Capítulo 22
Narra Hayley:
Entré en el restaurante e instantáneamente sentí las miradas de todos los presentes sobre mí. Un nudo se instaló en mi garganta, un escalofrío recorrió con rapidez mi espina dorsal y tragué en seco. Con cierta ansiedad busqué con mi mirada a mis amigas. Ellas charlan a carcajada limpia llamando todavía más la atención en el establecimiento. Prácticamente corrí hacia donde estaban y una vez que se percataron de mi presencia, se quedaron calladas.
- Y por aquí llega la enamorada- bromea Eli mientras Cloe se hace a un lado para hacerme hueco.
Yo sonrío ante lo que ha dicho y varios recuerdos de anoche se agolpan acalorados en mi mente. No sé muy bien como sentirme a la hora de pensar en lo que sucedió ayer con Chad y ni siquiera sé cómo demonios les voy a contar a las chicas sobre ello.
¿Qué se supone que debería decir? ¿Qué todo fue bien? Jamás me permitirían decir solamente eso, solo hay que ver sus rostros para notar las ansias de información.
- ¿Y bien? ¿No nos vas a contar nada? Estás tan muda que asusta- me dice Kathia analizándome con sus ojos color café verdoso.
Trago en seco y una vez más, me siento observada.
- Es verdad, cuando se trataba de una sonrisa de Lennon por los pasillos nos lo contabas a gritos y ahora que con Chad has dado el salto de la sonrisa a la cita es raro que estés tan callada- Lucy tiene razón.
- Vale, definitivamente le pasa algo- sentencia Eli para que todas la escuchen.
¡Socorro!
- ¿Hay...?- va a decirme Cloe rozando mi hombro, pero la interrumpo.
- Chad y yo lo hemos hecho.
Cuando esas palabras salen de mi boca, todas las presentes se quedan mudas como témpanos y creo que algunas han dejado hasta de respirar. Sus ojos están tan abiertos que no sabría decir si es por sorpresa o por espanto. Quizás no debería haber sido tan directa, pero que le den a todo porque ya he soltado la bomba.
- ¿Te refieres a...?- comienza a decir Lucy sin saber muy bien como expresarlo.
Yo asiento.
- Sí, en su coche al lado de una pista de hielo a las doce de la noche- Creo que debería cortarme la lengua después de esta, ¿y si alguien me ha escuchado?
- ¡Esto sí que no me lo esperaba!- la voz estridente de Eli llama la atención de otros comensales. No obstante, las demás la fulminan con la mirada y puedo sentir como Angy le da una ligera patada bajo la mesa.
Nosotras siempre hemos considerado la primera vez como un momento importante y decisivo en nuestras vidas. Cuando empezamos en el instituto y comenzamos a freírnos el cerebro viendo películas de amor, idealizamos la idea de "perder la virginidad". Dimos por hecho que debía ser un momento romántico e idílico, en una cama grande, con pétalos y velas para crear ambiente. Sin embargo, ahora que ya ha sucedido, he de decir que fue una gran basura porque fue en un coche y ni sé si fue con la persona correcta. Además, fue algo vergonzoso y desastroso porque yo no tenía ni idea de qué hacer. Así que si pudiera, le daría una gigantesca patada a todas esas películas de amor que he visto.
- Vaya, cuando te dije que te dejaras llevar tampoco me refería a eso- masculla Cloe a mí lado y seguidamente, me sonríe.
En ese momento, Eli empezó a balbucear cosas sin sentido pues todavía no es capaz de asimilar lo que he contado. Ella tampoco es que la haya perdido de una forma mejor. Fue con su diabólico ex-novio en su casa así que no veo razón por la que reaccionar así.
- ¿Y cómo te sientes?-la pregunta de Kathia me reconforta.
- No sabría qué responder, ¿sabes? Fue más patético que bonito y después el ambiente se tornó tenso.
- ¿A qué te refieres con tenso?- inquiere Lucy alzando las cejas.
El silencio neutral de Dawson después de lo que hicimos me devoró por dentro, no supe qué hacer y las inseguridades me pudieron. Quería saber qué estaba pasando por su mente, si había estado tan horrible como yo creía y sobre todo, si se arrepentía.
- Él no me dijo nada. Solamente arrancó el coche, puso la radio y me dejó en mi casa- digo intentando no sonar muy apenada.
