Por la boca muere el pez

"Se puede saber más de una persona por lo que dice de los demás que por lo que los demás dicen de ella"💋

-Audrey Hepburn


Bueno, creo que es hora de sacar la perra que llevo dentro. No será muy difícil, ella siempre esta nadando en la superficie esperando cualquier pequeño momento para salir y mostrar aquellos colmillos que mantiene ocultos.

-Los caballeros quieren sentarse o se van a quedar ahí parados juzgándome.

Les hago una seña para que se sienten. Ellos se miran entre sí y después me miran a mí con cierta incredulidad.

-Soy Eva-le digo al hombre rubio-la última vez que nos vimos no tuve la oportunidad de presentarme.

La tuve pero no quise hacerlo.

-Y tú ya sabes quien soy-le digo a Erick.

Erick asiente lentamente con la cabeza, jala una silla y se sienta. A su lado el hombre rubio hace lo mismo.

-Gabriel Morgan, un gusto-me dice con cierto cinismo.

Ambos hombres me miran esperando a que yo diga algo. Erick me mira divertido, sé que en el fondo él no esta molesto conmigo, lo conozco lo suficiente como para asegurar eso. Pero con el hombre rubio o Gabriel no estoy segura.

-Y bien, Eva, te escuchamos-me dice Erick.

-No sé que quieres que diga.

-Para empezar una disculpa no estaría de más.

Hace tres años fui con James a Ibiza por el verano, en una fiesta conocí a Erick y a su hermano pero Erick fue quien llamo mi atención, era divertido y muy interesante. Nos besamos mientras bailábamos en un yate y una cosa nos llevó a otra y terminamos en la habitación de su hotel. Decidí esposarlo para hacer todo más emocionante pero en medio de todo el juego el me llamo Michel, yo me enoje y sin decirle nada me fui de ahí y volví a la fiesta en el yate. A la mañana siguiente recordé que Michel era como le dije que me llamaba, mentí porque no lo conocía del todo y no quería darle mi nombre real. Pensé en ir a rescatarlo pero no quería tener que disculparme así que llame a su hotel y les dije que él estaba esposado. Días después Erick trato de ponerse en contacto conmigo pero yo no quería nada con él así que ignore sus llamadas.

-Ya han pasado tres años, Erick, deberíamos superarlo.

-Pase toda la noche esposado a mi cama mientras tu bailabas con mi hermano.

Bailar con su hermano fue algo que simplemente paso.

-¿Cómo esta Ian?

-No cambies de tema.

El hombre rubio pone sus manos sobre la mesa.

-A mí me dijiste que volverías. Pero nunca regresaste, ¿Sabes que pase todo un día así? Por suerte un amigo se paso por mi apartamento a ver algo y me ayudo.

Me encojo de hombros y le sonrió.

-Pudo ser peor-le digo.

Ellos no me devuelven la sonrisa. ¡Hombres! ¿Porqué tienen que ser tan difíciles? Miro a los dos hombres y me doy cuenta que no me van a dejar tranquila hasta que me disculpe. Suspiro frustrada, me cruzo de brazos.

-Quisiera decir que me siento mal por haberlos dejado así pero no es verdad,  de todas formas, lo siento ¿Contentos? Ahora déjenme tomar mi copa a solas.

Gabriel me sonríe como aquella noche que nos conocimos y se levanta de la mesa.

-Aún me debes cuarenta dólares-me dice.

Es verdad.

-Lo sé, que te parece una cena a cambio de todo el mal rato que te hice pasar.

Él parece pensarlo un momento pero sé que va aceptar.

-Esta bien.

-Dame tu número.

No me gusta dar mi número. Además así soy yo quién maneja la situación, decido cuando llamar y a dónde vamos a ir.

Él busca una tarjeta dentro de su billetera y me la entrega.

-Estaré esperando tu llamada.

Me despido con la mano y lo veo salir del lugar.

Me recuesto sobre un lado de la silla y observo a Erick que sigue sentado frente a mí y no parece que se vaya a mover.

-A mí no me vas a convencer con una cena-me dice.

-Tampoco te iba a invitar a cenar.

Él levanta la mano para llamar a la camarera y se pide una cerveza, yo pido otro cosmo.

-Estás aún más hermosa que aquella vez en Ibiza.

