Capítulo 16



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CAPÍTULO 16

El error que terminó con mi vida

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Mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cintura, ese pequeño pedazo de papel capturó el momento perfecto en que su risa y mi felicidad llenaron el ambiente. La luz de la cabina de fotografía se plasmó con más fuerza en su rostro, dándole mayor relevancia dentro de la misma, en tanto que sus ojos reflejaron la profundidad de su amor al mirarme. De este modo, compartimos un momento de dicha que habría podido perdurar por siempre.

Es como si hubiéramos estado dentro de una burbuja y ajenos al infierno, que una fotografía sería capaz de librar más tarde.

Recostado de espaldas al suelo, entre una nube torrencial oscura que tiñe mi campo de visión, Ji Ho a mi lado intenta alcanzar la imagen, como si fuera más importante que aferrarse a la vida. Pero apenas consigue mover los dedos. Luego contempla hacia el último sitio en el que estuve. Hay desesperación en tan simple gesto, como si quisiera indicarme que la tome en su lugar. Veloz, su mirada empieza a empañarse, hasta que deja de respirar y se queda muy quieto.

El suplicio de ni siquiera poder alcanzarlo, aun encontrándose tan cerca, me abruma.

No puedo moverme. Mi cuerpo no responde.

Después hay caos. Voces que vienen y van, cuestionándose sobre lo que acaba de suceder.

Para ellos Ji Ho solo era eso, un chico y un potencial asesino. Por el contrario, para mí, significaba todo lo que tenía que ver con la vida; la mía.

Pero justo cuando estoy a punto de tocarlo, alguien lo aleja de mí. Grito su nombre, sin embargo, las palabras a través de mis labios salen convertidas en un pésimo murmullo.

«Por favor, si hay alguien. Cualquier divinidad. Estoy dispuesto a ofrecer lo que sea, incluso mi existencia, si eso asegura la suya».

—Ya es tarde —dice una voz, como si hubiera sido capaz de escuchar mis pensamientos. No lo reconozco, sino hasta que añade—: Terminar con la existencia de una parca es simple, solo tenía que esperar por el momento justo en el que ya no pudieras moverte, y entonces cumplir con la misión que me atribuyeron sería fácil, pues tú ya no estarías para tratar de matarlo. Sin embargo, recordé algo... Yo tenía que salvar a la persona que acabó con mi existencia en el mundo terrenal, ¿no es eso gracioso? No me mires así, ¿qué habrías hecho tú en mi lugar?

Patea algo que está cerca de mí, pero no sé lo que es.

—¿Tienes idea de lo que sentí, hyun, al verte intentar salvarlo una y otra vez? Traición. Aunque tampoco sabías, ocurrió justo después de que él te encontrara sin vida en el baño de la escuela. Llegó como un loco mientras yo estaba con esos tres, y debió escuchar a Ji Woon preguntarme por lo ocurrido con la fotografía esa mañana, pues ellos sabían que la tomé después de que nos peleamos en la azotea, aunque tampoco tenían el conocimiento de que otra persona se hizo con ella algún tiempo después. No obstante, debió esperar un momento más, de esta forma habría descubierto que no fui yo quien la publicó. En su lugar, me empujó. Y tú dirás, ¿alguien tan pequeño como él? No fue el momento oportuno para encontrarme cerca de la fuente. Resbalé, y es lo último que recuerdo.

Eso no habría ocurrido si, desde el comienzo, le hubiera contado a Ji Ho toda la verdad con respecto a mis amigos. Estoy seguro de que se habría detenido el momento justo para descubrirlo, y así evitar que Do Jun muriera.

—Do Jun. —Consigo pronunciar su nombre mientras busco a tientas a Ji Ho, pero lo único que hago al final, es empujar esa fotografía de nosotros dos con las yemas de mis dedos.

Do Jun se percata de ella por ese motivo, la levanta y observa con atención.

—Debí suponer que había otra parecida. —Hay un momento de silencio, en el que desearía contar con la fuerza para, por lo menos, poder hablar. Pero ya no me quedan energías—. Aunque no me creas, no fui yo quien publicó esa otra. ¿Recuerdas a esa chica, Ha Eun? Supongo que la culpa le hizo pensar que serviría de algo evitar que ese chico te siguiera, y ahora se la pasa vigilándolo como si fuera un puto ángel guardián. Si al menos tuviera idea de lo que sus celos hacia ti ocasionaron, sería ella quien esté en nuestro lugar. A fin de cuentas, Ha Eun causó todo esto.

Escucho que da una vuelta a mi alrededor. Hay veces, como ahora, en las que no puedo ver nada más que manchas.

