7. "El bar de poppy"
"Las apuestas nunca son una buena idea. No cuando a Kaegan le gusta ganar y a June le fastidia perder"
Kaegan conducía la vieja camioneta de Mark mientras yo trataba de conseguir amarrarme las trenzas de mis tenis no tan blancos, digamos que un color; June deberías lavar ya tus zapatos. Al mismo tiempo a don comedias le parecía divertido frenar de vez en cuando para que mi cabeza chocara con el tablero del auto.
Hoy no iba vestida de mucha paciencia, al contrario, llevaba un vestidito fresco y mono para una chica de diecisiete años, toda la tela estaba estampada con florecitas verdes y cerezas rojas.
Me incorporé encontrándome con la mirada de Kaegan observando de soslayo y una sonrisa divertidamente amplia.
—¿Cuántas semanas dijiste que estarías aquí? —Pregunté apretando muy fuerte la mandíbula, pero muy tentada a romperle la suya.
—Dos, tres, tal vez te ponga en cuatro, quien sabe.
—¿Disculpa? —Abrí los ojos como platos, pero estaba segura de haber escuchado muy bien.
Bastante y apeteciblemente bien...
—Aceptadas, June. —Respondió ofreciéndole su entrecejo a la carretera.
Doblamos cuando le indiqué la siguiente calle y subí el volumen de la música porque sonaba Olivia Rodrigo con Traitor y yo comencé a cantarla como si alguien me hubiese roto el corazón en mil pedazos y tal vez no me haya sido infiel, pero de todos modos me había traicionado.
Joder, que buen tema para dedicarle un pulmón.
—¿Un tequila para el despecho, June? —Sugirió Kaegan una vez que aparcó fuera del establecimiento de poppy.
—Dos estarían bien, gracias. Uno para el despecho y el otro para poder soportarte las siguientes semanas. —Bufé y salté fuera del auto cayendo de puntillas.
Me sentía la mitad de medio pitufo con aquellos neumáticos tan altos.
Me acomodé el vestidito de flores y cubrí mis ojos del sol con las manos mientras esperaba que Kaegan dejara de teclear en su teléfono y se dignara a bajar.
—Oye. —Le llamé golpeando el vidrio y el sujetito me miró con fastidio—. Que no soy tejado, te aviso.
Kaegan torció el gesto dedicándome una mueca burlesca y bajó del auto opacando al sol con su superioridad y centelleo. Edward Cullen se quedó pendejo delante los brillitos que pintaba la bien bronceada piel de este hombre.
Padre nuestro que estás en los cielos...
El nombre de poppy nos recibió con un gran letrero rojo que le colgaba una P a punto de caerse, también un gran tocino inflable con boca y ojos que se movía a la dirección que lo llevase el viento.
Dale a tu cuerpo alegria macarena...
El bar de poppy siempre había sido un buen sitio para estar. Cafetería de día, bailecitos de noche, o como todos le decíamos, el puticlub de poppy.
Entramos y nos recibió un delicioso olor a pan recién horneado con tocinos y huevos revueltos. También un par de miradas dirigidas el culo, brazos y pecho tonificado de Kaegan, pero a eso ya me estaba acostumbrando desde que llegó al pueblo.
El señor superioridad se quitó sus gafas de sol negras y barrió todo el lugar con la mirada, ofreciendo taquicardias a todas las chicas que allí dentro se sonrojaban, como si fuese un jodido de comercial Zac Efron en pelotas. Bueno, eso sería algo más pornográfico, pero vamos, este chico no podría levantar tantas miradas.
—Como te encanta llamar la atención. —Bufé sentándome en una de las sillas altas de la barra.
—Uy, ¿estás celosas, June? —Sonrió—. ¿Quieres un poco de atención?
—No tengo complejos, gracias.
—¿Estas insinuando que yo los tengo? —Alzó una ceja, interrogativo, curioso y divertido.
—Dime tu, Kaegan, ¿los tienes? —Pregunté, hubo silencio, luego el sonido de la campanita de poppy que siempre hacia chillar cuando un pedido estaba listo.
Di un respingo y aparté la mirada.
—Buenos días, chicos. ¡Bienvenidos al bar de Poppy! ¿Qué puedo ofrecerles?
Poppy era una mujer que cruzaba los treinta y tantos años que, las malas e informativas lenguas de New Shena, decían que era una mujer de bajo mundo y se ganaba la vida metiendo paletas de caramelo en su boca.
Pero sin caramelo, y sin paletas...
Hace unos cuantos años ganó la lotería y consiguió dejar aquella vida para convertirse en la propietaria de un establecimiento que estaba a punto de cerrar.
Desde entonces, el bar de poppy era la única cafetería decente del pueblo.
—Yo quiero unos huevos revueltos con tocino y un café negro con una cucharada de azúcar. —Indiqué, ella tomó el pedido en su libretita y luego miró a Kaegan.
—Unos pancakes para mí, sin gluten y una taza de café sin azúcar. —Ambas lo miramos contrariadas.
