Capítulo 1

Narra Cloe:

Mi día comienza con un horripilante sonido.

¡El despertador!

Hacía dos meses que no lo escuchaba, ya comienzo a recordar ese terrible sonido, tan desgarrador y doloroso. Ese que te deja bien claro que debes despertar de ese dulce sueño para enfrentarte a un día nuevo. Son las siete de la mañana y para mí desgracia, es mi primer día de clases. Sinceramente estoy muy nerviosa, no tengo ni la más remota idea de que me encontrare allí. Siento las mariposas revolotear en mi interior y unas tremendas ganas de quedarme encerrada en mi nueva habitación junto a la oscuridad y a mis maletas sin desembalar.

Pero como suele decir mi madre, hay que afrontar las nuevas experiencias con fuerza y optimismo.

Me levanté perezosamente de la cama y me dispuse a darme una ducha rápida. Cinco minutos después de un relajante baño, salí lo más rápido que pude hacia mi cuarto y corrí hacia el armario. Nunca he sido de las que se complica con la ropa pero como es el primer día quiero causar una buena impresión. Así que decidí ponerme un jersey color crema y por dentro una camiseta de botones blanca que sobresale por arriba del jersey dándome un aspecto más intelectual. Me embutí en unos vaqueros negros y me até mis amadas all star blancas. Decidí dejarme mi larga melena negra y rizada suelta. Cogí rápidamente mi mochila de clase y salí de mi habitación.

Cuando llegué a la cocina me encontré con mis padres desayunando y mi humeante taza de leche con chocolate sobre la mesa. Les saludé y nada más sentarme en la mesa llegó su típico discurso de "primer día de clases" que el listo de mi hermano no se traga porque se inventa la excusa de que va a ir al baño.

-Cloe ya sabes lo que siempre te decimos, nunca nos has dado problemas así que este cambio no vaya a ser diferente, pórtate bien en clase, hazle caso a los profesores, no faltes a clases porque sabes lo mucho que se liaría si lo hicieras e intenta ser amistosa con los demás, ¿vale? -me dice bastante sería, yo simplemente asiento para que no siga hablando.

Es verdaderamente agobiante.

Cinco minutos después decido hablar porque el incómodo silencio me está matando hasta tal punto de querer que me vaya al instituto.

-Me tengo que ir, o no llegaré a tiempo, dile a James que lo espero fuera- digo intentando parecer feliz.

-Vale hija, disfruta. Te queremos- me dice mi madre con cierto entusiasmo.

Besé la mejilla de los dos y me fui pitando de allí. Ya fuera de la casa noté ese característico frío de Inglaterra. Había oído hablar de él, pero jamás lo había sentido calarse por mis huesos. Me abrazo a mi misma para entrar un poco en calor. Soy muy friolera. Las casas de mi alrededor son exactamente iguales. Todas perfectamente pintadas y con los céspedes bien cuidados. Lo que me impulsa a pensar en cómo volveré a casa sin perderme. Las casas en Madrid no son así, son de diferentes colores y estructuras. No obstante, este entorno es mucho más rural. Todo es verde y está repleto de humedad.

Mi querido hermano como siempre es un gran grano en el culo. Siempre tarda una eternidad en vestirse y arreglarse. Creo que debería de recordarle a dónde vamos a ir. Tres minutos después por fin sale, para lo que tardó va muy básico. Lleva una camiseta blanca corta y unos vaqueros negros, sus vans clásicas negras y una chaqueta de cuero negra.

Sólo piensa en ligar, pensé al verlo así. Parece que se escapó de una película de los años 50 con ese pelo tan repeinado. Rodé los ojos y espere a que se acercara a mí.

-Eres más lento que un caracol, casi muero de hipotermia aquí fuera- digo enfadada sin dejar de cruzar mis brazos.

Él sonríe.

-Eh, eh, esto- dice señalándose a sí mismo-Tiene que estar perfecto para alegrarle el día a las británicas, Cloe.

Movió su pelo en un intento de parecer atractivo y seductor, pero para mí seguía luciendo igual de molesto.

-Lo que tu digas, pero deja de currártelo tanto, seguirás pareciendo un aborto de mono- dije empezando a caminar dejando atrás sus gruñidos.

El instituto está a quince minutos andando desde nuestra casa, así que podemos ir con tranquilidad porque aún falta bastante para que comiencen las clases. Mientras caminamos vamos en silencio, parece que ambos estamos asimilando lo que se nos viene encima. Tanto James como yo vamos observando las casas con cierto detenimiento. Con una pizca de curiosidad por saber quienes son nuestros vecinos y al mismo tiempo intentando memorizar el camino de vuelta ya que como digo, las casas son idénticas.

Mi hermano me mira con intenciones de hablar. Abre su boca pero la cierra cuando se da cuenta de que probablemente vaya a decir alguna estupidez sin sentido por los nervios. Puedo distinguir el ligero olor a sudor entre tanto perfume. Ese gratificante silencio desaparece cuando una voz masculina, la cual nunca había escuchado antes, repentinamente habla con un acento británico.

-Vaya, ustedes deben de ser los nuevos del barrio, ¿no?- nos dice un chico de ojos azules y pelo rubio.

Bastante lindo para mi gusto. Primero me miró a mí y luego a mi hermano. Jamás había visto unos ojos tan claros como los de él. Seguro que será muy típico aquí ser rubio y tener los ojos azules. O eso he oído. Aunque hay quien dice que son meros tópicos. Me mantuve en una postura sería y sin ninguna expresión. Lo cierto es que las amistades masculinas ya no me interesan. Tengo la terrible fijación de pensar que me harán daño.

Mi hermano al ver que yo no tenía intenciones de hablar, se aclara la garganta con nerviosismo y habla con un acento inglés bastante español.