Una parte de mí, conserva la esperanza de que Ji Ho esté vivo, pero la otra recuerda su pecho inmóvil y también mantiene presente el sonido del silencio ensordecedor que llena el aire, confirmando una terrible verdad que me niego a aceptar.

—Lo que está pasando, es un castigo por nuestras malas decisiones. Setenta y siete, Kim Ji Ho, Danhobak, ocho y veinte y seis de la noche. —Debe haber encontrado mi esfera en algún rincón del baño, y es esa información la que obtiene a través de la misma—. Se supone que nuestra misión estaba relacionada con el error que nos mataría.

Ji Ho no fue el error que terminó con mi vida, sino mis decisiones con respecto a lo que sentía por él. Mi indecisión y la falta de valor que tuve al no aceptar mis sentimientos y a mí mismo. Tomé la salida rápida, y me llevé a unos cuantos más por el camino sin imaginarlo.

Al igual que Ji Ho antes de empujar a Do Jun, ambos debimos detenernos un instante a pensar en lo que estábamos a punto de hacer a continuación. En las consecuencias.

—No había más información. Los orbes de luz nos dieron una misión imposible. La mía tenía que ver con algo que tú sujetaste por última vez, y todavía no era capaz de entenderlo, sino hasta ahora. Espero sepas perdonarme, hyun.

«Tenías que salvarlo.Entonces, ¿por qué lo estás dejando morir?», pienso con desesperación.

Aunque ya no puedo sentir nada y apenas veo, tampoco necesito comprobar que el sitio y la hora de su muerte se han realizado tal y como Do Jun leyó.

Finalmente, no tuve otra alternativa que cumplir con la misión de llevarme al chico que me amó, pero su partida acaba de dejarme un vacío que no sé si alguna vez se llenará. El precio que pagué fue extremadamente alto, perdí al amor de mi vida, a mi hermano Do Jun, y a toda mi familia. Me pregunto si alguna vez encontraré paz en mi corazón después de que las divinidades me hayan guiado en esta injustificada misión.

El resentimiento es un plato que se saborea con amargura; un bocado que se incrusta al paladar y se convierte en infierno, condenándonos a un pesar de soledad eterna.

Al final, creo que habría sido mejor morir como un héroe, que vivir como el villano. Aunque ninguna de las dos se esté cumpliendo en mi caso.

Pienso en los momentos en los que Ji Hovolvió a sonreír, y es probable que sean el detonante que me devuelve la sensación de dolor en todo su poderoso esplendor. Ya no sé si estoy gritando, o dentro de un estado semiinconsciente. Pero es mi pecho volviéndose loco, otra vez.

Pam. Pam.

Miro hacia el lugar en el que Ji Hose derrumbó. Lo rodea una mancha roja en el suelo. Por otra parte, ya no veo a Do Jun, ni a mi propio cuerpo.

«¡Despejen!»

Policías entran y salen del baño, algunos todavía portan armas cuando se acercan a examinarlo.

«¿Está muerto?» Alguien pregunta.

El que apretó el gatillo, —lo reconozco porque apenas se ha movido y además le tiembla la mano—, traga saliva con fuerza y responde:

«No está respirando».

Mis ojos, agotados, ansían cerrarse.

«Despejen».

—Ji... Ho.

No me hagas esto.

La imagen se distorsiona.

«Despejen. Despejen...».

—¡Kim Ji Ho! —grito y todo alrededor se desvanece.

«Uno, dos, tres. ¡Despejen!»

Abro los ojos.

Es difícil mantener los párpados despegados por demasiado tiempo. Pesan, y la luz tampoco es de gran ayuda.

¿En dónde estoy?

Esto no es el baño de Ji Ho.

¿En dónde está él?

Tampoco parezco estar de vuelta en «Lejos del mundo terrenal». Hay demasiada luz.

—Despertó.

—¡Bendito sea Dios!

Un rostro desconocido se posa en frente del mío, pero no está claro. No consigo enfocarlo. Sin embargo, sostiene en las manos lo que parecen ser dos pequeñas planchas, y que rápidamente aleja de mí.

—Bienvenido de vuelta, Jun Seo.

Las voces vienen y van. El dolor lacerante todavía me presiona el pecho y apenas puedo respirar. 

A lo lejos escucho un pitido, pero estoy tan cansado que permito a la oscuridad arrastrarme con la última imagen que tuve de Ji Hoplasmada en mi memoria.


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Ji Ho... 😭

¿En dónde estará ahora Jun Seo? 😳

Nos falta poquito para el final 😫💔

Palabras en el capítulo: 1481.

Palabras totales: 24082.


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