Normalmente los chicos ingerían cualquier porquería que tuviese mucha harina, azúcar y grasa.
—¿Qué? Soy alérgico al gluten, ¿acaso tú no eres alérgica a algo?
—Ya que lo mencionas, sí. Como que me pica la piel cada vez que estás cerca. —Mencioné rascándome los brazos.
El desayuno llegó poco después, comimos en silencio y sin matarnos, aunque de vez en cuando nos dábamos esa mirada de ojala te atores con el tocino o desearía que ese pancake tuviese gluten agregado.
—¿June? —Alguien llamó a mis espaldas y yo supe reconocer esa voz de inmediato, también el quejido de fastidio de Kaegan.
Ben Cooper me sonrió con sus perfectos dientes blancos.
—Que bueno verte. —Dijo, luego me dio un abrazo y a mi casi me dieron siete bajones con ese contacto.
Ben olía a colonia y talco de bebé, incluso había un polvito blanco cubriendo una mancha oscura a la altura de su clavícula. Tal vez hubiese descubierto que era, pero él colocó su mano como tratando de ocultarlo.
—Igualmente... —Respondí demasiado entretenida en el pequeño hueco que dejaba su mano, quise mucho no imaginar lo que estaba pasando por mi mente en ese momento.
Si, yo se que ustedes también lo están pensando.
—Mi madre hará una recaudación esta noche en beneficencia de los niños de la iglesia, ya sabes, lo mismo de todos los años —Dijo de pronto, nervioso—. Estás invitada, también tú, por supuesto —Miró finalmente a Kaegan
—No creo que...
—Estaremos allí. —Me interrumpió don entrometido con sus otros adjetivos calificativos y Ben se marchó con un asentimiento de cabeza.
—¿Por qué hiciste eso? —Protesté llevando el ultimo trozo de tocino a mi boca.
—¿Qué pasa, June? —Humedeció sus labios con el sorbo que le dio a su taza de café—. ¿Acaso te decepcionaría descubrir el significado de la mancha en su cuello? Yo podría darte una idea, conozco muchas de ellas.
—Que a ti te anden dejando marcado como ternero de corral, no quiere decir que el resto sea igual.
—¿Qué quieres apostar? —Sugirió de pronto y me miró como si estuviese hablando muy en serio.
—No voy a seguirte el juego. —Decliné.
—La escéptica June tiene miedo a darse cuenta de que su atleta no es el príncipe encantado que espera.
Aquello rimaba como una puta prosa.
—Cierra la boca.
—Apuesta entonces.
—No.
—Qué lástima... —Suspiró y se encogió de hombros—. Me hubiese gustado ver cómo te bajas de esa nube flotadora.
Me latió la sien y le señalé con el tenedor en la mano.
—Si no es lo que TÚ, crees que es, me deberás una disculpa de rodillas y admitirás que eres un perdedor de pacotilla.
Sonrió y estiró su mano, yo dudé, entrecerré los ojos y permití que la mantuviera así por un segundo.
—¿Tú que apuestas? —Señalé curiosa.
—¿Por qué? ¿Crees que vas a perder? —Saltó fuera de la silla y se colocó sus gafas—. Vamos, todavía me queda el resto del día para hacerte sufrir.
El sol allí fuera había sido ocultado por unas esponjosas nubes blancas, por lo que apenas unos muy ligeros rayos me pegaban en la cara.
Mi móvil sonó con un nuevo mensaje de texto de Ava en la pantalla, siempre hablábamos de cualquier cosa o nos enviamos stickers que describiesen como iba nuestro día.
El mío como una patada en las bolas que no tenía, y eso que todavía ni siquiera era medio día.
La coreanita tomando juguito con una sonrisa pícara, era el sticker de mi mejor amiga.
Sonreí, ¿Qué demonios significaba aquello en ese momento?
Otro mensaje de texto.
9:23 am
"¿Estás segura de que el tío Kaegan no se puede pedir por Amazon o eBay?" emoji de berenjena. "Digo, porque acabo de ver su cara en un articulo de internet y no estoy demasiado segura si debo usar PayPal o una cuenta bancaria"
Entrecerré los ojos y moví mis dedos sobre las teclas del móvil en una respuesta.
9:25 am
"Contexto, por favor."
9:26 am
"Míralo tu misma"
Archivo adjunto.
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Una foto de Kaegan siendo esposado en la ciudad de Clouwich.
Oh, joder, esto no pintaba nada bien.
¿Estaba viviendo con el playboy o con un delincuente?
Por su puesto que lo descubriría
Rápidamente tecleé una respuesta.
9:28 am
"Operación detectivivesca, abierta"
¡Espero les haya gustado mucho y muchas gracias por leer!
El capitulo estuvo corto porque lo he dividido en dos partes, no olviden dejarme sus 100 estrellitas y 100 comentarios para continuar.
¿Andaran los vampiresa en new shena y ha sido Ben victima de ellas xddd?
¿Que se esconde detras de un Kaegan siendo esposado? Leo sus teorias.
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