Capítulo 6

Narra Cloe:

-No, no puedo perdonarte. Puedo pasar página, pero no tratarte como si nada. Como si nunca me hubieses hecho daño.

-Una vez me dijiste que creías en las segundas oportunidades-me recordó.

Esbocé una sonrisa.

-Claro, siempre y cuando no sean con personas como tú- contraataco.

Eso lo hizo sonreír pero con una gran ira acumulada por dentro. Se mordió el labio interior hasta tal punto de dejarlo enrojecido y desvió su mirada hacia un punto fijo en la habitación.

-¿Cómo pude perder mi tiempo de esta manera hablando contigo? - se preguntó más a sí mismo que a mí.

-Eso me llevo preguntando yo todo este tiempo, ¿qué hace el intocable de Izan hablando con alguien como yo?- digo.

Se rió y asintió.

-Tienes toda la razón, menos mal que no estás aquí para que la gente se entere de que he vuelto ha hablar contigo. Sería un golpe duro- asegura sabiendo que puede llegar a hacerme daño.

Suspiré. Justo cuando me disponía a hablar, la puerta de mi habitación se abrió de golpe. Fruncí el ceño pensando que se trataba de James, pero para mi sorpresa era un chico. Un chico alto, de cabello negro y ojos verdes. De un verde intenso y profundo.

Iba a decir algo pero me señaló con la mano que me callara. Sin decir nada, se sentó al lado mío en la cama, y se hizo ver tras la cámara.

-Iba a comportarme como un buen chico y no iba a meterme en conversaciones que no me incumben. Pero escuchándote no pude evitar meterme, ¿no te da vergüenza? La has llamado tú, le has suplicado y como te ha superado y rechazado, le das dónde más le puede doler, muy valiente por tu parte, ¿no?

La cara de Izan era todo un poema. Parecía no salir de su asombro, más que nada porque el chico apareció de la nada. Es español, como yo. Así que Izan lo entendió a la perfección.

-Cualquiera te puede dejar sin palabras, tanto ella como yo- añadió sonriendo- No vuelvas a llamarla, intenta guardarte la dignidad que te queda para una próxima vez. Adiós.

Seguidamente cerró el portátil dejando a Izan con la palabra en la boca. Al esbozar una sonrisa en mi dirección pude ver unos hoyuelos tremendamente remarcados en su rostro. C

-Creo que no te llamará más- dijo encogiéndose de hombros.

Me río y asiento dándole la razón.

- Mm, esto puede sonar un poco violento pero, ¿quién eres?- le pregunto con cierta curiosidad.

Él abrió sus ojos como platos al darse cuenta de que no se había presentado.

-Soy Dylan, Dylan Carter-dijo.

Asentí y decidí que era la hora de presentarme.

-Cloe - digo tendiéndole mi mano. Él la aceptó con mucho gusto.

-Siento haber entrado así, pero no pude evitar escuchar la conversación en mi intento por encontrar el baño- se disculpó sonriendo con nerviosismo.

Me pongo en pie al mismo tiempo que él. Debe de ser el hijo del amigo de papá.

-Tranquilo, está todo bien. Ya se estaba pasando- digo refiriéndome a Izan.

Él asintió dándome la razón. Es tan alto que mi rostro queda a la altura de su pecho, así que para hablar o tener contacto visual debo subir mi cabeza. Nuestros ojos se encontraron una vez más. Sus ojos verde esmeralda contienen un brillo que jamás había visto en nadie más. El rubor por mis mejillas subió instantáneamente. Me sentí demasiado observada.

-¿No deberías ir al baño? No sé digo yo- sonreí burlona al notar que se había quedado perdido mirándome.

Para nuestra salvación, mi padre me llamó desde abajo para que bajase a cenar. Con una sonrisa y un asentimiento, el tal Dylan y yo bajamos. Cuando llegué a la cocina, me encontré con una mujer de no más de cuarenta y cinco años. Ella al verme sonrió. Su sonrisa es idéntica a la de su hijo, eso seguro.

- Tu debes de ser Cloe, ¿no es así?

Asentí.

-Pues encantada, soy Karen- se presentó dándome un ligero abrazo acompañado de dos besos en las mejillas.

-Encantada- contesté.

-Supongo que ya habrás conocido a mi hijo Dylan - dice sin apartar los ojos de él, quien acaba de entrar en la cocina de lo más feliz.

Detrás de él, apareció mi padre junto a su amigo. Un hombre tres veces más alto que Dylan, corpulento y de piel pálida. Lo que me confirma que no puede ser su padre. 

-Por fin puedo conocerte, chica. Tu padre me ha hablado mucho de ti- me dice sonriendo. Me da un corto abrazo y después me dice que se llama Steven.

-Es un placer conocerle- digo de lo más educada.

