Doce.

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No llegaron ni a acomodarse alrededor del DT y saludarlo antes de que este les saltara al cuello, con las manos en su cadera y una expresión seria y molesta en el rostro.

—¿Se puede saber dónde estaban y por qué tardaron tanto? —preguntó, en un firme y alto tono de voz digno de un profesor de educación física retando a sus alumnos. Totalmente preparado para meterle tremendo castigo al primero que se quisiera hacer el vivo.

Uno diría que en una situación así no era conveniente hacer ninguna broma ni pasarse de «confianzudo» con Scaloni, que lo mejor era bajar la cabeza y comportarse bien. Pero estamos hablando de la selección argentina, y ese tipo de pensamiento lógico no funcionaba con ellos.

—Tuvimos un partidito con los de México, por eso tardamos —respondió el Papu Gómez.

—Eso y que en realidad fuimos para que Leo vaya a hacerle ojitos a su omega y se pongan un toque al día —agregó Enzo, codeando a Julián, quien le susurró "¡no digas eso, boludo!" en tono de alarma y como advertencia debido a la mirada que Scaloni les estaba dedicando.

Aunque nada se comparaba a la cara que hizo el DT una vez que procesó lo que Fernández dijo; se volvió hacia Messi, todavía con las manos en su cadera, y lo miró de una forma tan penetrante que todos alrededor pudieron sentir la presión en el ambiente. En los ojos de Scaloni había una advertencia, un brillo que solo el diez pudo identificar e interpretar.

Scaloni no estaba feliz con esta noticia, pues sabía todo lo que podía costarle al equipo el tener al capitán distraído. Apretó la mandíbula y soltó un silencioso suspiro, ahora dirigiendo su mirada a todo el equipo.

Sin cambiar su semblante, se limitó a dar una orden y nada más.

—Vayan a calentar —sin rechistar, todos empezaron a moverse, y cuando Messi pasó a su lado le puso la mano en el hombro para detenerlo—. Menos vos, Leo. Vení conmigo.

Messi fue detrás del DT, captando las chismosas (y preocupadas) miradas de sus compañeros en su espalda. Dio un rápido vistazo hacia atrás y se encontró con Di María mirándolo, tratando de sonreírle y darle ánimos desde lejos; no era difícil darse cuenta de lo que Scaloni hablaría con el diez a solas.

Una vez que se encontraron lo bastante lejos como para que nadie más los escuchara, Scaloni se dio la vuelta y enfrentó a Messi sin ningún tipo de preámbulo innecesario.

—Leo, pensé que no iba a tener que decirte esto, pero parece que me equivoqué y sabés muy bien que, si es por el equipo, no tengo ningún problema en ponerme firme, ni con vos ni con nadie —el DT siempre era de carácter sólido en general, si bien también podía percibirse como un entrenador agradable y divertido que a veces fluía con las tonterías de los jugadores. Mas cuando se tenía que ser responsable, lo era sin problemas.

»Si hay algo que no puedo permitir en este Mundial son distracciones, especialmente por parte de ustedes los jugadores.

Claramente podía verse que Scaloni no quería tener esta conversación; odiaba tener que ser el que tratara de controlar a sus jugadores y quitarle con una pinza cualquier tipo de felicidad que pudiera transformarse en una desventaja para ellos. Sin embargo, sabía que a veces las cosas buenas y pequeñas podían convertirse en un enorme mal, capaz de enfermar y matar el futuro de la selección argentina.

—¿A qué vas con eso? —La pregunta era tonta, Messi ya sabía a qué se refería el DT.

—No te podés seguir viendo con Memo Ochoa, Leo; esto se está agravando más de lo que debería y temo que pueda ser la distracción que nos haga perder los siguientes partidos —decretó, apretando los labios en una clara señal de la incomodidad que sentía al decir aquello—. Al menos hasta que acabe el Mundial, te tenés que alejar de él, ¿escuchaste?

La expresión de Leo pasó de una neutral a una irritada a una velocidad asombrosa. Sintió calor en todo su cuerpo, la bronca encarnándose en su piel a medida que iba entendiendo lo que significaría hacerle caso a la orden de Scaloni.

Scaloni notó esto y lo cortó antes de que pudiera decir nada.

—Leo, si hay alguien que tiene que estar en su máximo ahora, sos vos, y no podés dar todo de vos si te la pasas perdiendo el tiempo atrás de Ochoa —explicó, queriendo desarrollar bien lo que decía y tratando en todo momento que el capitán no se continuara enojando—. No es personal y lo sabés, esto lo hago por vos, por el equipo y por toda la Argentina que nos está viendo.

Messi apretó los puños a los costados del cuerpo, haciendo fuerza para que la bronca no le nublara el juicio. Entendía las razones del DT para preocuparse por la situación, pero no había manera de que el diez se alejara de Memo; confiaba lo suficiente en su mentalidad y en sus habilidades como para saber que el mexicano no estaba siendo ninguna distracción y que continuaría dando lo mejor de sí en cada partido.

—Lionel, vos sabés que te respeto mucho y que siempre te voy a hacer caso por el bien del equipo, pero en esto no —dijo Messi, en un tono firme que buscaba ser respetuoso, mas fallaba bastante debido a la expresión en su rostro—. De mi omega no me pienso alejar.

