Vales oro, bebé
(...) Y es que nunca es bueno fiarse de las apariencias.
-"No sonrías que me enamoro" (2013), Blue Jeans
El suave sonido de mi ukelele llena la sala. Me relajo tocando canciones sin un orden, solo por tocar algo, solo por llenar el vacío. Empiezo a tocar y a cantar California Dream. Subo mis piernas sobre el sofá blanco y las cruzo mientras sigo tocando. Siempre me ha gustado tocar el ukelele, aunque también sé tocar la guitarra, el piano, la batería, el saxofón, la flauta y la armónica. Ahora quiero aprender a tocar la gaita y después creo que aprenderé a tocar el acordeón. Siempre me ha fascinado los sonidos que producen los diferentes instrumentos, así como lo rápido que logran relajarme.
Me levanto y me sirvo una copa de vino. Camino hasta la ventana que da a la calle y me recuesto junto a la ventana a mirar las luces de la ciudad y el estresante tráfico que hay a esta hora. Bebo un sorbo de vino mientras suspiro al disfrutar de la tranquilidad de estar sola. Siempre me ha gustado estar sola, cuando vivía con mis padres solía sentarme en la madrugada en el portal de mi casa para poder disfrutar momentos de tranquilidad sin la compañía de nadie. En mis planes nunca estuvo vivir tanto tiempo con alguien, en realidad hace mucho que cuento con los recursos económicos suficientes para vivir sola en un buen apartamento. Pero no puedo dejar sola a Dallas, ella a diferencia de mí no disfruta la soledad, ella me necesita.
-Espero que ese idiota la trate bien hoy.
Miro el reloj en la pared y veo que ha pasado hora y media desde que se fue. Pensé que había pasado menos tiempo. Tal vez y sí la esta pasando bien. Suspiro. Así como ella siempre está queriendo que entre James y yo suceda algo, yo hago lo mismo con ella y Apolo. Es que son perfectos el uno para el otro. Nadie va amar a Dallas como Apolo, lo sé y ella también lo ama solo que no se siente lo suficientemente buena para él. Y no puedo empujarla todavía a sus brazos, ella tiene que aprender amarse primero para poder amar a alguien más.
Mi teléfono empieza a sonar. Camino hasta la mesa de comedor y dejo la copa de vino. Sonrió al ver el nombre de James en la pantalla.
-Hola, J ¿Cómo estás?
Lo escucho maldecir en ruso. Las maldiciones son una de las pocas cosas que entiendo en ruso. Hablo tres idiomas pero el ruso no es uno de esos idiomas, no me gusta, pero debo admitir que me fascina escuchar a James hablar en ruso.
-Cansado, hoy estuve en la destilería de petróleo.
El abuelo de James tiene una destilería de petróleo y siempre quiso que James se hiciera cargo pero James nunca se sintió a gusto con eso.
-¿Cómo esta tu abuelo? Ya iluminó al mundo con su sonrisa-le digo de forma sarcástica.
El abuelo de James casi nunca sonríe, es un hombre serio e intimidante. James dice que es normal, que los hombres rusos son así.
-Es ruso, Eva, por eso no sonríe. Él esta bien.
-Tú también lo eres y sonríes, igual que tus hermanos.
-Mi madre es Americana, ella nos educó de esa forma. Pero igual llevamos algo de la fría Rusia en las venas.
Por suerte su madre es Americana y les puso nombres que yo puedo pronunciar, claro que todos ellos llevan como segundo nombre uno de origen ruso. El nombre del abuelo de James siempre me ha resultado difícil de pronunciar y el señor siempre me esta corrigiendo.
-¿Cuándo regresas?-le pregunto.
Sé que tiene que ver como va la producción de Vodka y la fábrica textil. Además de supervisar las remodelación del hotel en Moscú. Pero ya ha estado lejos mucho tiempo.
-Pronto.
Bebo lo que queda de mi vino y dejo la copa sobre la mesa.
-¿Porqué me llamas, James?-le pregunto.- querías comprobar que estoy en casa y no teniendo sexo con algún extraño ¿Verdad?
Me recuesto en el filo de la ventana disfrutando de la fresca brisa.
-Tal vez.
Sé que esta sonriendo ahora.
