Capítulo 36

(Dylan y Cloe en multimedia <3)

Narra Charlie:

El sonido de unos golpes en la puerta me despierta de golpe. Lo primero que veo al abrir los ojos es la tremenda claridad que hay en la habitación y después, me encuentro con el angelical rostro de Cloe en la cama de al lado. Sonrío pues luce muy tierna, no obstante, lo que más me sorprende es ver el rostro de Dylan enterrado en su cuello y su brazo rodeando su cintura. 

Los golpes en la puerta se vuelven secundarios cuando me percato de ello. Me tengo que sentar de golpe en la cama para analizar la situación. ¿Habrá pasado algo entre ellos? No lo creo. Dudo mucho que Dylan haya movido ficha tan rápido o que Cloe haya accedido a aceptar sus sentimientos tan deprisa. 

—Joder, ¿no piensas abrir la maldita puerta? Están a punto de echarla abajo— Un malhumorado James se dirige a mí. 

En ese instante, la parejita comienza a removerse en la cama y maldigo a James por eso. Va a ser demasiado incómoda la situación que va a acontecerse, por eso, corro directo hacia la puerta para evitar verla en primer plano.

—¿Tanto te costaba abrir la puerta?— inquiere mi padre. Él ya está vestido y preparado para salir a hacer turismo. Sus ojos tratan de ver por detrás de mí, pero se lo impido. Sería un drama si viese a Dylan y Cloe en la misma cama— Madre mía, el pestazo a alcohol me llega desde aquí, ¿a qué hora llegaron?

Ni siquiera yo lo sé. Es más, fui consciente de que volvíamos al hotel cuando el taxista se paró en la puerta del mismo. Recuerdo que James y yo entramos a duras penas y como mismos estábamos, nos tumbamos en la cama. 

—No lo recuerdo—  le respondo sincero. Ya soy universitario, no tengo por qué darles explicaciones. 

Él pone sus ojos en blanco y se cruza de brazos.

—Bueno, ¿está Cloe ahí? Sus padres la están buscando— me pregunta. A su lado aparece mi otro padre, este me sonríe con esa simpatía que tanto lo caracteriza. 

—Sí, está aquí— digo señalando a mis espaldas. 

Ellos se quedan satisfechos con mi respuesta, luego me piden que nos cambiemos para bajar a desayunar y poder salir cuánto antes a ver la ciudad. Cuando cierro la puerta, me giro para encarar el drama. No obstante, la escena con la que me encuentro es totalmente diferente. 

James sigue en estado vegetal ocupándose toda la cama. Dylan parece estar procesando todo y Cloe no está. Un momento, ¿Cloe no está? Juro que la vi al despertar y...

— Se me va a reventar la cabeza— dice nada más salir del baño. Ahora lleva puesta la ropa de ayer, a excepción del gran abrigo. 

—Buenos días, princesa— digo haciendo una reverencia. De su parte recibo una mueca de desagrado. 

— Te ves horrible— comenta señalándome. Yo me detengo a observar mi atuendo. No llevo pantalones, pero sí la camiseta de ayer y ésta tiene como acompañamiento una gran mancha de ¿vómito? Puede ser. Le saco la lengua a Cloe por lo que me ha dicho y esta me esquiva para encaminarse a la puerta— Voy a cambiarme. 

Los otros dos no le dicen nada, así que me encargo de acompañarla a la puerta. Decido no preguntarle nada acerca del tema de Dylan, pues primero es turno de torturarlo a él.

— Si tuviera fuerzas, te partiría la boca Carter— le dice James a mi primo cuando su hermana sale de la habitación. 

He de decir que James no tolera bien el alcohol. 

—No hicimos nada malo, solamente dormimos— le responde. Está de brazos cruzados contra el cabezal de la cama. Lo miro burlón. Le creo, pero me apetece molestarlo.

—¿En serio, primo? ¿Pretendes que me crea eso? Parecían lapas cuando me desperté— bromeo. Este me fulmina con la mirada. James se sienta por primera vez en la cama para procesar lo que he dicho.

—Cierra el pico, tú no lo entenderías— se excusa. Luego mira a James, quien tiene cara de pocos amigos. No solo por la resaca, sino también por el hecho de que ellos dos hayan podido hacer algo mientras estábamos socializando con aquellas chicas. 

