Capítulo 8
Narra Cloe:
—¡Estás loca!— me gritó Dylan a los cuatro vientos mientras yo esparcía el puré de papas sobre su pelo.
No me iba a quedar de brazos cruzados mientras todo el mundo me veía hecha un desastre. Es una cuestión de principios, como cuando te peleas con tu hermano y para quedar en paz haces una fechoría similar.
—¡Y tú estás ciego!— chillé señalándolo.
Ni siquiera me había dado cuenta de que estamos discutiendo en español, así que gracias al cielo nadie nos está entendiendo.
— Fue un accidente, ¿en serio crees que quería desperdiciar mi comida solo para molestarte?— me dice.
Ahora que lo pienso suena totalmente ilógico ya que, no nos hemos hecho nada malo como para llegar a odiarnos.
Dylan 1, Cloe 0.
—Ahora que lo dices tiene sentido, pero eso no quita el hecho de que me has puesto perdida de puré de papas.
— Pues lo siento, la próxima vez intentaré tropezarme sobre otra persona— dice en un intento por hacerme reír.
Y la verdad es que, no lo consiguió.
— O directamente deberías mirar por donde vas para no cometer el mismo error— le digo.
Sonrió. Su mirada no me dio buena espina cuando se giró, sobre todo porque después volvió a voltearse y esta vez me lanzó un puño de macarrones en salsa.
— Parece que sigo sin mirar por donde voy— dice riéndose.
Realmente no sé si lo está haciendo con maldad o no, sólo sé que quiero matarlo. Cogí los mismos macarrones del suelo y se los lancé sobre la camiseta.
— ¡Deja de hacerte el gracioso!
— ¡Y tú de ser tan seria! ¡Era una broma, mujer!
— ¡Púdrete!
— ¡Lo haré!
La comida seguía volando sobre nuestras cabezas. Hasta que alguien me agarró del brazo y me arrastró lejos de Dylan pues estaba a punto de lanzarme sobre él para golpearlo. Connor me tenía bien agarrada mientras James trataba de frenar a Dylan.
— Esto ya dejó de ser gracioso así que por favor, ¿pueden dejar de comportarse como críos?— nos dice James en español—Y tú da gracias de que no te parta la cara— le dice a Dylan dándole un ligero empujón.
Me dispuse a replicar, cuando Lennon pegó un grito desde la entrada de la cafetería llamando la atención de todos los espectadores.
— ¡Viene el profesor! ¡Salgan de aquí ya!— exclamó corriendo hacia su mesa.
Connor me llevó por otra puerta y me dijo que me metiera en los baños pues el estropicio que habíamos formado nos iba a pasar factura a los dos. Cosa que no dudo, además después del incidente entre Eli, James y el balón no me gustaría volver a ver al director. Mi corazón late a mil por hora y a pesar de eso, sigo escuchando las pisadas de Dylan a mis espaldas.
— Cloe.
Lo ignoré.
— Cloe.
Seguí mi camino intentando recordar donde están los baños.
— ¿Podrías dejar de ignorarme?
El hecho de que se pusiera en frente de mí, me hizo frenar en seco. Sus ojos expresaban una tremenda preocupación. Ninguna parte de su ropa estaba limpia, ni siquiera su pelo.
— Pensé que estábamos de broma lanzándonos cosas— dice.
Tiene que ser una broma.
—Oh claro, olvidaba lo divertido que es jugar a lanzarnos comida delante de todo el instituto, ¿no?— le digo rodando mis ojos.
Este chico es raro. Intente pasar por su lado, pero volvió a cortarme el paso.
— Vale, puede que no me haya dado cuenta de que estabas enfadada, pero ahora no quiero que nuestra relación se enfríe.
Frunzo el ceño.
— ¿Qué relación?
Fue a hablar, pero lo interrumpí.
— Está todo arreglado Dylan. Tú con los tuyos y yo con los míos
—¿A qué te refieres con eso?— me pregunta.
Sonrío y me encojo de hombros. Lo iremos descubriendo con el tiempo, supongo. Le dediqué una última mirada y me fui de allí. Después de que James y sus amigos me dijeran que tenía la vía libre me fui a casa. Me sentía avergonzada con todos esos kilos de comida en el cuerpo. La gente me miraba y murmuraba al mismo tiempo. El profesor no volvió a buscarme y di por hecho que el incidente había sido zanjado así que me fui.
Llegué a mi casa, me di una ducha bastante larga y me tumbé en la cama. Mis padres no tienen por qué enterarse de esto. Están en el trabajo así que cuando lleguen pensarán que he estado todo el día en clase.
De repente, mi teléfono comenzó a sonar.
—¿Dónde estas, Cloe?— escucho la voz de Eli por detrás de la linea.
Suspiro.
—En mi casa— le digo.
Supongo que las demás estarán con ella pues se escuchan murmullos.
—No entendimos ni papa de lo que estaban hablando, pero supusimos que no era una conversación agradable, ¿estás bien?— me dice refiriéndose a mi pelea con Dylan.
—Sí, estoy bien así que no te preocupes.
Las demás no paraban de hablarle hasta tal punto de que ella les gritó que se callasen.
—No suenas muy convencida, ¿quieres que vaya a verte?— me pregunta.
¿Una tarde de risas aseguradas con la loca de Eli? Sí, gracias.
