1. "Shockeada"


❝Enamórate de un chico malo, que solo sea bueno contigo

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La primavera llegó y con ella, el inicio del caótico último año.

Las angostas calles de New Shena no dejaban mucho que admirar. Mismos vecinos, mismos edificios, mismo de todo. Mismo pueblo donde todo el mundo se conocía y todo el mundo ya se había comido, excepto a mí; June just June

La ultima vez que alguien había intentado poner su boca sobre la mía, fue Ben Connor, hijo del candidato a la alcaldía de las próximas elecciones, Benjamin Connor. Ambos tan parecidos en sus ojos azules y cabello rubio y sedoso, excepto que Ben, había heredado el encanto y la humildad de su madre, pero no nos desviemos del tema. Aquel beso no llegó, se desvaneció, se esfumó, porque Mark había conseguido amenazarlo con un bate de béisbol. Fue muy vergonzoso, seria mi primer beso si él no hubiese salido por la puerta cuando ya yo estaba a punto de levantar mi patita como la princesa de Genovia.

No me consideraba pulcra y santa, a pesar de mi escasa experiencia en relaciones amorosas y sexuales, había fantaseado con Ben durante los últimos cuatro años. Al principio solo era un crush intenso, luego él notó mi existencia, que, de hecho, no fue para nada bueno. Yo llevaba una faldita corta, insinuándole que podía mirar mi culo las veces que él quisiera, un labial que manchaba mis dientes y un horrible peinado que mi mejor amiga Ava, había visto en una revista como del siglo pasado.

La primera vez que conseguí que me hablara, fue cuando me presenté a las pruebas para el equipo de animadoras, Ben fue el primero en decirme que le alegraba la idea de tenerme dentro del equipo, que nos veríamos muy a menudo. Pero me caí de espaldas en mi primer entrenamiento y me fracturé la columna, de allí, solo me saludaba con una sonrisa y un asentimiento de cabeza por los pasillos.

Hasta el verano pasado. Los chicos de último año habían organizado una fogata en el lago, después de tanto tiempo, Ben se acercó, les juro que esta vez yo no hice ningún esfuerzo, me sonrió y saludo. Estuvimos hablando durante toda la noche, era un completo encanto, hasta que la noche se hizo larga y era hora de volver a casa, él, por supuesto, se ofreció a traerme, yo llevaba a Ava conmigo, y como era costumbre pasar algún tipo de vergüenza delante de Ben, mi amiga vomitó su Jeep. A él no pareció importarle, de hecho, me ayudó con ella. Cuando llegamos a casa, agradecí que Mark no estuviese esperándome en la puerta. Como todo un caballero, Ben abrió la puerta del copiloto y me acompañó hasta la verja, estuvimos en silencio por un instante con sonrisitas y coqueteos en el aire, cuando llegó la hora de despedirnos, el muy esperado beso se acercaba, ya yo tenía mi boquita de pato preparada, hasta que las luces de la casa se encendieron y Mark salió por la puerta en pijama y un bate de béisbol que ahuyentó a Ben de inmediato.

—Aleja tu boca de mi hija, atleta. —Lo recordaba claramente, quise que la tierra me tragara y que ni siquiera me escupiera.

No supe de Ben durante el resto del verano.

Ahora, aquí me encontraba, nuevamente en la preparatoria de New Shena, empujando las puertas de cristales y en mi fuero interno rezando un padre nuestro para no encontrarme con el atractivo Ben Connor en sus pasillos.

Para mi buena suerte, fue a Ava a quien visualicé entre la multitud de estudiantes que iba y venía, era fácil dar con ella, unos ojazos grandes que bailaban debajo de unas largas pestañas y su cabello rojizo que caía en una melena por su espalda y se cernía sobre su pequeña cinturita.

—Si no te conociera pensaría que estás huyendo de alguien —Dijo una vez que llegó a mi lado y continuamos caminando.

