🔺 Discusión 🔺

—No podemos extraer algo que no sabemos qué es. Parece parte de tu piel.

—Hablaremos de eso luego, ahora mismo tenemos serios problemas y se nos vendrán muchos más encima si no hacemos algo.

Blair y yo miramos a mi papá.

—Ese tal Benjamín, colega de tu mujer, está infectado. En eso no te equivocaste, pero eso no es lo peor, acaba de fugarse del hospital y la policía está buscando rastrearlo.

—¿Y eso por qué tiene que importarme?

—Si infecta a alguien más o lo atrapan y descubren lo que hay detrás de él, todos nosotros corremos peligro.

—Son ustedes quienes corren peligro, no nosotras. Después de todo, el culpable de todo lo que está ocurriendo fue el maldito de tu padre.

—Es cierto que mi padre fue el culpable, pero no es algo que podamos cambiar. Todos en mi familia hemos luchado arduamente para mantener el control de esto, no tienes ni idea de lo que nos hemos cohibido, como para que por la culpa de ustedes se eche todo a perder. No pienso arriesgar a mi esposa y mis nietos por ustedes.

—Qué conmovedor. Entonces, ¿qué harás al respecto? ¿Piensas tomar el lugar de tu padre para mantener todo “bajo control”?

—No es momento de discusiones. ¡Estamos en el mismo maldito barco! — intervine—. Todo esto nos afecta directa o indirectamente. Entiendo ambos puntos de vista, pero en estos momentos no necesitamos pelear entre nosotros, debemos actuar y es ya. Necesitamos una solución a este problema.

—Yo tengo la solución perfecta para arrancar el problema de raíz. Ese tipo no es uno nuestro, por lo que ese miserable debe ser exterminado cuanto antes. Ustedes podrán seguir con la vida tranquila que llevaban hasta ahora y nosotras también.

—Eres una maldita… — escuchamos la voz de Leonor, y todos la miramos a ella—. En lo único que piensas es en ti y en tus propios beneficios, porque seamos honestos, si has llegado a esa “solución”, como le llamas, ha sido porque te arde que lo prefiera mil veces a él antes que a ti.

Esto no va por buen camino. Puedo sentir que la hostilidad se ha elevado en el cuerpo de ambas. Hace unos momentos estuvieron juntas, ¿cómo es posible que no haya sido suficiente para unirlas más y mantenerlas tranquilas? Aquí debe existir algo más grande, pero ¿qué podría ser?

—Para ti la mejor solución a todos tus problemas es acabar con la vida de los que consideras que son un estorbo para ti, porque eres una miserable cobarde que no tolera perder el control de la situación o que alguien esté por encima de ti. Juegas a ser Dios, creyéndote que puedes decidir sobre quién vive o quién muere, pero no eres más que una perra engreída con aires de superioridad, que no acepta su realidad de que no eres nadie y que no vales una mierda.

—Vaya, quién diría que la misma que estuvo hace unos minutos rogando que despertara y usando mi muslo para darse placer hasta correrse, a pesar de verme convaleciente, es la misma que se atreve a juzgarme por el modo de hacer las cosas y por cómo soy. Qué cosas, ¿no? Siempre habla quien menos puede.

El rostro de Leonor se enrojeció, podría jurar que hasta las orejas y el cuello también. Mi padre y yo no sabíamos dónde meter la cara, pues estábamos en medio de una discusión de pareja.

—Pues no pienso actuar como la más decente, no es mi estilo, lamentablemente en eso no nos parecemos. Ahora bien, respondiendo a tu habladuría, debo darte la razón, pues no te equivocaste en casi nada de lo que dijiste, a excepción de una cosa. Quien se siente ardida aquí eres tú, porque por más que te moleste y te joda aceptarlo, esta perra engreída con aires de superioridad es la que te hace mojar las bragas sin siquiera tocarte.

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