Déjenme decir que no pasó nada con ninguna de ellas, simplemente nos echamos unas buenas risas. Digamos que James no tenía ganas de ligar y yo directamente soy un cero a la izquierda en esos temas. 

Soy un desastre en el amor. 

 — Tuvo una de sus pesadillas, ¿a que sí?— le dice James de lo más tranquilo. Maldita sea. Por un momento pensé que se pegarían con esas miradas. 

Mi primo asiente cabizbajo.

—Deberías haber escuchado como gritaba en sueños, James, me rompió el alma— le cuenta. ¿Cloe teniendo pesadillas? ¿Por qué? No entiendo nada. 

James afirma con la cabeza y se cubre la cara con las manos. 

—La he visto y es horrible, así que gracias por haber estado para ella— su agradecimiento me sorprende todavía más. Este le sonríe y el ambiente se torna cordial.

—¿Hablan en serio?— digo intercambiando miradas con ambos. Ellos se centran en mí— ¡Yo quería pelea! ¡Piñas! ¡Sangre! ¡Moretones! ¡Dolor! ¡Drama!

Estos hacen una mueca. Dylan me ignora, se pone en pie y se encierra en el baño para asearse. Mientras tanto, James pone los ojos en blanco.

— ¿Quieres que te pegue a ti? ¡Te tengo ganas después de haberme conducido directo a esos dichosos bares para hacer la cata de la cerveza!— exclama furioso— ¡Casi me hago intolerante a la cebada, Charlie!

—¡Tonterías!— mascullo. 

No había sido para tanto, ¿o sí?

Narra Hayley: 

La noche de Navidad había sido mejor de lo esperado. Había salido del hospital, había tenido una fiesta sorpresa de bienvenida y Chad me había hecho un regalo precioso. Todo parecía volver a la normalidad. 

—¡No me vengas con esas, Dawson!— le gritaba Eli a Liam sobre algo de lo que estaban hablando. 

Hemos venido todos juntos a almorzar a un restaurante de comida china. A mi lado, Lucy se come una gran ensalada que se compró antes de entrar aquí. Ella detesta la comida china. Por mi otro lado, Chad habla animadamente de algo con Sam. La verdad es que estoy contenta de que nos hayamos convertido en amigos, aunque ahora mismo falte la mitad del grupo porque están de viaje. 

—Te lo tienes que comer todo, Hay— Lennon me saca de mi ensimismamiento. 

Durante la fiesta de ayer no volvimos a hablar, yo lo evité a toda costa. Me molesta que haya pensando todo aquello de mí. Agarro con fuerza mi tenedor y entrecierro mis ojos. 

—Ya lo sé, no necesito que me lo digas— digo molesta. Él alza sus manos en son de paz y no me dice nada más. 

—Oye con todo este rollo de la Navidad, nos hemos olvidado del problema con los universitarios— nos recuerda Logan. A su lado, Kevin abre mucho sus ojos con la boca llena. Seamos honestos, él ama estos momentos del día, simplemente porque está comiendo— Hicieron aquello en la fiesta de los Dawson, ¿Qué será lo siguiente?

Trago en seco. Casi me había olvidado de eso.

—Cállate, Logan, me vas a arruinar la comida— se queja Kevin dándole un codazo. 

Este lo ignora y nos mira. 

—Lo digo en serio, hace unas semanas nos habíamos montado el gran drama y ahora ni siquiera lo nombramos— insiste. Todos están atentos a sus palabras. 

—Vale, te voy a abofetear con este rollito de primavera— concluye Kevin mostrándole el gran rollito relleno de verdura y carne que le acaban de traer.

—Dame con eso y estarás viendo verde un mes— lo amenaza Logan sacando sus zarpas. Kevin lo mira horrorizado y finalmente, se da por vencido.

—Está bien, Logan tiene razón— dice Connor. El otro le echa una mirada de autosuficiencia. —Deberíamos abrir los ojos, eso es todo. 

Todos asienten.

—Sí, quien sabe si podrían estarnos observando ahora mismo— las palabras de Adam me causan escalofríos. No puedo evitar echar un vistazo a mi alrededor. Todo parece estar en orden. 

El resto del almuerzo sucede con tranquilidad, Eli me cuenta lo mal que terminó su cena familiar por la presencia de su madre y terminamos haciendo videollamada con Kathia y Angy quienes están de viaje en París. 

