¿qué podría haberle dicho Érika para que mi amiga me mirara de esa forma? Era inaudito para mí.
No obstante, solo pude esbozar para ella una efímera sonrisa y susurrarle que todo estaría bien, levantándome por consiguiente al instante.
—¡Basta de mentiras, Érika! —vociferé, poniéndome enfrente suyo. Entonces todas las miradas se posaron en mí, y la aludida me miró estupefacta por mi intervención—. Algo te traes con Natalia, eso lo intuí desde tu extraño comportamiento ayer. Como si ella te molestara, te irritara… y ahora la agredes —mi voz sonaba increíblemente molesta, y creí percibir un toque de repugnancia y decepción en mi mirada.
—Tiago, yo no… —Quería defenderse Érika, hablando pausadamente, lo que fue para desventaja suya porque no la dejé hablar.
—¡No-mientas-más! —le exigí asimismo entre pausas—. Te conozco, así como tu desenvolvimiento en los partidos, eres experta en esto y tu puntería es perfecta.
—Soy humana, Tiago; puedo equivocame alguna vez —aludió, encogiéndose levemente de hombros, aunque su semblante lucía intimidado.
Entonces pasé las manos por mi cabello, desordenándolo en un acto de exasperación.
—¿Justo contra quien efectuó el gol para el equipo contrario? —refuté, arqueando mi ceja derecha.
—¡Fue pura casualidad! —exclamó Érika, estallando.
—Dime de una buena vez —continué, ignorando su alegato—. ¿Cuál es tu problema con Natalia?
Entonces, se hizo un tenso silencio.
CAPÍTULOS FINALES
680 palabras
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