Mala chica, malos habitos

"Ninguna mujer debe olvidar nunca que ella no necesita a nadie que no la necesite a ella".💋

-Marilyn Monroe.

https://youtu.be/GFgMzyuaCO4

No puedes controlar a una chica mala. Puedes intentar controlarla, amarrarla a la cama y poner una mordaza en su boca para evitar que suelte su ponzoña. Pero ellas siempre consiguen librarse sin un rasguño. Es muy tarde cuando llegas a comprender que simplemente no puedes luchar contra ellas. Son la tentación, serán tu perdición. Yo lo intento, trato muy duro de controlar a la chica mala que llevo dentro pero es tan difícil. Si la encierro en una jaula ella se ríe en mi cara y me muestra la llave. Si le quito la llave, ella me guiña un ojo y con una patada abre la puerta. Nada la puede detener, yo lo sé y también sé que es más fácil y divertido si simplemente me rindo y dejo que ella baile libre dentro de mi cabeza. Le suelto las riendas y dejo que ella guíe la fiesta.

Yo no debería estar aquí. Él no debería estarme tocando. No debería estar mordiendo mi labio para evitar gemir en voz alta por la sensación de sus dedos recorriendo mi pierna. No debería estar controlando las ganas de pedirle más. Pero aquí estoy, en su apartamento, sobre su sofá, sentada encima de él con mi blusa desprendida y mostrando mi sostén de encaje negro. Aquí estoy tirando de su cabello para tener mejor acceso a su cuello.

-Eva-gime él mi nombre cuando mis uñas aruñan su pecho desnudo.

Deseo. Excitación. Juego. Sexo.

Es todo en lo que pienso. Mi mente divaga y no piensa con claridad mientras los labios de él besan mis pechos. Pero cuando sus dedos se deslizan y levanta mi falda una alarma se enciende en mi cabeza y con todo el autocontrol que puedo conseguir ahora me levanto y empiezo arreglar mi blusa ante la mirada confundida de Gabriel.

-No podemos tener sexo-le digo.

No te inyectaste, Eva, recuerda eso. No puedes tener sexo. Aunque un condón lo soluciona todo. No, no y no. Se firme, no puedes perder esta apuesta, James nunca me dejará olvidar que me ganó.

-No podemos-lo digo con firmeza.

Peino mi cabello con mis dedos y le hago una seña para que se acomode la camisa. Él sigue muy excitado y el recuerdo de aquella noche donde tuve su pene en mi boca me hace dudar si irme o quedarme.

-Vine hablar contigo-le digo-seré rápida. Soy hermana de Lena, mi amigo fue quien dio la donación para que ella apruebe y no puedes decir que nos conocemos. En lo que a mi familia concierne, tú y yo jamás nos hemos visto.

Él me mira y sonríe con ironía.

-Eres toda una caja de sorpresas, Eva. Y siempre me dejas con una erección.

Le sonrió mientras camino hasta la puerta y antes de salir lo llamo.

-Mastúrbate para pasar el tiempo-le digo mientras le guiño un ojo-piensa en mi con esta ropa de encaje o mejor, imagíname sin ella.

Me rio mientras bajo las escaleras. El ejercicio físico es muy bueno para liberar la frustración de no poder tener sexo. Tal vez vaya un momento al gimnasio o salga a correr un rato. Son las siete de la noche de un viernes por la noche. Estiro mi mano y llamo un taxi.

-Hola Adán-saludo a James mientras entro en su casa-Eva te trae el fruto prohibido ¿Quieres probar?

James está sentado en su piano. Hace mucho tiempo que no lo escucho tocar nada. A veces yo suelo tocar algo para él. Camino hasta el piano y le hago una seña para que siga tocando. Él mueve la cabeza y sus dedos se empiezan a deslizar de nuevo por las teclas. Me siento a su lado y cierro los ojos mientras me deleito con aquella dulce y melancólica melodía. No reconozco aquella pieza, trato de pensar pero no me resulta familiar. Es hermosa, miro las partituras y veo que él la compuso. Hace tiempo que no compone nada, me pregunto para quien será.

-Es hermosa-le digo cuando la melodía llega a su fin.

-Aún no esta terminada.

-Me gusta así.

Él me mira con ternura.

-Lo dices solo porque no te gustan los finales.

¿A quién le gustan los finales? A mí no, siempre me dan una sensación extraña cuando algo llega a su fin. Me dio pena el final de Harry Potter y ni siquiera soy fan de esa saga. James me dicen que a veces los finales solo son el inicio de algo mejor pero eso no evita que sienta nostalgia cuando algo termina.
No es racional aunque yo lo analice varias veces. Hay algunas cosas que hago que no son racionales, cosas simples, a veces quisiera ser así con todo. Simplemente dejarme guiar por lo que siento y no sobre analizar las consecuencias. No pensar en que toda acción tiene una reacción, en que tal vez esto pueda ser un error.

-¿Qué sucede? ¿Mi música te ha puesto triste?

