Capítulo 29

(¡un saludo a todos esxs exs!)

Narra Lucy:

Me separo del pecho de Kevin para afrontar la situación dramática en la que nos encontramos. Parece que el universo no quiere que tengamos una conversación seria acerca de este problema con los universitarios. Chad desaparece del salón con los puños cerrados y una expresión neutra, su hermano Liam corre tras él para evitar la catástrofe y algunos de los chicos les siguen también. 

No me creo eso de que Hayley y Lennon estén liados. 

Ellos solamente son amigos.

Bueno, él siempre ha sido el amor platónico de Hayley. No obstante, estoy segura de que ella nos habría contado que está con él. 

Los chicos suben corriendo a la planta alta, Kevin se separa bruscamente de mí y los sigue. Yo me quedo estática mirando a las chicas. Eli no se lo piensa dos veces y va tras ellos, mientras Cloe se deja caer sobre el sofá.

— No estoy preparada para otro drama, pero allá vamos— masculla. 

Ella me hace señas para que la siga y eso hago. Aunque el vibrar de mi teléfono me frena, es Jake. Lleva semanas intentando contactar conmigo, tiene una pierna rota y todavía no ha podido asistir a clase. O esos son los rumores que corren. Como siempre, ignoro la llamada y dejo mi móvil sobre el sillón.

— ¡No me puedo creer que me estés haciendo esto, Lennon! ¡Tú más que nadie sabes lo mucho que la quiero!—  Chad, completamente fuera de control, le grita sin parar a Lennon mientras los demás tratan de poner orden—  ¿¡Qué clase de amigo eres!? ¡Dímelo! 

Me acerco a la discusión y me encuentro a Lennon arrinconado en el baño tratando de huir del histérico de Chad. Connor lo cubre para que no lo golpee y Liam junto a James y Kevin tratan de alejarlo de la pareja. 

Por otro lado, Hayley luce muy pálida. Es ahí cuando detecto un ligero olor a vómito, ¿no se suponía que con esa falsa alarma de embarazo ella debería dejar de vomitar?

— ¡Chad para!— le grita Cloe obligándolo a que la mire. 

Nunca lo había visto tan fuera de sí.

— ¡Cómo has podido besarla! — grita completamente ido e ignorando a Cloe. La vena de su cuello parece que estallará en cualquier momento— ¡Dios mío Hayley, por eso me rechazaste! ¡Querías estar con él!

Golpee mi frente de lo más frustrada. Es un caso perdido. 

— Chad estás sacando todo de contexto, él y yo...— le intentó decir Hay, pero sus gritos la hicieron callar.

No va a ser capaz de escuchar nada. 

— ¡No te quiero escuchar, Hayley! ¡Te odio muchísimo ahora mismo, joder!— un golpe seco contra la puerta del baño me hace brincar. 

— Esto no tiene ningún sentido— me dice Kathia cubriendo su cara con las dos manos.

Asiento dándole la razón. En un despiste por parte de los chicos, Chad consigue zafarse de su agarre y le propina un puñetazo a Lennon en toda la nariz. Este choca contra la pared 

— ¿¡Pero qué has hecho!?— exclama Hayley socorriendo al chico. Su nariz sangra con intensidad. 

— ¡Qué te jodan, Chad! ¡Yo por lo menos he estado ahí para ella y a diferencia de ti, nunca la abandonaría con el primer problema que se me viniera encima!— Por primera vez, Lennon se manifiesta. 

Cansada de escuchar la discusión, me voy en dirección a la planta baja y tanto Kathia como Angy me siguen. No sé si irme o esperar aquí. Cuando llegamos a la planta baja, la madre de los hermanos sale de la cocina con el ceño muy fruncido.

— ¿Qué sucede ahí arriba?— nos pregunta.

Nosotras nos miramos entre sí. ¿Deberíamos decirle la verdad? No nos hace falta explicarle nada, pues las fuertes pisadas en la planta alta se hacen más cercanas. Liam y Kevin sostienen a cada lado a un enfurecido Chad, este ni siquiera es capaz de mirar a la madre de Lennon, quien luce decepcionada. Ellos se van dando un fuerte portazo y acto seguido, aparece Lennon con su nariz sangrienta.