— ¿Cómo de fea es la Torre Eiffel? — Adam se troncha de la risa por lo que ha dicho Kevin. 

Nuestras amigas se ríen a través de la pantalla y yo junto a ellas. Ellas aseguran que es uno de los monumentos más bonitos que han visto. Luego sale el tema de Cloe, Dylan y James, con quienes no hemos hablado desde que se fueron.

—Ya les digo yo que se lo están pasando bien— dice Sam para después dar un largo trago a su soda. Por su sonrisa, está claro que sabe algo. 

—Un momento, ¡conozco ese tono de voz, Sam, tú sabes algo! — exclama Kathia desde el móvil. Me río. Él alza sus manos al aire ganándose las quejas de toda la mesa.

—Venga ya, no puedes dejar caer que sabes algo y no decirlo— se queja Chad a mi lado. 

Yo me río y lo corroboro.  Sam esboza una sonrisa cargada de entusiasmo y después se rasca la nuca sin saber muy bien cómo explicarlo.

—Dylan y Cloe durmieron juntos anoche.

¡Boom! La mesa se llena de piropeos, gritos de sorpresa y risas. Me esperaba de todo menos eso. 

—¡Tienes que estar bromeando!— exclaman, entre gritos, Kathia y Angy desde el teléfono. 

—Lo juro, Dylan me mandó par de mensajes hecho un lío esta mañana— nos cuenta. 

Todos se ríen emocionados. 

—¿Pero hicieron algo... o no pasó nada?— la pregunta de Connor llama al silencio pues todos se quedan callados de golpe. No parece muy contento con la noticia. Sam vuelve a dar un trago a su soda y se encoje de hombros.

— No lo sé, no me dijo tanto. Pero por lo visto James no se lo tomó mal— nos cuenta y eso me sorprende todavía más. Cloe tiene un hermano muy protector. 

—Pienso llamar a Cloe cuando salga de aquí— asegura Eli y yo asiento. Yo también. 

¡Necesito los detalles!

Narra Cloe: 

El día transcurre extrañamente rápido. James y Charlie se la han pasado como muertos vivientes por la resaca y nuestros padres han estado eufóricos de estar aquí. Por mi parte, he estado bastante ausente. Lo de anoche no debería de haber sucedido, jamás deseé que Dylan viese mi lado más vulnerable. Viese a la Cloe débil e indefensa del pasado. Sin embargo, lo hizo y no puedo hacer nada para cambiarlo.

— ¿Estás bien?— James me saca de mis pensamientos. 

Ahora mismo vamos de camino al hotel pues ya está a punto de ponerse el sol. Meto las manos en los bolsillos de mi chaqueta sin dejar de pensar en la pregunta de mi hermano, ¿realmente estoy bien? A unos metros de nosotros, Dylan y su primo charlan entre sonoras risas.

—No tienes por qué mentirme, te conozco demasiado— dice cuando lo miro a los ojos— ¿Qué es lo que te preocupa? 

Me encojo de hombros. No tengo palabras.

—¿Qué Dylan haya estado contigo en una de tus pesadillas?—  Me conoce demasiado. Mi silencio se lo toma como un sí— Mira sé que él puede ser muchas cosas, pero le importas tanto que asusta y de eso me he dado cuenta. ¿Por qué crees que todavía no le he pateado el trasero como a Connor o algún otro? Date una oportunidad, ¿sí? Es buen tío.

Lo miro sorprendida.

— ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermano? — bromeo por primera vez en el día. Él rueda sus ojos, pero sin dejar de sonreír. 

—Lo digo en serio, Cloe. Le importas demasiado a ese chico— dice señalándolo. Él está de espaldas a nosotros— Diría que después de mí, daría la vida por ti. Así que no te cierres, simplemente déjalo fluir, ¿vale?

Asiento. — Gracias, aborto de mono— le digo. Este se carcajea tan fuerte que llama la atención de nuestros padres. Luego me estruja contra su cuerpo hasta hacerme chillar.

Me dejo caer en la cama del hotel que comparto con mi hermana pequeña. Mientras tanto, mis padres se cambian con la ropa de pijama para irse a dormir. Qué pereza. De repente, unos toques en la puerta llaman mi atención. Los tres me miran para que vaya a abrir. Una vez que lo hago, Charlie está tras ella.

