Claude
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No sabía si los recesos marcados por los gobiernos a los colegios eran para hacer que los estudiantes se relajaran o simplemente se estresara aún más, se podría decir que Claude no era uno de los tantos chicos que anhelaban la hora del almuerzo para correr por los jardines y jugar un partido de futbol con chicos de grados superiores, o simplemente para disfrutar el agradable almuerzo que sus madres pudieron preparar para ellos, se podría decir más bien que él odiaba esa hora de descanso, su padre lo mantenía a raya cuidando cada uno de sus pasos incluso la forma en que respiraba.
Pero ajo estaba él escuchando a su padre discutir por el móvil seguramente con su madre y eso no era novedad, por lo menos para él, todo estudiante que pasaba cerca de ellos miraban el como padre eh hijo se parecían demasiado y corrían casi al instante en que el profesor llamaba "perra" a quien sea con quien estuviese gritándose por el móvil. Miro sobre su hombro a su padre darle la espalda y el pobre no hizo más que suspirar.
-Claude.- le llamo el mayor, él rápidamente se puso de pie para mirarle lejos del respeto o de la intimidación solo no quería problemas. -Esta noche no llegare a cenar, dile a la perra que tienes por madre que ni se moleste en esperarme.- dijo guardando el móvil en el bolsillo de su pantalón.- ¿Me escuchaste?
-Debiste pensarlo dos veces antes de meterte con mi madre.- le dijo serio, su padre alzo una de sus manos. El menor pensó que por aquello recibiría un castigo, más al abrir los ojos su padre había colocado una de sus manos sobre su cabeza.
-No hay día en que yo también me lo repita.- le dijo con burla.- y tampoco hay día en que no deje de lamentarme por el maldito preservativo roto, delo contrario ahora no tendría que lidiar con un estorbo en mi vida.
-La mentó ser un estorbo al que debes mantener.
-No hablaba de ti, sino de la mascota que tenemos en casa.- el castaño aparto su mirada, en su casa no había ninguna mascota, era evidente que se refería a su madre.
El timbre para regresar a clases se escuchó su padre le palmeo el hombro un par de veces para retirarse a su salón, pero Claude quedo parado en aquel lugar, en cierta parte él sabía que si sus padres estaban juntos era solo por culpa de él, su madre había sido extremadamente clara, el solo era producto de una maldita noche de desenfrenó y un condón roto, pero que gracias a él pudo unir su vida a la de un hombre que le poblaría de riquezas, un sueño que se fue a la mierda en cuanto Arnold su padre dejo a su familia y sus estudios para terminar siendo un patético profesor de química en una colegio simple y sin gracia.
Suspiro un par de veces, moviendo los brazos y mirando al cielo, no tenía por qué pensar en esas cosas, no ahora ya no más suficiente sufrió en la infancia para que ahora esos dos arruinen su adolescencia. Con paso acelerado subió los escalones, pondría la excusa de que su padre necesitaba hablar con él sobre asuntos personales, pero antes de poder llegar a la clase, observo a cierta compañera rubia estar sentada fuera de la oficina del director.
-¿Melody?- la nombrada le miro, su ropa estaba sucia llena de restos de comida.- ¿Qué paso?
-Un accidente en la cafetería.- dijo con naturalidad.- un idiota del grado superior me pellizco el trasero y yo le di una patada en aquella zona reproductiva y su novia me tiro un refresco, yo le tire un trazo de tarta y te darás una idea.
-Supongo que no es para nada una linda forma de empezar tu primer día-
-No... fue más divertido, ahora mandaran a llamar a mis padres, pero mi hermana atenderá la llamada y vendrá a traerme ropa limpia.
-¿Tu hermana?
-Es algo difícil de explicar es un trato que tenemos a mí no me conviene que mis padres se enteren y me castiguen, mi hermana y yo confabulamos para que pueda salir a altas horas de la noche de casa y...
