Capítulo 5

Hoy ya es jueves. Mi primera semana de clases se esta terminado y debo de decir que a sido muy diferente a como me la imaginaba. Creí que sería invisible y que no haría amigos tan fácilmente. Jamás pensé que desde primer día haría amigas, o que le plantaría cara a uno de los mujeriegos del instituto. Inglaterra me está cambiando, pero para bien supongo. Soy mucho más sociable que antes, sobretodo con los chicos.

Hace tan sólo un día que mis padres se fueron y la verdad es que aún no hemos quemado la casa. Es muy usual que mis padres se vayan a Madrid. Antes de que empezasen las clases ya se habían ido, pero por lo menos fui consciente de ello. Es cierto que esta semana he estado tan ocupada con mis nuevos amigos y el principio de curso que no los había escuchado hablar sobre este viaje. Pero en mi defensa diré que, fue por una buena causa social. El día se basó en James celebrando y bailando hasta por los pasillos porque estábamos solos.

Salí con mucha pereza de la cama y me vestí con lentitud. Me siento agotada. Bajé a la planta baja encontrándome con mi hermano ya desayunando. Lo mire incrédula. ¿Qué le habrá picado?

-Creo que a Adam le gusta tu amiga Angy- saltó de repente, comiéndose su tazón de cereales.

Lo miré extrañada. Adam es el hermano de Kevin, por lo que son nuestros vecinos. Ayer pasaron la tarde aquí con James, quien aprovechó la ausencia de mis padres para invitarlos y molestarme un poco más de lo habitual, mientras que yo estaba en la planta alta haciendo un trabajo con Angy y Kathia. Es cierto que ambos actuaron raro cuando se encontraron frente a frente. Pero dudo mucho que se trate de amor.

-En mi mundo se dice buenos días- dije. Él bufó- Y no creo que a Angy le guste tu amigo- murmuré sentándome frente a él para desayunar.

-Yo no dije que a tu amiga le guste Adam, dije que creo que a él le gusta ella- me corrigió para luego sacarme la lengua.

-Olvídalo, James- dije riendo- Solo son compañeros de clase así que déjate de fantasías y ahora dime, ¿qué te traes con Eli? He visto como la miras.

Su contestación fue una sonora carcajada seguido de unos golpes sobre la encimera. Rodé los ojos. A veces le dan ataques de risa sin sentido y este es uno de ellos.

-Para que lo sepas, la loca-agresiva de tu amiga y yo no hemos hablado después de la discusión sin sentido que tuvimos y lo de que la miro te lo has inventado- contestó poniéndose serio- Además, ella me cae mal.

Sé cuando me está mintiendo y en estos momentos lo está haciendo. Suele sonrojarse y nunca me mira a los ojos.

-Claro, lo que tu digas- finalicé la conversación carcajeándome. Lo escuché gruñir, pero decidí dejarlo estar porque seguramente terminaríamos discutiendo.

Fuimos junto con los demás al instituto, entre risas y bromas. Creo que me reí tanto que olvidé por un momento el frío. Cuando llegamos al instituto me dirigí a mi taquilla, pero algo o más bien alguien hizo que me frenase en seco. Max. Está apoyado en mi taquilla jugueteando con su teléfono.

-¿Qué haces aquí?- le pregunto intentando parecer seria y ruda.

Con todo lo que me han dicho las chicas sobre él y los rumores que me han llegado sobre su pasado, lo último que necesito es estar a su lado. Me inspira mucha desconfianza.

-Pues saludarte- contestó tranquilamente esbozando una sonrisa- Hacía tiempo que no hablábamos, ¿no?

Mis dientes chirriaron. ¿Qué es lo que quiere de mí?

-Supongo- mascullé. Él se hizo a un lado para dejarme acceder a mi taquilla.

No lo miré a los ojos en ningún momento, pero sentí como me escaneaba con la mirada. Como si fuese un trofeo que pronto estaría en su estantería junto a los demás. Parece que disfruta con lo que ve, quizás de mi nerviosismo también.

-Te acompaño a clase ¿sí?- me dice cuando cierro mi taquilla de un portazo.

Me giré para mirarlo. No es que sea muy bueno cogiendo indirectas. Ya lo rechacé una vez, ¿no se cansara nunca? Frunzo el ceño e intento desviar mi mirada hacia otro lado. No obstante, esta se cruza con mi hermano y sus amigos quienes parecen no percatarse de con quien estoy ni de mi incomodidad.