—No pienso ir a otra de tus catas de cerveza— le advierto antes de que vaya a hablar. 

Él se queda callado procesando lo que le he dicho, luego, frunce el ceño.

—No vine para eso, era para decirte si querrías verte una peli con nosotros— dice lo suficientemente alto como para que mis padres desde dentro lo escuchen.

Ruedo mis ojos. Me giro para ver a mi familia, ellos están listos para irse a dormir y yo, aunque esté cansada, no tengo sueño.

— ¿Qué película? — le pregunto antes de aceptar. Él alza sus cejas y me mira con cara de, ¿de verdad me estás preguntando eso?— Está bien, iré. 

Eso le hace sonreír. Me despido de mis padres y como mismo estoy, sigo a Charlie hasta su habitación. Me gusta ver películas, diría que es uno de mis pasatiempos favoritos, aunque, si la película es de terror pienso irme por donde mismo he venido. El ambiente que encuentro al entrar en la habitación es diferente al que imaginaba. Ni Dylan ni James están en pijama, ambos se están poniendo sus chaquetas y la peste a perfume me tumba para atrás una vez que estoy dentro.

—¿Pero qué...? — articulo totalmente confundida. Escucho a Charlie reír mientras pasa por mi lado.

—¿No pensarías que nos pasaríamos la noche viendo películas, verdad? Estamos en Berlín, Cloe, tenemos que aprovechar el tiempo al máximo— me dice poniéndose una bufanda— Tenía que decir algo coherente para que tus padres te dejaran marchar sin más. 

Desde la borrachera de Charlie y James ayer, nuestros padres están más estrictos que nunca. Ellos no quieren que la cosa se vuelva a repetir, con lo cual, fue muy inteligente por su parte no decir sus verdaderos planes. 

— ¿Y qué te hace pensar que quiero ir con ustedes? — inquiero cruzándome de brazos. 

—Venga ya, estabas tan aburrida que quisiste pasar tiempo con nosotros— dijo y tiene razón. 

— Igualmente no tengo mi chaqueta aquí y si voy a cogerla van a sospechar — les recuerdo. Debería de haberme hecho señas para que me la pusiera. Los tres se quedan pensativos, hasta que a Dylan le da moverse. 

Este va hacia su maleta y saca una prenda de ropa negra. Luego, camina directo hacia mí con sus ojos puestos en los míos.  Siento como mis piernas flaquean y como mis mejillas se tornan de carmesí. Me maldigo por ello y por eso, trato de ocultarlo desviando mi mirada hacia otro lado.

—Ten, puedes usar mi abrigo — se ofrece. Yo lo cojo entre mis manos. Pesa más de lo que imaginaba, por ello, intuyo que no pasaré frío. Sin decirle más, me lo pongo. Su olor me embriaga hasta tal punto de hacerme sentir aturdida.

—Gracias — mascullo. Él me sonríe y es ahí, cuando los otros dos se encaminan a la puerta. Yo los sigo en silencio. Charlie nos pide silencio y que pisemos con cuidado para no hacer ningún tipo de ruido pues, las habitaciones de nuestros padres están unas al lado de las otras.

Cuando salimos del hotel, el gélido aire de Berlín me golpea con fuerza. No obstante, lleno mis pulmones con emoción. Nos hemos escaqueado mejor de lo que pensaba. Digamos que mis padres tienen el oído ultrasónico. 

—¿Y qué pasa si tocan en la puerta de la habitación? — digo mientras nos dirigimos hacia el centro. 

—No creo que toquen y si lo hacen, se terminarían rindiendo al ver que no abrimos y darían por hecho que nos hemos quedado dormidos— me responde James y con eso, me convence. 

Al cabo de unos largos minutos, en los que caminamos sin rumbo fijo, la casualidad nos conduce hacia la orilla de un río. Parece que el aire se vuelve todavía más gélido a medida que nos acercamos al agua, la cual es terroríficamente oscura. Solo la luz de las farolas ilumina nuestro camino y eso me causa escalofríos. 

— ¿Quieres protagonizar una película de terror? — le pregunto a Dylan cuando veo que se va a acercar a tocar el agua. Quien sabe lo que podría salir de ahí. 