-S-se me hace tarde.- le interrumpió, la rubia hablaba demasiado yéndose por las ramas que hasta cierto punto le mareaba no deseaba enterarse de la vida de sus compañeros de clase o verse siquiera enterado de sus problemas.
Melody solo observo como él se alejaba rápido hasta entrar al salón, Claude le resultaba una persona interesante, demasiado por extraño que pareciera con su primer encuentro en la clase de literatura, sentía que ese chico seria su mejor amigo o por lo menos él confiara su vida a ella.
Bridgette se sentó sobre la fuente que estaba en medio del patio del colegio, odiaba las matemáticas y sobre todo odiaba los exámenes sorpresa, su profesor no tuvo una mejor idea que medir sus habilidades matemáticas con un examen el primer día de clases, sabía que solo una de las quince respuestas era correcta, la ley de los signos era algo que se aprendía desde primaria... soltó un gran bostezo, mientras estiraba sus manos al cielo, el sueño casi se había esfumado de ella estaba más lucida y las palabras de los profesores ya no sonaban como un lenguaje extraterrestre en su cabeza.
Sus labios se deformaron a una amplia sonrisa, sin quererlo su mente se transportó a una escena del programa que veía anoche, el guapo samurái raptando al amor de su vida, y mientras cabalgan sobre el hermoso caballo blanco profesando las más puras, rosas y empalagosas palabras de amor, no pudo evitar suspirar largamente. Una paso se sacudió ligeramente frente a ella trayéndola de regreso a la realidad, Olivia le miraba extraño como si tuviese un bicho en la cara.
-¿Me escuchaste?
-¿Perdón?
-El profesor de Algebra quiere verte.- repitió, la azabache le miro con duda.- tal parece olvidaste algo muy importante en el examen.
-Y quien no olvidaría una ecuación tan compleja como las que aplico, yo creo que ese profesor debería de dar clases en una universidad.- Olivia se contuvo a reír por el comentario.
-Supongo que la misma persona que olvido poner su nombre en el examen, anda ya o tendrás problemas.
Bridgette abrió los ojos de par en par al escuchar aquello... ella no podía ser tan despistada...¿o Sí? No, seguro era un malentendido ¿Verdad? Ella no olvido poner su nombre en el examen... ella no... su mente se transportó a sus recuerdos momentos atrás, donde se encontraba respondiendo el examen, recordó que dejaría su nombre al último lo mejor era intentar responder esas ecuaciones, nadie olvida poner el nombre... excepto ella.
Desligo las piernas de su lugar levantándose a gran velocidad tomando sus cosas... ese momento era tan vergonzosos como la vez que en secundaria olvido responder la parte trasera del examen tras responder dos preguntas pensando que eso era todo. Sin quererlo choco contra alguien, ella no le miro solo siguió corriendo hasta llegar donde el profesor.
Félix se quedó mirando a la torpe chica correr, una disculpa no hubiera estado de más en ese momento, sin duda alguna él día seria pésimo, no solo con lo sucedido en la mañana, ahora porque era casi acosado por sus compañeras de clase, las chicas no eran nada discretas en cuanto llegaba a pasar cerca de alguna, y para ser honesto, su padre no era tan famoso para causar tanto revuelo, era por Paulette la esposa de Gabriel Agreste la modelo más destacada de toda Francia en menos de cuatro años.
-Su madre será una de las concursantes del Mis universo este año y modelara diseños únicos y exclusivos.
-Es tan joven, realmente no puedo creer que tenga un hijo de esa edad ¿A qué edad lo tendría? ¿A los nueve?
-Si se ha operado, tiene al mejor cirujano de todo el mundo, no parece haber sido madre.
Si, ciertamente los comentarios no eran por ser hijo de Gabriel Agreste sino porque aparentemente era hijo de Paulette Agreste, Félix realmente no tenía nada en contra de la esposa de su padre, la respetaba, sí, lo que muchos no sabían y eso fue gracias a que todo fue en extremo secreto era que Paulette y su padre no tenían años de casados sino que dentro de poco cumplirán dos años de haberse unido en matrimonio.