Ava no era delicada, sutil, ni mucho menos una chica ordinaria. Por el contrario, era altanera, extrovertida y decidida. Le importaba poco lo que opinasen sobre ella, incluso si murmuraban que se comía lo que le apetecía, y definitivamente no estaba hablando de comida.

—De hecho, estoy huyendo. —Afirmé.

—¿Hay un cadáver? —Inquirió divertidamente horrorizada.

—Ben Connor.

—¿Ben Connor es el cadáver?

Me detuve y miré para todos lados.

—No idiota, estoy huyendo de Ben Connor.

—¿Por qué razón Huirías de Ben Connor?

—¿Podemos dejar de decir Ben Connor?

—Bien, ¿pero será cierto que la tiene pequeña? —La mire despavorida con los ojos abiertos como platos al darme cuenta de que algunos otros pares nos quedaron mirando—, ¿Qué? —Prosiguió a mirarlos a todos—. ¿Nunca han visto un aparato reproductor masculino pequeño? Solo tienen que mirarse desnudos al espejo.

—Ni siquiera conozco la longitud de su lengua. —Confesé—. ¿Cómo podría conocer el tamaño de su bencito...

—Cierto, entonces por eso estas huyendo de él. —Entendió a que me refería ¡vaya! Sin manzanitas—. Te mueres de la vergüenza.

—Pero sin poder morirme de forma literal, lamentablemente.

 Bufé, me ajusté la falta y nos despedimos al final del pasillo.

La señorita Watson nos recibió con su amable bienvenida, era alta, guapa y rodeaba los veintitantos, en dos o tres años pisaria los treinta.

—¿Cómo estuvo el verano? —Preguntó, recargándose sobre el borde del escritorio.

Fogoooso. —Respondió Sanders desde atrás con un meneo de hombros, provocando las risas de todos, incluso la mía.

—Fogosaaaas van a estar tus calificaciones este año si no dejas de dibujar penes en tus hojas de examenes. —Respondió de la misma forma divertida.

La clase transcurrió silenciosa y el timbre sonó poco después, provocando que la oleada de estudiantes cogiera sus cosas y abandonara el aula de clases, yo también lo hice. Las siguientes clases no fueron más que breves bienvenidas y mas de lo mismo, profesores tediosos y clases tediosas.

Cuando el mediodía llegó, ubiqué a Ava entre el resto de los de último año, a ella le encantaba socializar con todo el mundo, no es que a mi no, de hecho, entre todos nos conocíamos.

—Miren a quien tenemos aquí. —Bill Cooper, el pelinegro de ultimo año me miró, colocó su mano sobre mi cabeza y sacudió mi cabello—. June just June.

—¿Qué hay, Bill?

Se encogió de hombros y me unió al grupo.

—Nunca entenderé porque prefieres que te llamen June just June en vez de June Dagger.

—Un enigma sin resolver. —Sonreí, tirando del brazo de Ava—. ¿Nos vamos?

Mi amiga asintió y se acercó a mí, pero no lo suficiente, de hecho, quedó parada en frente de Bill, este la miró, ambos tuvieron unos segundos de coqueteo y miradillas que no entendí, hasta que Bill cogió su cuello y tiró de ella, estampándola contra su torso y acariciándola con un beso hambriento.

Yo quedé loca, shockeada.

—¿Qué fue eso? —Pregunté cuando Ava se separó y comenzamos a caminar.

Limpió la comisura de sus labios y sonrió con picardía.

—Solo nos estamos conociendo. —Se encogió de hombros, fingiendo restarle importancia.

—Ya veo que conoce bien tu boca.

Bill Cooper era alto, lleno de músculos y atleta. Estaba a la par con Ben, ambos peleando limpiamente por llevarse el liderazgo del equipo de futbol. Según sabia, eran buenos amigos, aunque no los mejores. Ben iba y venia con Hardin y Bill se la pasaba con Willbur.

—Y otras partes de mi cuerpo. —Comentó bajito.

Zorra, como si no la hubiese escuchado.

—¿Viste esos brazos que tiene? —Un suspiro—. Dios, quisiera que me ahorque.