— Dios mío, hijo, esto lo tienen que solucionar de una vez por todas— le dice ella guiándolo hacia la cocina.

A la mañana siguiente, mi padre me llevó a clase como todas las mañanas. La música a través de la radio le hizo cantar y no pude evitar reír durante todo el trayecto pues, canta muy mal. Me despido de él con un beso en la mejilla y salgo del coche para reunirme con mis amigas.

Ayer las cosas no terminaron muy bien, algunos se fueron para ver cómo estaba Chad y otros se quedaron para apoyar a Lennon y su ensangrentada nariz, me incluyo. Hayley casi no podía salir de su asombro y su madre no paraba de decir que ellos dos eran como hermanos y que no podían ir por ahí haciéndose daño. 

Cosa que comprendí a la perfección.

(les recomiendo reproducir Shout out to my ex para leer esta parte🙃)

No me costó divisar a mis amigas, pues están todas en el banco en el que se suelen sentar los chicos. Solo falto yo por llegar y algo me dice que Chad también. A lo lejos veo a Lennon destacar entre el resto ya que, la piel de alrededor de su nariz luce con diferentes tonalidades de morado debido al golpe. 

Chad se pasó tres pueblos. 

Eli y Cloe me ven y no tardan en elevar sus manos para saludarme. Yo les sonrío y estiro mi mano para que vean que las he visto. No obstante, dejo de verlas pues algo o mejor dicho alguien, se interpone en mi camino.

— Jake— murmullo una vez que nuestros ojos se encuentran.

Tengo que bajar la cabeza para poder mirarlo bien porque para mi gran sorpresa, está en silla de ruedas. Un enorme yeso cubre su pierna desde el tobillo hasta su ingle. Su piel está más pálida de lo habitual y bajo sus ojos reposan unas oscuras ojeras. 

Está irreconocible.

Al instante, me pongo nerviosa. Un nudo se instala en mi garganta y me quedo petrificada en mi sitio. No lo veo desde el día del partido y no tengo muy buenos recuerdos de ese día. No olvidemos que se estaba besando con otra chica. 

— ¿Hola?

Su voz me saca de mi trance. Él se remueve en la silla sin quitarme ni un solo ojo de encima. A mi alrededor ya siento las miradas acusadoras de la gente. Todos nos están mirando.

— ¿Qué haces aquí?

Menuda pregunta tan estúpida. 

— Llevo días intentando contactar contigo pero no respondes a mis malditas llamadas ni a mis mensajes. ¿Así es cómo me tratas después de todo lo que hemos vivido juntos, Lucy? Joder, ¿es que no te doy ni un poco de pena? No podía seguir en mi casa sentado sabiendo que tú nunca me llamarías. 

Su tono de voz es de cabreado y puede que lo entienda, solamente un poco. No obstante, yo estoy pasando página y él me hizo bastante daño. Nunca seré capaz de perdonar una infidelidad.

— Jake no quiero verte, ¿entiendes? Me pusiste los cuernos con esa chica y estoy segura de que no era la primera vez que eso pasaba— me defiendo.

Sus ojos se abren con exageración. Sus manos se aferran con fuerza a las ruedas de la silla y su perfecta mandíbula se tensa ante mis palabras pero no es capaz de replicarme nada. Es por eso que su silencio me lo tomo como un sí. 

— T-te juro que era la primera vez que eso pasaba con ella — tartamudea. 

Bufo.

— ¿Con ella? ¿Y con eso quieres decir que con otras sí?

Silencio. 

Veo como le cuesta tragar y como su mirada se pasea por nuestro alrededor. Sabe que lo ha hecho mal, que no voy a caer tan fácilmente. 

— Venga ya, Lu, ¿no crees que el universo ya se las cobró conmigo por lo que te hice? El karma me dio duro y lo sabes de sobra — dice refiriéndose a su pierna rota y a la silla de ruedas.

Él y yo solíamos hablar mucho sobre el karma, las vibras y las fuerzas mayores. Siempre compartimos los mismos pensamientos sobre esos temas y es cierto que el karma se lo devolvió. Por muy cruel que suene. 

— Claro que lo creo, pero eso no es suficiente. Ya no puedo confiar en ti. Ya no quiero tener nada que ver contigo— le aclaro armándome de valor. 