Muevo mi cabeza y miro a James antes de recostar mi cabeza en su hombro.

-No, solo algunos pensamientos sobre las consecuencias de ciertas acciones.

Algunos otros pensamientos sobre el final. Pienso en que todo lo que empieza tiene que terminar, la vida termina en la muerte, a veces el amor termina en odio y el matrimonio en divorcio. Pero todo eso se puede evitar o al menos se puede tratar. Mi mamá me decía que no puedo cuidar mi corazón por siempre, que el corazón quiere lo que el quiere. Eso no tiene sentido porque es en el cerebro donde sucede todo pero entendí su punto.

-Qué acciones.

-El amor.

Él pasa su brazo por mis hombros y me abraza de forma protectora. Me relajo en sus brazos y dejo de pensar en la reacción a aquella acción.

-Hagamos algo-le digo-algo divertido. Juguemos algo.

Me levanto y tomo su mano. Lo llevo hasta la sala de juegos como la llama Alexander, James le dice la habitación del ocio. A mi me gusta. Hay una enorme mesa de billar, así como otra de pin pon, juegos de árcade y otros.

-¿Qué jugamos?-le pregunto.

Él señala la mesa de billar con el mentón. Sabía que elegiría eso, él es muy bueno jugando billar.

-Bien, pero hagámoslo interesante, cariño.

Camino hasta una estantería donde hay varios licores y escojo una botella de vodka. Muevo la botella y la dejo sobre la mesa de billar junto a dos pequeños vasos.

-Un trago antes de tirar y-lo miro con una sonrisa juguetona-cada bola que metas será una prenda menos para el oponente.

Él camina hasta la mesa y toma la botella de vodka, la abre con una sonrisa y sirve el líquido en los dos vasos. Me da uno u él toma el otro.

-Porque siempre en tus juegos nos tenemos que quitar la ropa.

-Porque me gusta verte sin ropa y lo sabes. Además a ti también me gusta verte.

Le guiño un ojo y bebo mi vaso de vodka.

-Tú comienzas-me dice él.

Tomo el taco de billar que esta recostado en la pared y miro las bolas en la mesa. Paso mi mano por el taco mientras camino alrededor de la mesa analizando que movimientos puedo hacer. Esto es cuestión de física, me resultaría fácil si James no fuera igual de bueno en física que yo. Así que cualquier movimiento que yo analice, él también lo hace. Me inclino sobre la mesa y me acomodo para tirar. Anunció mi tiro y lanzo. Veo la bola desplazarse por la mesa y golpear varias bolas, dos bolas entran en las troneras. Sonrió.

-Dos bolas, dos prendas.-le digo.

Él se quita ambos zapatos.

-Eso es trampa James. Tu turno.-Él me mira con el seño fruncido-solo estamos los dos, no jugamos con las reglas del bar. Es tu turno.

Él no me responde. Observa las bolas en la mesa y lo veo mover el taco entre sus manos antes de sonreír como felino y anunciar su tiro. James mete tres bolas.

-Bien.-le digo mientras me quito las botas y el cinturón de mi falda.

Me sirvo un poco de vodka mientras veo las bolas y analizo cual sería el mejor tiro. Tomo mi taco y anuncio mi tiro y sonrió victoriosa cuando entran otras dos bolas.

-Dos bolas más, cariño.

Él se quita el cinturón y su camisa negra. Sonrió y me deleitó mirando su torso desnudo. Eso me desconcierta y trato de alejar aquellos pensamientos impuros y me concentro en otra cosa. Ciencia pienso en la ciencia, en física y en el físico de James... no. Pero es inevitable no ver su omoplato y su acromion, su torso definido y la v que me dan ganas de lamer.

-Tu turno-le digo.

Parpadeo varias veces mientras veo como James lanza y mete dos bolas.

-Los aretes no son una opción-me dice cuando se da cuenta de mis intenciones.

Le sonrió y paso mis dedos despacio por mi torso hasta llegar al primer botón de mi blusa y los voy quitando uno a uno de una forma lenta y sensual. Estoy jugando con fuego, encendiendo más las llamas. Estoy tentando mi suerte y voy a ver que pasa.

-¿Te gusta lo que ves?-le pregunto.

Él recuesta su cuerpo un poco hacia la mesa de billar y me observa. Definitivamente le gusta lo que ve. Deslizó mis manos por encima de mi falda y lo veo tragar cuando me quito las medias negras y las dejo con el resto de mi ropa.

-Mi turno.

Él toma mi mano y me detiene.

-¿Cuándo vamos a parar?-me pregunta.

Puedo sentir el calor de su cuerpo. Esta tan cerca de mí, que su colonia me nubla el pensamiento. Siempre me ha gustado el olor de su perfume.

-Cuando no quede ni una prenda en nuestros cuerpos.

Bebo el vaso de vodka y él hace lo mismo.

-Eva...

-Es solo un juego James.

