𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑂𝑐ℎ𝑜

Besos, caricias, y un amor que se vive a flor de piel. Dispuesto a vivir cada día como el último sin importar nada más que eso, pero como no hacerlo si en poco tiempo me han  hechizado aquellos ojos como si fuese la luz de la luna llena quien me viera directamente cada día, aquel brillo me elevan al cielo hasta tocar las esponjosas nubes que rodean el cielo las veinticuatro horas del día y no puedo dejar atrás a su hermosa sonrisa; llena de emociones, besos con sabor a pasión, miradas coquetas que me envuelven en el placer, nuestros cuerpos se comparten desde el inicio de esta relación en la que muchos de nosotros solemos perder la cordura y ninguno se encuentra excepto de vivir el reconocimiento mismo de perder la cordura gracias al amor que te encuentras experimentando.

Sebastián es mi amor fugaz, esos que llegan repentinamente cuando no esperabas nada y que probablemente así de rápido se vaya sin mirar atrás, pero no tengo intenciones de imaginar situaciones de las que no estoy muy segura de si sucederá o no, es una maldita locura vivir con la angustia de qué algo acabe cuando todos los días le das un beso y un abrazo para iniciar cada mañana, o como hacer con aquel beso de buenas noches y estar el uno cerca del otro abrazados hasta quedarnos dormidos. 

Por más que trate de imaginar no verlo, simplemente no puedo. Él se ha ganado cada parte de mi corazón, tiene un lugar seguro que deja que lo ame con todas las fuerzas de mi ser; cada segundo vivido a su lado es como vivir el último con tanta intensidad que sin duda me deja sin aliento, estar al otro lado del mundo hace que muchas situaciones parezcan absurdas para mí yo del pasado, jamás creería que encontraría algo tan hermoso en mi vida a miles de kilómetros de distancia pero me hace muy feliz por lo que creo que lo volvería hacer porque no tengo arrepentimiento alguno.

—Los días están corriendo más rápido de lo normal — menciona Laura. 

—Tranquila, va normal. 

—¿Cómo harás con mi hermano? — pregunta. 

—Seguiremos juntos, no te preocupes por eso seré una buena chica como siempre.

—Hablo de la distancia. — Noto la angustia en su rostro y la entiendo perfectamente, está preocupada por su hermano.

—Ya nosotros hemos hablado de eso — contesté sinceramente.

—Y él está de acuerdo en seguir con eso que tienen.

—Es un noviazgo, esto tiene nombre aunque no nos importe las etiquetas.

—¿Y si se acaba? 

—Somos adultos, no niños a los que hay que decirles que hacer durante el día. 

—Bueno al parecer están muy seguros de lo suyo. Yo no aguantaría estar lejos de Gabriel, él es mi novio, estoy gran parte del tiempo haciendo planes con él y disfrutando del tiempo que podemos pasar juntos. No me vería a miles de kilómetros lejos de la persona que amo, eso sería fatal y en mi cabeza me imagino esa situación aún mucho peor de lo que estoy segura sería.

—Bueno él sabía que yo no era de aquí y yo se lo dejé muy en claro y él aceptó todo por eso es que estamos juntos, sino no lo estuviéramos, ten eso en claro no seré culpable de nada. Ninguno lo será.

—Y no te da miedo que él pueda fijarse en alguien más.

—Laura, tu hermano estuvo solo todo este tiempo, no creo que pueda engañarme. Y si fuese así, creo que debería hacerse responsable de sus actos, sin embargo, estoy segura de lo que estamos viviendo en el ahora y estoy feliz.

—Pues tengo novio pero en los hombres no se puede confiar tan ciegamente.

—Él pelea por mi y sé que no querrá dejarme fuera de su vida y en una vida en la que él no sea el dueño de lo que desde ya dice que es suyo.

—Se nota que no eres de acá.

—No soy de estar detrás de una persona para que sepa que no debo engañarme, si me engaña sabe que habrán consecuencias. No soy de rogar por el amor de un hombre, si Sebastián hace algo que claramente sabe que no debe no puedo más que dejarlo ir sin más, no perdono la mentira y mucho menos los engaños y creo que él lo sabe a la perfección, además él pasó por algo similar y tampoco lo hizo ¿Por qué lo haría yo? 

Ella salió de mi habitación tal vez con un sabor amargo de haber sabido que ambos somos adultos y responsables de nuestros actos, si se arrepiente de lo que hizo está bien pero debió pensar antes de actuar. Yo no puedo estar allí pendiente a cada paso que da, tampoco vigilar con quién habla y con quién no, no puedo hacer algo que en su interior él sabe que no debe hacer. 

Sebastián es alegría no voy a decir que no, porque eso sería una completa mentira, y no soy capaz de decir calumnias sobre él. Sé que lo extrañaré cada día pero ambos sabíamos lo que hacíamos y lo difícil que sería seguir adelante después de mi partida a Francia, Colombia es hermosa pero mi vida entera ha sido en Francia y así no más no puedo cambiar todo lo que he vivido en aquellas carreteras, aquel clima y las flores que se logran ver algunas veces en primavera. No puedo tampoco cambiar por completo mi vida si él dice también que la suya se encuentra acá.

