◤1er día: Preparativos◢
En un salón, estaba una Peli-Gris viendo a quién podía ayudar ya que los nervios la consumían por completo. Estaba nerviosa y cierta albina le aconsejó dar una vuelta para calmarse, pero, ¿Cómo lo haría? Si eran 4 días más para que por fin se casara y esos días la mataban por completo.
El dar una vuelta no le ayudó, pero agradeció el tener a Vela para aconsejarle y que la ayude a que se calme, porque era obvio que si más nerviosa se ponía, había mas probabilidades de que las cosas empeoren.
Aún que ahora ella estaba mas relajada, quería ayudarles a los demás a realizar ciertas cosas que les pidió como favor. Ella les debía mucho, por eso se ofreció a ayudarles a todos porque a la vez sentía culpa de dejarlos cansados luego de hacerlos trabajar.
—¿Necesitas ayuda, Eve-Chan?— Pregunta la Peli-Gris al lado de la de cabellos negros, quién estaba junto a su esposo viendo algunas cosas.
—Descuida Cya-Chan, estamos bien— Responde con una sonrisa la chica a la cuál anteriormente la de cabellos plateados le preguntó en que clase de cosa le podría ayudar.
—Podrías ayudarle a Riko, el cocinar no es su mejor don— Dice Phi mirándola fijamente, la menor asintió. Aún que a apenas estar a la puerta de la cocina se oyó algo explotar, rápidamente vio a dos jóvenes con dificultades para cocinar.
—¡Aaah!— Riko tenía en la mano un matafuegos y enseguida apago lo que ella y Zeta incendiaron por accidente al intentar cocinar un simple y estúpido pastel.
—¿¡Que sucede!?— Dice Cya mirando la cocina echa un desastre, Zeta estaba en un rincón con crema en la cara luego de la explosión.
—Intentamos hacer el pastel y algunos postres— Pronuncia Riko limpiando su rostro un tanto apenada, al final hacer un pastel no era lo suyo, menos si no sabía cocinar simples macarrones.
—Tranquila, les ayudo con eso— Dice amable Cya mientras les ayudaba a limpiar la sala y por fin preparar los bocadillos y postres que querían.
Zeta de vez en cuándo se robaba los ingredientes o comía uno que otro bocadillo haciendo que ambas chicas le regañen al respecto. Pasó bastante tiempo, pero lograron al fin tener lo que querían.
—De tanto cocinar, merecemos comer algo, ¿No?— Pronunció Riko alegre de que todo salga bien. Fue hacia el refrigerador y tomó la primera barra de chocolate que encontró.
Cya los dejó comer algo, después de todo se esforzaron mucho en hacerle ese favor, y sin duda necesitaban descansar y alimentarse.
Luego fue con Suoh, quién se encargaba de ver la combinación perfecta de flores para los centros de mesas. Su hermana lo miraba con una sonrisa, mientras el albino sólo se preguntaba si las claveles quedarían bonitas al menos para decorar el salón dónde la de ojos zafiro se iba a casar.
Suoh era un tanto indeciso, no sabía que clase de flores le quedarían bien al salón, centro de mesa o incluso la puerta de bienvenida, la cuál sería blanca con decoraciones doradas tal vez, eso a petición de Cya.
¿El porqué dorado? Ese color le recuerda a los ojos de su padre, eran brillantes y reflejaban seguridad y fuerza, a pesar de que también sienta dolor o tristeza, nunca era un hombre que mostraba su lado sensible frente a las personas que ni siquiera conocía. El blanco era por la cabellera de su madre, era la mujer más sensible y tierna. . . A ella le dolía saber que ambos por tanto trabajo no estarían presentes en su día más especial, dónde por fin sería feliz.
Todo en la mente de la Peli-Gris se tornó negro, hasta escuchar la voz suave de Vela hablarle con preocupación.
—¿Estás bien?— Ella la miró algo preocupada.
—S-Si. . .—Afirma la menor mirando a la contraria— Estoy bien
—Se nota en tu mirada, algo te molesta o entristece, ¿No es así?— La menor se encogió de hombros mirando el suelo— Sabes que puedes contar conmigo, así como yo cuento contigo. . .— La albina le sonrió de forma sincera.
—Hace un largo tiempo. . . Que ya no veo a mis padres, el tenerlos aquí me alegraría la vida, porque los dos son especiales y no me gustaría. . . Saber que nunca vendrán en el día mas especial para mi. . . Apenas si tengo a Suoh porque prometimos nunca dejarnos, en cualquier caso estaríamos juntos, pero me hiere. . . Saber que su presencia hará falta en mi boda. . .—Dijo entre lágrimas, era tan importante, sólo que aveces le afectaba de más.