Enarco una ceja.

-Dime algo que no sepa.

Él se ríe. Su risa es muy contagiosa, alegre y despreocupada, igual que él.

-Nunca devolviste mis llamadas.

-Si yo hubiera querido hablar contigo te hubiera llamado.

-¿Porqué no querías hablar conmigo?

La camarera deja las bebidas sobre la mesa y le sonríe a Erick, él obviamente le devuelve la sonrisa.

-Ya tenía alguien más.

Aunque haber tenido dos no me hubiera venido nada mal.

-¿James?

¿Porqué todos asumen que él y yo tenemos algo? Es frustrante a veces que no entiendan que solo somos amigos.

-No, él es mi amigo.

-Ya veo, ¿Quién?

No respondo, le doy un sorbo a mi cosmopolita.

-¿Quieres que tengamos sexo?-le pregunto mientras dejo la copa sobre la mesa y lo miro esperando a que responda.

Él suelta una carcajada.

-No, aprendo de mis errores.

-Es una pena, Erick, no sabes el placer que te pierdes.

Paso un dedo por los botones de mi blusa de seda blanca y muy despacio desprendo el primer botón. Me inclinó un poco hacia adelante para dejar que vea mi sostén de encaje blanco. Con suavidad recorro el contorno de mis pechos con mis dedos y veo a Erick recostarse en la silla mientras afloja su corbata azul.

-Las cosas que podría hacer con esa corbata-le digo en tono sensual mientras cierro los ojos y suelto un suave gemido.

Cuando abro los ojos paso mi lengua por mis labios antes de sonreír.

-Las cosas que te dejaría hacer con esa corbata.

Deslizó mi mano suavemente por su rodilla y aprieto su muslo. Lo siento tensarse bajo mi toque. Suelto mi agarre y paso mis uñas por su pierna, muy despacio.

-Lo que podría hacer con mi boca. La última vez mi boca te dio mucho placer.

Sus pupilas se dilatan ante el recuerdo.

-Eva...- me dice despacio. Él trata que sea una advertencia pero está tan excitado que suena más a una suplica.

Deslizó mis manos muy despacio debajo de mi falda y quito mis bragas de encaje blanco a juego con mi sostén. Soy muy buena haciendo esto, nadie se da cuenta.

-¿Aún sigue siendo un no?-le pregunto.

Lo veo sonreír de manera sensual mientras se guarda su corbata en su bolsillo.

-Sabes que es un sí, siempre fue un sí.

Estiro mi mano y dejo mis bragas sobre sus manos, él se sorprende al inicio pero después me sonríe siguiéndome el juego.

-Vamos-le digo.

Me pongo de pie pero él no.

-No me puedo mover ahora, Eva, tengo una enorme erección por tu culpa.

Me encojo de hombros.

-Si no vienes me iré sin ti.

Empiezo a caminar con una sonrisa hasta la salida del lugar. Estiro mi mano y llamo un taxi. Cuando el taxi arranca lo veo parado en la acera llamándome. Me despido con la mano y le lanzo un beso.

-Nadie me dice que no, Erick, ya deberías saber eso.

Le doy al taxista la dirección de mi apartamento mientras aun sonrió por lo que sucedió en el Bar.

Cuando llego a mi apartamento escucho la voz de Dallas en alguna parte, esta hablando con ella mismo, Dallas hace eso. Dejo las llaves sobre el bol negro que esta junto a la puerta. Las gafas de Dallas están sobre la mesa, así como su computadora, ella estaba leyendo. Camino hasta mi habitación y me siento en la cama para poderme quitar mis hermosas botas negras que llegan hasta mis rodillas, adoro las botas. Me quito la ropa y busco algo cómodo para ponerme. Sonrió al ver la camisa negra de AC/DC de James, la cogí un día y nunca se la devolví. Tengo varias camisas de él en mi armario. Saco la camisa de AC/DC y me la pongo. Busco un short y me pongo mis pantuflas blancas. Camino hasta el baño y me limpio la cara. Empiezo a caminar hasta la cocina mientras recojo mi cabello en una coleta. Dallas me jala del brazo antes que yo pueda decir algo y me lleva a su habitación.

-Necesito ayuda.

-Sí, con el espacio personal.