Bajo la mirada con cansancio, jamás en su vida había tenido el deseo infantil de que las clases terminara y el pudiera correr a su casa y encerrarse en su habitación hasta que el sol saliera al día siguiente. Al abrir sus ojos encontró un gafete tirado...
-Bridgette Cheng.- dijo su nombre, seguramente debió de habérsele caído cuando choco con él y no se giró para disculparse. Guardo el gafete en su bolsillo, lo regresaría al finalizar el descanso a fin de cuentas la chica de largas coletas se sentaba a su lado.
El resto del día paso, rápido para algunos, lento para otros, eterno para muchos pero al final él día termino, Claude salió del colegio de forma natural, no fue que la tranquilidad se esfumo cuando alguien le golpeo sin querer, observo a su padre correr escaleras abajo con el móvil pegado a su oreja y entrar en tiempo record al auto, las palabras: "estúpida" y "que has hecho" activaron una pequeña alarma en su interior, seguramente su madre había echo alguna tontería por la discusión, el miedo le dio un helado abrazo que provoco el color se fuera de su rostro y la escena de una fuerte discusión apareció en su mente.
La última llamada que recibirás de mi parte es cuando esté a punto de morir.
Claude corrió, corrió tanto como sus piernas lo dejaron, más de una vez estuvieron por arrollarlo ya que no se fijaba al momento de cruzar las calles, su madre no pudo haber cometido alguna locura, sabía que lo despreciaba, sabía que incluso se arrepentía de haberle dado la vida pero a fin de cuentas era su madre y él a pesar de todo la adoraba, a ella, a su padre, eran su familia, si, el podría ser un masoquista por soportar todo aquello.
Al llegar a su hogar todo parecía normal, el auto de su padre no estaba y su vecina la señora Olga, una mujer de edad avanzada que disfrutaba de esparcir los últimos chismes que ocurrían dentro y fuera del vecindario se encontraba en total calma sentada a fuera de su casa disfrutando el tiempo, estaba seguro que si algo hubiera pasado o si su padre hubiera llegado de forma descontrolada, esa señora lo hubiera interceptado para ser la primera en enterarse de que problema era presa ahora la familia Toussaint.
La puerta se abrió sin problema alguno, todo estaba en completo silencio, era como estar dentro de una casa abandonada, los ruidos en la cocina junto a la voz de su madre le hicieron respirar aliviado, pero, si su madre estaba bien ¿Dónde estaba su padre? Dejo sus cosas aun lado de las escaleras que conectaban al segundo piso para ir con su madre. Lo primero que vio al acercarse más fue una olla sobre la estufa... ¿Sopa? Se preguntó, su madre odiaba la sopa, el igual el único que la amaba era su padre... algo no estaba cuadrando en ese momento. Una lechuga pareció ser lanzada de la nevera a la pared contraria, su madre tenía medio cuerpo dentro de la nevera mientras arrojaba todo lo que podía tras de ella.
-Mamá...- le llamo, la mujer de cortos cabellos castaños ondulados y ojos verdes se levantó para mirar a su hijo, tenía los ojos rojos e hinchados, señal de haber llorado demasiado, su vestido celeste el último regalo de aniversario por parte de su padre estaba manchado de grasa y mostaza y sus cabellos parecieron haber sido atacados por algún tipo de ensalada voladora.- ¿Qué te paso?
-¡El hijo bastardo ha regresado!- exclamo la mujer, palabras torpes, una alegría cargada de hipocresía y torpeza, su torpea andar delataba que había bebido nuevamente. - ¡Amor vamos, toma tu lugar la cena esta lista!
-Mamá yo...- sin poder objetar su madre le tomo fuertemente del brazo obligándolo a sentarse a la mesa, su madre coloco un plato y una copa frente a él.- Gracias...