—Voy a abstenerme de comentarios, gracias.

Avanzamos entre los de cuarto año y salimos de la cafetería, el cielo brillaba a través de las ventanas del primer edificio.

Mi teléfono sonó, lo saqué de mi bolsillo y el nombre de Mark bailó en la pantalla, estuve a nada de contestar, hasta que Ava me apretó la mano.

—Si yo fuera tú, caminaría por el otro pasillo. —Me advirtió tirando de mi brazo.

—¿Por qué haría eso? —Arrugué la nariz y levanté la cabeza.

Ben Connor venía en mi dirección.

¡Mierda!

¡¡¡MIERDA!!!

Apreté la mano de Ava con fuerza y cruzamos el primer pasillo que vimos, mas bien yo, quien la estaba arrastrando conmigo.

—¡June!

¡Jodida mierda!

Seguí caminando, yo me hice la que no había escuchado. Pero Ben no se quedó con ser ignorado.

—¡June just June!

¡Jodida mierda elevada a la potencia!

Me detuve de súbito, Ava también lo hizo, pero se estampó con la espalda de uno de los estudiantes.

¡Que asco! —Grito empujándolo—. ¿Acaso no te bañas? ¡Hueles a puerco!

El puerco se volteó, era un gordito de piel blanca, casi rosadita, de verdad si parecía un puerquito. Sudado, comiéndose un trozo de torta como si se la hubiese dado la mismísima Tronchatoro.

¡Perdóname vida! Por ofender a los pobres puerquitos.

—¿Qué te pasa, flaca anoréxica? —El sujeto se sintió ofendido y fue en busca de Ava.

Ben se interpuso, palmeando la espalda del chico.

—Tranquilo amigo. —Con su encanto le sonrió—. No pasa nada.

El nuevo amigo de Ben asintió, poniéndose rojo porque el mismo Ben Connor le había hablado, de paso, palmeado su grasosa espalda.

Mi amiga quedó cruzada de brazos, esperando el encontronazo.

Eventualmente, cuando todo se calmó, Ben me miró.

—Hola. —Saludé con una media sonrisa, pude haber jurado que tenia dos tomates estampados sobre mis mejillas.

—¿Estas ignorándome?

Negué con la cabeza.

—No te había visto.

Ben asintió.

—Escucha. —Comenzó con una sonrisa, prosiguió a humedecerse los labios y tirar con suavidad de las hebras de su cabello—. Con respecto a lo que pasó en el verano...

—Estoy muy apenada por ello, Ben. —Confesé—. Entiendo que no quieras saber nada de mí, de hecho, entiendo que no quieras estar medio metro cerca de mi...

—No. —Me interrumpió de tajo—. De hecho, quiero estar menos de medio metro cerca de ti. Ahora mas que nunca estoy interesado en esto y quiero demostrarle a Mark que valgo la pena para ti.

Espera... ¿Qué?

No, no...

Espera... ¡¡¡¿Qué?!!!

La respiración se me quedó atorada en la garganta.

Me quedé pasmada.

Vi maripositas revolotear por la cabeza de Ben mientras sonreía y una fila de dientes blancos se le formaban en una línea. Una luz particular lo iluminó, como si fuese el jodido príncipe de las películas.

Ben Connor estaba oficialmente pretendiéndome. ¿Saben cuánto tiempo esperé para esto? ¡¿Lo saben?!

Se me secó la boca, el corazón me latió como un loco y yo no hice mas que bailar como la conciencia amarilla de Lizzie Mcguire de lado a lado. En mi mente, claro.

La distancia que nos separaba, era menos de medio metro, mucho menos. Su colonia se me metió por las fosas nasales, embobándome por completo, atrayéndome más a él, casi, bailé un balls en mi ensimismamiento.

Sacudí la cabeza, Ben me miraba con una sonrisa preocupada. Lo comprendía, me había ido a otro planeta.

—¿Estas bien? —Preguntó y arrugó las cejas.

Su sonrisa no se desvaneció por ningún momento.

