Capítulo 4. Sonrisas y lágrimas.

Capítulo 4. Sonrisas y lágrimas.

El día ha amanecido nuboso pero no llueve, al menos por ahora. Aunque estoy cansada, la cabeza me duele mucho menos que ayer. Me esforcé mucho en controlar el champagne que bebía, cosa que no hice con los mojitos de la noche anterior... Después de una rápida aunque reparadora ducha, elijo el conjunto de jeans y blusa color melocotón, el primero que me probé.

Cuando llego al salón, el café y las tostadas de avena ya están listas y, por supuesto, el azúcar de coco, el muesli integral con fruta liofilizada y mil pijadas más a las que me estoy acostumbrando demasiado rápido.

Hoy Juanant ha decidido llamar para que manden un coche de la empresa y a las ocho y media en punto, Richard Gere, que así es como he apodado al conductor que me recogió el día del cambio de look (cosa que Juanant le hace mucha gracia) se personifica en la puerta del loft de para anunciarnos que el coche está listo. Juanant le pide cinco minutos para terminar de lavarnos los dientes y coger los abrigos.

Cuando salimos de la lujosa limusina negra, nos encaminamos hacia el altísimo rascacielos cuyos pisos superiores se esconden entre las nubes. Tengo una sutil sensación de que todo discurre a cámara lenta, como en las películas esas en que los astronautas se dirigen hacia la lanzadera con esas luces brillantes de fondo y atraviesan una misteriosa niebla y esa enigmática brisa que hace ondear la típica bandera americana de fondo... Pues eso mismo pasa hoy en Madrid, la luz que se filtra a través de las espesas nubes, es tan blanquecina y tan homogénea, que nos aporta un toque muy de focos y el viento que acompaña al cerrado día hace ese efecto de casual pero intencionada brisa.

Cuando llegamos a Business & Style International S.A. la becaria está detrás del mostrador igual de perdida que ayer, si no más. Juanant, pone los ojos en blanco mirando al cielo y resopla como un pura sangre. "Calma" le susurro pero parece que esa palabra no entra dentro de su vocabulario... La saluda correcta y forzadamente, y vamos directamente hacia el despacho del jefe. Judith, la secretaria personal Don Jose Manuel, está en el mismo sitio que ayer, con la misma expresión de ayer y el mismo moño de ayer. Es una joven, rubia guapísima, pero para mi gusto parece que le han metido un palo por el...

-          Buenos días, Judith, ¿ha llegado ya? – pregunta Juanant señalando la puerta e interrumpiendo, afortunadamente, mis pensamientos, a la vez que me invade una potente sensación de dejà vú.

-          No, y me temo que no lo va a hacer. – La mirada de Juanant es doblemente inquisitiva, de modo que la guapa secretaria sigue hablando. – No ha podido regresar de Milán pero me ha pedido que les comunique que realizará una videoconferencia a las diez en punto para tratar con ustedes los temas pendientes.

-          Perfecto. ¿Sala azul? – afirma Juanant irónico, preguntando con resignación.

-          Correcto.

-          Ok, bye.

Juanant pasa de nuevo de la becaria sin ni siquiera volver la cabeza cuando pasamos delante del mostrador de la entrada de camino a la sala azul dónde decidimos preparar unas infusiones mientras esperamos la video-conexión y comentamos la velada de ayer.

Los recuerdos son mágicos. Todo el esfuerzo, todo el trabajo, todo la perseverancia, dieron sus frutos y "¡de qué forma!" Incluso Juanant cerró un par de tratos con clientes que le quisieron alquilar la nave para fiestas privadas o presentaciones de productos; claro, que Juanant que está en todo, se lo alquiló junto con el prefecto equipo de trabajo que forman Salva y sus chicos, y mi querida Merchi. Eso por no comentar que la banda de mi Adri, también ha sido contratada para hacer de teloneros de no sé qué grupo de "peluos" rockeros, para el próximo verano. "¡Trabajo para todos! En serio, ¿la vida puede ser así de fácil? ¿Así de bella? ¿Así de llena de vida?"

Juanant me enseña videos y fotos que los invitados han subido a las redes sociales y así entre risas, comentarios medio ingeniosos medio ácidos, la gran pantalla de la sala se ilumina y aparece el holograma de la empresa, junto con una música corporativa bastante fea, me recuerda un poco a la película esa que me llevó mi niño a ver al cine, bueno a ver es mucho decir, más bien a que le saliera gratis la entrada y las palomitas, esa en la que los adolescentes se matan unos a otros en el bosque, ¿cómo se llamaba?...

-          Buenos días. – "Joder, ¡que susto!" La voz de Don Jose Manuel irrumpe más atronadora que la voz de Dios todopoderoso, el corazón se me va a escapar por la garganta.

El tono autoritario voz de Don Jose Manuel se escucha demasiado alto en un perfecto sonido envolvente pero la imagen sigue congelada en el sello de la empresa.

-          Buenos días, Don Jose Manuel. – Responde Juanant en tono aparentemente calmado. – Recibimos sonido pero no imagen – anuncia el muchacho.