—No te sientas así. . . Te diría que sentí lo mismo, pero mis padres si fueron. . .—Ella pensó por un momento, no quería verla deprimida antes de que se casara— Pero oye. . . Nos tienes a nosotros, somos cómo tu familia y tú misma lo dijiste
—E-Es verdad. . . Los tengo a ustedes como ustedes me tienen a mi, y no les fallaré, muchas gracias— Cya le sonrió al fin sin que su tristeza le consuma otra vez.
Agradeció nuevamente a la albina para poder ir a ver Ototo y Hana, lo bueno era que por suerte no peleaban por el vestido, sólo que algo desesperadas de que ella no llegue a tiempo para mostrarle los diseños y ver que tan lindo cabría en ella.
Tomó algo de tiempo, ver que tipo de vestido hacía que la joven de cabellos morados y la pequeña Peli-Naranja de decidan, hasta que por fin lo hacen y preparan todo.
Unos minutos más para las 20:45 pm, a esa hora ya más o menos estaba listo todo. Aún que tenían otro problema.
El salón dónde se llevaba a cabo la boda, en cuatro días estaría alquilado. En esos cuatro días era la celebración y era algo muy serio. Intentaron incontables veces poder hacer cambiar de opinión a las personas que pidieron ese lugar.
Hasta que llegaron a un trato, en una semana debían de esperar su turno, ya que según comentan todavía les faltaban muchas cosas para llevar a cabo el siguiente matrimonio luego de Cya y Silas.
Ahora la chica estaba en el suelo, mirando el cielo estrellado junto a Sarahi. Un silencio cómodo reinó mientras que la luna brillaba sobre ellas, extrañamente se oyó el aullido de un lobo a lo lejos. Era tan raro oírlo, no habitaban mucho esa especie de animales por la zona, con suerte la de ojos carmín brillante cuidaba a esos lobos.
Se hicieron las doce de la noche, nadie estaba en el salón, además de Cya viendo cada sala y sus decoraciones. Según ella estaba perfecto, incluso les pediría a sus amigas alguna canción para el festejo después de la boda.
—“Kill this love” esa canción es realmente buena— Dijo Cya, amaba a ese grupo de coreanas que mezclaban su lengua con la estadounidense.
—¿Alguna canción clásica o suave?— Afirmó Vela, tal vez era por los pequeños que tenía Cya y que no importaba que ya estén acostumbrados, a los ruidos fuertes no lo estaban.
—Hay un punto de poner música suave y no tan alta— Dice Eve de brazos cruzados y los ojos cerrados.
—Así es, los pequeños Cya— Habla Sarahi mirándola, la mencionada pensó un poco y se rascó la mejilla apenada.
—Es cierto, no me gustaría verlos llorar a mitad del festejo— Dijo la Oji-Azul viendo el suelo.
—No debes preocuparte, tal vez hay alguna sala dónde caigan dormidos— Comenta Riko sonriendo de lado.
──Buen punto, tal vez mucha diversión los deje exhaustos── Dijo Vela con una pequeña sonrisa.
──Aunque es obvio que nosotros seguiremos festejando── Cya habló con un deje de diversión mientras reía un poco acompañada de las demás.
Luego de las platicas entre las chicas, se fueron a sus respectivos hogares para descansar. Era bastante tarde pero es que ninguna parecía afectarle el estar despierta por tanto tiempo.
──No puedo decidir── Habla Suoh viendo unas claveles y margaritas, volteó y vio tres tipos de rosas, amarillas, blancas y negras tal y cómo su hermana se las pidió.
──Creo que quedarían bonitas las amarillas── Dijo Moon con una tierna sonrisa para calmar al albino, éste suspiró y besó su mejilla con ternura.
Nuevamente se armó el conflicto de que clase de flores quedarían bien. Él no es perfeccionista, pero lo hace por su hermana y para que ese día tan importante para ella salga bien.
A pesar de luego separarse por su matrimonio, el visitarla era una futura idea cuándo se separen luego de que ella se case con quién tanto ama.
Decidió dormir, lo único que se le había ocurrido para olvidar los problemas que complicaban su vida, o por lo menos no estresarse de más, ya que esa situación lo tenía en grandes aprietos y el descansar un poco no le afectaría, al contrario. Por fin se iba a olvidar un momento de sus indecisiones.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top