En el fondo me dolió y, me arrepiento de no haber sido capaz de hablar. Estaba demasiado metida en lo que había pasado, en el hecho de que había mantenido relaciones sexuales por primera vez en mi vida y que había sido con un chico al que recién estoy conociendo. Estuve dándole vueltas al tema durante toda la noche porque aquello había estado a años luz de ser cómo lo imaginé.
- Será capullo- Angy da un golpe en la mesa furiosa- Parece que eso de ser un idiota le viene de familia.
Está claro que ella sigue sin poder superar lo que le hizo Liam, no obstante me niego a pensar en que Chad es como su hermano. Quiero creer que es diferente porque a pesar de su comportamiento, sigo teniendo las expectativas altas.
- Seguro que necesita tiempo para pensar, como tú. Dudo mucho que alguno de los dos imaginó que la noche acabaría así.
Puede ser que sea así.
- Cloe tiene razón. Date tiempo para aclarar tus ideas y tampoco le des tanta importancia a esto - Kathia me hace sonreír.
No sé en qué demonios pensaba cuando imaginaba mi primera vez. Lo cierto es que, una vez que terminó pensé, ¿y esto es todo?
- Tienes razón. Voy a fluir y a intentar superar todo esto de anoche- dije para finalizar la conversación. Todas, incluida Eli, me aplaudieron.
Esta tarde es el gran partido contra el "instituto enemigo" y por eso estamos aquí. Quedamos en comer todas juntas e ir andando al campo de fútbol para animar a los chicos y al novio de Lucy quien, juega contra nuestro instituto.
Las chicas cambiaron de tema rápidamente, supongo que obviaron las otras preguntas que tenían con tal de no hacerme sentir incómoda. Al cabo de un rato, la comida llegó y con ella mi apetito.
- Oye y ahora que lo pienso, ¿usaron protección verdad?- esa pregunta hace que hasta Cloe deje de comer de su hamburguesa.
Pues claro que la utilizamos, Chad tenía un preservativo y se lo puso porque, a pesar de la oscuridad, fui capaz de verlo. Yo asiento en dirección a Eli y le doy un mordisco a mi bocadillo. Ella asiente aliviada. Aunque, ahora que lo pienso, no llegué a ver cómo se lo quitaba y eso sí que es raro.
Narra Lucy:
Salimos del restaurante a la hora perfecta para llegar con tiempo de sobra al campo de fútbol. Tengo la intención de desearle suerte a Jake antes del partido así que de algún modo deberé escabullirme a los vestuarios. Ha decir verdad, la caminata hacia el lugar del partido está siendo agradable. Hayley sigue metida en su mundo y me preocupa la idea de que Chad pueda hacerle daño porque por fin le están saliendo las cosas bien en el amor.
Es muy difícil confiar plenamente en alguien y lo digo de manera general. Nunca llegarás a conocer a la perfección a una persona porque ni siquiera ella misma podrá llegar a ello y sí, suena pesimista pero es la verdad. Las personas cambian y la vida te pone continuamente te presenta límites, te pone en ambientes y en situaciones que puede que ni tú mismo seas capaz de saber cómo reaccionar.
- ¿Has venido a desearnos suerte? - me pregunta Kevin besando mi mejilla justo cuando nos acercamos a ellos.
En realidad, solo juegan al fútbol James y él. Sí, el perezoso de Kevin juega al fútbol o mejor dicho, practica algún deporte. Cualquiera lo diría, pero es cierto. Hace muy poco que se metió en el equipo y me atrevería a decir que este va a ser uno de sus primeros partidos.
- No la van a necesitar- le digo revolviendo su cabello. Él esboza una sonrisa.
Es uno de los amigos más guapos que tengo y me sorprende que pase tanto desapercibido. Si se dejase conocer más, estoy segura de que tendría a muchas chicas a sus pies. Tiene una sonrisa casi perfecta, una personalidad atrayente y físicamente no está nada mal. Es el típico chico delgaducho y esbelto que te hace reír en clase. Bueno, quizás eso no tanto.
- ¿Se van a quedar todo el partido?- nos pregunta Connor mientras le da una profunda calada a su cigarrillo.
Yo asiento.
- Claro que sí, también estamos aquí para apoyar a su novio- les dice Eli señalándome.
Genial, aquí viene el momento de rivalidad.
- No puedes darnos la patada de esa manera Lucy, tú eres de los nuestros- se queja Lennon.