-          A mí me ocurre lo mismo, pero lo importante es que el sonido llega sin problemas. – Sin dar tiempo a más réplica el jefazo continua diciendo... - Me gustaría saber a qué clase de descerebrado se le ocurre celebrar un desfile low cost sin mi permiso ni mi supervisión, en una nave del siglo pasado a las afueras de la ciudad, que ni aparecía en los navegadores. Y ya de paso me gustaría saber cómo ha sido posible que se invite a los asistentes vía e-mail o en su defecto whatsapp con menos de un día de antelación y cómo ha sido tan ¡jodidamente  barata! – por el tono chillón se nota que al final de la perorata ha perdido momentáneamente la compostura.

-          Señor anoche mismo le envié el informe con todos los detalles y permítame decirle que de haber estado Rita en su puesto todo, insisto todo, habría sido más parecido a lo habitual... - no le deja terminar.

-          ¡Sí, he recibido el maldito informe! – vocea saliéndose de sus casillas, aunque haciendo una sonora respiración profunda que me pone todo el vello de punta, vuelve a su tono ronco y autoritario - y, efectivamente, los costes se han visto reducidos en un 43% gracias a que el presupuesto de alquiler del local y el destinado a música, no se han visto comprometidos, así como una drástica reducción en mano de obra y en el catering. – Se detiene dramáticamente y me doy cuenta que estoy aguantando la respiración y... apretando el culo, ¡joder, cómo impone el maldito jefe! Y eso que solo se le oye, si llega a llegar la imagen me cago fijo. – No obstante y sin que sirva de precedente, le tengo que dar mi enhorabuena, - se nota por su tono lento y fatigoso que le ha costado mucho encontrar y pronunciar esas palabras... - Aunque me gustaría que me enviase las referencias de las nuevas compañías de interiorismo, decoración y restauración que ha usado, así como las de la banda, sobre la cual he recibido varios mensajes de felicitación. Y por último, le recomiendo que reconsidere el cobrar un alquiler por el uso de sus instalaciones.

-          Muchas gracias, Don Jose Manuel, en cuanto termine esta conexión le enviaré los informes que me pide. Y como ya le he dicho en el e-mail, no voy a cobrar nada, ha sido el debut de un lugar que creía perdido y con haberlo dado a conocer me doy más que por satisfecho.

-          De acuerdo, entonces... - Don Jose Manuel interviene con un tono pausado para, claramente, despedir la conexión y esta vez es Juanant quién lo interrumpe. ¿Qué irá a soltar este chico por su boca? Miedo me da...

-          Disculpe, Don Jose Manuel, la enhorabuena que acaba de darme no es para mí, al menos, al completo... - me mira y empiezo a negar con el índice y con la cabeza con los ojos muy abiertos y muy avergonzada. – Me alegra saber que usted, al igual que yo, está recibiendo llamadas de felicitación por el increíble despliegue de ayer, quiero que sepa que ha sido todo posible gracias a mi Angel Sue, una buenísima amiga, sin la cual, y en ausencia de Rita, todo habría quedado en un desfile aplazado. Ella ha sido la que ha buscado el sitio, el catering, la música y las empresas de reformas e interiorismo. – Me voy a morir, me noto ruborizada hasta las orejas, los latidos resonando en las sienes y las piernas como si fueran de gelatina, me tengo que agarrar con ambas manos al filo de la enorme mesa y apoyar un poco el pompis, menos mal que no hay imagen... - Es gracias a ella que hoy las redes sociales y youtube están colapsadas de vídeos de Pablo Alborán junto con nuestros modelos e invitados...

-          Vale, vale, vale... ya es suficiente. – Lo interrumpe. - Tu "amiga" ha hecho el trabajo de Rita, sin estar contratada para nosotros, así que no sé si eso es malo o peor. El fin nunca justifica los medios y ésta no es la forma de hacer las cosas en esta empresa, se te ha asignado una becaria que debería haber hecho todo eso. – A Juanant se le escapa una malvada carcajada que deja callado a Don Jose Manuel. - ¿Ocurre algo Juanant?

-          Con el debido respeto señor, dudo mucho que la becaria sea capaz de encontrar su coche en el parking cuando termine la jornada laboral... - me río en silencio sin querer aunque se me corta el cachondeo cuando oigo a Don Jose Manuel coger aire para intervenir, pero Juanant es más rápido y no lo deja empezar, argumentando... – Además, Angel Sue, efectivamente no trabaja para esta empresa porque trabaja para mí, en mi empresa de asesores de imagen, es mi ayudante personal y como tal ha actuado... - Juanant me guiña un ojo y sonríe.

-          Juanant no me líe. Sabe que necesita estar contratada para que desempeñe sus actuaciones y por cierto, ese contrato que tiene con usted es otra de las cosas que quiero ver, así como sus referencias... - Se produce un silencio incómodo que Juanant y yo soportamos estoicamente. – Y antes de que me arrepienta vaya con ella a Recursos Humanos y que le hagan un contrato temporal por obras y servicios. – Los ojos definitivamente se me van a escapar de las órbitas, ¡un contrato para mí!, en serio ¿acabo de encontrar un trabajo? Si me pinchan, no sangro.