Suelta un bufido y mira hacia otro lado pensativo.

— Sabes que podemos arreglar eso. Sé que la cagué y que costará que vuelvas a confiar en mí, pero quiero intentarlo. Dame otra oportunidad y no te arrepentirás. Yo no voy a poder vivir sin ti, solo tienes que verme, ¿Qué voy a hacer sin ti?

— Sobrevivir. Eso es lo que harás. No es tan difícil. Yo también lo estoy haciendo— digo. 

Trato de rodearlo pero él es más rápido y vuelve a cortarme el paso. Parece mentira que sea más ágil que yo estando en una silla de ruedas, ¿se sacó el carnet para manejarla o qué? A lo lejos puedo ver a mis amigas y a los chicos frenando a Kevin para que no venga hacia donde estamos nosotros y se los agradezco mentalmente.

Eso complicaría las cosas. 

— No hemos terminado de hablar, además, ¿no crees que puedes llegar a considerar lo que te he dicho? — dice.

Cierro mis ojos con fuerza y reprimo las ganas de pegarle un piñazo porque seguramente quedaría como la bruja malvada que le pega a un minusválido, así que debo respirar hondo. La verdad es que el día en que me gocé su infidelidad me sentó fatal. Estuve toda la tarde llorando hasta que por la noche Kevin vino a hacerme compañía. Él me dijo que iba a estar ahí para mí y que saldría hacia delante. Y, lo he hecho. He sido capaz de pasar la página y superarlo. Me dolió, me tomó su tiempo y ahora puedo decir que estoy mejor. 

Aunque eso no quita que me ponga tan nerviosa su presencia. 

Estaba enamorada de él. 

Le quería. 

— No, ya he tomado mi decisión y es hora de que tú tomes la tuya. Quiero que me dejes en paz, ¿vale? — le pido. Me estoy empezando a agobiar. O me deja ir o le pego. Una de dos. — Bórrame de tu vida. No me vuelvas a escribir y tampoco me llames. No quiero saber de ti ni que tú sepas de mí. 

Vuelvo una vez más a intentar esquivarlo, pero él vuelve a cortarme el paso. Está vez me choco contra la silla y trastabillo a punto de caer sobre él. Sus manos tratan de sostenerme, pero lo alejo de mí. 

— No voy a poder olvidarte así como así, es más, ¿Quién va a cuidar de mí mientras estoy así?— insiste tratando de mantener la calma.

— La chica del día del partido cuidará de ti. Estoy segura de que te dará toda la compañía que necesitas— digo. 

La vena de su frente se sobresale y cierra sus ojos para calmarse. Le he dado donde no se esperaba, ¿cree que me había olvidado de lo de esa chica? Es la razón de nuestra ruptura. 

— No la quiero a ella, te quiero a ti. Conmigo. En mi vida— En ese momento, un muro invisible se alzó entre ambos. Una muralla que impediría que sus palabras causaran algún efecto en mí. Él suelta un largo suspiro y se revuelve el cabello —  ¿Podrías por lo menos venirte conmigo y mis amigos? 

Alzo mis cejas. A mis espaldas, sus amigos nos esperan apoyados en su coche. Ellos me observan con los ceños fruncidos. Viendo como su amigo está siendo rechazado.

— Quiero pasar un último día contigo— me suplica. 

Por un momento, parece un chico dulce y devastado. Pero al ver como lo rechazo una vez más, sus ojos se oscurecen y sus cejas bien pobladas se fruncen. Trato de esquivarlo otra vez, pero su silla de ruedas vuelve a interponerse en mi camino. 

— Eres una maldita desagradecida. ¿Qué más quieres que haga? ¿Me arrodillo ante ti? ¿Te beso los pies? — su tono de voz se torna grave. Casi que oscuro, como si fuese a hacer el doblaje de una película de terror. 

Nunca me había insultado.

Por el rabillo del ojo veo a sus amigos acercarse con lentitud. ¿Qué pretenden? ¿Secuestrarme delante de toda esta gente?

— ¡Quiero que me dejes en paz, Jake!— exclamo soltando lo que verdaderamente siento. Las miradas de todos se posan sobre mí así que bajo mi tono de voz — Quiero que te alejes de mí para siempre y te juro que no te lo volveré a repetir— hasta yo misma me sorprendo por mi valentía. 