-Mm, sí, hola... Somos los nuevos de por aquí- habla con un poco de dificultad. El chico instantáneamente sonrió- Me llamo James y ella es mi hermana Cloe- nos presentó muy feliz al darse cuenta de que estaba hablando con cierta fluidez. Al señalarme el chico volvió a mirarme y esta vez me hizo un rápido repaso con la mirada.

Pero que típico.

-Hola- dije cortante. El chico ni siquiera puso una cara mala al ver mi expresión de "lárgate, no quiero ser tu amiga", si no que al contrario sonrió aún más.

-¡Pues bienvenidos!- exclamó de repente sobresaltándonos. Mi hermano y yo nos miramos confusos- Soy Chad Dawson, vivo en la casa de al lado- y al fin dijo su nombre.

¡Genial! El rubiales tenía que vivir al lado, pensé con cierto sarcasmo.

-¿No son de por aquí, verdad?- preguntó uniéndose a nuestra caminata en dirección al instituto.

Mi hermano negó con la cabeza y se pensó por un momento la respuesta. Ambos sabíamos que nos iba a costar hablar en ingles, sobre todo a James. Él no es que sea muy bueno en idiomas.

-S-somos de España- sonrió. Pude ver una gota de sudor brillar sobre su frente.

-¡Que bien! Me encanta España- aseguró el chico asintiendo con la cabeza.

-Sí, es un país muy bonito- le respondió James sin saber muy bien que decir. A continuación y como si solo fuese la pregunta que le interesara saber dijo: ¿Y a qué clase vas tú?

El rubio se lo piensa un poco y le responde con la misma emoción de antes.

-Estoy en el primer año de preparación para la universidad, ¿y tú?

-¡Yo también!- le responde mi hermano con gran alivio. Ya ha conseguido un amigo y eso es todo un récord. - Ella está en el último año de secundaria- dice señalándome con total desinterés.

El rubio me sonrió y ojalá me esté equivocando pero me guiñó un ojo. Lo miré mal. No pienso saltarme las reglas. No chicos, no problemas. Seguí caminando delante de ellos. Decidí ponerme los auriculares pasando olímpicamente de su conversación, ya que como ya dije no me interesa hacerme amiga del tal Chad.

Cuando llegamos al instituto, fui directamente a mi taquilla. Jamás pensé que terminaría metiendo mis libros en una taquilla. Metí mis cosas y cogí lo necesario para mi primera clase. En mi vida he usado una taquilla y la verdad me emociona pensar que la voy a usar durante todo el curso. Me despedí de mi hermano y de su nuevo "amigo" aunque ni se dieron cuenta de mi despedida ya que, el descerebrado está mirando a todas las chicas que pasan y el rubio le está contando un poco sobre cada una de ellas. Repulsivo, lo sé.

Hormonas alborotadas, diría yo.

Mi primera clase es Latín, está bastante lejos según el mapa que me entregaron cuando llegué así que me preparé mentalmente para la gran perdida. Suspiré y me abrí paso entre el barullo de alumnos en el pasillo. Hay muchísimas personas. La gente me observa y no se sí será porque tengo algo en la cara o porque seré la nueva, pero me estoy asustando, odio ser el centro de atención. Me encuentro tan en mi mundo y preocupada porque la gente me esté observando como si fuese un bicho raro que no me había dado cuenta de que un chico se me había acercado. Su cabello es castaño y tiene los ojos verdes.

¿El más conocido del instituto? Puede ser. Especialmente por las caras de sorpresa de los demás.

-Hola, tu debes de ser la nueva, ¿española no es así?- a decir verdad intimida con esos ojos verdes y me sorprende que se haya corrido tan rápido la voz sobre mi procedencia - Soy Max Scott aunque supongo que ya te lo habrán dicho- suelta de lo más orgulloso de sí mismo. Me dieron ganas de reírme en su cara pero me contuve permitiéndole seguir con su discurso- Si quieres te acompaño a tu clase, seguro que estarás un poco aturdida- masculla cogiendo el horario de entre mis manos -Vaya, es tu día de suerte porque estamos en la misma clase.

Santa madre, este chico va a terminar conmigo.

Tiene una sonrisa muy bonita, realmente atrayente y para colmo tiene que tener los ojos verdes, como cualquiera de mis amores platónicos. Mi semblante serio lo dejó un poco confuso. En mi interior me debatía entre sí aceptar su ayuda o mandarlo a paseo. La verdad es que ya voy a llegar tarde a clase y sé que me perderé si voy sola así que no me queda otra que aceptar.

-Está bien-dije intentando no parecer nerviosa.

Este chico me pone los pelos de punta con esa mirada tan profunda. Si les soy sincera sus voluminosos labios parecen operados y con esa piel perfecta te hace pensar que es inmune a la pubertad.

-Bien, pues vamos si usted lo desea- dice feliz por su logro mientras comienza a caminar. No sin antes guiñarme un ojo. Genial, ya estoy sonrojada.

Todos tienen la manía de guiñar un ojo ¿o son cosas mías? Si alguien me lo vuelve a hacer le sacaré los ojos. Me da igual si es algo típico de por aquí, lo detesto. Si ya creía que estaba siendo descarado, este pasa su brazo por encima de mis hombros mientras comienza a explicarme dónde está cada clase.

¡Menudo comienzo del día!

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Los capítulos serán algo cortos al principio, pero irán siendo más largos a medida que avance la historia. Puede que parezca un simple cliché pero les aseguro que esta novela tiene una enorme sorpresa que deberán descubrir por sí solos, puede que los primeros capítulos les parezcan muy típicos, pero les aseguro que no.

¡Espero que disfruten de la lectura!

~Les quiero mil~

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