Lo cierto es que no hay ni rastro de Chad y me pregunto si los chicos tendrán idea alguna de lo que pasó entre ellos anoche. Yo juraría que no porque sino actuarían diferente, estarían mirando a Hayley y casi ni le han hablado.
- Puedo dar mi apoyo a ambos- les digo y ellos bufan.
- Pues no te enfades cuando le demos una paliza en campo a tu querido- se burla James y yo ruedo los ojos.
En ese momento, se me enciende la bombilla.
- Hablando de él, ¿hay alguna posibilidad de que pueda acceder a su vestuario? Quiero desearle suerte.
Los semblantes de los chicos son de pura seriedad y no comprendo a qué vienen esas miradas cómplices con Kevin. Él parece algo molesto y no entiendo la razón. Pero esa idea se me va de la cabeza cuando se ofrece a llevarme. Yo me despido de todos y lo sigo. La camiseta del equipo le queda bastante grande. Creo que en un futuro podrá llenarla cuando sus brazos se vuelvan musculosos.
Él me lleva a la entrada de los vestuarios, ante mis ojos se presenta un oscuro pasillo. Está completamente vacío. Mis ojos se centran en Kevin.
- Es la puerta del fondo a la derecha- me indica sin expresión alguna.
- Gracias - le doy un breve abrazo y me encamino por el pasillo.
Kevin desaparece del lugar y yo avanzo sin dejar de mirar la puerta. Unos chicos sale de una de las habitaciones y cuando me ven, comienzan a murmurar. No los he visto en toda mi vida y por su uniforme, diría que son del equipo contrario.
Llegué a la puerta metálica y pegué mi oído para ver si los jugadores están dentro. No me apetecería armar una escena vergonzosa o que me echaran a patadas. Para mi gran alivio no se escucha nada tras la maciza puerta y ahora que lo pienso, ¿por qué Jake estaría aquí si su equipo no? Lo cierto es que sería un golpe bajo no encontrarlo aquí, pero teniendo en cuenta que el partido comienza en media hora, debería estar preparándose.
Al abrir la puerta el olor a perfume masculino me golpeó con fuerza acompañado del bao. Lo que me confirma que sí hay gente y seguramente duchándose. El vestuario es enorme, hay bancos por todos lados, ropa desperdigada por ahí y taquillas a reventar de cosas. Me quedé en silencio a la espera de escuchar alguna voz y justo cuando me iba a dar por vencida, alguien habló.
- Cállate, nos van a escuchar.
Por un momento el tiempo se congeló y me encontraba paralizada en mitad del humeante vestuario asimilando lo conocida que me es esa voz. Hay alguien metido en uno de los cubículos del baño y no es nada más ni nada menos que Jake.
-...Creo que después de esto tendrás suerte en el partido...- la voz de una chica confirmó mis sospechas.
Di un paso al frente y me armé de valor para enfrentar la cruda realidad. Alcé mi mano y con un simple toque con la yema de mi dedo, la puerta del baño se abrió dejándome ver una bonita escena. Una chica, sin camiseta, colgada de la cintura de Jake quien está de todo, menos listo para jugar ahora un partido.
Eso explicaría las miradas de aquellos chicos en el pasillo y la razón de por qué los vestuarios están vacíos. Le estaban dando su espacio. Ambos notan mi presencia y puedo jurar que la cara de Jake es un cuadro.
- Lucy, escúchame yo...
La chica morena se bajó bruscamente de él y, con esas pintas de estárselo pasando muy bien trató de acercarse. Su pelo está despeluzado, no lleva la camiseta y varias marchas rojas adornan su cuello.
Se ha reído en mi cara y lo he podido ver.
No puedo articular palabra así que, con la mirada de la chica clavada en mí y la voz de Jake haciendo eco en mi interior salí corriendo de allí. Él me siguió, pero cuando recordó sus pintas se quedó en el umbral de la puerta llamándome a gritos.
Y así es como termina una breve historia de amor.
Mis ojos se llenaron de lágrimas instantáneamente y no pude evitar que algunas se resbalaran por mis mejillas. Una vez que salí de la oscuridad del pasillo varias miradas se clavaron en mí. Creo que la mayoría de las personas del instituto de Jake sabían en qué estaba metido y sobre todo, sabían de mi existencia. Algunos murmuraron y otros simplemente me observaron con lástima.
Odio que la gente sienta pena por mí.