A lo lejos veo a mis amigos, quienes no han dejado de analizar la situación desde la distancia. Las ganas de llorar me inundan, Jake intenta cortarme el paso pero está vez se frena al ver mi mirada amenazante. 

— Si vuelves a acercarte a mí te denunciaré y no me tientes porque sabes que lo haré— le advierto. 

Con eso se da por vencido. Me deja la vía libre para correr a los brazos de mi gente, de mi segunda familia. Cuando llego a ellos, Kathia es la primera en abrazarme. Poco a poco los demás se van uniendo y de la nada, se crea un abrazo grupal. 

— Estamos orgullosas de ti— me asegura Cloe secando mis lágrimas.

Sonrío aliviada. Mis ojos se conectan con los de Kevin y no dudo en acercarme para abrazarlo. Él me rodea con sus brazos y besa mi cabeza con demasiada ternura.

— Sabía que podrías con él— murmura. 

 — ¡Si te vemos otra vez por aquí otra vez, te romperemos la pierna que te falta!—le grita Connor a Jake justo antes de que se suba en el coche. 

Me río. El timbre suena y el barullo comienza a dispersarse. Las personas comienzan a dirigirse a clase y lo agradezco. No quiero ser el centro de atención. 

— ¡Métanse en sus asuntos, cotillas!— chilla Eli a los pocos observadores que quedan.

Tengo todo el maquillaje corrido y eso es horrible. 

— Corrijo lo que te dije, sabía que podrías con él aunque también quería plantarle cara, pero no me dejaron— me cuenta Kevin rodeándome una vez más con sus brazos.

— Pues claro que no te dejamos, no has dado un piñazo en tu vida. Te habrían humillado— le replica su hermano Adam y eso me hace sonreír. 

— Pero qué dices, lo habría dejado cao. Tenía ventaja— interviene James recordando la situación en la que se encontraba mi ex novio. 

Kevin le da la razón.

— Sí claro, ¿y te crees que sus amigos más cuadrados que un ropero se habrían quedado quietos viendo como le pegaba a su inválido amigo? Nos hubiésemos visto metidos en una buena— corrobora Lennon cuyas pintas son deplorables. 

Tiene la nariz morada. 

— Bueno ya está, lo importante es que Lucy pudo lograrlo sola— dice Kathia pasando un brazo por encima de mis hombros. 

Asiento. 

— Exacto, deberías sentirte muy orgullosa— asegura Angy dándome un ligero codazo.

Tienen razón.

— Pero tienes que lucir ese orgullo, mujer. Sonríe un poco. Ya no tendrás más dosis de Jake— las palabras de Connor me dejan pensativa. 

De repente, a James se le enciende una bombilla y empieza a dar saltos de alegría.

— ¡Eso es! ¡No más Jake! ¡No más Jake! ¡No más Jake!— dice al mismo tiempo que baila. 

Eli, Angy, Sam, Lennon y Adam se le unen en la sesión de baile. De la nada, todos comienza a correr por toda la entrada del instituto gritando - ¡No más Jake!- . Eso me hace reír tanto que termino agarrándome la tripa. Incluso Kevin está correteando por ahí y gritando. 

— ¡Dilo, Lucy! ¡No más Jake!— chilla en mi dirección corriendo hacia mí. 

Él toma mi mano y me incita a correr. 

— No más Jake— digo casi en un susurro. 

— ¡Esa es, pero dilo más alto!— me incita está vez Logan dándome empujones. 

En ese momento, Eli le da el play a una canción y eso alienta a los demás a seguir saltando y bailando por toda la zona. Ya no queda ni un solo alumno fuera, solamente estamos nosotros, así que, ¿por qué no?

— No más Jake— digo un poco más alto.

— ¡Ahí está, grítalo a los cuatro vientos! ¡Qué el mundo entero se entere!— James se deja la voz ahí. 

Me río y hincho mi pecho preparándome para gritar.

— ¡No más Jake!— chillo dejándome la vida en ello. 

Todos me aplauden y ahí es cuando me dejo llevar, comienzo a saltar de alegría y aunque suene extraño, me siento liberada. Apoyada. La brisa golpea mi rostro a medida que doy vueltas. Los rostros orgullos y sonrientes pasan por mis ojos uno a uno.

