Las almas se encienden

"Entre un hombre y una mujer la amistad es tan sólo una pasarela que conduce al amor."💋

-Jules Renard

El azul suave de su mirada invade incluso mis sueños, no es que me queje o moleste pero me resulta aún más difícil tratar de no pensar en ella cuando la veo en todas partes. Cuando incluso ahora en la soledad de mi Penthouse puedo escuchar el eco de su suave risa. Incluso creo percibir aquel olor a manzanilla de su cabello y piel pero ella no ha estado aquí en casi una semana así que no es posible. Ella dijo que necesitaba tiempo a solas para tratar de asimilar todo lo que estaba pasando con su progenitor y yo lo entiendo pero no puedo evitar preocuparme por ella. Todos creen que ella es más fuerte de lo que realmente es y suelen poner demasiado peso sobre sus hombros y la conozco, ella no se va a quejar, va a cargar con ese peso a pesar que sea demasiado para ella.

La puerta suena. Dejo el vaso de wiski sobre el mesón del mini bar y camino hasta la puerta.

-Feliz primero de diciembre.-me dice Eva con una reluciente sonrisa cuando abro la puerta 

Ella sostiene una caja de cartón pintada de rojo de donde sobresalen algunas luces. Me hago a un lado para dejarla pasar.

-Feliz primero de diciembre-le digo.- Solo llegas unos días tarde, te recuerdo que estamos seis de diciembre.

Ella deja la caja en mitad de la sala y empieza a mirar todo el lugar con esa mirada analítica que tiene cuando esta en un nuevo y excitante proyecto. Eva adora la navidad y ama poder decorar mi apartamento como ella quiera. Es una tradición para nosotros adornar mi Penthouse el primero de diciembre.

-Lo sé, estos días han sido un poco raros ¿Porqué no me llamaste?

Ella se gira para mirarme. Veo que esta molesta, lo oculta bien detrás de esa sonrisa y esa pose relajada pero la conozco, esta molesta conmigo.

-Dijiste que necesitabas tiempo a solas.

-De los demás, no de ti.

-Debiste decir eso.

-Pensé que lo entenderías ¿Porqué querría estar lejos de ti? Eras la única persona que quería tener a mi lado y no estabas.

No solo esta molesta, también esta herida. Eso es lo bueno de ella, con Eva no tengo que tratar de adivinar porqué está mal, ella me lo dice. Siempre dice porque está  del humor que está.

-Lo lamento, Eva, si te sirve de consuelo yo tampoco me he sentido bien estos días al estar lejos de ti.

Ella me sonríe y corre a mis brazos. Cuando la sostengo con fuerza contra mi pecho vuelvo a respirar tranquilo.

-No importa, yo también pude llamar. Comparto mitad de la culpa.

Ella me da un beso en la mejilla y toma mi mano para ir al cuarto donde esta el árbol y algunos adornos que ella ha ido comprando en lo que va del año. Saco el árbol y lo colocó en la esquina que ella me dice y la ayudo a poner todas las cajas con adornos en la sala.

Ella está sentada en el piso, en una de las esquinas, tiene luces de navidad en sus hombros y alrededor de su cuello. Sonríe mientras saca los adornos navideños de las cajas. Sonríe, la sonrisa nunca deja su hermoso rostro. La observo en silencio mientras ella toma unas pequeñas estrellas plateadas y les dice lo hermosas que son, ella es muy dulce. Esta ahí sentada con una sonrisa en su pálido rostro, pero su mirada no refleja felicidad. La noticia sobre su progenitor la jodio mucho, la estremeció y revivió todos aquellos miedos del pasado que ella enterró muy en el fondo de su memoria. Ahora aquellos recuerdos están frente a ella, la llaman, la acechan.

-Es mi época favorita del año-dice Eva.

Me doy cuenta que está hablando con ella mismo. Eso me hace sonreír. Luce como una pequeña niña de siete años entusiasmada. No lleva maquillaje pero sus mejillas están rosadas y luce radiante ¿Cómo lo hace? No entiendo cómo puede estar ahí sentada llena de luces, brillantes luces y deslumbrarme de esa manera. Nada brilla más que ella, nada es más hermoso que ella. La observo, por un pequeño momento ella mira hacia la nada y deja de sonreír, su mirada se vuelve tan triste que estoy a punto de acercarme a ella para ver si todo está bien, pero ella mueve la cabeza y sonríe mientras empieza a colocar los adornos en el árbol.

-Te seguiría a donde me pidieras-le digo aunque ella no me escucha.-No te preocupes por nada, yo siempre cuidare de ti.