— Claro que sí, te mando mi dirección.
Nos despedimos y finalmente quedamos en que vendría a verme hoy.
Narra Eli:
Las clases se pasaron bastante rápido para mi gusto. Me abrí paso entre el barullo de alumnos salir cuanto antes del instituto. La verdad es que quisiera conocer mucho más a Cloe. Algo me dice que tiene muchas historias por contar y estoy muy dispuesta a escucharlas todas. La verdad es que al principio parecía muy introvertida y nos miraba como si estuviésemos locas.
Cosa que no lo niego.
Pero con el tiempo empezó a sonreír e instantáneamente me cayó bien. Solo hace falta que se suelte un poco más y creo que esta tarde va a ser el momento ideal.
Me dirigí a casa de Cloe sin apartar la mirada del GPS donde ella me escribió su dirección. Subí mi cabeza para comprobar que era en esa dirección y me encontré de frente con James.
—Hola, ¿has hablado con Cloe?— quiso saber.
Me limité a asentir despreocupada. Este chico me pone nerviosa y eso no me gusta porque me termina ablandando. James parece un chico diferente al resto, pero al mismo tiempo muy básico. Además de una persona de la que debería mantenerme alejada. Ambos somos demasiado explosivos y creo que juntos seríamos una bomba.
—¿Estás bien?— preguntó interesado.
Parece que ha notado mi incomodidad.
—Sí. Mm, debo irme— digo rápidamente.
—Claro, ya nos veremos por ahí, Eli.
Levantó su mano en forma de despedida y literalmente, salí corriendo de allí. No suelo ser así con los chicos, pero con él es diferente. Es como si me hiciera sentir débil. Como si fuese capaz de enamorarme.
Deambulé por las calles un tanto perdida, hasta que llegué a la entrada de su casa. Me sorprendí enormemente porque esta dirección ya la conocía. De hecho, la conozco muy bien. Toqué la puerta con total seguridad. Se escucharon pasos hasta que la puerta se abrió dejándome petrificada. James.
—¿Qué haces aquí?— me preguntó confundido y a la vez sorprendido.
Genial.
—Vine a ver a Cloe, ¿dónde esta?— dije cruzándome de brazos.
Antes de que James pudiera mediar palabra. La voz de mi nueva amiga se hizo presente.
—¡Estoy aquí!— gritó desde la distancia.
Su hermano se hizo a un lado sin mirarme y me permitió pasar. Cloe y yo estuvimos hablando durante horas. Me contó sobre su vida en España, sus amistades allá, su cambio radical de actitud, cómo se sentía aquí y también sobre Dylan.
— ¿Y te defendió de aquel chico?— le dije sin poder creerlo.
Ella asintió.
— ¿Y por qué odias tanto a ese tal Izan?— me preguntó.
Me sorprendió su reacción, pues simplemente me sonrió con cierta nostalgia. Como si no quisiera recordarlo.
— Es una larga historia— me dice dándome a entender que no quiere hablar del tema— ¿Te apetece ver una película?
— Claro, vamos.
Fuimos a la cocina para preparar unas roscas pues una película sin roscas es como un día sin sol. Cloe metió el paquete en el microondas. El olor a roscas no tardó en hacerse presente. Mi móvil comenzó a vibrar avisándome de una llamada entrante.
El nombre de mi hermano apareció en la pantalla.
—¿No lo vas a coger?— me preguntó Cloe pues no paraba de sonar.
Tragué en seco y negué con la cabeza. El teléfono siguió sonando y me rendí. Mi hermano es lo suficientemente insistente como para fundirme el móvil a llamadas.
—La vedad es que me duele saber que estás en la casa de enfrente y no eres capaz de venir a saludarme— me dice cuando lo cojo.
Los ojos de Cloe mostraban una tremenda curiosidad por saber quién me llamaba.
—¿Cómo sabes que estoy aquí?— le pregunté confundida.
Él se rió.
—James me lo dijo, ¿o es que olvidabas que era mi amigo?— me dice burlón.
Idiota.
— Pensaba ir a verte después— mentí.
Odio ir a su casa. Me suelo ir bastante deprimida de allí.
—Vale, te espero aquí.
Suspiro.
— Te quiero— me dice y finalmente, corto la llamada.
Creo que Cloe es lo suficientemente lista como para saber si le miento así que estoy literalmente entre la espada y la pared.
—¿Qué hay entre Connor y tú?— me preguntó mientras íbamos al salón.
Madre mía, ¿cómo lo adivinó? Iba preguntarle pero se me adelantó.
— Su risa es inconfundible— me dice burlona.
—No sabía que tenías un oído tan fino— admito haciéndola reír. Tiene que estar pensando que entre Connor y yo hay algo.
—Ni yo que tenías algo con Connor — contraataca.
Ruedo mis ojos.
— No es lo que piensas— le aseguro mientras nos sentamos en el sofá.
Ella sonríe.
— Pues entonces dímelo.
Suspiro. Allá vamos.
—Bien, Connor y yo somos hermanos.
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¿QUÉ LES PARECIÓ?
¿Cómo reaccionará Cloe ante semejante sorpresa? ¿Les gust Dylan?
VOTEN Y COMENTEN.
Ah y muchas gracias por el apoyo. Son increíbles.
~Les quiero, mil~
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