-          De acuerdo. ¿Algo más señor?

-          Sí, gracias al ahorro que "han" – le cuesta hablar en plural pero lo hace - conseguido hacer en el desfile hay presupuesto más que de sobra y en dos días salen para el Caribe, para hacer el book de moda baño primavera-verano, necesito alguien de con capacidad de respuesta allí y con este catálogo no me la puedo jugar... – el corazón se me dispara "¿cóóóóómo? ¿el quééééé? ¿yooooo?" – Yo me reuniré con ustedes allí, en cuanto que pueda, y así podré conocer personalmente a esa especie de Hada Madrina que tiene usted por amiga, ahora les dejo me espera un vuelo a Berlín. ¡Buenos días!

El característico zumbido de fondo se detiene. El sello corporativo desaparece de la pantalla dejándola de color azul y con el mensaje "no signal" y entre Juanant y yo solo hay silencio, aunque juraría que mis latidos se escuchan rebotar y hacer eco contra las paredes de la sala azul.

Tengo los ojos abiertos como platos, las manos me tiemblan peor que si padeciera de Parkinson y soy incapaz de arrancar a hablar. Todo el rubor de mis mejillas se ha tornado en un pálido mortecino y toda la sangre se ha evaporado de mi cuerpo que permanece inmóvil a escasos pasos del de Juanant. Ambos permanecemos mirando a la pantalla durante un minuto que se me antoja más largo que una eternidad... Ya está, voy a morir de un para cardiaco y será ahora mismo.

Juanant se gira muy lentamente, me mira y empieza a reír a carcajadas. Mi especial estado de nerviosismo me hace seguirlo y rio sin motivo también. Reímos y reímos. Y saltamos. Y nos caemos y nos revolcamos por la perfecta y limpísima moqueta azul. Cuando conseguimos reponernos del ataque de risa, a duras penas conseguimos trepar hasta los mullidos sillones de cuero también azul que al ser giratorias nos suponen más risas, caídas y más risas.

Cuando conseguimos recuperar la supuesta compostura, Juanant, sentado frente a mí me coge ambas manos con sus manos y con una dulzura que yo sé que él tiene me felicita:

-          Enhorabuena Angel Sue, no solo acabas de ser contratada por Business & Style International S.A. y tememos dos días para preparar todo antes de volar al Caribe, para hacer las fotos del catálogo de moda de baño. Si no que además tienes un contrato conmigo de asesora personal. ¡Dos trabajos y un viaje de golpe!, ¿te lo crees?

-          Juanant, solo puedo decir una cosa: ¡La madre que te parió! – No sé si mi exclamación es de enfado, de incredulidad o de sorpresa, creo que todo junto. - ¿Cómo se te ocurre decirle eso a tu jefe? Si yo no soy más que una ama de casa vestida de nuevo... - afirmo haciendo pequeña bajo la cambiante mirada de Juanant.

-          Angel Sue, - me corta Juanant haciendo un gesto para que me calle, con la mano abierta, - nunca vuelvas a decir eso. Tú eres una mujer fuerte e independiente, que ha trabajado como una burra desde siempre para sacar a sus hijos adelante. Has sido madre, amiga, consejera, profesora particular, educadora, psicóloga, enfermera, y cocinera. – Se me empieza a hacer un nudo en la garganta y siento que los ojos me arden mientras retengo unas traicioneras lágrimas, mientras Juanant continua sin darme tregua. - Has sido ese abrazo después de una pesadilla y ese consejo antes de un botellón, has sido esa mano anónima que dejaba condones en los bolsillos de los vaqueros de tus hijos, has sido ese beso de enhorabuena cuando las notas no ha venido todo lo bien que deberían y esa sonrisa que todo lo ilumina en cada foto soplando velas y ese hombro sobre amigo sobre el que llorar... - la que ya está llorando como una magdalena soy yo cuando Juanant se da cuenta y espeta para sacarme una sonrisa... - ¡Si lo raro es que no se te rifen por las empresas! – La exclamación de Juanant funciona y hace que se me escape una carcajada-sollozo-ronquido. - Eres tan capaz de llevar diez cosas para delante que hacer dos ó tres te parece no hacer nada, pero sin tu ayuda nada, repito nada hubiera ocurrido, nada hubiera pasado, nada hubiera sido posible...

Ahora el que tiene los ojos emocionados es Juanant. A mí por descontado las lágrimas se escapan a borbotones y entre sollozo y sollozo solo soy capaz de decir:

-          Con lo de meter los condones en los bolsillos de los pantalones vaqueros de mis hijos te has pasado tela...

Ambos rompemos a reír a carcajadas y nos fundimos en un cálido abrazo a la vez que damos saltitos y nos permitimos un par de minutos para llorar y reír, todo a la vez pero agusto.

 

Continuará...

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