Después de tantas presentaciones. Mi madre me pide que salga a llamar a James, quien por lo visto está afuera hablando con el vecino.

-Yo te acompaño- masculla Dylan siguiéndome hacia la salida.

No dije nada, simplemente abrí la puerta principal de mi casa y salí al exterior. El gélido frío de Inglaterra me golpeó con fuerza. James charlaba entre murmullos con Connor, ambos iban muy abrigados. Dylan se posicionó a mi lado justo cuando tosí ligeramente para llamar su atención.

-Hola preciosa- dice Connor mirándome.

Camina en mi dirección para saludarme mientras James lo sigue enfurecido por el apodo que me ha puesto. Ruedo mis ojos cuando se acerca a mí y deposita un beso en mi frente.

-Ya te dije que no me llamaras así- me quejé molesta cuando se separó.

-Exacto, no la llames así- añadió James llegando hasta nosotros- Es mi hermana pequeña.

Parece que todavía no comprende que nos pasamos un año y no cuatro. Así que, prácticamente no es tan grande.

-Pero si en el fondo le gusta que se lo diga- aseguró guiñándome un ojo.

Decidí dejarlo estar porque discutir con este chico no lleva a ningún lado. La mirada de nuestro vecino se posó en Dylan. Nuestro invitado lo observaba con cierta curiosidad. Quizás sea por sus tatuajes, por su acento inglés tan remarcado o simplemente porque no le cae bien.

-Ah, y este- dije señalando a Dylan- Es Dylan, un amigo de la familia.

Dylan hizo un asentimiento con la cabeza de lo más seco. Al igual que Connor, quien parecía esta pasándoselo en grande.

-Así que otro español en la familia- dijo burlón mirando al invitado de pies a cabeza.

A nivel corporal Connor le saca un buen trecho a Dylan. Por la tensión entre ambos no creo que se hayan caído muy bien, cosa que no comprendo. Pero bueno, a veces la gente no conecta a la primera.

-Mm, será mejor que entremos ya o se enfriará la cena- masculló James rompiendo el intenso contacto visual entre ambos.

Parece que no soy la única que se ha dado cuenta de las malas vibras entre ambos.

-Está bien, nos vemos mañana- dice dándose un abrazo amistoso con mi hermano.

Nos miró a Dylan y a mí y se alejó en dirección a su casa. Justo cuando parecía que no iba a decir nada más, volvió a girarse.

-¡Que descanses, princesa!- exclama haciéndome enfadar.

Iba a decir algo pero como siempre James se me adelanta y lo manda a callar. Le doy un ligero empujón para que se calle y dejé de insultarlo en español. Es ahí cuando Dylan comienza a reírse sin parar.

-Eso no era necesario- le reprocho.

Él se encoge de hombros.

-Te estoy haciendo un favor, créeme.

Odio que se comporte de esa manera en relación a los chicos. Aunque en parte lo comprendo porque cuando sucedió todo lo de Izan, James se sintió muy culpable. Aquel día prometió que me protegería y hasta día de hoy, lo ha hecho.

-Tu hermano es un poquito...- comenzó a decir Dylan cuando James se adentró en la cocina.

-¿Protector? Sí, lo es- dije interrumpiéndolo.

Él asintió y yo entré en la cocina siguiendo los pasos de mi hermano. La cena transcurrió bastante normal. No fue incómoda. Nuestros padres hablaron entre ellos casi todo el tiempo. Mientras nosotros comíamos en silencio o respondíamos a las típicas preguntas de ¿qué vas a hacer en un futuro? ¿qué piensas estudiar? ¿te va bien en el instituto?

Según tengo entendido, Dylan estudiará en nuestro instituto. Por lo visto, él vivía en España con su padre y su madre vivía aquí con Steve, su nuevo marido, con quien también tiene una hija que recién ha cumplido los cinco años de edad. Por lo que tengo entendido, al padre de Dylan le surgió un nuevo trabajo que le impedía hacerse cargo de él así que no le quedó otra opción y tubo que mandar a Dylan a Inglaterra.

La cena terminó y con ella llegaron mis tremendas ganas de irme a dormir. Mi hermana Emily se fue a ver una película con Piper, la hermana pequeña de Dylan. Cuando por fin pensé que me iban a dejar libre, mi hermano me arrastró al salón junto al invitado pues se negaba a quedarse solo con él.

-... Y así fue como me hice esta cicatriz- le decía James a Dylan señalándole una herida que tenía en el tobillo.

Suspiré. Menudo aburrimiento.

De repente, la pantalla de mi móvil se encendió dejándome ver una foto de Claudia. Genial, algo de entretenimiento.

-¡Ay dios, Cloe! -exclama casi dejándome sorda. James dejó de hablar para intentar descifrar con quien estoy hablando- Lo siento muchísimo de verdad, aprovechó que me estaba duchando para llamarte y no pude evitarlo.