—Si. —Fue lo único que respondí, el resto de las palabras se me quedaron atoradas en la garganta.

—¿Escuchaste todo lo que dije?

Asentí rapidito, casi me sentí una maniática, pero con el corazón latiéndome así, a cualquiera le pasaba.

—Entonces. ¿Te parece bien si te voy a visitar esta noche?

—¿Visitar? —Pregunté—. ¿Cómo ir a mi casa, hablar de cualquier cosa y besarnos la boca? —Dije eso ultimo en voz alta ¿Verdad? ¡¿Verdad?! —. Me refiero, visitarme, claro...

Ben expandió su sonrisa, si sus mejillas estaban coloradas, no me quería imaginar las mías.

—Bueno, lo de besarnos me parece una buena idea. —Me gustaba que se mojara los labios—. Pero asegúrate primero de esconder todos los bates de tu casa, ya sabes, no quiero salir herido.

—June, mis padres están aquí. —Mi amiga interrumpió aquel momento incomodo romántico.

—Tengo que irme.

Ben asintió, acercándose a mí y plantándome un beso en los dos cachetotes. Yo fui al cielo y vine.

—¿A las ocho te parece bien?

—A las ocho está bien para mí. —Dije, y me despedí con una sacudida de manos en el aire.

—¡Pero miiiiirala! —Ava chocó mis caderas mientras nos apresurábamos hasta la salida—. Tienes al mismísimo Ben Connor comiéndote las nalguitas.

—Aprende, aficionada. —Me encogí de hombros y ambas reventamos en risas.

Corrimos a través del pasillo, empujamos las puertas de cristales y visualizamos el estacionamiento.

—No veo el auto de mis padres. —Se puso de puntillas, mirando sobre las cabezas de los estudiantes—. ¡Mira! —Señaló con el dedo—. Allí está el auto de Mark... Pero.... ¡Oh mierda! Ese no es Mark.

Busqué con la mirada la camioneta vieja, era muy particular entre tantas, el color amarillo era uno de mis favoritos y, su latonería estaba pintada del mismo.

En efecto, esa era la camioneta de Mark, pero, definitivamente ese no era Mark.

Un sujeto salió por la puerta, como en cámara lenta, llevaba gafas de sol y el cabello alborotado, el negro lucía bien sobre su cabeza. De lejos, se notaba que medía unos centímetros menos del metro ochenta. Su piel morena brillaba con los ligeros rayos del sol.

Cruzó el auto, caminaba como si el mundo girara en torno a él, con gallardearía y arrogancia, se robó un par de miradas de chicas que cotilleaban y gais que por el lado le pasaban.

Se acercó hasta donde yo estaba, casi me olvide de la presencia de Ava, del mundo entero, hasta que me dio con el codo para que reaccionara.

—Hola guapas. Estoy buscando a June Dagger. ¿La conocen? —Con esa voz, evocaría a una rebelión.

Mi mejor amiga me señaló con el dedo acusador, estupefacta, al igual que yo. ¡Esa perra! Si me venían a secuestrar, me echaba de cabeza.

El hijo de Ares, eventualmente y, luego de un instante, se quitó las gafas de sol. ¡Jesucristo! Sus ojos grises que, al cabo de un instante, se iluminaron verdosos y me escudriñaron hasta el alma, me barrió el cuerpo entero con esas esferas que brillaban.

Pareció sorprendido, pero, luego de pasarse la lengua por los labios, una sonrisa lobuna se le ensanchó en las comisuras.

—Hola, June. Soy el tío Kaegan.

¡Me cago en la... que comienza por P y termina en A!

joder.

Se me cayeron las bragas.


¡ESPERO LES HAYA GUSTADO!

La bienvenida merece 500 votos y 400 comentarios

¿Será Kaegan quien ponga fin a los sentimientos de June por Ben Connor?

Lo sabremos en el siguiente episoio de esta loca y divertida historia de June y sus bragas. 

No olviden seguirme para poder leer las escenas restringidas, besitos. 

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