Le digo mientras retroceso unos pasos y veo su habitación. Hay ropa por todas partes, montones de pares de zapatos tirados en el piso y bolsos arrumados en una esquina.

-Pensé que tu cita es mañana.

-Me llamó y me dijo que si yo no tenía nada que hacer podíamos ir a cenar y después al cine.

-Quiere tener sexo contigo.-le digo- bueno, quiere sexo y tú eres una opción.

Es crudo pero es la realidad.

-Eva...

-Dallas, mira la hora que es, es obvio que tenía otros planes y lo cancelaron así que te llama a ti como última opción.

Ella me mira con esos redondos ojos color chocolate y hace un puchero antes de responderme.

-Tal vez no podía esperar hasta mañana para verme.

Tal vez debería golpearla con un ladrillo para ver si así empieza a ver las cosas como son. Respiro hondo para evitar el impulso de pegarle a mi amiga. Es Dallas, no me puedo enojar con ella mucho tiempo, solo me basta con ver su cara y ese brillo soñador en los ojos para sonreír.

-¿En que necesitas ayuda?-le digo.

Los ojos de Dallas se iluminan y empieza a dar saltos de alegría mientras aplaude.

-Ayúdame a elegir algo que ponerme.

Busco entre el montón de ropa que esta por toda la habitación y siento que en cualquier momento puedo quedar aplastada por toda esta ropa. Yo nunca he sido tan difícil a la hora de vestirme, en parte porque todo me queda bien y me suele estresar cuando alguien se demora mucho arreglándose.

-Te deje la cena en el congelador-me dice Dallas mientras aliso su hermoso cabello rojo.

Le doy un beso en la cabeza y la sigo peinando. Yo no se cocinar muy bien, mi arte culinario es limitado, solo sé hacer tostadas, macarrones con queso, tostadas francesas, alguna que otra ensalada y pasta a la boloñesa. Aquí Dallas es la que cocina o James, él es un excelente cocinero.

-Hagamos algo mañana-me dice Dallas- solo tú y yo, hace  mucho tiempo que no hacemos algo solo las dos.

Dallas es muy tierna.

-En la tarde, tengo que diseñar una campaña publicitaria para una importante joyería y el dueño irá el lunes para ver como va la campaña. Pero en la tarde ya estaré desocupada.

En realidad pensaba trabajar todo el domingo para poder adelantar proyectos pero no le puedo decir que no a Dallas.

-¿Qué quieres hacer?-le pregunto.

-Vamos a la playa.

-No tengo mi auto.

Dallas no tiene auto porque no sabe manejar y tampoco quiere aprender.

-¿Sigue en el taller?

-Sí, dicen que el martes ya estará listo. Eso espero. Seguro y ya estaría reparado si Tessa lo hubiera revisado.

Mi hermana, Tessa es una excelente mecánica. Mi padre le enseño lo básico cuando una semana después que le compraron su primer auto ella se quedo en mitad de la nada con el motor del auto echando humo. Después ella decidió aprender más y ahora es tal vez la mejor mecánico de la ciudad.

-Mira, le pediré el auto a Theo así que alista tu traje de baño.

Ella me sonríe.

La puerta suena y ella me pide que por favor yo abra mientras ella termina de ponerse los aretes y zapatos.

La cita de Dallas esta recostado en la pared cuando yo abro la puerta. No trae flores o algún detalle, eso son puntos menos. Es guapo, no hay duda pero la belleza es solo decoración si no tiene algo bueno en su cabeza. Para mi es fundamental que sea  inteligente.

-Soy Eva, amiga de Dallas.

Me hago a un lado y lo dejo pasar. Extiendo mi mano para saludarlo y le doy un fuerte apretón de manos.

-Soy...

-Sé quien eres y te voy advertir una cosa. Si llegas a romper el corazón de mi amiga, si ella llega a derramar una solo lágrima por ti, te voy a buscar y te voy a romper las bolas ¿Entiendes?

Él se ríe.

-No te rías tanto, soy cinta negra en Kárate y práctico boxeo desde los diez años.

Dallas sale en ese momento de su habitación, luce hermosa con aquel vestido negro por encima de su rodilla.

Ella me da un beso en la mejilla antes de irse y me dice gracias al oído. La veo alejarse con su cita y solo esperó por el bien de ese hombre que mi amiga regresé feliz esta noche.

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