Solo quiero hacerla feliz, amarla tanto que olvide a todos los que le hicieron daño, que olvide todo lo malo. Amarla por cada lágrima que ha derramado, por cada dolor que le han causado. Por cada persona que la ha lastimado. Deseo con todas mis fuerzas poder hacerla sentir mejor, apartar esa profunda tristeza que hay en su alma en este momento, apartar esos miedos que no la dejan tranquila pero no sé como hacerlo.

-A veces me siento tan feliz-murmura ella mientras coloca las luces en el árbol-a veces me siento tan triste.

Ella merece ser amada, merece que le digan todos los días lo especial e importante que es, aunque ella ya lo sabe, claro que lo sabe, ella se ama mucho. También merece que le digan lo hermosa que es su sonrisa y como su mirada puede hipnotizar a cualquiera. Yo puedo amarla como ella se merece, amarla por aquellos que no supieron amar aquellos raros detalles, amarla por aquellos que solo se dejaron deslumbrar por su belleza, yo puedo amarla por todos aquellos y más. Pero no digo nada y solo me queda ver como otro trata de hacerla feliz, como ella se refugia en sus brazos y le da las sonrisas que debería darme a mí.

Ella mira su reloj y se pone de pie de un salto. Corre hasta el sofá y toma su bolso. Veo cómo se va y siento un vacío en mi pecho al ver como su pequeña figura se pierde en el camino. Como si no fuera a volver. Voy a mi habitación y me recuesto en la cama.

Unos pasos y ruidos en la sala llaman mi atención. Eva ya no está. Me levanto y salgo, para mi sorpresa Eva esta de pie terminando de decorar la casa. Cuando me ve me sonríe. Creí que ya no regresaría.

-Adivina quien me llamo-me dice pero no me da tiempo de decir nada y agrega-Luciano Salvatore ¿Puedes creer?

Luciano es otro de los muchos hombres que se jactan de haber estado con ella e intentaron domarla. Como si ella fuera un animal. Luciano es solo otro hombre que no la merece.

-Va a tener un hijo-me dice ella.- pero no se va a casar con la madre de su futuro heredero. Una larga historia.

Ella me cuenta brevemente la historia y me pide que le pase algunos adornos para el enorme árbol de plástico que ponemos todos los años. Aún sigue verde y frondoso como la primera Navidad que lo compramos. A Eva no le gusta la idea de cortar un árbol solo para un momento y después tirarlo como si no valiera nada y en eso estoy de acuerdo con ella.

-Mira que hermoso se ve todo-me dice ella cuando terminamos de arreglar.

Es increíble como solo su presencia puede iluminar y llenar todo este lugar. Se siente como un hogar cuando ella esta aquí. Estar con ella se siente como estar en casa y en ninguna otra parte me he sentido así antes.

-Todo quedo perfecto, Eva.

Ella toma su ukelele y se sienta cerca de la chimenea, las llamas de la chimenea danzan e iluminan la sala y el rostro de Eva adquiere un brillo casi mágico. Su cabello parece de oro a la luz del fuego. Me siento frente a ella en el sofá y espero a que ella empiece a tocar algo.

-Juguemos algo. Yo voy a cantar y tú tienes que adivinar la música-me dice con mucha emoción porque sabe que es poco probable que yo adivine las canciones. Eva sabe músicas de todas partes del mundo, en diferentes idiomas.

-Esta bien-le digo. No quiero dañar o quitarle su entusiasmo. No la había visto sonreír así desde que su progenitor volvió a su vida.

Ella piensa un momento antes de empezar a tocar una música que no recuerdo haber escuchado antes pero que me gusta mucho. Eva tiene un excelente oído musical.

Me gusta el vino tanto como las flores
Y los amantes, pero no los señores
El pan casero y la voz de dolores
Y el mar mojándome los pies

No soy de aquí, ni soy de allá
No tengo edad, ni porvenir
Y ser feliz es mi color
De identidad

-No sé cual es-reconozco.

Ella me da una dulce sonrisa y sus dedos se siguen moviendo por la cuerdas y empieza a silbar. Es una música que habla de las cosas que le gustan a alguien pero suena a una despedida, un amargo adiós cuando ya sabes que te queda poco tiempo.

-No soy de aquí ni soy de allá de Facundo Cabral pero a mi me gusta la versión de Jorge Cafrune. Mi papá la cantaba para mí.

Ahora entiendo porque empezó con esa música en particular. Ella empieza a tocar otra música antes que yo pueda decir algo. No tiene ganas de hablar, de eso me puedo dar cuenta y yo no voy a presionarla para que lo haga. Ella lo hará cuando se sienta lista para hacerlo.

-La llorona de Chavela Vargas-adivino.

Adivinar esa música me resulta fácil porque ella la canta muy seguido cuando hay luna llena. También suele cantar hijo de la luna.

