Capítulo 7
Elizabeth había estado ocupada cuidando del gatito que había encontrado en el callejón. Lo había llamado "Mischief" y se había enamorado de su personalidad juguetona y curiosa.
Un día, mientras estaba sentada en el sofá con Mischief en su regazo, sonó el timbre de la puerta. Era Taylor.
— ¡Hola!—Dijo Taylor, sonriendo al ver a Elizabeth con el gatito en su regazo. ¿Quién es este pequeño?
— Mischief,—respondió Elizabeth, sonriendo—. Lo encontré en el callejón hace unos días.
Taylor se sentó a su lado y acarició la cabeza de Mischief.
— Es adorable, comentó.Pero ¿por qué no has venido a visitarme en estos días?
Elizabeth se ruborizó.
— Lo siento —expresó—.He estado ocupada cuidando de Mischief.
Taylor sonrió.
— No te preocupes—contesto, Entiendo. Pero ¿puedo ayudarte a cuidar de él?
Elizabeth sonrió.
— Me encantaría —respondió.
Juntos, Elizabeth y Taylor jugaron con Mischief, lo alimentaron y lo cuidaron. Fue un día divertido y relajante para los tres.
Mientras jugaban, Taylor se dio cuenta de que se sentía muy cómodo con Elizabeth y Mischief. Se sentía como si fuera parte de una familia.
—¿Sabes?, —comentó Taylor, mirando a Elizabeth y Mischief. Me siento muy feliz cuando estoy contigo.
Elizabeth sonrió.
—Yo también me siento feliz cuando estoy contigo.
Taylor se inclinó hacia ella y la besó suavemente en la mejilla.
—Me alegra —dijo con una voz tenue.
Mischief, que había estado durmiendo en el regazo de Elizabeth, se despertó y comenzó a maullar.
—Creo que alguien quiere atención, expresó Elizabeth.
Taylor se rió y acarició la cabeza de Mischief.
—Sí, creo que tienes razón—comentó.
Juntos, los tres se sentaron en el sofá y disfrutaron del resto del día, jugando, riendo y pasando tiempo juntos.
— Pasamos una muy buena tarde hoy.
Enunció Taylor con un contento en su voz.
— Si, todo fue divertido pero que haremos ahora —Murmuró Elizabeth.
— Tal vez, ¿bailar? —argumento Tay.
— Pero tengo dos pies izquierdos además no quiero pisarte. Admitió Liz.
— Veamos yo te enseño, pero por las dudas mejor quitate el tacón no queremos arriegarnos a corta edad.
Respondió Tay en un tono bromista.
Ambos comenzaron a bailar con un ritmo lento, dando vueltas en el espacio vacío. La música parecía envolverlos en un abrazo cálido, y sus movimientos se sincronizaban con perfecta armonía. Al final, Elizabeth tomó ritmo y, guiada por Taylor, parecía saber exactamente qué hacer en todo momento.
Se tomaron las manos, y sus sonrisas se reflejaron en los ojos del otro. Hicieron bromas y se rieron, y por un momento, parecía que solo ellos dos existían en un mundo lleno de miedo, crueldad y abuso.
La guerra había azotado el país durante años, y la gente había perdido la esperanza. El gobierno buscaba el poder y el dinero, y el oro era el objetivo principal. Por eso, Elizabeth había tenido que trabajar en una mina, buscando algo que pudiera ayudar a sus padres a pagar la gran deuda que habían acumulado.
En ese tiempo, las escritoras eran pocas y valientes, y Elizabeth no era la excepción. Aunque carecía del miedo y el rechazo que muchos otros sentían, sabía que el camino no sería fácil. Sus padres la habían apoyado siempre, pero también sabían que la vida de una escritora no era fácil.
Mientras bailaban, Taylor y Elizabeth parecían haber olvidado todos esos problemas. Se movían al ritmo de la música, y sus sonrisas se reflejaban en los ojos del otro. Era como si solo ellos dos existieran en un mundo lleno de problemas y desafíos.
— Me encanta bailar contigo—dijo Taylor, sonriendo.
— A mi también, respondió Elizabeth, riendo. "Me siento como si estuviera volando".
Taylor la tomó por la cintura y la hizo girar, y Elizabeth se rió y se sintió libre. Por un momento, olvidó todos sus problemas y se dejó llevar por la música y el momento.
Y en ese momento, supo que estaba enamorada de Taylor. Y sabía que él sentía lo mismo por ella.
Querido lector aunque tu también carezcas del miedo por publicar tu libro o algo más, recuerda que muchas personas no tuvieron esa oportunidad de cumplir ese sueño.
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