-Si te estás preguntando eso quiere decir que te sientes tentado. ¿Estás excitado ahora?
-Eva-dice mi nombre como una advertencia.
Pero yo quiero jugar e ignoro el tono de advertencia en su voz.
-Sabes, estoy usando tu camisa de AC/DC y no llevo sostén, mis pezones están rozando la camisa. Se siente bien, pero estoy segura que disfrutaría más si fueran tus labios los que rozaran mis pezones. Luego bajarías lentamente hasta...
Él me detiene.
-Detente, Eva, estas cruzando la línea-su voz suena ronca.
Sonrió y cambio mi peso de un pie al otro.
-No hay línea a la vista ahora, James, estás en Rusia, un océano nos separa. Olvídate de la línea.
Él no dice nada y yo decido continuar.
-Estoy caliente, James, muy caliente y estoy segura que tú estas igual. ¿Qué tan excitado estás? ¿Te vas a tocar después de esta llamadas? ¿Vas a estar pensando en mí?
La idea de él masturbándose mientras piensa en mí me excita. Pero no es momento de pensar en eso, no ahora, tal vez piense en eso más tarde cuando esté acostada sobre mi cama lista para ir a dormir.
-Sé lo que pretendes, quieres excitarme para que yo corra en busca de alguien pero no va a funcionar.
Suelto una suave risa.
-Realmente no había pensando en eso.
-Te conozco Eva y odias perder.
Cambio el teléfono a mi oreja derecha.
-¿Porqué tienes que arruinar la diversión? Es solo un juego. ¿Seguimos?
-No, buenas noches.
-Buenas noches, James, sueña conmigo y esta camisa. Yo soñare contigo sin camisa.
No puedo evitar reír mientras él suelta una exclamación en ruso antes de colgar la llamada.
Dejo el teléfono sobre el mueble y tomo mi ukelele para empezar a cantar Need you now. Cuando estoy terminando de cantar la puerta se abre y veo a Dallas entrar. No necesito preguntar como le fue en su cita, me basta con ver sus ojos rojos y su maquillaje corrido para saber que no fue bien, nada bien. Me levanto y corro abrazarla, a mí no me gusta mucho dar abrazos, solo lo hago con ciertas personas y aunque me resulta incómodo sé que ahora mi amiga necesita un fuerte abrazo. Ella envuelve sus brazos a mi alrededor y llora sin control en mi hombro. La llevo al sofá y nos sentamos.
-¿Qué sucedió cariño?-le pregunto.
Limpio sus lágrimas con mis dedos. Dallas sigue callada y hace extraños ruidos mientras trata de contener las lágrimas.
-Cleo Marie Dallas, dime que pasó.-le pido.
Sus ojos se vuelven a llenar de lágrimas. No me gusta ver a mi amiga así. Tomo el ukelele y empiezo a cantar count me de Bruno Mars. Golpeo su hombro con él mío y le sonrió mientras canto, ella levanta la cara y una pequeña sonrisa se dibuja en su cara. Se limpia las lágrimas y toma aire para tratar de tranquilizarse. Se acomoda en el sofá y me escucha cantar, cuando termino de cantar me pide que cante otra, lo hago, canto stronger.
-Ahora si, dime que sucede.
Ella suelta un largo suspiro antes de empezar hablar.
-Todo iba muy bien, estábamos cenando y la estábamos pasando bien. Él me hacía reír y contaba anécdotas muy divertidas. Cuando salimos del restaurante había una mujer esperándolo, su esposa, tienen dos años de casado. Ella se abalanzó sobre mí y me empezó a gritar cosas horribles, yo esperaba que él me defienda pero no lo hizo, solo se quedo ahí y me culpo para que su esposa lo perdone. Ella se fue y él se fue detrás de ella, él me dejo sola y humillada. Fue horrible Eva.
Camino en busca de la botella de vino y le sirvo una copa a Dallas y otra para mí. Ella bebe de golpe todo y entiendo que necesita algo más fuerte que vino. Tomo la botella de vodka que James me dio y le sirvo un vaso, yo me quedo con mi vino. Adoro el vino. Ella mira el vaso con vodka y me sonríe antes de beber.
-No quiero saber nada de citas, nada de hombres, voy a morir sola y con un gato.-ella toma la botella de vodka y le da un beso-No necesito a un hombre para eso tengo vodka.