Está realmente arrepentida. Le sonrío.

-No pasa nada, ya era la hora de volver a vernos las caras y aclarar las cosas- le aseguro restándole importancia.

Ella soltó un largo suspiro de alivio.

-Por un momento pensé que me odiarías por ello, aunque eso no debería de haber ocurrido. Se supone que debía evitar a toda costa que te hablase, es que ni siquiera él podía hablarte- dice con frustración.

Tiene razón.

-No te preocupes, yo estaba bien. Creo que me vino bien volverlo a ver. Ahora podré dormir tranquila de una vez por todas- le digo.

La cara de James es todo un poema. Creo que ha comprendido lo que ha pasado. Me está mirando completamente desfigurado y Dylan lo ha notado porque le ha preguntado qué es lo que le pasa.

-Ya te llamaré, ¿sí?

Ella me dice que sí y cuelgo. Acto seguido, James se me tira encima de lo más cabreado.

-Dime que Izan no te ha llamado, Cloe, dime que no lo ha hecho- dice acercándose peligrosamente a mí.

Bajo mi cabeza avergonzada y asiento. No gano nada mintiéndole.

-Lo voy a matar. Claudia prometió que lo mantendría al margen y él juró que no volvería a acercarse a ti- dijo.

La vena de su frente acaba de aparecer, así que estamos todos en peligro.

-Está todo bien y yo estoy bien. Esa conversación no me hizo daño, de verdad- le aseguro.

Este se aleja de mí para darle una fuerte patada a una mesilla de madera que está junto a un sillón individual. Tanto Dylan como yo nos sobresaltamos.

-¡Le dejé bien claro que si volvía a acercarse a ti, lo denunciaría Cloe, se lo dije!- me gritó.

Me puse en pie en un intento por calmarlo, pero no funcionó.

-Deberías haberle colgado, pero como siempre tienes que ser buena hasta con quien te hace daño- sigue diciendo.

James es un chico bastante impulsivo. Suele enfadarse y decir tonterías de las que luego termina arrepintiéndose.

-Ni siquiera me estás dejando hablar, ¿me quieres escuchar?- le pido.

No obstante, eso no sirve de nada porque coge un cojín del sofá y lo lanza hacia una esquina de la habitación como un bestia. Me alejo de él dando por perdida esta batalla.

No me va a escuchar.

-¡Voy a tomar medidas, te lo juro Cloe!- seguía diciendo- ¡Ese imbécil no se va a reír otra vez de nosotros!

-No voy a hablar más contigo hasta que te calmes. Cuando quieras escucharme ya sabes donde encontrarme- dicho eso, me voy de allí directa a mi habitación.

Narra James:

Creo que nunca había odiado con tantas fuerzas a un ser humano. Ni siquiera pensé que podría llegar a odiar a alguien así. Nunca me gustó ese chico, su hermana Claudia sí, pero en él siempre noté una doble cara. Como si estuviese ocultando algo. Enterarme de que la amistad entre él y mi hermana había pasado a otro nivel, me mató. No pude soportarlo, aunque le hacía creer a Cloe que sí. En el fondo se veía feliz, enamorada de aquel chico que al cabo de unos meses terminaría haciendo lo que siempre temí. Y es que, nadie esperaba que aquello sucediera. Ni siquiera yo. Le fallé aquel día a mi familia y a mí hermana. La marcaron de por vida y no pude hacer nada para impedirlo.

Aquel bastardo prometió no acercarse a ella y su hermana juró que lo mantendría al margen si a cambio no íbamos a la policía. Ambos aceptamos, Cloe porque era su mejor amiga y yo porque era lo que mi hermana quería. Pero jamás lo olvidé. Su cambio tan radical me dolió porque su sonrisa fue sustituida por una mueca y eso es algo que nunca me perdonaré.

-¿Puedes explicarme que le hizo ese chico para que actúes así?- me preguntó Dylan con una voz totalmente calmada.

Ya ni siquiera me acordaba de que él seguía aquí. Me dejé caer en el sofá. Sé que la he fastidiado con Cloe, pero no me pude controlar. Escuchar su nombre hace que se me hierva la sangre.

-Eso solo te lo puede decir ella- le respondí.

Juramos no contar lo que sucedió ese soleado día en Madrid. Tanto por mi bien como para el de Cloe. Cada uno lidió con aquello en silencio. Sin que saliera a la luz o alguien lo descubriera y es que, nadie tiene porqué enterarse de que Izan intentó abusar de ella.

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¡Espero que les haya gustado!

Este ha sido el primer encuentro con Dylan Carter. ¿Les pareció especial? Lo vi demasiado adorable😍. ¿Qué opinan de Izan? ¿Se esperaban que le haya hecho aquello a Cloe?

VOTEN Y COMENTEN😃.

~Les quiero, mil~

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