I released that I'm nothing.
—Tal vez llegue tarde. Tengo un proyecto y debo quedarme en la escuela a terminarlo.
—De acuerdo. Te estaré llamando o enviando mensaje de todas formas.
Asiento sin decir nada más. Miro a mi madre fijo, está en pijama haciéndose el típico café mañanero.
—¿Qué tanto me miras? — Pregunta.
— Nada.
Salgo de la casa directo al auto y me pongo en marcha.
A veces, la gente siente demasiado, los sentimientos son demasiados para soportar. Mi cabeza está así, a punto de explotar, no puedo sacarme todos los pensamientos, todas esas voces, esos recuerdos, todas esas emociones que me generan ansiedad.
Estoy cansado de atormentarme cada día, intenté creer que todo era idea mía pero conforme pasaban los días me di cuenta que las cosas siempre han sido como yo lo dije.
Y me cansé.
Estoy harto.
Ya no soportó ser invisible. No tolero ver como mi hermano brilla en cualquier lugar, y yo solo soy su sombra.
Estoy cansado de conocer personas y tiempo después se olviden de mi. Como si yo fuera nada. Como si yo no importara.
Estoy cansado de no tener amigos que se mantengan a mi lado en las buenas o malas, que se defiendan si lo necesito o me escuchen cuando estoy mal.
Me duele el pecho. Me siento vacío e ignorado. Un sentimiento que llevo cargando desde hace tantos años, uno que no me quiere dejar, me ahoga y presiona mi pecho a tal punto que es insoportable.
Quiero que pare.
Quiero dejar de llorar, de sentirme insignificante al lado de mi hermano. Sentirme alguien en la vida, a veces quiero ser él.
Y odio eso, porque también lo odio a él.
Odio no poder defenderme, odio como dejo que me humillen y me menosprecien. Detesto no darme el lugar que merezco, detesto ser un cobarde.
Es agotador, esforzarte por encajar, por ser el prototipo de persona que a la multitud le gusta y aún así ser invisible para todos. Estoy agotado de mantenerme positivo cuando lo único que me pasan son cosas malas.
Estoy harto de mostrarle mi buena cara a la vida y que ella me abofetee.
Estoy cansado de no ser nada.
De ver la decepción de mis padres hacia mí. De verlos mirarme como si lo hubiera arruinado todo, como si todos mis esfuerzos por ser mejor no estuvieran funcionando.
Y no lo harán. Porque yo no soy mi hermano.
Yo no soy perfecto, yo no soy inteligente, no se me facilitan muchas cosas y no soy un hablador con mala educación que intimida a los demás.
No tengo el mejor promedio ni tampoco soy obediente.
Estoy cansado.
Porque lo arruino todo a mi alrededor y el mundo entero me lo recuerda cada día. Me duele el pecho, me arden los ojos y la cabeza me pulsa, quiero dormir pero tampoco quiero hacerlo.
No sé a dónde ir ni qué hacer. No se quién soy ni sé lo que quiero.
¿Cómo vivir así?
He intentado tantas cosas, he probado qué habilidades puedo tener, algo para lo que sea bueno, pero simplemente no encuentro. Nada me llena, no puedo establecerme mucho tiempo en un lugar sin que comience a sentir pánico o ansiedad, hasta que es demasiado y termino dejándolo.
Mi padre está harto de que abandone los empleos. Está harto de que no sepa que carrera elegir. Está harto de tener miedo por mi futuro. Está harto de preocuparse sobre cómo viviré, que comeré.
Él está harto de mi. Yo también.
Detengo el auto en semáforo, abro mi mochila sacando una botella de agua y el frasco mediano dejando todo sobre la mochila.
Conecto el auxiliar de mi teléfono al estéreo del auto sincronizando mi lista de música.
A este punto mi rostro está completamente húmedo. Y me duele la garganta por el llanto, me duele porque es demasiado.
Porque ha sido tanto lo que me he guardado, lo que he escondido dentro de mí que está pidiendo a gritos y arañazos salir lejos de mi cuerpo. Pero no pueden, no puedo, y quizá no podré núnca.
Estoy atrapado conmigo mismo, porque no hay nadie a mi alrededor.
Todo se siente mal.
Llega el momento donde todo es demasiado, y no acaba. Porque es algo que solo termina de una manera.
La civilización está apuntó de perderse, y se me aprieta la garganta. Tengo miedo, de mí y de todo. De estar aquí y no allá. Pero también tengo miedo de seguir y soportar, porque duele mucho.
Siento náuseas cuando paso la salida de la ciudad y me adentro en la carretera, todos a mi alrededor estan viviendo su vida normal. Yendo al trabajo, a la escuela, a comprar ropa o los víveres. Tienen una vida.
Siento ganas de gritar conforme giro directo al bosque. Mi llanto crece, no sé a dónde voy, no sé qué hacer, pero quiero irme, tan lejos como pueda. Tan lejos de todos, quiero que me dejen en paz, tranquilo, necesito vivir sin comparaciones.
Quiero vivir donde pueda ser solo yo, Jimin. Solo Jimin.
No ser más el hermano de Namjoon. El hijo decepción. El que no sabe hacer nada. El que solo causa problemas. El ¿por que no puedes ser como tu hermano? El cobarde que no puede hablar con las personas. El que no tiene el carácter para elegir una carrera fuerte porque es muy débil. El que tiene miedo de todo. El flojo. El inútil. El imbécil. El alcohólico. El drogadicto. El que toma decisiones estúpidas. El ¿no recuerdo tu nombre?