-No es necesario, ya sé dónde está cada clase- le aseguré.

-Da igual, quiero acompañarte y ya sabes, conocerte un poco más. Dicen que eres muy interesante- me insiste cortándome el paso.

Definitivamente no soporto a este chico.

-De verdad que no hace falta- volví a repetir empezando a caminar.

La situación es así: yo intentando huir de él y él intentando cortarme el paso. Cuando al fin creí que me dejaría en paz, sentí su mano rodear con tremenda fuerza mi brazo. Como si temiera que me fuera. Lo miré sin salir de mi asombro, este chico no acepta un no por respuesta. Al darse cuenta de que podría estarme haciendo daño en el brazo, me soltó en un intento por disimular ese impulso obsesivo.

-De verdad, insisto- repitió entre dientes. Sus ojos me reflejan temor con una pizca de posesión.

Lo miré con toda la seriedad del mundo.

-Y yo te digo que no- dije retrocediendo- Déjame en paz de una vez, no soy tu apuesta ni tu maldito trofeo, ¿vale?- escupo con enfado. Max abrió sus ojos con sorpresa- No quiero ser tu amiga así que aléjate de mí. Vete a tocarle las narices a otra, ¿sí?

Tras mi valiente acción, todos se nos quedaron mirando con sorpresa. Algunos asombrados por lo que dije y otros murmuraban porque la nueva no era muda. Me giré con todo el orgullo del mundo y lo dejé ahí petrificado. Creo que me tenía como tonta. Me abrí paso entre la gente e intenté salir de allí a toda prisa.

-¡Todas desean estar conmigo, Cloe! - exclamó cuando yo estaba por girar la esquina del pasillo- ¡Y no olvides que fuiste muy afortunada!

Me reí. No me gusta nada ser el centro de atención pero en estos momentos creo que es algo inevitable que no lo sea.

-No te lo creas tanto. Así solo consigues darme más pena- escupí lo suficientemente alto para que me escuchara.

El resto del día fue un completo infierno repleto de rumores, miradas acusadoras y mentiras. Todos saben que yo era el nuevo juego de Max y sus amigos. Lo que no sabían era que no era como las demás ni que lo humillaría de semejante manera. Mis nuevas amigas no pararon de recordarme durante las clases lo loca que estaba por haberle dicho aquello. No obstante, yo no me siento arrepentida de ello.

- Le voy a partir la cara a ese tal Max como se vuelva a acercar a ti- me dice James cuando nos cruzamos por el pasillo.

Ni siquiera me deja decirle algo pues desaparece por el pasillo junto a sus amigos. Parecía furioso así que espero que no haga alguna tontería. Mis amigas me arrastran por el largo pasillo en dirección a la cafetería. El horario escolar está a punto de terminar y la verdad es que lo estoy deseando. Estoy comenzando a hartarme de los rumores, las risas y las miradas.

Nos sentamos en una de las mesas más alejadas de todo en la cafetería. Lucy no paraba de hablar sobre un examen con Angy. Eli no paraba de lanzarle las migas del pan a Hayley en el pelo, mientras Kathia no paraba de reírse de las caras que ésta ponía de enfado pues hace unos días pagó un dineral para hacerse el alisado permanente en el cabello.

- Te voy a matar, McMahon - le advierte Hayley a Eli quitándose el último trozo de miga del pelo.

-Ámame, Hay- le dice ella lanzándole un beso a lo lejos.

En ese momento, unas chicas se acercaron a nosotras para darnos unos folletos. Una de ellas se me quedó mirando fijamente, después se rió junto su amiga y se fueron murmurando.

- ¡Oye vuelve a aquí y dinos a la cara lo que estás diciendo!- exclama Eli en su dirección. Ellas se giran para mirarnos y luego se van corriendo de allí.

Le sonrío y ella me guiña un ojo.

-Malditas cotillas- masculla ella dando un trago a su agua- Si vuelve alguien a mirarte así, juro que los dejaré calvos.

-Eso no va a ser necesario, pero gracias- le agradezco carcajeándome.

Hayley es la que interviene sin apartar la mirada del folleto.

-No te conviene meterte en más movidas Eli, no lo olvides- le recuerda haciendo que ella ruede los ojos.