A pesar de todo, les quiero. 

Son mi gente. 

Mi familia. 

— ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡Están todos castigados!— Todo el fervor se ve interrumpido por la aparición de un profesor. 

Nos miramos entre nosotros.

— ¡Pero va a merecer la pena estar castigados!— nos recuerda Logan siguiendo con su alocado baile. 

E ignorando los gritos del profesor, seguimos a lo nuestro ya que estaríamos castigados igualmente. 

Narra Dylan:

El día pasó lento, las clases fueron una tortura y para colmo, nos tenemos que quedar castigados hasta por la tarde. Es cierto que mereció la pena porque ver a Lucy tan rota, me dolió en el alma, pero eso no quita que me dé pereza gozarme unas horas en detención. Es más, ¿Cómo será un aula de castigados en Inglaterra? En mi antiguo instituto ni siquiera había una. 

El timbre de última hora sonó, la profesora se despidió de nosotros dándonos la vía libre para salir así que todos se levantaron para huir de esta prisión llamada instituto. Por nuestra parte, Sam, Liam y yo salimos a nuestro ritmo. 

Tenemos que quedarnos aquí así que no hay prisa. 

— Propongo ir al cuarto de limpieza y bebernos todos juntos un vaso de lejía bien cargado— propone Sam frotando sus ojos. Yo hago una mueca. Sería una experiencia muy traumática así que no. — No me mires así, es tres veces mejor que quedarnos aquí haciendo deberes.

Liam me hace señas sin que Sam lo vea, él me hace ver que está loco. Me río. Dawson no está muy bien, asegura que nunca había visto a Chad tan enfadado y teme que no vaya a perdonar a Lennon nunca. 

Es grave, sí.

— Pasar la tarde en detención no es tan malo— dice Max metiéndose en nuestra conversación.

Si estuviésemos en otras circunstancias lo habríamos ignorado, sin embargo, nos conviene tenerlo cerca. Podría irse de la lengua o algo peor, podría meter las narices en este asunto y no queremos eso. Por eso, debemos actuar como si nada. Como si fuese nuestro gran amigo. 

— Si tu lo dices— murmura Dawson poniendo los ojos en blanco. 

Nos incorporamos al pasillo donde los alumnos van en dirección a la salida. En ese momento, una chica bajita y de cabello grisáceo pasa por nuestro lado llamando nuestra atención, pero sobre todo la de Max. Él la examina con la mirada a medida que avanza hacia la salida.

Qué asco. 

— Es nueva y está buenísima— nos informa. Nos quedamos mirándola como idiotas y eso que ni siquiera llegué a verle la cara. Max está sonriendo y esa sonrisa no me gusta nada. Es su típico gesto malicioso. — Venga Dyl, te apuesto ochenta pavos a que de aquí a tres días no te la llevas al bote. 

Su mano soba mi hombro y eso me causa repulsión. Lo aparto de mí con un simple movimiento y me muerdo la lengua para no decirle lo que verdaderamente pienso. A su lado, Sam, me hace señas para que no explote. 

Este chico tiene un problema con las chicas. ¿Por qué se afanará tanto en usarlas como si fuesen objetos? Es repugnante.

— Me da que paso— me limito a decir apretando con todas mis fuerzas la asa de mi mochila negra. 

Sam suspira aliviado por mi respuesta. El imbécil de Max suelta un bufido, rueda sus ojos y luego, se le queda mirando a Liam. Este abre mucho sus ojos. 

— Apuesto a que Dawson sí quiere aceptar el reto— le dice rodeándolo con su brazo. En el pasado lo habría hecho, estoy seguro. Pero algo en él ha cambiado. Liam nos mira totalmente serio y se deja empujar amistosamente por Max. 

Al igual que yo, se niega. 

— Ya no me van esos juegos— le responde. 

Yo sonrío en su dirección mientras Max comienza a desternillarse de risa. 

— Oh venga ya, Liam. Naciste para estos juegos, ¿Qué te picó ahora? ¿Todavía no superas lo de aquella chica? ¿Cómo se llamaba? ¿Anna? ¿Anja? Ah, no... Angy. 