Pero en estos momentos no puedo impedir nada, soy completamente incapaz de controlar lo que está sucediendo en mi vida. Con el corazón en la garganta y las lágrimas empapando mis mejillas crucé las gradas en dirección a la salida. Prácticamente todo el mundo me está mirando y estoy segura de que mis amigos están entre ellos.
De soslayo puedo ver a Eli ponerse en pie para ver quién es la que protagoniza el espectáculo pero ya es tarde porque he salido del lugar para no volver. Antes de seguir andando me paro a pensar a dónde demonios voy.
- ¡Lucy!
Me giro y a lo lejos veo un grupo de gente venir corriendo hacia mí. A pesar de lo nublada que tengo la vista, reconozco a mis amigas.
- ¿Qué ha pasado?
Imágenes de lo que he visto se repiten en mi cabeza. Me siento engañada y defraudada. Creí que aquello era real, que existía un nosotros. Me abrazo a mí misma y niego con la cabeza siendo incapaz de articular palabra. Ellas entienden que es algo grave y se acercan para abrazarme. Con mis brazos rodeo a Kathia y me apoyo en su hombro para descargar todo lo que siento mientras las demás nos rodean en un abrazo grupal.
- ¿A dónde quieres ir? Iremos a donde sea- me dice Eli sobando mis hombros.
Yo niego una vez más.
- No sé a dónde quiero ir, solo quiero que sea muy lejos de aquí- atino a decir sorbiendo mi nariz.
Ellas me miran afligidas.
- Vale, pues vamos.
Vuelvo a negar.
- No, yo me voy y ustedes se quedan.
Ellas me observan con sorpresa.
- Estás demente si crees que te dejaremos sola estando así- me dice Angy y todas asienten dándole la razón.
- No pintamos nada ahí después del espectáculo que se ha formado- añade Cloe.
- Hemos venido a apoyar a Kevin y a James y eso es lo que van a hacer. Ellos están muy emocionados por que estemos aquí y quiero que siga siendo así, así que corran a darles mi apoyo por mí- les digo.
Kevin es mi amigo y en sus ojos pude ver lo emocionado que estaba al saber que el grupo entero estaba ahí para apoyarlo en uno de sus primeros partidos. Yo no soy nadie para quitarle semejante ilusión.
- Pero Lucy...
- No Hay, lo digo en serio. Esto es cosa mía y solo quiero estar sola.
Con esas palabras parecen acceder pues resignadas se acercan a darme otro abrazo. No sé que me duele más, saber que Jake me ha engañado o que no haya ido en mi busca cuando lo he descubierto.
¿Tan poco le importaba?
- No sé que pasó, ¿vale? Pero créeme cuando te digo que no merece tus lágrimas- me dice Angy. Tiene razón, pero en estos momentos no puedo controlar lo que siento.
- Avísanos si necesitas cualquier cosa- me pide Kathia y yo asiento sorbiendo mi nariz.
Ellas se alejan de mí y se encaminan a la entrada del lugar para volver con los chicos. No están convencidas de esto, pero lo estarán.
- Lucy, ¿segura de que vas a estar bien?
- Lo estaré- le aseguro a Cloe y ella, con su ceño totalmente fruncido, asiente.
Una vez que desaparecen de mi vista, comienzo un largo trayecto de reflexión tratando por todos los medios de no caer en el abismo al que la suave brisa me está empujando poco a poco.
Narra Angy:
El partido está a punto de comenzar cuando volvemos a nuestros asientos. Los chicos lucen realmente preocupados por la situación de Lucy pues fue impactante verla con ese aspecto de abatida. Al principio, no nos dimos cuenta porque estábamos muy metidos en discutir acerca de si la manzana es mejor que la pera. Más tarde, la gente comenzó a murmurar y a mirar hacía la parte baja de las gradas. Fue ahí cuando vimos a nuestra amiga sintiendo su mundo caer sobre sus propios pies bajo la atenta mirada de todos.
- ¿Dónde está Lucy?- nos pregunta Lennon de lo más inquieto.
- Se ha ido- le respondo.
Me habría ido con ella si me lo hubiese permitido, pero cuando a Lucy se le mete una idea en la cabeza es muy complicado sacársela. Ella quería espacio y estar sola y eso es lo que le hemos dado.
- Ya nos enteramos de qué pasó. El capullo de Jake se lo estaba montando con una chica en los vestuarios y seguramente ella lo vio- nos cuenta Liam, ¿furioso?