-Bien, James, muy bien.

Me da una media sonrisa antes de empezar a tocar otra vez. Podría escucharla cantar todo el día. Su voz es realmente hermosa y logra transportarte.

-No sé, esa esta muy difícil.

-Canción del elegido de Silvio Rodríguez. Es muy poética.

¿De dónde saca esas músicas? Siempre logra sorprenderme con una nueva música que jamás había escuchado. Músicas que cuentan historias son las músicas favoritas de Eva.

-Vámonos-me dice ella mientras deja el ukelele a un lado y se levanta. Toma mi mano y me levanta del sofá.

-¿A dónde vamos?-le pregunto.

-Aruba-me dice ella mientras toma mi brazo-vamos a Aruba.

Mañana es su cumpleaños.

-¿Es tú deseo de cumpleaños?-le pregunto.

Ella sonríe aliviada.

-Si, mi deseo es estar contigo en Aruba, te diría Hawái pero no quiero dañar nuestro lugar especial con todos estos sentimientos que cargo ahora.

Es todo lo que ella necesita decir para convencerme.

Tomo mi teléfono y hago algunas llamadas para que tengan listo el avión de la compañía. Me sorprende que Alexander no lo haya usado para algún viaje de "negocios" como llama él a sus viajes con modelos a lugares donde él pueda surfear.

-¿Tienes tu pasaporte?-le pregunto.

Ella me dice que si y corre a la habitación que tengo para ella aquí. Yo hago lo mismo y me cambio de ropa. Eva sale con un pequeño bolso y un sombrero en su mano.

Eva duerme todo el viaje hacía Aruba. No tiene que haber dormido mucho estos días, se veía tan cansada cuando subió al avión. Me pregunto si estará comiendo bien. Una mecha de su cabello esta sobre su cara, aparto el mechón con cuidado y veo su rostro tranquilo mientras duerme. A mi madre le habría encantado Eva, ellas se hubieran llevado muy bien. A Eva también le hubiera caído bien mi madre.

-Eva, despierta, ya vamos aterrizar.

Ella se mueve un poco y algo soñolienta se pone el cinturón de seguridad. Se pasa una mano por la cara y me sonríe antes de ver por la ventana. Es la primera vez que venimos juntos Aruba.

-¿Qué hora es?-me pregunta Eva mientras nos subimos al auto que nos llevará al hotel.

-Las ocho de la mañana. Solo están tres horas delante de Vancouver.

Ella bosteza y recuesta la cabeza en el asiento del auto mientras mira por la ventana. Llegamos al hotel y dejamos nuestras cosas en las habitaciones. Tomamos una ducha rápida y salimos a caminar por el lugar. Llegamos a un pequeño restauran para poder desayunar.

-Hubo un chico que consiguió su doctorado cuando tenia veinte años-me empieza a contar Eva-me sentí fracasada en ese momento porque yo lo conseguí a los veintidós. Después me enteré que hubo alguien que los consiguió a los dieciséis ¿Te imaginas? Pero sabes, en el fondo no me afectaba, no me importaba, nunca me importo. Me di cuenta que cada quién consigue las cosas a su propio ritmo, cada quien camina a su paso, aprende a su manera. Que el éxito no depende de aquello que los demás consideran éxito, si no de aquello que yo creo que es el éxito y me considero alguien exitosa, James. Pero lo más importante, soy una persona feliz. Porque al final del día eso es lo único que importa, ser feliz. Tú me haces feliz.

Una mesera trae un pequeño pastel con una vela y deja el pastel frente a Eva. Ella aplaude y empezamos a cantar la música de cumpleaños, yo la canto en ruso y ella pone los ojos en blanco.

-Pide un deseo.-le digo.

Ella levanta el pequeño pastel y me sonríe. No lleva nada de maquillaje, su cabello cae suelto a los lados y lleva una sencilla blusa blanca pero jamás la había visto más hermosa que ahora. A pesar de todo lo que ha pasado, ella esta aquí ahora junto a mí celebrando un año más de vida o como dice ella, un año menos. Ella tiene una enorme sonrisa en su cara y puedo ver como trata de ver lo mejor en esta situación, como lucha por dar lo mejor de si misma. La veo sentada sosteniendo aquel pequeño pedazo de pastel con una tierna sonrisa, una sonrisa que guardo en mi memoria. Jamás la he visto más hermosa que ahora y no por como luce por fuera, es aquella luz que parece salir de sus poros, aquel fuego que brilla en sus ojos, es ella, simplemente ella. Porque no hay nadie más que ella para mí.

-Deseo que siempre estés a mi lado, James-dice ella antes de apagar la vela.

Siempre, Eva, siempre.

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