El tema de Angy le golpeó fuerte. O más bien la paliza que le dio Adam en la casa de la playa, diría que esos días le dieron de qué reflexionar y aunque siga siendo un imbécil en potencia, por lo menos se ha dado cuenta de que lo que hacía estaba mal.

— No es eso Max, esa tía me da igual. Simplemente no me apetece jugar, eso es todo— dice quitándoselo de encima. 

En ese momento, Lindsey pasa por nuestro lado contoneando sus caderas y él no duda en seguirla sin ni siquiera despedirse. Nosotros suspiramos aliviados. 

— Cuando todo esto acabe, le diré todo lo que pienso. Te lo juro— nos asegura Sam mientras vamos hacia detención. 

Entramos en el aula donde no solo nos esperaba el profesor encargado sino nuestros amigos. Nosotros nos sentamos en los asientos de atrás. Miro hacia el frente y me encuentro con una melena negra y rizada. 

No puede ser. 

Los dioses me han escuchado y me han puesto a Cloe justo delante de mis narices. Ella no se ha girado, está muy concentrada en escribir algo en su libreta. Por impulso, me hago hacia delante desde mi asiento y me acerco a su oreja. 

Su cabello huele a fresa. Dios mío. 

— ¿Estás preparada para pasar tu primera detención en Inglaterra? — Ella pega un brinco y se queda quieta. Sonrío. — Estoy seguro de que en España no te metiste en problemas ni una sola vez. Eres demasiado buena para ello, ¿a que sí?

Su bello se eriza instantáneamente cuando mi aliento choca contra su piel. En cuestión de un pestañeo, sus mejillas se tiñen de rojo. Ella se gira tan bruscamente que me tengo que alejar para no darle un accidental beso. 

Estábamos tan cerca. 

 —¿Y tú que sabes de mi vida?—inquiere a la defensiva. Sus mejillas se tiñen de rojo.

No puedo responderle nada pues el profesor nos manda a callar, pero me da tiempo a guiñarle un ojo. Ella se voltea de lo más indignada y se vuelve a meter en lo suyo. 

Pasa una hora y media en la que estuvimos en completo silencio, el profesor se excusa para ir al baño y nos deja por primera vez solos en el aula. Yo no dudo en soltar el lápiz para estirar mis extremidades. 

— No siento el culo— se queja Kevin removiéndose en el duro y frío asiento.

Yo tampoco. 

— Pues tengo una solución para eso. O mejor dicho, tengo un plan— salta James desde la parte delantera del aula.

Todos le miramos.

—Si es una estupidez, ahórratela James— le pide Cloe.

Él la miró mal y le sacó el dedo medio. 

— Es un plan maestro. Pero tenemos qué ejecutarlo ya— dice esbozando una sonrisa y garabateando algo en su libreta.

Nos muestra unos garabatos en su libreta que desde aquí no logro comprender. A mi lado Liam se ríe mientras Sam baila al ritmo de una canción. Sí, él es el afortunado de tener auriculares inalámbricos. Así que el profesor ni se percató de su imprudencia. 

— Pero dilo ya, hombre— se queja Adam desesperado por saber. Angy se ríe como loca enamorada.

 Bueno, no sé si lo está pero a simple vista lo parece. 

— Vayámonos de aquí— suelta sin más.

— Claro que sí James, déjame decirle al profesor que nos vamos a ir— le replica su hermana rodando los ojos. Sonrío. 

James le saca el dedo medio y garabatea algo más en su libreta.

— No podemos irnos así como así, el profesor se daría cuenta— le dice Lennon de lo más obvio. 

La verdad es que me sorprende que el afectado sea él, con su ojo morado, y aún así siga aquí. Hayley y Chad no se han dignado a aparecer en toda la mañana. Puede que lo de Dawson sea pura vergüenza por el espectáculo de ayer, lo que desconozco es el paradero de Hayley. 

— Por eso he ideado un plan— suelta James de lo más obvio— En todo este tiempo me he estado fijando en los conductos de ventilación y es lo suficientemente ancho como para que entremos por ahí.

Sorprendemente, su plan no nos hizo gracia, nos dejó en silencio. Pensativos ante la idea de hacer semejante locura.

