CAPÍTULO 52: Al pasar los días

Tiago

(Tres meses después)

La amistad entre Natalia y yo en comparación de hace dos meses puedo decir que avanzó bastante. Intimizamos mucho más.

Compartimos -sin excepción- todas las puestas de sol e incluso mayormente casi las tardes enteras, hubo varias ocasiones en que hicimos nuestra tarea juntos.

No crean que esa plaza fue nuestro lugar definitivo, hubo muchos más donde también creamos momentos especiales. Visitamos centros turísticos en la ciudad, la galería de arte (a Natalia le fascina la pintura, pero me admitió que es algo floja para terminar los lienzos que comenzó en un arranque de inspiración), también en una heladería cercana a la plaza ya somos muy conocidos por la casera y los que trabajan allí.

Fuimos a la casa de David en varias ocasiones, quien no paraba en dedicarnos incómodas indirectas y shippeos, creo que hubo una vez en que le lancé la almohada en la cara para que se callara, justo cuando se metía un gran puñado de palomitas de maíz a la boca, pero Natalia le cayó bastante bien y le parece perfecta para mí. Jugamos muchos videojuegos entre los tres, luego la mamá de David nos invitaba -no siempre, cuando estaba y si era de noche-, una deliciosa cena, y cuando Natalia y yo nos apenábamos insistía con que no era ninguna molestia. Luego vimos varias películas y extrañamente el que se quedaba mayormente dormido era David, aún así fuese la mejor película de acción por ver. Debo aclarar que sus ronquidos son bastante insoportables, parece que una legión de insectos se ahogara en su garganta, yo aprovechaba de grabarlo para molestarlo luego, pero una noche Natalia se aburrió o exasperó a tal extremo que le metió un puñado de palomitas de maíz con salsas kétchup y mayonesa a la boca. Eran graciosos sus intentos fallidos para roncar, pues acababa babeando las salsas exageradamente. Al poco rato despertó, fue épica la forma en que se atoró. No sabía si enfurecerse o avergonzarse con nosotros cuando le explicamos el por qué, al final optó por ambas cosas.

En una siguiente ocasión el que se quedó dormido fui yo, y como no ronco en venganza David en complicidad con Natalia decidieron hacerme la maldad de maquillarme el rostro como un travesti.

Yo ni percatado cuando desperté. Tampoco comprendía el porqué de sus risitas. Casi me voy así a mi casa cuando llegó la mamá de David y exclamó con horror al verme. Quise morirme, corrí al baño a limpiarme inmediatamente. Gracias a Dios sólo era un lápiz labial color fucsia chillón y sombras verde limón con rosa, con un poco de base sonrosada.

Me enfadé al día siguiente con ellos, pero no pude negarme a los perdón de Natalia. Ella sin duda aprendió a como manipularme.

Desde allí procuré no quedarme dormido en las siguientes sesiones de películas.

Pero a Natalia sí le ganó el sueño en dos ocasiones. En la primera David optó por no vengarse de ella también por lo de las palomitas, pues Natalia había tenido un mal día en su casa y era más que evidente que había llorado. Ni bien lo noté la abracé, la conduje al sofá, David puso una película de acción para que se reanimara (pues le encantan), pero se durmió a los diez minutos con su cabeza recostada en mi hombro.

Dios, es tan hermosa, parece un ángel cuando duerme. En ese momento me detuve a contemplar detenidamente y de cerca su rostro, mientras continuaba acariciando su cabellera. Insisto, es simplemente hermosa. Su piel blanca, su cabello castaño que se asemeja a un chocolate, sus labios sonrosados, lo suave que es su piel y su respiración acompasada.

No me causaría de observarla nunca. Pero para que ella durmiese más tranquila me levanté, la recosté sobre el sofá, traje una colcha de mi cuarto y la tapé con eso, seguido en un beso en su frente.

-No cabe duda, compa -llamó mi atención David-. Tú estás enamorado.

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