—No, pero una de amor sí, ¿te apuntas? — bromea volviéndose hacia mí. 

Me quedo estupefacta ante su atrevimiento y luego simulo una arcada. Mi hermano y Charlie se carcajean por detrás.

— Madre mía James, ¿ves lo mismo que yo?— Charlie para de reírse porque ha visto algo a nuestras espaldas. Aterrada por lo que pueda estar detrás, me giro y lo único que veo es el letrero de una tienda de 24 horas. 

—¡Un super!  — exclama mi hermano tapando su boca con emoción. No me creo que vaya a llorar.

Ambos se van corriendo en dirección a la tienda dejándome a solas con Dylan. Escucho su risa detrás de mí y cuando me volteo, me veo obligada a retroceder porque lo tengo demasiado cerca.

 —Lo que te dije antes iba en serio— me asegura. Su voz a bajado una octava. Está serio. — Y lo que te prometí anoche también. Quiero estar para ti, Cloe. 

Trago en seco. Llevo tiempo reprimiendo cualquier tipo de sentimiento amoroso. Supongo que por miedo a pasar por lo mismo otra vez. A ilusionarme como una tonta, a dejarme llevar y luego no poder dar marcha atrás. Siempre pensé que el daño que me hizo Izan era irreparable, y aunque todavía estoy aprendiendo a vivir con ello, sé que puedo salir adelante porque el primer amor sí se supera. Con tiempo, claro está. Un tiempo que creo seguir necesitando hasta que veo a Dylan. Hasta que lo escucho reír o enfadarse por cualquier cosa. Hasta que nuestros ojos se conectan y creamos una conexión tremendamente extraña, pero fuerte. 

—¿Por qué? — Es la única pregunta que ronda por mi cabeza.

A pesar de los efectos que causa en mí, siempre he tratado de demostrarle lo contrario. He sido fría, antipática y totalmente introvertida. He intentado alejarlo de mí y aún así, él sigue queriendo estar a mi lado. Sigue interesándose por esta chica herida que trata de reconstruirse cada día. 

— ¡Porque me vuelves loco! Porque no hay ni un solo día en el que no piense en ti. Porque me haces feliz cada vez que te veo. Porque creo que merece la pena estar a tu lado. — Está tan emocionado, que me lo transmite.

— Dylan, yo... No sé qué decir — Nunca he podido frenarlo del todo. Los sentimientos siempre han estado rondando entre nosotros y no puedo odiarlo por ello. Por alguna razón, mi corazón decidió que después de Izan, fuese Dylan. Que tras sufrir tanto, todavía hay una oportunidad para el ojiverde. 

—No hace falta que digas nada. Solo dime que vas a dejarme entrar, que me vas a dar una oportunidad — me pide— Dime, ¿quieres protagonizar una película de amor conmigo?

Me río. Es cursi hasta para mí. ¿En quién me he convertido? 

—Claro que sí. 

Él acorta la distancia que hay entre ambos y se abalanza sobre mí para besarme. Sus manos apresan mis sonrosadas mejillas con deseo y cuando sus labios hacen contacto con los míos, ambos soltamos un suspiro de alivio. Supongo que lo necesitábamos. Mis manos se posan en su chaqueta, justo por debajo de sus brazos, donde aprieto con fuerza mis puños ante el golpe de sensaciones que está siendo el beso. Es tierno, pero a la vez salvaje y pasional. Nuestras lenguas danzan al mismo compás y mentiría si dijera que no está siendo uno de los mejores besos de mi vida. 

Pierdo la noción del tiempo, no sé cuántos segundos o minutos pasaron, solamente sé que la falta de oxígeno nos hizo parar. Eso, y los gritos, aplausos y piropeos de Charlie y James a nuestras espaldas.

 — ¡Viva el amor, joder!— gritan ambos alzando sus cervezas recién compradas. 

Sin separarnos lo más mínimo el uno del otro, nos reímos como locos por las reacciones de ellos dos. Y me pregunto, ¿Cómo reaccionarán nuestros amigos? Lo que podría haber sido una situación incómoda, se torna en todo lo contrario. Porque eso es lo que hace Dylan, hace que me sienta cómoda y como en cada estando tan lejos de ella. 

--------------------

Voten y comenten❤️

¡Quiero saber que piensan!

~Les quiero, mil~

--------------------

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top