Bueno al menos ya no está llorando, solo delirando.
-No, es bueno que entiendas que no necesitas un hombre-le digo.
Ella bebe un largo trago de vodka desde la botella. Hace un extraño gesto que me hace reír cuando el líquido pasa por su garganta.
-Tú tampoco necesitas un hombre-me dice.
-Eso ya lo sé. Pero me gusta el sexo, no estoy con un hombre porque lo necesité, lo hago porqué quiero y puedo.
Ella vuelve a beber. Estoy segura que pronto el alcohol se le subirá a la cabeza.
-A mí también me gusta el sexo. Quiero un hombre, Eva, un hombre para tener sexo.
Sonrió y me levanto del sofá mientras camino a mi habitación en busca de sirios y un encendedor. Cuando regreso a la sala ella me mira esperando a que le expliqué y yo solo le hago una seña para que esperé. Pongo los tres cirios rojos en el piso frente a ella y los enciendo. Tomo su mano y la hago sentar a mi lado.
-Vamos a rezar-le digo.
Ella me mira como si me hubiera salido una segunda cabeza.
-Tú eres agnóstica.
Junto mis manos sobre mi pecho y cierro los ojos.
-Vamos a poner al San Antonio de Cabeza para que te de un hombre que la tenga gruesa y a rezarle a San Gabriel para que el hombre te salga fiel y de paso a San Canuto para que no te salga puto. Y a rezar con mucha más fe a San Judas Iscariote para que lo tenga bien grandote. Virgen inmaculada María que no me visité el espíritu santo ni de noche, ni de día porque yo no quiero salir bendecida. Con la cruz en el pecho y el diablo en los hechos, amén.
Dallas se ríe muy fuerte y se sostiene la barriga mientras se recuesta en el piso.
-Te vas a ir al infierno por esto, Eva-me dice ella entre risas.
Me encojo de hombros.
-Yo lo rezo todas las noches y me funciona-le digo.
Ella trata de controlar su risa mientras se sienta.
-Y si quiero llegar al orgasmos ¿A quién le rezo?-me pregunta ella con mucha curiosidad.
-Oh San Erasmo encuentra a un hombre que lleve a mi amiga al orgasmo.
Ella repite lo que yo acabo de decir. Tomo mi copa de vino y bebo un poco, Dallas bebé de la botella de vodka. Levanto uno de los sirios y le hago una seña para que sople y apagué la vela, le digo que antes debe pedir un deseo y ella cierra los ojos antes de soplar. Hace lo mismo con los otros dos sirios.
-Eres estupendamente maravillosa Dallas y muy hermosa, tienes que aprender amarte si quieres que alguien más lo haga.
Choco mi copa contra la botella de vodka que ella sostiene. Bebo el poco vino que queda en mi copa.
-Tienes que conseguir a alguien que vea la maravilla de persona que eres y que te de orgasmos increíbles. La vida es corta, mujer, tienes que vivir ahora y hacerlo bien. Tienes que hacer que cada maldito segundo valga la pena.
Ella asiente con la cabeza.
-Llora ahora todo lo que quieras pero mañana vas a levantar la cabeza y enseñarle al mundo de que estas hecha.
Enciendo el equipo de audio y pongo música a todo volumen. Busco los micrófonos inalámbricos y le doy una a Dallas mientras la levanto del piso. I will survive empieza a sonar y yo bailo mientras canto por la sala, Dallas al principio se queda quieta pero después de un momento empieza a bailar y cantar a todo pulmón.
-I will survive, i will survive- cantamos mientras creamos nuestra propia coreografía.
Ella da vueltas por la sala con esa brillante sonrisa que la caracteriza y me veo que la tormenta ya esta pasando. Cuando la música termina pongo una de mis músicas favoritas y la que utilizó como alarma, mambo number 5. James no entiende como puedo amar la música que tengo como alarma pero me gusta despertar con una música así o de lo contrario me levanto de mal humor.
-Gracias, Eva, por siempre consolarme y hacerme olvidar de mis penas amorosas.
Le lanzo un beso y tomo su mano para hacerla girar. Ella esta mejor y estoy segura que a pesar de la resaca que tendrá mañana se sentirá bien con ella mismo. Todo pasa eventualmente.
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