—¡SORPRESA! — Escucho a mi chico entrar a mi habitación gire mi vista hacia él y veo que trae un ramo de girasoles en sus manos dejándome anonadada, no pensé empezar a recibir regalos cuando no llevamos mucho tiempo juntos, pero él y sus detalles me enamoran cada día, es como si estuviese viviendo mi propio cuento de hada. 

—¡Qué hermoso! ¿Cómo supiste que son mis favoritos? 

—No puedo revelar mis tácticas de espionaje y mucho menos a mis fuentes  — suelta una pequeña sonrisa y veo ese hermoso brillo en sus ojos, el amor nos hace ver el mundo más hermoso pero también tenemos el lado gris del amor incluso cuando eres inmensamente feliz. 

—Están súper hermosas, yo no sé qué decir y son eternas. —Doy brincos por la emoción de recibir un ramo que nunca se marchitara.

—Para que las tengas siempre contigo y te acuerdes de este hombre que ama cada parte, sentido, y emociones de ti. Porque no importan si son virtudes o defectos estoy enamorado de cada uno de ellos hasta volverme loco de amor. 

—Te amo — me lanzó a él para darle un beso suave que nos hace sentir hasta por los poros el amor que cada día nos prodigamos como aquél que cree poder vivir una vida entera en este mundo donde la vida es una bomba de tiempo que puede estallar y parar tu corazón sin previo aviso; convertir un frío cuerpo en solo recuerdos, pero es que diablos amo a este hombre cómo no soñar con una eternidad a su lado.

—Yo te amo mucho más, mi francesa. — Logró sentir una sonrisa de su parte por sobre mis labios haciéndome perder la cordura y volver a juntar mi boca con la suya en un beso mucho más pasional que el anterior.

—Eres el mejor regalo de verano que he recibido en muchos años, Sebastián.

—Y tú has sido el mío, mi pequeña francesa. Eres todo lo que hace que mi corazón palpite y que mi cuerpo se mueva inconscientemente para ir a tu lado sin pensarlo dos veces porque no hay nadie más que tú en mi vida.

—Me encantaría parar el tiempo y quedarnos así, juntos. — Comenté siendo perfectamente consciente de lo que duele decir eso en voz alta, y mucho más a Sebastián.

—Pero el tiempo corre y nosotros dependemos de él;  porqué de cada minuto es importante para que hagamos lo que sea necesario para que no sean olvidados y los lleves siempre en tu corazón. No quiero desperdiciar el tiempo, quiero estar a tu lado Fleur, aún a millones de kilómetros, quiero estar contigo.

—Yo también quiero quedarme a tu lado, no quiero ser separada de ti pero tus estudios y los míos están de extremo a extremo — Me gane un cupo en la universidad que quería y la acepte después de platicar con él y estuvo de acuerdo que lo aceptará, era una oportunidad tan grande que simplemente no podía dejar atrás. 

—Lo sé, además yo estoy adelantado, no puedo irme así sin más, es mucho dinero invertido en todos los semestres que he estado, tampoco puedo dejar esto sin mirar atrás, ha sido años de esfuerzos y mucho trabajo.

—Y yo no seré quien te diga que dejes tus estudios, eso jamás. Lo que sí puedo pedirte es que ayudes a qué esto permanezca igual cuando la distancia comience hacer sus efectos, que el amor vivirá cada día como ahora, solo te pido que nada de esto que siento por ti cambie así como yo haré que ese sentimiento hacia mi permanezca contigo incluso en tus sueños protegiendo cada parte de ti.

—No dejaré de amarte cuando eres tu mi chica, mi francesa. Eres la dueña de mi otra mitad de vida, tú lo eres todo y reparaste incluso lo que estaba perfectamente bien y hasta lo que tú no rompiste, reparaste cada parte de mi sin siquiera preguntarme qué tenía, solo lo hiciste.

—Sebastián, día tras día estaremos en comunicación y no dejaremos que esa chispa se nos acabe, no podemos dejar que algo tan intenso como esto se muera sin más.

—Nunca se apagará, te lo aseguro. 

—Te amo tanto. 

—Yo te amo mucho más, eres mi vida entera.

Nos dimos un abrazo sintiendo el calor que nuestros cuerpos emanaba y que nos envolvía en el fuego de aquel amor y el sol veranero que nos hacía desear ir a la playa, pero tampoco teníamos ánimos de salir, queríamos estar en casa y tener un tiempo tranquilo.