Jamás creí que lo vería preocupado por alguien que no fuera él mismo.
- Menuda forma de enterarse- comenta Dylan negando con la cabeza.
- Yo le partía la cara al tío ese- y sinceramente, me creo las palabras de Connor.
Desde el campo, Kevin y James nos observaban con cierta curiosidad. Como queriendo descubrir qué demonios está pasando y dudo mucho que eso sea bueno porque lo más que necesitan ahora es concentración. En ese mismo instante, Jake hace su aparición en el campo con ciertos aires de superioridad.
- ¡Das asco, tío!- le grita Eli desde su asiento abucheándolo.
- Eli no empieces- le pido agarrándola del brazo pues esto podría desatar consecuencias muy drásticas.
Kevin y James hablan entre ellos con los ceños totalmente fruncidos y algo me dice que han comprendido la situación. Supongo que también es por la reacción del público al ver entrar a Jake o por la dramática actuación de Lucy.
- Se va a liar- me dice Kathia al darse cuenta de lo mismo que yo.
Los chicos, en el campo, le han hecho cruz y raya a Jake y eso no es una buena señal.
Narra Kevin:
Vamos ganando 2-1 y honestamente, les estamos dando una gran paliza. Algo me dice que es por el penoso partido que está jugando uno de sus mejores jugadores: Jake. Es como si no estuviese presente aquí y no deja de observar a la gradas buscando algo o mejor dicho, a alguien.
Lucy.
La vi pasar por las gradas pero no la he vuelto a ver y según ha deducido James, tuvo que haber pasado algo gordo porque la reacción de los espectadores fue impactante ante la entrada de Jake. Además, las chicas y nuestros amigos no parecen estar muy contentos.
- Creo que ya sé lo que pasó- me dice uno de mis compañeros de clase y de equipo.
Frunzo el ceño. James me pasa el balón con agilidad y yo rápidamente se lo paso a mi otro compañero. Este hace su jugada y luego se gira hacia mí una vez más. Recién acaba de entrar al campo así que ha tenido la oportunidad de chismorrear desde el banquillo. Yo lo observo a la espera de que me diga, porque sabe muy bien lo mucho que me importa Lucy.
- Jake se lo montó con otra tía en los vestuarios.
Sinceramente no me sorprende en absoluto esa declaración, cuando me despedí de Lucy tuve un mal presentimiento. Sin embargo, ella estaba demasiado emocionada como para poder decirle nada al respecto. Así que veo que no me equivoqué.
Maldito bastardo.
Corro detrás del balón esquivando a los del equipo contrario, quienes déjame decir que son jodidamente brutos, si contara cada vez que me han empujado o clavado el codo perdería la cuenta. Ellos consiguen quitarme el balón sin que me dé ni cuenta y es que, no puedo parar de pensar en lo mal que se debe de estar sintiendo Lucy.
Ella no se merecía esto.
Busco a James con la mirada y lo veo mirar una vez más en dirección a las gradas en busca de respuestas. Él también se dio cuenta de que algo había sucedido. No obstante, nuestros amigos no tienen intenciones de contarnos a base de señas, está claro que saben la distracción que eso supondría.
Y yo ya la tengo.
Johnson se fija en mí con el ceño fruncido. Está agitado y sudoroso debido a las alturas del partido. Yo alzo mis manos y hago el gesto de tener dos cuernos sobre la cabeza para que comprenda lo que sucedió. Sus ojos se abren con muchísima sorpresa y su mirada se clava en el decaído y torpe Jake.
Él no se ha dado cuenta.
- Le voy a partir la cara- me advierte pasando por mí lado.
Yo trago en seco. Maldita sea. Eso sería catastrófico y dudo mucho que a Lucy le haga gracia. Mientras los chicos se pelean por el balón con fiereza, yo corro hacia James para frenarlo.
- James si le pegas, te vas de patitas a la calle y lo sabes- le recuerdo agarrándolo con fuerza del hombro.
- ¿Hablas en serio Kevin? Es nuestra amiga y que yo recuerde, te mola así que razón de más para darle a ese capullo su merecido- acto seguido, se zafa bruscamente de mi agarre.
Mi personalidad es completamente diferente a la de James e incluso a la de mi hermano Adam. Ellos son muy impulsivos y explosivos. Yo prefiero arreglar las cosas de otra manera y, creo que la violencia no es la solución. Primero porque eso de que Lucy me gusta es una mentira del tamaño de un castillo. Segundo porque ella estaría de acuerdo a lo de no violencia y tercero porque estamos en un jodido partido de fútbol, no en un ring de boxeo.
