CAPÍTULO 49: Corazón oprimido

01 DE JUNIO, 2018
Viernes

Tiago

Nada.

Nada de nada.

No encontré a Natalia en Facebook; bueno, sí, encontré bastantes, pero no a mi chica de los atardeceres.

En los perfiles que encontré —cabe destacar que me sentí y aún siento como un acosador múltiple—, no había ni una imagen de algún paisaje y todas tenían al menos una fotografía suya, unas tres con los pechos o glúteos bastante sugestivos (también me sentí como un pervertido por el solo hecho de entrar a sus perfiles). En fin, ninguna era la Natalia que busco. Estuve hasta las 04:00AM en eso.

Es cierto que me faltó varios perfiles por revisar, pero el sueño acabó venciéndome. Me dormí encima mi laptop —que por suerte estaba cerrada, sino no sé qué estragos habría hecho con mi teclado—, y hoy en clases fue un verdadero logro mantener —apenas— mis párpados abiertos. Tan épico debió ser mi rostro que David me hizo un meme.

Seguiré buscando más tarde, de momento no me queda otra que esperar a que Natalia aparezca, si es que lo hace. Temo mucho a la idea de que tal vez… no la vuelva a ver más. Trato de ignorar ese pensamiento aunque cada vez esa posibilidad se hace más presente en mi mente.

Decidí saltarme el almuerzo hoy, estoy yendo directo del colegio a la plaza, les dije a mis padres que tenía que hacer un trabajo con David (ya saben, la mentira cliché), porque se me ocurrió que tal vez Natalia pase por ahí también camino a su casa después del colegio.

Por favor, no sé qué más hacer.

Mientras camino voy pateando las piedras que encuentro por el camino, divagando en mi mente, por inercia me seco una lágrima gruesa que se me acaba de escapar. Espera, ¿tanto me afectó la desaparición de Natalia para que esté… llorando? Bueno, llorando en sí no, pero siento como si me hubiesen estrujado el corazón con fuerza.

Levanto la vista para ver si ya llegué, y entonces… Un momento, creo que acabo de ver una silueta femenina más adelante parecida a la de…

¿Natalia?

Apresuro mi paso más para corroborarlo, ¡y sí! ¡Es ella! Una extraña euforia y dicha me invaden y sin pensarlo siquiera corro hacia ella.

Abril no pudo iniciar de mejor manera.

—¿Tiago? —pregunta con el ceño fruncido, pero no le doy tiempo a nada.

La abrazo.

La abrazo muy fuerte, aferrándola hacia mí, cerrando mis ojos y centrándome solo en ese reconfortante abrazo. Lo necesitaba, vaya que sí. Quiero sentirla cerca, que no es un sueño… Que al fin la encontré.

—Por favor Natalia, te lo pido —hundo mi cabeza entre sus brazos—. No te alejes de mi lado, ya no. Quédate conmigo.

439 palabras

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top