-No empieces tu padre entrara dentro de poco y podremos festejar nuestro aniversario de infierno junto a nuestro bastardo...- ella comenzó a servirle "sopa" en la plato, no era más que una mescla de agua hervida y...fotografías... observo el mueble junto a la estufa un álbum de fotografías destrozado. Claude se levantó de la mesa empujando la silla hasta dejarla caer tras de si, su madre le quedo mirando en silencio con los ojos entre cerrados.- ¿Qué...?
-¡Papá dijo que no vendrá a casa!- exclamo de golpe.- también dijo que esperarlo no valía la pena.
Silencio, cruel silencio que termino desatando la furia de su madre, ella grito, maldiciendo a su esposo, maldiciendo a su hijo, lanzando todo lo que tuviera a su alcance contra el pobre chico que solo quería escapar, y lo logro a tiempo, tomando la olla que aún estaba sobre la estufa hirviendo e importándole poco, la tomo con ambas manos y la arrojo en dirección a Claude, él había logrado salir de su alcance y correr escaleras arriba, para encerrarse en su habitación, en esos momentos, esa mujer no era su madre, sino una desquiciada que buscaría drenar su ira con lo primero que se pusiera frente a ella.
Claude no tenía por qué soportarlo, y no lo iba a soportar, de uno de los cajones de su cómoda saco un rollo de billetes en dólar, novecientos para ser exactos, abrió la ventana de su habitación y escapo de casa con la ayuda de un árbol cercano, la señora Olga tenía la oreja puesta contra la puerta de su casa, los gritos de su madre se escuchaban afuera.
-Claude hijo ¿Qué pasa con tu mami?- pregunto la mujer, el castaño torció los labios.
-Mis padres tiene su "aniversario de bodas" papá no cree conveniente que este en casa ahora.- respondió, la anciana parecía avergonzada, ella juraría que la mujer de la casa se había vuelto loca.- que tenga una buena tarde señora Olga.
La mujer regreso a su hogar, Claude tomo un rumbo diferente llegando a lo que parecía ser una vecindad mal cuidada, donde las paredes se caían a pedazos, llego hasta una puerta donde un señor tatuado, de larga barba y cabello cano parecía cuidar el lugar.
-Doy un dólar, tomo un dólar.- dijo.
-Recibo un dólar, apuesto un dólar.- respondió, golpeo la puerta por lo bajo tres veces y esta se abrió.
El olor a tabaco, alcohol y posiblemente droga, aunque no lo descartaba le dio de golpe apenas cruzo la puerta, el lugar era sombrío, una morada de delincuentes y estafadores , al centro de la habitación hombres y mujeres gritaban mientras sus manos en alto sostenían algunos billetes, en ese lugar un par de gallos en cadenados el uno al otro por el cuello, y por las patas a unas sillas peleaban entre si comenzando formar un pequeño charco de sangre entre picoteos y arañazos que se proporcionaban.
-Doscientos al de plumas negras.- dijo entregando la cantidad dicha a un señor sentado con todas las apuestas frente a él.
Aquel era el lugar que hace poco le había dicho a Félix que era entretenido para pasar el tiempo, donde las apuestas ilegales eran equivalentes a jugar con fuego y donde la semilla del infierno comenzaría a germinar.
Notas finales:
Un final de capitulo dramático muajajaja, más que nada este capítulo narro sobre cómo fue la vida de Claude, y por qué termino en el mundo de apuestas ilegales, su vida nunca fue color de rosa u.u hasta la llegada de Estefan. El suceso de Bridgette y el examen de la secundaria estaba sado en hechos reales, xD si me paso una vez y no conteste la parte trasera del examen (osoniveluniversidad)
Espero les gustara.
Dudas, preguntas, aclaraciones lo que sea todo es bienvenido
hasta la próxima actualización
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