Natalia

Ya van cinco segundos pasados desde que le pregunté y no hay respuesta, primero se rascó la nuca y ahora se frota las manos, parece que está pensando en qué responderme. Pero yo no quiero que piense, quiero que me responda la neta, la verdad.

—¿Y bien, no piensas responder? —me cruzo de brazos y lo miro expectante.

—Yo… este yo… —titubea—. Me pareciste bonita y —hace una breve pausa—, solo me llamaste la atención —suspira leve.

—Hmmm, ¿hace cuánto que me espías?

—Y-yo…

—¿Hace cuánto? —lo miro directamente a los ojos, sus bonitos ojos…

—Hace tres semanas y media —admite algo cabizbajo.

—¿Tanto tiempo? Debo ser muy distraída como para no percatarme que estaba siendo observada.

—No lo hacía con mala intención…

—¿Entonces por qué no te acercaste a hablarme? —y mientras hablé nunca aparté mi directa mirada.

N/A:

Uy, nuestra Nat había sido de carácter, ¿no?

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