Su pequeño perro pinscher estaba tiritando y gruñendo en dirección a las escaleras, la chica pensó que podría ser que el gato de los vecinos se hubiera colado como siempre, desde que esa familia lo había adoptado no hacía más que meterse a la casa a pelear con Tobi. Aunque eso no era ahora algo que le molestara, tenía tantas cosas por que preocuparse que esa era una nimiedad, cargo a su pequeño Tobi y fue a la cocina a darle de comer, estaba cansada pero no tenía ganas de dormir... Pensaba que si algo le pasara a su tía mientras ella dormía nunca se perdonaría, quería rezar pero hace muchos años había perdido la fe; pensaba que si Dios existía era un tipo de Dios espectador que no hacia nada por nadie excepto divertirse con su dolor, se dijo a si misma mil veces que él no quiso ayudar a sus padres; no quiso escuchar sus oraciones de niña, menos la escucharía ahora que ya no le creía. Mil pensamientos pasaban mientras lavó unos platos que habían quedado sucios pues su tía no tuvo tiempo de terminar de lavarlos. Puso café en el colador de la cafetera y se preparó un café con azúcar morena como su piel, no le gustó el sabor y pensó que a su tía le salia perfecto, secó una lágrima de su mejilla y luego se dispuso a subir a su habitación a darse una ducha... Justo había quitado toda su ropa y se metió al baño cuando Pacho la agarro del cabello, puso la mano en la boca de la chica para evitar que gritara. No podía estar pasando, tenía que ser otra de sus pesadillas, pero era real, estaba más canoso, mas viejo pero seguía siendo fuerte y era el mismo maldito que un día intento violarla... Forcejeaba con el sujeto intentando zafarse pero esta vez la había tomado por el cabello y ella ya no era tan ágil como cuando era niña, luego la arrojó con fuerza al piso y la arrastro devuelta a la habitacion -¡Espero todavía seas una virgen «princesa»!, quiero ser yo quien te corone por primera vez, pero si no es así, te aseguro que de todas formas sera inolvidable -dijo el hombre pero su tono tenía un matiz de ira y al mismo tiempo la miraba con deseo, un deseo morboso que le causaba nauseas a la joven-. No te asustes mi dulce princesa, algún día este dulcecito debía ser mio.
Sonó el timbre y Pacho se incorporo para mirar por la ventana, cosa que aprovechó Dulce María...
-¡Ayuda por favor! -gritó con mucha fuerza pero Pacho le volvió a tapar la boca inmediatamente, apenas la chica dio un respiro el tipo ya estaba encima de ella. Dulce se defendía como podía y lo arañaba y Pacho al ver que no podía hacer mucho, le dio un puñetazo que la hizo desmayar.

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Estaba Harry a punto de llegar a su casa cuando se dio cuenta que Dulce María había dejado su pequeño bolso en el asiento del copiloto, se sonrió y pensó que la chica no debía tener nada importante en ese "diminuto bolso" pero su curiosidad pudo más y estacionando el auto lo abrió para ver lo que había... Al mirar en su interior pudo darse cuenta que estaba el teléfono móvil y una tarjeta donde estaban anotados los números de la clínica con sus respectivas extensiones. En uno de los números decía:«información de UCI». Inmediatamente volvió a dar arranque al auto y volvió por donde llego, tomó la vía hacia la casa de Dulce diciéndose a si mismo que la chica podía necesitar los números de la clínica y el teléfono móvil. Llegando de nuevo a casa de la muchacha vio las luces encendidas en una habitación de arriba, timbro pero nadie abrió así que pensó que tal vez Dulce se había devuelto a la clínica, pero como no tenía el móvil sería imposible confirmar. Ya se disponía a subirse al auto cuando le pareció escuchar un grito de auxilio, afino su oído pero ya no oyó nada... Volvió a bajar del auto y grito:
-!Dulce María soy Harry abre por favor.
Miró hacia la ventana que tenía la luz encendida y logro ver una sombra pasar a través de las cortinas, era una sombra grande como de un hombre y pensó que podía ser un familiar de la chica, luego recordó... «Tu por lo menos tienes un padre con quien discutir, yo lo único que tengo es a mi tía, y tengo mucho miedo de perderla también»

inmediatamente sintió una sensación de angustia que le hacia un nudo en la garganta, algo no estaba bien y tenía que hacer algo. Volvió a timbrar varias veces pero nadie abrió y su angustia se incrementó, entonces trepó por la reja de una ventana hacia el balcón que daba a el segundo piso, la ventana que tenía la luz encendida estaba cerrada pero había otra que estaba entreabierta y se coló por ahí, buscó la habitación de Dulce María y una escena frente a sus ojos le heló todo el cuerpo.
-¡Sueltala maldito animal!
-¿Quien eres tú? ... ¡ahh no me digas que eres el noviecito de la princesa!
-No importa quien soy -dijo Harry y al instante se abalanzó encima del hombre que para ese momento estaba desnudó encima del cuerpo de la chica quien yacía desmayada en el piso.
Harry le propinó un puñetazo con tanta fuerza que lo movió un metro hacía atrás. Pacho agarro una lampara de mesa y la aventó con fuerza a la cara de el chico... En ese momento Dulce María despertó y se incorporó rápidamente, levantó su almohada y sacó una navaja que guardaba ahí desde el día que Pacho intento violarla cuando era niña... Se abalanzó contra el viejo empuñando la navaja y hundiendo la afilada hoja de acero le propino una herida en el abdomen... Pacho reaccionó y golpeo nuevamente la mujer en el rostro, Harry estaba estupefacto al ver la reacción de La muchacha, intentó golpear a el hombre pero en ese instante cayo al piso derramando una gran cantidad de sangre. La chica agarró la lámpara que estaba en el suelo y golpeó la cabeza de el viejo pacho.
-!No más! Dulce María, ya no te puede hacer más daño.
Tocó el pulso de el violador pero ya no tenía ningún signo de vida. La pobre muchacha se dejó caer en la cama y llorando decía: -¡Mate al maldito!, !lo mate!...
Harry tomo una sabana de la cama y cubrió el cuerpo desnudo de la chica, luego la abrazó y le dijo ya no podrá hacerte daño nunca más... Se murió,