Él y yo sabemos que es más que eso. Tomo mi taco y paso mis dedos con cuidado por la mesa mientras pienso en mi siguiente tiro. Pero no puedo pensar con claridad al tener a James semi desnudo frente a mí y al lanzar no consigo meter ninguna bola.

-Mejor suerte para la próxima.-me dice él.

Mientras él se reclina sobre la mesa de billar me imagino a mí debajo se su cuerpo. Sus manos sobre mi piel quitando la poca ropa que me queda. ¡Dios mío! Siempre he fantaseado con tener sexo sobre esta mesa de billar con James. Siendo sincera he fantaseado teniendo sexo con él en cada superficie de esta casa.

-Una bola, una prenda-me dice James.

Estaba tan concentrada pensando en mis impuras fantasías que no vi cuando el lanzo.

-Bien-le digo.

Me paro frente a él y lo miro fijamente a los ojos mientras acaricio mi cuerpo despacio desde mi cuello hasta el cierre de mi falda. Paso los dedos por el filo de la falda antes de bajar el cierre y en sensual movimiento dejo caer la falda y me agacho para cogerla y dejarla sobre el resto de ropa. Miro a James con una sonrisa llena de deseos impuros y me doy una vuelta para que me vea mejor.

-Mi turno-le digo.

Tomo el taco y paso mis dedos suavemente por el, arriba y abajo, lento y sensualmente mientras cierro los ojos y suelto un suspiro. Abro los ojos y observo la mesa. Me inclino un poco y me muevo lento tratando de buscar la mejor posición para la jugada que quiero hacer. Veo a James de reojo y sonrió victoriosa al darme cuenta el efecto que tengo en él. Le digo mi jugada y lanzo. Una bola entra. Me paro erguida y señalo sus pantalones.

-Adiós, adiós pantalón.-le digo en tono burlón-Si quieres te puedo ayudar con eso.

Él parece meditar mi sugerencia.

-Hoy casi tengo sexo.

Le digo cuando él se quita el botón del pantalón.

-¿Con quién?

-Gabriel, llevo tiempo queriendo acostar con él.

-¿Con quién más?-me pregunta él mientras da un paso hacía mí y se baja el cierre del pantalón.

Mierda. He tenido muchas fantasías con él que empiezan así.

-Rafael, Erick. Quería tener sexo con Erick en su auto.

Él da un paso más y veo su bóxer negro. Él esta muy cerca de mí. Mierda. No puedo concentrarme en la conversación. Miento, no puedo concentrarme en nada que no sea él en este momento. Él y sus manos, él y su cuerpo sobre el mío, él y solo él.

-Sigue-me pide.-¿Con quién más querías sexo?

El pone sus manos sobre la mesa, arrincona sobre ella. En este momento estamos cruzando una línea que ha estado entre nosotros por años y jamás hemos tocado. Estamos jugando con fuego y me encanta. Le sonrió a las llamas mientras miro el fruto prohibido, estoy lista para darle una mordida.

-¿Quién más?-me vuelve a preguntar.

Miro sus ojos y hay tanto fuego en sus ojos que me derrito. Paso mi lengua por mi labio inferior antes de morderlo ligeramente. El pulso de James se acelera. Bien. Él tiene que recordar quien tiene el poder aquí. Si yo voy a perder la cabeza, él la perderá conmigo.

-¿Quién tiene el poder?-le pregunto.-¿Quién manda aquí?

Él se inclina un poco más hacia mí.

-Di mi nombre-le pido.

Él mueve su cabeza en señal de negación.

-No. Tú di mi nombre.

Muerdo mi labio para reprimir el gemido con su nombre cuando su aliento chocó contra mi rostro.

-Lamento interrumpir este extraño juego sexual que obviamente es normal entre mejores amigos-dice alguien con sarcasmo.

James se aparta de mí y yo sonrió de emoción al ver quien es. Lexi esta de pie en la puerta y suelta una maleta roja al piso mientras abre sus brazos hacia mí. Corro hasta donde ella esta y la abrazo muy fuerte.

-En serio díganme que ya durmieron juntos.-me dice Lexi.

James recoge mi ropa del piso y me la da antes de acercarse y saludar a su hermana. Me pongo mi falda y después mi blusa. Paso una mano por mi cabello. Veo como james se pone su camisa negra y su cinturón.

-Bueno pensé que habían decido tener sexo juntos-nos dice Lexi-así técnicamente ninguno de los dos pierde la apuesta.

Inclinó ligeramente la cabeza mientras escucho a Lexi. Esa idea jamás cruzo por mi cabeza, en parte porque quiero tener sexo con James por algo más que  apuesta. Realmente lo deseo, como no he deseado nada antes. Es mi fruto prohibido y la serpiente esta dando vueltas a mi alrededor diciéndome que tome el fruto y lo muerda, que no piense que perderé el cielo, que solo piense en que ganaré un buen orgasmo, tal vez el mejor orgasmo de mi vida.

-Solo estábamos jugando-le dice James.

Pero yo estoy cansada de jugar, quiero ganar.

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