No quiero ser más esa persona.
Jamás. No quiero. No puedo.
Detengo el auto. Pongo seguro a las puertas y enciendo la música.
Sigo llorando. Más y más hasta que estoy gritando.
Golpeo el volante y me abrazo a mí mismo. Como muchas veces hice.
¿Por qué?
¿Por qué tengo que sentirme así?
¿Por qué me duele tanto?
¿Por qué no puedo mantener a nadie a mi lado?
¿Por qué no soy como Namjoon?
¿Por qué no fuí inteligente como él?
¿Por qué no fuí fuerte como él?
¿Por qué no pude ser sociable como él?
¿Por qué no fuí agradable como él?
¿Por qué no pude encontrar amigos como él?
¿Por qué núnca pude saber quién soy?
¿Por qué me duele?
¿Por qué tuve que estar tan solo?
¿Por qué yo?
¿Por qué si siempre hice lo que pude para ser bueno?
¿Por qué no pude ser el hijo que mis padres querían?
¿Por qué tuve que ser así?
Lo intenté tanto. Tanto, tanto.
Ahora me pregunto si Dios lo notó. Porque no hizo nada por mi.
Abro la botella y destapo el frasco.
Me bebo cuatro pastillas.
Me duele mucho. Es en todo lo que puedo pensar. La canción que suena me hace sentir todavía más triste y sólo, porque no hay nadie aquí.
Kindly calm me down.
Es de Megan Trainor, y me hace darme cuenta que no tengo a nadie que lo de todo por mí, nadie secará mis lágrimas, nadie me dirá que todo mejorara sólo para calmarme, nadie tomará mi mano y me acompañará durante mi dolor, nadie me sostendrá cuando caiga.
Lloro más fuerte, soy un niño pequeño nuevamente, trabandome con mi propia saliva y lágrimas, llorando tanto que mi voz se pierde.
Me bebo dos pastillas.
Me bebo un puño y me atraganto con el agua. Mi campana se mueve y las náuseas me consumen. Me cubro la boca fuertemente obligando a mi cuerpo a no expulsar nada.
No hay explicación de este sentimiento. Te agota, te hunde, te muele hasta que eres polvo, insignificante polvo que puede ser borrado con un soplido del viento.
Me recargo en el respaldo. Muevo el volante y doblo mis piernas. Comienzo a sentirme algo mareado, adormilado.
Cierro los ojos y mi mente vuelve a ese cumpleaños que deseo olvidar. Donde estoy solo, donde el único que brilla es él. Donde nadie se acuerda de mi, donde comprendí que soy nada.
Lo odio. Siempre Odiaré ese cumpleaños y es la razón por la que lo he odiado todos estos años. Es la razón por la que entendí cuan invisible soy.
Lo odiaré incluso cuando muera. Y lo odiaré hasta renacer de nuevo.
Odiaré su olvido, sus palabras falsas. Odiaré a todos, pero me odiaré más a mi por creerles.
Respiro profundo tratando de enfocarme en la canción, Get you The Moon de Kina ft snow. Me abrazo con fuerza, cantando parte de la melodía sin poder parar mi llanto, sin poder ser capaz de tranquilizar mi desgastada alma, mi maltratado cuerpo.
Me bebo otro puño de pastillas. Luego me termino el frasco.
Desconecto el auxiliar y con manos torpes encuentro mis audífonos. Fallo dos veces al intentar conectarlo, estoy mareado y débil. Hago un intento más y lo logro.
Quito el seguro de las puertas, me coloco un audífono en cada oído reproduciendo la lista que creé la noche anterior. Cuando la melodía de Drugs de Eden comienza, intento salir del auto.
La manija me da una batalla digna y desesperado la abro de un golpe. Mi cuerpo falsea cuando quiero ponerme de pie, frustado alzo el brazo para sostenerme del techo, me empujo con el otro brazo y salgo.
El suelo se mueve y me tambaleo.
Todo es muy confuso. Muy lento.
Hay árboles, el cielo nublado y creo que ya comenzó a llover.
¿O son mis lágrimas?
No he dejado de llorar.
Subo todo el volumen de mi teléfono a tal punto que no soy capaz de escuchar mi voz.
El corazón me martillea rápido, estoy asustado, sólo y drogado.
Al final soy todo lo que ellos decían.
Mis ojos pesan, arden y comienzan a cerrararse entre lapsos, poco a poco haciendo efecto.
— Soy así. — Digo y estoy bofiado para cuando digo la última letra.
Camino al borde, sintiendo vértigo.
Está muy alto.
Me giro viendo hacia el cielo.
Ya no hay nada.
Mikrokosmos suena en los audífonos, y después de horas logro sentirme un poco mejor.
Doy un paso atrás.
Abrazo el teléfono contra mi pecho, siendo lo único a mi lado.
Respiro nuevamente.
—No lo pienses.
Y me lanzo.
El viento empuja mi cuerpo conforme caigo. Es como volar, fresco, turbio, y hermoso.
La melodía me distrae, la droga me distrae, no hay miedo.
Y de pronto. Ya no hay nada.
•Baúl abierto•
Una kk llena de sentimientos.
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