Antes de que pueda volver a frenar a James, algo grave sucede en el campo porque todo el mundo se queda en completo silencio cuando un ensordecedor grito se hace presente en el ambiente.
Es Jake.
Camino corriendo hacia la escena empujando a James, quien tiene las manos en el aire declarándose inocente. Jake se retuerce de dolor sobre el terreno de juego sosteniendo su pierna con una tremenda expresión de espanto.
- ¡Te juro que no fui yo! ¡Ni siquiera me dio tiempo a llegar!- me dice James cuando lo fulmino con la mirada. Estaba tan metido en mis pensamientos que no reaccioné a tiempo. Por la reacción de los demás, James no tuvo nada que ver porque ya estarían gritándole.
Dos médicos aparecen corriendo junto al entrenador del equipo. Varios jugadores del equipo contrario rodean a su compañero mientras este no deja de chillar de dolor. Monty, el chico que me contó lo de Lucy, aparece a mí lado revolviendo su sudoroso cabello.
- Se cayó solo, no pueden culpar a nadie.
James asiente dándole la razón, pero yo no digo nada. Estoy demasiado concentrado en ver a nuestros amigos murmurando mientras Eli se pone en pie para gritar.
- ¡El karma! ¡El karma te ha dado lo tuyo!
Las demás la obligan a sentarse para que deje de armar más jaleo. Una camilla llega para llevarse a Jake, quien parece haberse roto la pierna. ¿Cómo? Una mala caída, supongo. Las gradas se llenan de abucheos cuando los médicos se llevan inmovilizado al idiota en potencia. Este pasa por nuestro lado y nos dedica una mirada de odio. En ese momento, James me dice algo que no alcanzo a escuchar y se ríe.
- ¿Qué mierdas te hace tanta gracia, eh?
Un amigo de Jake se acerca peligrosamente a él y lo empuja con fuerza. Los ojos de James se sobresalen a medida que la ira va invadiendo su cuerpo. Sus puños se cierran a sus costados. Él camina directo hacia el chico y lo agarra de la camiseta.
- Me hace gracia tu cara de besugo.
Monty y yo intervenimos para separarnos antes de que se maten a golpes. De un momento a otro se crea un tumulto de personas. Unos que buscan pelea y otros que pretenden crear paz en el ambiente. James no para de insultar al chico mientras este parece estar a punto de explotar como una sandía pisada por la rueda de un coche.
- James, déjalo, sabes que no merece la pena- le digo jalándolo lejos.
El arbitro aparece para apaciguar el ambiente y sorprendentemente, solamente les advierte de que paren a pesar del gran revuelo que se ha formado en las gradas. Agarro a James de la camiseta y lo empujo para que camine en la dirección hacia donde está nuestro equipo. No obstante, me tomo mi tiempo para fulminar al otro tipo con la mirada.
- Ese imbécil se merece una patada en los huevos- masculla justo antes de que nuestro entrenador le reprima a gritos desde el banquillo.
Es un hombre simpático y bastante ansioso. Varios kilos sobresalen de su camiseta del chándal y su frondoso bigote azabache le hace lucir más mayor de lo que es. Seguramente rondará los cuarenta.
- Kevin manténlo a raya. Tenemos que ganar este partido- me advierte y yo, como chico obediente asiento aunque ni sé como voy a hacer eso.
James es un dichoso terremoto imparable. Nunca sabes cómo va a reaccionar y eso es frustrante hasta decir basta. A veces me recuerda a mi hermano y eso me cansa todavía más. El partido continúa y somos capaces de mantener en su línea al otro equipo. La falta de Jake no se nota tanto como debería, pero siguen estando torpes.
Al cabo de unos sudorosos minutos, nos proclamamos ganadores.
- ¡Esa es, Kevin, somos los reyes del campo!- me chilla Johnson corriendo hacia mí.
Su corpulento cuerpo, sudoroso y apestoso me rodea con fuerza para después levantarme. Para ser mi segundo partido, ha sido intenso. Aplaudo en dirección al eufórico público que tenemos frente a nuestros ojos.
Es todo un logro ganar contra el enemigo.
- ¡Ya James, bájame, apestas!
