Capítulo 2


Narra Cloe:

El tal Max que me acompañó a clase y debo admitir que es bastante simpático, aunque se notaba que era el gran mujeriego del instituto o eso dejaba ver pues derrochaba ego por donde quiera que fuera. Supongo que creerán que seré otra de sus presas pero se equivocan. Aparté su brazo de encima de mí y mirándolo por última vez entré a clase sin decirle nada más.

Como era de esperarse, cuando entré en el aula todos me miraron para luego susurrarse cosas. En mi antiguo instituto solían mirar raro a los nuevos, simplemente por el hecho de serlos. Solía odiarlo con todas mis fuerzas porque sacaban conclusiones precipitadas sobre la gente. Mis mejillas no podrían estar más rojas. Ignorando dicho hecho, busqué con la mirada un asiento libre y encontré uno que justo estaba en el fondo de la clase. Los pupitres del centro están de tres por lo que tuve que sentarme junto con dos chicas más. Ellas al verme sonrieron. Una de ellas es rubia y castaña al mismo tiempo, algo realmente extraño. La otra chica tiene el pelo castaño oscuro casi negro y es ondulado. Rompiendo completamente con mi idea de que los británicos son todos rubios.

La chica del cabello castaño oscuro fue la primera en hablar y para mí sorpresa, logré entenderla.

-Soy Kathia y ella es mi amiga Angy- se presentó señalándose a ella misma y a su amiga- Tu debes de ser la chica nueva, ¿verdad?

Asentí en silencio.

-Encantada-dijo la medio rubia regalándome una cálida sonrisa.

-Pueden llamarme Cloe- dije con cierta timidez.

-¿Y de qué instituto vienes?- me preguntó Angy- No pareces de por aquí.

Abrí mi mochila mientras pensaba la respuesta y saqué mi estuche.

-Vengo de Madrid.

Ellas sonrieron aún más.

-Española- dijo Kathia mirando a su amiga con sorpresa- Creo que acertaste diciendo que sería un buen año- aseguró en dirección a su amiga.

Ella chasqueó orgullosa la lengua y subió la cabeza con aires de superioridad para luego reírse.

-Te dije que lo sería, mis presentimientos nunca fallan- le aseguró la tal Angy- Ah, y Cloe te vamos a dar un consejo de chica a chica, ¿vale?

Las mire con atención y me acerqué a ellas para escucharlas.

-No te juntes con Max, puede que parezca simpático, pero le hace lo mismo a todas las nuevas- siguió Kathia- Parece un chico sacado de una película lo sé, pero no es buena compañía.

Sin duda mis sospechas eran reales. Sabía que Max no era una buena compañía.

-¿De verdad? ¿Qué les hace a las nuevas?- quise saber aunque ya me lo estoy imaginando.

-Las engatusa y luego las lleva a donde tú ya imaginas. Para él es un simple juego con sus amigos.

Asentí. Las comprendo.

-Por lo visto apuestan mucho dinero-añadió Angy- Sus amigos son Sam Waters y Liam Dawson por si se te acercan también.

Justo en ese momento Max entraba en clase ganándose la bronca del profesor.

-Conmigo lo van a tener bastante difícil, no soy tan fácil- les aseguré haciéndolas reír.

Pasaron unos pocos minutos cuando el profesor que no me había dado cuenta ya estaba escribiendo en la pizarra nos mandó a callar.

La verdad es que el resto del día pasó bastante normal. Max no se acercó más a mi cosa que agradecí. Aunque en la hora del almuerzo me dijo que sí comía con él y sus dos amigos. Parecían simpáticos pero me acordé de las crudas palabras de mis nuevas amigas y me negué. Finalmente terminé almorzando con ellas y sus amigas las cuales me atrevería a decir que están un poco locas. No paraban de gritar y de reírse como si su vida dependiera de ello.

Me despedí de las chicas y el timbre de final del horario escolar retumbó por todo el instituto. Llegué a asustarme al verme entre el gigantesco barullo de gente. En la salida, me esperaban mi hermano y el rubio sonrisas de esta mañana. La verdad es que no lo he visto en todo el día y eso sí que es raro. No pude evitar sorprenderme al verlos junto con un gran grupo de chicos.

Mi hermano parecía estar flotando entre nubes de felicidad con sus nuevos amigos. Está claro que no se esperaba hacer amigos desde el primer día, al igual que yo. Al ver tanta testosterona junta no pude evitar ponerme nerviosa. Ellos al verme se presentaron y me mantuve rígida y seria durante todo ese momento. Son chicos.

Tras presentarse me quedé realmente aturdida. Eran muchos nombres.

Todos vivían a nuestro alrededor. Uno de ellos vive justamente enfrente de mi casa, un tal Connor. Sin duda era el más serio de los cuatro. Estaba enfadado porque tendría que caminar hasta su casa como nosotros o eso decía el resto, porque ni siquiera me miró. El otro chico vive en la casa de al lado, creo que me dijo que se llamaba Lennon. Es bastante alto, delgaducho y posee notables granos en su rostro. Por lo que me dijo, tenía un hermano en mi curso y sinceramente, no recuerdo su nombre. Por último, Kevin, un chico flacucho que vive dos casas más allá de la nuestra.

James fue el que me presentó y ellos se extrañaron, pues nuestros nombres no suenan para nada españoles. Pero, ¿qué esperaban teniendo unos padres obsesionados con el inglés y todo lo que gire entorno a él? Comenzamos a caminar de vuelta a casa y en todo momento traté de ignorarlos. Pero eran demasiado graciosos.

Al llegar a casa mi madre, James y yo le contamos con tremenda emoción nuestro primer día de clases. Ellos parecían no salir de su asombro debido a nuestra felicidad. Luego, ambos nos informaron de que el viernes vendrían a cenar unos amigos de papá y eso me sorprendió, porque al parecer eran españoles como nosotros.

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¡Los primeros personajes comienzan a aparecer!

¿Qué les parece Cloe? ¿Y sus nuevas amigas? ¿Creen que algún día nuestra protagonista llegará a llevarse bien con esos chicos?

~Les quiero, mil~

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