CAPÍTULO 37: Cerca a un beso

Tiago

Al llegar a casa comí lo más rápido que pude, me lavé los dientes y le avisé a mamá que saldría.

Lo hice corriendo, luego a paso apresurado y de nuevo corrí. Ahora estoy a punto de llegar.

Y ahí está.

Tan hermosa como siempre, con su cabello ondeándose al viento y con un libro en mano; trae una distraída sonrisa. Dios, tiene la total fisonomía de un ángel. Tal como en mi sueño.

«No, Tiago, ¡no pienses en eso ahorita!»

Me quedo unos buenos momentos contemplándola, y ahora que lo pienso llego a la conclusión de que fui un idiota por no haberme acercado a hablarle antes, a estas alturas ya seríamos amigos. Mentada timidez, pero en fin, eso ya no importa ahora, que es cuando me es imposible no gritar:

—¡Natalia! —jamás creí que me sentiría tan entusiasmado por pronunciar un nombre tan común.

Entonces ella voltea con lentitud o eso me parece, y tampoco sé si me lo estoy imaginando o ella adquirió un brillo especial en sus ojos al verme. Ese fulgor es una de las cosas que más me gustan de ella.

—Tiago, ¡hola! —sonríe al verme y se para, dando unos pasos hacia mí, pero yo apresuro más mi andar.

—Hola —sonrío y me sonrojo de nuevo.

—Hola —repite ella y a diferencia de mi sueño «no pienses en eso», soy yo quien toma la iniciativa de darle un beso en la mejilla a modo de saludo. No obstante, involuntariamente, ¡mis labios acaban de detenerse ahí!

Plantados en su mejilla.

Dios, qué piel, tan tersa tiene. Se siente mejor que en mi sueño, mucho, mucho mejor. «Ya basta».

Me separo con lentitud y nuestras miradas cruzan. «Tal como en tu sueño». ¡Ya cállate, subconsciente contradictorio! Ella me mira extrañada, sus ojos revolotean en un vaivén por los míos. Se ve tan adorable.

Y así entre mirada y mirada tal y como soñé bajo mi mirada a sus labios, que se ven el doble de apetecibles que en mi sueño. Entonces me acerco más, y más, reduciendo el pequeño espacio entre nosotros. «Quieres besarla, admítelo». Lo admito, lo admito subconsciente. Hago la tentativa de cerrar los ojos poco a poco, para así juntar mi rostro con el suyo y…

—Y ¿eso? ¿Qué fue? —me pregunta extrañada y con una expresión algo atontada, retrocediendo unos pasos. Un momento, ¿acaso se acaba de ruborizar? Y trata de disimularlo colocando un mechón de cabello tras su oreja.

—¿Eso? Este… —no titubees ahorita. Tampoco te rasques la nuca—. Fue un… beso de saludo, ya sabes, para saludar.

No pude ser más tonto. Por favor, un premio a la frase más tonta del planeta.

—¿Que no es obvio? —ríe ella—. Eres muy gracioso, me caes bien. Tu cara de tonto es lo más chistoso, ¿sabías? —me golpea levemente el hombro y entonces regresa a su sitio.

Ahora de verdad debo de tener una cara de alelado. Y más que ser romántico creo que soy un futuro bufón.

N/A:

Se me extendieron las palabras en este capítulo. Es que hay interesantes cosas futuras entre ellos que contar y me gusta ser detallista 🙈😅

¿Qué les pareció este primer acercamiento entre ellos? Jajajaja, pobre Tiago, lo troleó Nati.

502 palabras

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