Cocinamos juntos, la verdad es que Sebastián en la cocina es un desastre, sirvió para picar, es rápido, y las sabe hacer en pequeños cortes. Estuvimos haciendo un arroz y un pollo sudado, muy común de acá en Colombia, pero Sara me ha enseñado cómo hacerlo y me sale muy bien, mejor de lo que literalmente yo esperaba. Nunca tuve la fe de que me pudiera adaptar tan bien con todos ellos, creí que sería como la plaga a la que todos incluirían, no creí que me harían sentir como si tuviera años viviendo aquí, es impresionante como ninguno tuvo que cambiar nada para que pudiéramos seguir con nuestro día a día.

Luego de cocinar y almorzar ambos decidimos que Laura debía lavar los platos, se quejo millones de veces pero su mamá nos dio el lado, claro cocinamos a voluntad propia, y aún así decidió hacer el dichoso piedra, papel, o tijera y Sebastián le ganó y ya no hubo más que hacer, se resignó y pidió que viéramos una película más tarde y poder hacer crispetas para comer y creo que iría por algunas gomas para mezclar dulce y salado.

—¿Qué te parece si compramos este cariño? —Miro su teléfono y tiene más imágenes en Instagram de una tienda de accesorios y quiere algo para los dos. 

—Sin duda sí — contestó al ver la foto de unas cadenas de lunas y sol.

—Yo soy la luna — comenta Sebastián de una.

—Te iba a pedir de todos modos que yo fuera el sol. 

—Por lo ardiente que eres — muerde su labio inferior y ya se en que sentido lo dice.

—Si, o crees que soy lo contrario — le sigo el juego.

—Nunca sería capaz de decir eso, sí la primera vez que te vi en ese vestido verde me pareciste la mujer más ardiente del lugar, quería envolverme contigo pero no sabía cómo hablar y terminé molestándote como chico de dieciséis años que no sabe  por qué su boca hace cosas diferente a lo que su cabeza le dice.

—Pero no fue tan mal, me atrajiste a ti con esa mirada tan segura y tu postura tan firme.

—Que chica tan traviesa, juro que creías que era ese típico chico malo que trata mal y después es toda una adoración.

—Si, pero tú fuiste una adoración desde el principio, bueno dejando aún lado aquellas miradas que me hacían sentir desnuda frente a ti.

—Solo quería tener un poco de contacto visual. Nada más. 

Solo seguimos la tarde o mejor dicho la peli que sería vista en la tarde terminó siendo en la noche porque Laura se entretuvo mucho el camino ya que se encontró con Gabriel, su novio y comieron dizque un helado y no se percataron de la hora pero sirvió porque yo quería ver una película de terror. 

—Creí que eras de las que se asustaba con este tipo de películas.

—Me creíste muy mal cariño, porque me gustan.

—Eso noto, ya veo que no dejas de sorprenderme.

—Nunca — mencioné con una sonrisa y llevando algunas crispetas a la boca.

—Vas a tener que dormir en mi cuarto está noche — él mencionó a voz baja.

—¿Y eso? Tienes miedo.

—Quiero dormir con una sexi y terrorífica francesa que me haga ir al infierno una vez más con sus besos y movimiento de cadera.

—Una sexi y terrorífica francesa, eso suena muy bien para ser ficción.

—¿Quién dijo que era ficción? Podemos crearlo, por eso la noche es larga.

—Y placentera — mencioné lamiendo mis labios para humedecerlos un poco.

—Ya tu lo dijiste, nena. 

—Me gusta cuando mezclas lo sexi con lo romántico.

—Contigo vale la pena ser las dos al mismo tiempo.

—De eso no tengo duda porque contigo me pasa igual, eres tan sexi que sin duda no puedo dejar de imaginar tantas cosas que podría hacerte.

Una noche en la que ahora es mi familia, la única que me queda y que tengo gracias a mi madre que se hizo muy amiga de Sara, y yo de Laura. Aunque ahora que estoy aquí no hablamos mucho ya que pasa mucho tiempo con su novio, es algo que aún no logro comprender pero es que ella no lo entiende, ella es quien siempre da y casi nunca es la que recibe, algunas veces o la mayoría del tiempo ella es quien debe recibir esos pequeños detalles que enamoran pero ha pasado mucho y no veo cambios satisfactorios en él, la sigue tratando como si fuese cualquier chica, pareciera que solo fuera sexo para él.

La hace sentirse menos importante aún cuando le decimos que debe seguir adelante sin él en su vida pero el amor es una montaña rusa de emociones y solo debemos dejar que ella choque con la realidad y cambie para bien su vida.

Aun no entiendo cómo fue que ellos terminaron juntos si ella siempre me hablaba de que quería a un hombre que la quisiera, la cuidara, la protegiera, uno detallista, que la ame como si fuera la única mujer del mundo y Gabriel solo es un chico de salir y tener sexo con ella, parece mujer utilizada si lo miras desde afuera.

Sin embargo, no soy quien para juzgar cuando yo también tengo defectos que tal vez aún no reconozco pero los demás sí, pero cuando eso suceda creo que lo conveniente es aprender a mejorar. Y por desgracia le va a tocar aprender a levantarse sola.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top