(4)una vida perfecta
Varios días habían pasado desde la mala noticia. Lo que menos podía preocupar a Dulce María era Harry y su ego, habían logrado trabajar en calma y él había pasado a ser el problema menos importante.
Por otra parte cada vez que el muchacho estaba cerca se sentía más atraído a esa mujer raramente hermosa, aunque cada que el chico intento acercarse un poco; ella ponía una pared en medio, una pared de indiferencia donde lo único que hacía un puente entre los dos era el tema meramente artístico. A él no le era indiferente la morena, ella tenía algo enigmático que le hacia volcar sus pensamiento siempre hacía ella. Quería averiguar todo de Dulce María, tal vez así dejaría de tener esa obsesión que le calaba el pensamiento y cada vez le dejaba un mal sabor de boca.
Ese día la chica asentía despreocupada a todo los planteamientos que él le hacia. Por un lado le gustaba sentir que ganaba terreno sobre ella y por otra parte quería poder adivinar el porqué estaba tan "pacífica" y tan aletargada en sus propios pensamientos.
—Dulce perdona pero quiero preguntarte algo —dijo temeroso a su reacción—. Es que hace días veo que estas como ausente, estas aquí; pero en otra parte.
—Tengo problemas —Contesto con la voz apagada—. No todos tenemos una vida perfecta como la tuya.
Eran las palabras que sabía que saldrían de su boca pero el tono no era el mismo de siempre, Dulce era una chica de carácter fuerte pero Esta vez no lograba encontrar ese brillo irreverente en su mirada.
—Se que no me tomarás en serio pero quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites.
—No veo como puedas ayudarme pero agradezco tu ofrecimiento, aunque creo que si puedes hacerme un favor... No me tengas lastima, odio la lastima.
—yo jamás te tendría lástima a ti, podré sentir todo; menos lástima, eso es algo que se puede sentir por persona desvalidas, pero tú, tú te tienes a ti misma y eso es como tener una arma, eres tipo... —se quedó pensando un poco con la mirada hacia arriba como tratando de encontrar en su mente la palabra correcta con cual compararla sin que se ofendiera—. Un tipo de Alice la de Resident Evil pero en versión morena.
—jajajaja, no creo, soy un poco explosiva pero ya quisiera ser tan peligrosa.
—Lo eres y también eres más hermosa cuando sonríes, casi nunca lo haces, pero... ¿ya ves que si te ayudé un poco? —dijo con esa sonrisa arrogante que lo caracterizaba.
—Eres un creído, te perdono esta vez porque tienes razón; me olvide un poco de los problemas... Puede ser que algún día te tenga confianza y te cuente algo mío.
—Algo es algo, por lo menos tengo un poco de esperanza —dijo sonriendo pero esta vez lo hizo mirándola dulcemente.
Ya estando Dulce María en la casa sonó el timbre, Fabiola como siempre empezó a gritar -¡Dulcinea abre la puerta por favor!
—tía ya voy pero no me digas Dulcinea.
Estaba justamente terminando la palabra y abriendo la puerta cuando dos hombres estaban frente a ella, uno de ellos era de tez morena y cabello canoso...
—¡Hola princesa!
La chica no pudo reconocer los rostros de los dos hombres que estaban frente a ella, pero esa voz le dio una sensación que alguna vez había sentido; era una especie de náuseas y al mismo tiempo miedo y mucha rabia... Antes que cerrara la puerta en las narices de los hombres parados en el umbral, el que había saludado puso la mano impidiendo que la chica cerrara
—estas hermosa princesa, pero sigues siendo muy grosera, ¿no nos invitas a pasar?
Justo en ese momento Fabiola sale de la cocina y al ver a los hombres lanza una mirada de odio y dice:
—!Maldito Pacho porqué tenías que volver!
—Querida esposa, esa no es la forma de recibir a tu amado esposo que te ha extrañado tanto.
—¡vete de aquí maldito cerdo! —dijo La mujer, sus rosadas mejillas se pusieron de un rojo intenso y se puso la mano en el pecho como si una puñalada le atravesara el corazón.
El otro hombre al ver que la situación se salía de control, llamando a la calma dijo: -—Señora, no venimos a indisponerlas, solo venimos a reclamar lo que por ley le corresponde a mi cliente, como es sabido por usted se ha interpuesto una demanda de separación de vienes y la finalización de el contrato conyugal entre mi cliente y usted, sólo venimos a definir los términos.
—¡vayan a definir los términos con la madre de este mal nacido! —Grito Fabiola al mismo tiempo que cerro la puerta azotando con fuerza y los hombres retrocedieron para no ser golpeados—. ¿Dulce mi amor estas bien?
—Si tía, calmate que te hace daño.
—No te preocupes amor yo estoy bien. —se sentó en un sofá y seguía con la mano en el pecho, Dulce fue a la cocina por un vaso con agua, cuando volvió su tía estaba desmayada tirada hacia un lado del amplio sofá.
—¡Tia! No me hagas esto, despierta por favor
—corrió al teléfono y marco el numero de emergencias—. !Tía ya viene la ambulancia por favor despierta!
Dulce gritaba y lloraba tratando de reanimar a su único familiar en el mundo.
Cuando llegó la ambulancia lo primero que hicieron fue poner oxígeno a Fabiola y otras maniobras que Dulce no entendía para que eran, lo único que decía llorando era:
—!Por favor sálvenla¡ es lo único que tengo en este mundo, si algo le pasa yo me muero.
Llegando a la clínica Dulce María intento comunicarse con su amiga pero Kara no le contestaba y se acordó que antes de dejarla en la casa le dijo que iría a cine. Estaba esperando noticias de su tía cuando en en la sala de espera estaba sentado un conocido.
—¿Harry? —el chico levantó la cabeza.
—¿Dulce? ¿No me digas que me estas siguiendo?
—Eres un convencido, ¡ni en tus sueños! No seas tonto estoy acá porque tengo a alguien aquí, ¿y tú?
—tengo a mi padre aquí, no todo el mundo tiene "una vida perfecta"
—Disculpame, a veces hablo sin saber... No sabia que tu también tenías problemas.
—Tranquila, tampoco es para que te sientas mal, mi padre es médico en esta clínica, es un problema tener un padre casi perfecto que quiere que tú también lo seas pero no es tan grave.
—Ya sabía yo, eres un idiota, como puedes jugar con cosas así ahora.
La muchacha se enojo tanto y por más que el chico quiso solucionarlo, ella estaba tan preocupada y con tantos sentimientos encontrados que no le presto mucha atención... Luego de un rato Dulce María estaba peleando con la joven de recepción, preguntando el porqué no le informaban como estaba su tía, la chica sólo se dignaba decir que cuando saliera el medico le daría toda la información, en ese momento Harry la toma de la mano y la lleva por un pasillo largo.
—No preguntes, ya verás que nos daremos cuenta lo que pasa.
Al final del pasillo entraron a una habitación que más bien parecía un almacén, tomo dos uniformes de medico y le dijo a la muchacha que se lo pusiera mientras él hacia lo mismo; luego la llevo a un consultorio vacío y tomando la computadora pidió el numero de identidad de la tía, al buscar en el programa dio exactamente donde estaba Fabiola.
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