Fue una batalla de miradas que duró una vida entera, un choque de voluntades donde ninguno de los dos pretendía tirarse para atrás. Scaloni escaneaba al capitán de la selección, buscando algún signo de futura rendición o algo en el feroz brillo de sus ojos que le dijera que todavía podía convencerlo de hacer lo contrario a lo que quería.

Pero Messi era pura perseverancia; el muy terco no tenía intenciones de retirarse y eliminar lo ya dicho. El DT supo que lo mejor era dejar la charla hasta ahí y encontrar otra solución.

Hizo un movimiento de cabeza, señalando al campo de entrenamiento.

—Andá a calentar.

Messi le hizo caso, sin dedicarle ni un segundo más de atención. Scaloni lo vio alejarse, sintiendo todavía el aroma que el diez había dejado desperdigado por toda la atmósfera. Soltó un hastiado suspiro y se pasó la mano por la cara, molesto por tener que estar pasando una situación así de tensa con su mejor jugador.

Sabía que por su cuenta no podría hacer mucho, necesitaba una compañía que supiera qué hacer. El hombre idóneo para representar ese papel estaba cerca, Scaloni lo sabía y odiaba la idea que había aparecido en su mente.

Sin embargo, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

Y si tenía que caer bajo para que el equipo llegara lejos, lo haría.

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Scaloni solo quería una rápida reunión con «el Tata», un intercambio rápido de preocupaciones y soluciones que no llegara más allá de eso. Con esa idea llegó al punto de reunión, esperando que Gerardo Martino se prestara para el accionar a futuro que el DT de Argentina tenía en mente.

—¿Qué pasa Lionel, que me llamás tan de repente? —preguntó Martino, levantando ambas cejas en señal de confusión. Podía darse una que otra idea de la razón de la súbita reunión, pero con Scaloni nunca se sabía.

—Voy a ser conciso para no dar tantas vueltas, Gerardo: ¿podés prohibirle a tu selección que se junte con la mía? —notó la reacción pasmada del Tata, por lo que agregó—: No es personal. Bueno, para qué te miento, un poco sí. No sé si estés al tanto, pero en pocas palabras Messi y Ochoa están en algo, hacen que los equipos se junten a perder el tiempo y se la pasan juntos, y yo este tipo de distracciones no las pienso permitir.

Martino asintió, una media sonrisa dibujándose en sus labios. Era una mueca macabra, de esas que los villanos de las películas ponían cuando se les ocurría una malvada idea creada para asesinar al héroe de la manera más cruel—. Ah, sí, ya sé de qué hablás, Lionel.

—Entonces supongo que entendés por qué te digo esto, ¿no? Me preocupo por mi selección.

Obvio que entiendo lo que me decís, de hecho yo ya había pensado en toda esta situación y tengo ya una mejor idea que solo separar a los equipos.

Ahora le tocaba a Scaloni levantar ambas cejas. No se esperaba que el Tata estuviera en la misma situación que él. Interesado, le prestó suma atención al otro hombre, entrecerrando los ojos—. Decime.

—Necesito un alfa grande y fuerte. Algún galán, si me entendés. Me lo mandás y yo me ocupo de... juntarlos —dijo, con una simpleza y una facilidad tan chocante que no parecía ser un entrenador ideando un plan para separar a dos personas, sino un tipo cualquiera hablando del clima con habitualidad—. Vos ocupate de tener siempre a la vista a Leo y listo, yo me ocupo de que Guillermo se quede de nuestro lado y ni se le acerque a Messi, ¿dale?

Scaloni se quedó callado, meditando en lo que acababa de escuchar. Era tan siniestro que le costó recomponerse del planteamiento dado por Gerardo, quien continuaba sonriendo como queriendo convencer al DT de Argentina de que aceptara. Sentía que se le escapaba algo, que las palabras del Tata escondían algo importante.

—¿A qué te referís con "juntarlos"? —no quería desconfiar de Martino, pero amigos no eran y era sabido que el DT de México tenía la manía de hacer lo necesario para lograr sus objetivos, a veces yéndose más a la mierda que Scaloni, quien prefería alejarse de cualquier tipo de plan inmoral.

—Ya sabés, que el alfa le ocupe el tiempo a Memo, que lo haga olvidarse de Leo. —Gerardo meditaba todas y cada una de sus palabras, pensándolas más de lo necesario—. Así ya ni le va a dar el tiempo para verse con Leo.

A Scaloni agarró una crisis moral, empezando a sentirse mal por la mera idea de que otro alfa anduviera a sus anchas metiéndose con Guillermo, bien sabiendo que Messi estaba ya más que hundido por el omega. No estaba bien aprobar algo de semejante nivel de villanía, no obstante terminó aceptando por el equipo. Como entrenador, no podía permitirse más descuidos.

—Esta bien, mientras este alfa solo mantenga a Ochoa lejos de Messi, perfecto —dijo, como queriendo asegurarse de que el Tata no permitiera que las cosas se salieran de control—. Porque solo eso va a hacer, ¿ok?

—Sí Lio, no te preocupés, vos quedate tranquilo que ya nada va a distraer a tu estrella.

Scaloni no estaba muy seguro de que pudiera quedarse tranquilo, especialmente porque la sonrisa de Martino y su expresión no le permitieron relajarse en lo más mínimo.

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Fanfic en colaboración con viajeestelar , que no me deja publicar los caps que tenemos listos porque se "presiona" ajsjakbfja quemada 2.0, díganle cosas.

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