Vuelvo a reírme. Esta vez me fijo en el folleto color púrpura que nos han entregado.

-Parece que este año va a haber otro baile- dice Lucy leyéndolo.

Al parecer el sábado de la semana que viene habrá un baile en el pabellón para celebrar el principio de curso. La verdad es que no pensé que en Inglaterra también se hicieran bailes. Pone que se requiere ir de etiqueta y además, están prohibido el alcohol y las drogas dentro del lugar.

-Parece ser que este sábado iremos a buscar algo que ponernos- dijo Kathia emocionada.

Asentí.

-Esto va ser divertido- aseguró Hayley guardándose el papel en el bolsillo de su chaqueta marrón.

-Nunca he ido a un baile de esos, en España no se suelen hacer. Así que será interesante- admito haciéndolas reír.

-Siempre hay una primera vez para todo, Cloe - me dice Eli con una sonrisa pícara.

Tengo curiosidad por saber cómo será.

-Mm, no creo que pueda ir este sábado, así que compraré el vestido por mi cuenta- murmura Lucy con cierta incomodidad.

La miré confusa.

-¿Por qué no puedes ir?- le pregunté a Lucy.

Sus mejillas se sonrojaron.

-T-tengo una reunión familiar- contestó nerviosa. Algo me dice que no está diciendo toda la verdad.

Narra Lucy:

La verdad es que no puedo ir con las chicas porque ya había quedado con mi novio. Mi novio secreto para ser exactos. Creo que sería una gran bomba si les dijera que estoy saliendo con alguien y todavía más si descubrieran que ese alguien es del otro instituto. Concretamente, del "instituto enemigo". Sonará estúpido pero es la verdad, es una rivalidad legendaria que a permanecido hasta día de hoy entre ambos institutos.

Él se llama Jake y es todo aquello que buscaba en un chico. Nos conocimos hace unos meses en un partido que se jugaba en casa. Nuestro equipo ganó y ellos perdieron. Yo no sabía de su existencia hasta que se acercó a mí para hablar cuando estábamos celebrando la victoria.

-Si te soy sincero te he visto desde las gradas y no he podido evitar venir a hablarte- me confesó nervioso entre tanto barullo.

Mis amigas y prácticamente todo el instituto gritaba al son de la banda de música mientras que los otros se alejaban mirándonos con recelo. Nos presentamos el uno con el otro con unas sonrisas que jamás olvidaré. En ese momento, me dio absolutamente igual que fuese del otro equipo. No pude evitar perderme en sus ojos.

Ese día mi vida cambió y puedo decir que volvería a repetirlo mil veces más.

Narra Cloe:

El viernes se hizo presente y con él mis ganas de que fuese sábado para elegir mi vestido para el baile. James y yo estuvimos toda la tarde recogiendo y limpiando la casa, la cual era una completa pocilga. Cuando terminamos caímos rendidos en el sofá al son de la música que sonaba a través de los altavoces en la sala de estar. En ese momento, la puerta de entrada se escuchó y tras ella aparecieron nuestros padres.

- Por ahí llegan mis penas- masculla James mientras ellos entran con todos los bártulos.

-Cállate que nos buscas la ruina- le dije poniéndome en pie para ir a saludarlos.

Mi hermana pequeña fue la primera en lanzarse a abrazarme. Después saludé a mi madre y seguidamente a mi padre.

-Por un momento pensé que quemarían la casa- admitió mi madre viendo nuestro trabajo.

Sonreí. Luego miré a James, quien parecía un pobre infeliz por la llegada de nuestros padres. Le di un ligero codazo para que cambiase su postura. Se irguió y sonrió. Aunque parecía más una mueca que una sonrisa.

- Mi amigo y su familia llegarán dentro de dos horas así que manos a la obra- sentenció mi padre yendo directo a la cocina para empezar a cocinar.

Tras ayudar a sacar las cosas de Madrid de las maletas, me fui directa a mi habitación. Me vestí de la forma más básica posible y como todavía me sobraba media hora decidí conectarme para ver si alguna de mis amigas estaba en línea. Sonreí al ver que Claudia lo está. Me pido solicitud y la acepté a la espera de ver su pelo rubio. No obstante, eso no fue lo que vi. Tras la cámara había un chico y no uno cualquiera, sino a Izan.

(les recomiendo que empiecen a reproducir la canción que he puesto en el apartado superior, The best you had de Nina Nesbitt, para leer esta parte 🙃)

Izan.