La gente de nuestro instituto salta la valla que limita las gradas y invade el campo para celebrar la victoria. Nuestros amigos no tardan en llegar. James me suelta de golpe y se abraza a Connor. Lennon y mi hermano me saludan victoriosos.
- Estuviste muy bien, hermanito- me dice Adam revolviendo mi pelo.
Yo sonrío.
Me siento orgulloso, aunque la mayoría del tiempo me lo haya pasado pensando en Lucy. Las chicas nos dan la enhorabuena entre abrazos y besos. Kathia se aleja de nosotros para hacer una llamada y ni siquiera me hace falta preguntar para saber a quién es.
- ¿Sabes lo de...? - me va a decir Cloe, pero mi asentimiento de cabeza la hace callar.
Ella suspira.
- ¿Ella dónde está?
- Es lo que intentamos saber- me responde señalando a Kathia con la cabeza.
El ambiente sería jodidamente perfecto si no supiera la situación de Lucy, realmente me preocupa ella. Todo el mundo celebra a nuestro alrededor mientras los del equipo contrario se van enfurecidos del campo. Cloe me analiza con la mirada y seguidamente, se acerca para abrazarme. Yo paso uno de mis brazos sobre sus hombros y ella se apoya en mí.
- Quiero ir a verla- le digo.
Ella sube su cabeza y me mira cabizbaja.
- Serás el primero en saber dónde está, ¿vale?
Yo asiento fiándome de sus palabras.
- Y lo mejor de todo es que el karma le dio duro a la rata de Jake- dice James dando saltos de alegría con una sonrisa de oreja a oreja.
Sonrío. Este chico es demasiado.
- Creo que esto merece una celebración- ni siquiera me había percatado de la presencia de Liam, y lo que me asombra más es que su hermano todavía no haya venido.
La cita con Hayley tuvo que ser intensa.
- Monty hace una fiesta en su casa- les informo recordando lo que él me dijo antes del partido en los vestuarios.
Ellos lo celebran con todavía más ganas, incluso las chicas. Un nudo se instala en mi garganta al ver a Kathia caminar hacia nosotros.
- Está en su casa.
Todo aire que llevaba retenido en mis pulmones lo suelto aliviado.
- Vale, pues vamos a su casa- dice Eli. Pero Kathia niega con la cabeza.
- Quiere estar sola y nos pidió que disfrutáramos la victoria por ella.
Las chicas asienten resignadas a seguir luchando contra la cabezota de Lucy, aunque, yo no pienso rendirme tan fácilmente.
Narra Kathia:
Me despedí de mis amigas y de los chicos en la salida del campo de fútbol hace casi dos horas. La verdad es que salir de fiesta no es mi mayor fuerte y después de lo que sucedió en la discoteca de la playa, prefiero esperar a entrar en otro entorno así. Aunque también quería ir a ver a Lucy. Por un lado me siento parte de aquello que tuvo con Jake, yo fui la primera en descubrir su secreto la noche de previa al baile.
Por esa razón, ahora estoy saliendo de su casa para dirigirme a la mía. Dentro de lo que cabe está bien. Hay chicas que se refugian en películas de amor y redes sociales para ver lo idílicas que son algunas parejas. Otras que pasan rápidamente de página y encuentran a otra persona con la que pasar el rato y el resto suele buscar razones para distraerse.
Lucy no es ninguna de ese tipo.
Prefiere estar sola y reflexionar hasta estar preparada para asimilar esa separación. Pero estará bien, su corazón se sanará pronto.
Camino por las desiertas y oscuras calles en dirección a mi casa. El partido terminó hace un par de horas y ya estamos en ese punto de noche profunda. Le escribo a mí hermana diciéndole que estoy a punto de llegar y acelero el paso.
- Menos mal que llegas. Por un momento pensé que me quedaría con tu habitación- me dice mi hermana nada más abrirme la puerta.
Es más mayor que yo, está estudiando en la universidad pero sigue viviendo con nosotros. Como muchos otros universitarios que no pueden permitirse salir de su país o ciudad. Le doy un breve abrazo y paso al interior de mí casa.
- Échame el aliento- dice posando su mano sobre mi hombro.
Me giro buscando algún atisbo de broma en su voz, pero me doy cuenta de que está hablando enserio. Ella sabe que si voy a una fiesta bebo, y precisamente hoy no estuve en ninguna y ella lo sabe.
- No pienso hacer eso.