—¿Pretendes que nos metamos quince personas en un conducto de ventilación sin saber dónde va a terminar, para salir antes de nuestro castigo?— murmura Adam elevando una ceja. James asintió. — Eso es...

No obstante, antes de poder decir nada, Eli se metió bruscamente en la conversación.

—¡Es perfecto!— chilla levantándose del asiento.

Todas las miradas recaen sobre ella.

—¿Perfecto?— inquirimos al unísono mirándola.

— ¿Prefieren quedarse aquí y seguir escuchando al profesor carraspear su garganta chamuscada de tanto fumar cada dos segundos durante unas cuantas horas más? 

La cara de James es todo un poema, supongo que está tan sorprendido como nosotros pues, por primera vez, Eli y él están de acuerdo en algo. Después de discutirlo por un largo rato y notando la ausencia prolongada del profesor, decidimos poner en marcha el patético plan de James. Digamos que fue una decisión grupal, es cierto que hubo una minoría (incluyéndome a mí) que se negó rotundamente, pero que al final cedió porque al fin y al cabo, somos una piña.  

En cuestión de minutos, todos estábamos reptando por el conducto de ventilación. Un espacio un tanto claustrofóbico para alguien que le tenga pavor a los espacios cerrados y podrido para alguien que le tenga fobia a los gérmenes. 

— Esta es la peor idea de la historia— dice Cloe, quien está teniendo tremendas vistas de mi culo. Aunque supongo que estará rezando para que no la pille viéndolo. 

—Pues claro que lo es, parece mentira que te estés dando cuenta ahora— le respondo para picarla. 

La escucho gruñir. 

— Cierra el pico Dylan, te recuerdo que tú también estás aquí—escupe con enfado.

Me río y ella se enfada todavía más. 

— ¿Saben qué? Está es la típica situación en la que cualquier padre diría, ¿y si tus amigos se tiras por un puente tu también te tiras? Porque literalmente que estamos haciendo una estupidez, ¿y si esta cosa no aguanta el peso y nos vamos al piso? — inquiere Kevin siendo tan negativo como siempre. 

— ¡Kevin cállate, no ayudas nada!— chilla Connor desde la parte delantera. 

— ¡Solo digo verdades como templos, y lo sabes!— le grita de igual forma— ¡Además ya me está entrando hambre!

El conducto se llena de resoplidos. 

Típico de Kevin.

— Si cae uno, caemos todos, ¿lo entiendes?— le recuerda Logan y este bufa.

— Pues claro que lo entiendo, nos comeríamos el dichoso piso al mismo tiempo y con la suerte que tengo, seguro que me rompería una pierna o el hueso del culo— se queja. 

Me río. Delante de mí, Sam va en completo silencio, hasta que a Kathia le da por hablar. 

—¿No hace mucho calor aquí?

—Ya te digo— masculla él asintiendo repetidas veces con la cabeza.

Ruedo los ojos. Él está justo detrás de ella. 

El tiempo se pasó rápido, seguimos avanzando con destreza por el estrecho conducto, sin tener ni idea de si existía una salida o de si esto se rompería en cualquier momento. 

—¿Las ganas de ir al baño no podrían habérselas aguantado? Aquí huele que apesta— dice Eli. 

—Lo siento— se disculpa Kevin, avergonzado.

—¡Kevin!— gritamos al unísono.

De repente, nuestras voces retumbaron de tal manera que todo a nuestro alrededor vibró. 

— Es que cuando me pongo nervioso y no como, me salen solos y...—se intenta explicar Kevin, pero lo mandamos a callar al mismo tiempo.

¿En serio voy a morir aquí dentro? ¿Se va a romper? Nos quedamos estáticos y en silencio, hasta que Connor habló. 

— No parece que se vaya a romper.

Suspiré aliviado. 

—Exacto, además, es aquí— anuncia James.

No sé como lo sabe, pero no le diré nada. Mientras él trastea junto a Connor y Eli cómo abrir la verja, nosotros nos sentamos sobre el conducto entre quejidos. Mis rodillas arden y las palmas de mis manos están completamente rojas. 

De la nada, el sonido de la verja caer al suelo llamó mi atención. Aunque, lo que más me sorprendió fue la seguridad con la que James se lanzó sin mirar. 

¿Habremos acertado?

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~Les quiero, mil~

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