No había hablado con él después de todo lo que pasó. En aquellos tiempos pude comprobar eso que suelen decir de que del amor al odio hay un simple paso. Como puedes amar a alguien y de un momento a otro odiarlo con todas tus fuerzas. Lo cierto es que, Izan es el principal motivo de mi cambio. La causa de mis pesadillas por la noche. La base central de mi norma. No chicos, no problemas. La razón de mi corazón roto.

Básicamente me dio falsas ilusiones, hizo lo que quiso conmigo y después me lanzó al vacío como si fuese agua sucia.

Ha pasado el tiempo pero todavía no estoy preparada para volver a oír su voz. Para encontrarme con sus ojos de nuevo. Para ver su sonrisa o escuchar su risa. Simplemente no estoy preparada.

-Tierra llamando a Cloe... ¿me escuchas? - su voz interrumpió mis pensamientos.

Me había quedado petrificada viendo su silueta tras la cámara.

-¿Qué es lo que quieres? - le pregunto.

Recuerdo su despedida, su disculpa, su frialdad al decirme que nunca me había querido. Que yo sólo había sido un juego para él. Recuerdo su risa, su sonrisa victoriosa al saber que había conseguido lo que quería.

- He de admitir que has cambiado, estás guapísima- dice ignorando mi secante respuesta y mi desafiante mirada.

Antes solía sentirme débil cuando escuchaba su nombre. Me sentía indefensa cuando pasaba por mi lado o me miraba, pero con el paso del tiempo la debilidad se convirtió en fortaleza y la fortaleza en un gigante y gélido muro.

-¿Dónde está Claudia?- quise saber. Mi amiga es su hermana. Mi amistad con ella fue lo que dio pie a que después me enamorase como ilusa de él.

-Está duchándose, esta noche sale de fiesta, ya sabes, a armarla un poquito por ahí con Sofía- dice intentando hacerme reír.

Sin embargo, lo único que se me escapa de la boca es una mueca.

-Bien, cuando termine dile que llamé- dije con intenciones de colgar.

Justo cuando iba a cortar la llamada, él me detiene y por un momento puedo ver el arrepentimiento en sus ojos.

-Venga ya, ¿me vas a decir que no has olvidado lo que pasó?- dice sorprendido- Fue hace mucho tiempo, ¿es que todavía me guardas rencor?

Apreté la mandíbula. Lo que me hizo es lo suficientemente fuerte como para no olvidarlo jamás. Pero como él no fue la víctima ni el que salió malparado, es como si nada hubiese pasado.

- Todo lo que pasó está superado. Lo único que no quiero ver es tu cara- digo enfadada. A veces me recuerda a Max y a su insistencia.

Se rió. A lo lejos se escucha a Claudia y su música mientras se da una ducha lo que me hace pensar que probablemente no sea consciente de que su hermano me está incordiando.

-¿Es que no podemos volver a ser amigos? ¿Nunca piensas perdonarme? Ya me disculpé aquella vez, creí que lo olvidarías- me recuerda.

Miles de recuerdos se agolpan en mi mente. Siento mi corazón bombear con fuerza y mi respiración acelerarse. Es como si me fuese a dar otra crisis de ansiedad. Desde que llegué a aquí no he tenido ninguna, así que espero que solo sea un susto por estar viendo su repugnante cara.

-Tú y yo jamás volveremos a ser amigos. Estás muerto para mí, ¿o acaso lo habías olvidado?- digo intentando sonar fuerte y para nada nerviosa.

-No te mientas a ti misma, sabes muy bien que sólo lo dices para hacerte la fuerte. Tú no has dejado de importarme, ¿sabes? Y a veces pienso en por qué dejamos que todo fuese a más, por qué se me fue la olla de aquella manera ese día, y...

Cerré mis ojos con fuerza. No quiero escucharlo más.

-¡Cállate de una vez!- exclamo frustrada- No quiero escuchar tus arrepentimientos y como ya has dicho, es cosa del pasado.

-¿Entonces vas a perdonarme de verdad?

Genial, ¿y ahora que le digo?

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¡¿QUE LES PARECIÓ?!

Los estoy haciendo más largos como me pidieron. Se avecina algo muy muy bueno se los aseguro...

VOTEN Y COMENTEN❤️.

~Les quiero, mil~

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