- Kathia- masculla en tono amenazador.
- Hannah - digo imitando su voz.
Finalmente, se acerca a mí y me olisquea. Cuando comprueba que estoy totalmente sobria y aburrida, me deja en paz.
- ¿A dónde vas?
- A dormir- le respondo frenándome a mitad de escalera.
Tengo sueño.
- ¿Tan pronto? Si ni siquiera son las doce. Además, ¿no vas a ir a la fiesta en casa de Monty?
Sus altos conocimientos sobre la gente de mi promoción me sorprende. Se supone que debería centrarse en sobrevivir a este tercer año de universidad. Pero por lo que veo, se las pasa espiando a los de mi clase.
- No voy a ir, ¿y cómo sabes tú eso?- digo haciendo una mueca.
Ella rueda sus ojos.
- Lo vi en las historias de una de tus amigas- me cuenta.
Ah claro, casi olvidaba que ella sigue a todas mis amigas en sus redes sociales. Así que de ahí provienen sus altos conocimientos. Yo no le respondo y termino de subir la escalera.
- Deberías ir con ellas. Pude ver en una de las historias a don musculitos- canturrea subiendo las escaleras.
Aceleré el paso para poder llegar a mi habitación, pero justo cuando iba a cerrar mi puerta, ella interpuso su pie. Caminé resignada hacia la cama y me dejé caer ahí. Con "don musculitos" se refiere a Sam. Sí, se enteró de lo que sucedió en el baile cuando vio la enorme mancha que tenía en mi vestido al llegar a la mañana siguiente.
Fue un drama.
- Razón de más para no ir.
No tengo nada en contra de Sam, es un chico atractivo a más no poder, pero no me termina de convencer su forma de ser. Puede llegar a ser un poco insoportable. En la casa de la playa tuvimos alguna que otra conversación y lo único que me sorprendió fue que no toleraba el alcohol. Por eso, siempre es el sobrio de las fiestas y eso no quita que no se lo pase bien.
Justo cuando Hannah me va a comer el tarro todavía más, mi teléfono comienza a sonar. Para mi sorpresa, es Sam.
Mi hermana se acerca a ver el nombre en la pantalla y abre sus ojos con asombro.
- Definitivamente lo invoqué- dice orgullosa de sus palabras.
Yo dejo que cuelgue porque no viene a cuento que me esté llamando a estas horas estando en una fiesta. Hannah me fulmina con la mirada y yo ruedo mis ojos. Para mi, ahora, desgracia, el teléfono vuelve a sonar.
-¿Hola?- digo obedeciendo a las señas de mi hermana.
La mataré.
-Hola, bella.
Vale, está borracho.
Sam borracho.
¿Qué le pasa? Dijo que no bebía.
-¿Por qué me llamas? ¿Muy aburrido en la fiesta?- bromeo. A la lejanía se escucha la música y varias voces.
Él se ríe con una risa muy socarrona.
- Te echo de menos. Bueno, te echamos de menos- primero me dice una cosa y ahora corrigó a la otra.
Hannah me hace señas para que ponga el manos libres pero le saco el dedo.
- ¿Kathia? ¿Estás ahí? Sería muy feo que me colgaras.
Me zafo de la insistencia de mi hermana y me centro en oír la voz del idiota.
- Sam, no estoy de humor, cuando estés sobrio hablamos, ¿vale?
- ¡No! Tienes que venir a buscarme, bella. La cosa se va a poner fea y... No tengo como volver a casa - Genial, ¿no tenía a nadie más a quien llamar?
Ruedo mis ojos frustrada.
Está claro que no me voy a dormir con la presencia de Hannah aquí y de algún modo, ese "la cosa se va a poner fea" me lo he creído.
Puede que tenga razón.
-Está bien. Ahora nos vemos.
Me pongo en pie para ponerme lo primero que veo, Hannah me observa desde el suelo de mi habitación tratando de descifrarme. Le saco mi dedo medio mientras trato de entrar por el agujero de la sudadera y ella gruñe. Aunque ahora que lo pienso, ¿cómo voy a llegar hasta esa casa? He caminado suficiente hoy.
-¿Por qué me estás mirando así?- me pregunta Hannah.
- Porque necesito que me lleves a esa fiesta en tu coche- sentencié. Ella alzó las cejas sorprendida- Así que vamos.
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¿Que les pareció?
¡Voten y comenten!
~Les quiero, mil~
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