CAPÍTULO 57: Y tú, ¿qué?
Tiago
—¿A qué viene eso? —cuestiono, frunciendo mi ceño.
—¿Cómo que a qué? —espeta Érika, y Natalia nos observa muy confundida—. Si te has perdido vos, en vacaciones apenas y salimos una vez, y eso que fue después de que jugamos al fut; en clases ya no nos frecuentas tanto a la Sara y a mí e incluso últimamente nos visteas los whats —expone, suspirando al final—. ¡Se te extraña, wey! —exclama, dándome un golpe en el brazo izquierdo de improviso—. ¿O ya no quieres ser nuestro cuate? —me pregunta mirándome directamente a los ojos y cruzándose de brazos, ignorando olímpicamente la presencia de Natalia.
—Bueno —y como si pudiera leer mi mente, la aludida interviene—, creo que ustedes necesitan hablar tranquilamente, así que considero mejor que… —intuyo que iba a despedirse de mí, mas Érika interrumpe su acción.
—¿Por qué no me presentas a tu nueva amiga, Tiago? —indaga señalando con la cabeza a Natalia y poniendo sus manos sobre su cintura.
Ya no me gusta nada su tono de voz.
En un principio creí que estaba bromeando, pues Érika es de un carácter fuerte, rudo y bromista, y el ser entrometida e inoportuna es algo natural en ella; empero, la conozco y sé cuando algo verdaderamente la molesta, pues ella misma se encarga de hacer denotar su enojo. No es alguien que guarda su sentir para sí.
Es cierto que soy amigo de Érika y Sara, mas ellas saben muy bien —aunque nunca lo hayamos pronunciado en voz alta— que no soy uno íntimo, que no somos el círculo de amigos que comparten con total desenvoltura sus problemas y pesares. Especialmente con Érika la mayoría de pláticas eran sobre fútbol, música, colegio, hablar mal sobre algunos compañeros —o criticarlos— y en ocasiones Wattpad.
Es una chica que puede ser a todo dar, pero no precisamente una candidata a la confidente ideal, quien nunca criticaría el sentir ajeno.
También es verdadero que poco a poco dejé de frecuentarla junto a su amiga, no obstante, tampoco es como si mi compañía fuera imprescindible para ellas. Por eso me extraña su molestia.
—Contigo él sí tiene tiempo, ¿o no? ¿Me equivoco? —Érika interpela a Natalia, haciéndole un visaje directo—. Oh, ¡vamos! —le da un golpecito en el brazo derecho con mucha confianza, soltando una risita irónica—. Al menos te debe contestar los whats.
La tensión que acaba de formarse en el ambiente podría cortarse hasta con cuchillo de plástico. Pues yo estoy incómodo y comenzando a molestarme con la pelinegra, quien como siempre lleva su corto cabello recogido en una alta coleta, su polera verde de fútbol —la cual lleva su nombre y número en la espalda, y adelante la insignia de su equipo, del cual es capitana— y su short verde turquesa.
Y como Natalia tampoco es de guardarse las emociones y sentimientos, y asimismo no soporta la tensión —como así puedo notar que Érika no resultó ser de su agrado—, bufa y procede a hablar:
—Y tú, ¿qué? ¿Quién eres?
Entonces, Érika sonríe ampliamente. Y sé que esa sonrisa no augura nada bueno.
—Su chica. Un gusto.
520 palabras
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