V

Luego de dos horas arreglándome con ayuda de dos estilistas, uno podía ver el excelente trabajo en mi aspecto. Desde el recogido que tenía mi cabello, que era sujetado por una pequeña tiara de plata incrustada con diamantes formando la imagen de una luna, como centro. El maquillaje era sencillo que solo cubría algunas imperfecciones de mi rostro. Y el hermoso vestido recto de color blanco, mostraba en la manga y la basta, un bordado a homenaje de los frisos de barro que tenía la ciudad de Chan Chan. Agradecía que mi prima Killari aceptara encargarse de mi atuendo, ya que ella conocía perfectamente mi estilo y el protocolo con la vestimenta de la familia real y bueno, no tenía cabeza para pensar en nimiedades, pero que para muchos era importante.

No iba a negar que me inquietaba un poco, la reacción del pueblo ante las noticias que anunciaríamos el día de hoy. Era la primera vez que una mujer iba a tener el poder de una monarquía parlamentaria que por muchos años solo lo tuvieron los varones y me sentía honrada, como también con miedo. Había aprendido a liderar grupos pequeños de diez personas como de cien o miles, sin embargo no un territorio de casi treinta y tres millones de ciudadanos. He dado conferencias, seminarios y ponente en congresos internacionales, donde he estado en el ojo del mundo. Pero nunca había dado un mensaje a una nación cada veintiocho de julio. Sin duda, me sentía como una universitaria recién ingresada a la universidad. Y a una mujer que le gustaba tener el control de las cosas.

Era aterrador.

Un toque en mi puerta, hace que de un pequeño salto, haciendo sonar el piso de mármol de mi antiguo cuarto, con los tacos blancos que combinaba con mi atuendo.

-Señorita, su padre le espera en el Gran Hall del Palacio, para salir juntos al patio. -hablo la asistenta desde el otro lado de la puerta. Mi padre lo contrato para apoyarme con la agenda que ahora iba a tener. Al comienzo me negué, porque eso significaba que estaba perdiendo poco a poco la vida antigua que tenía y mi espacio. Sin embargo en la presentación, Míriam se mostró amable conmigo y desde que trabajábamos juntas se mantenía al margen en temas que no concernía su opinión, como mi vida privada. Seguía yendo a la universidad y juntándome con Enrique, por lo que su trabajo mayormente era organizar mi mañana con reuniones con mi padre y eventos en alguna comunidad como ñusta y representante de mi familia.

Abrí la puerta. Ella no se sentía cohibida con mi presencia y su seguridad al hablar, hizo que me caiga bien desde el principio.

Salimos juntas donde mi padre lo más rápido que me dejaba los zapatos.

Y al bajar las escaleras, un montón de aplausos nos recibieron. La miré, y pude ver que se sonrojó por tener demasiada atención. Yo estaba acostumbrada a estas acciones, por lo que baje con mis mejores sonrisas y una elegancia que me salía naturalmente. Al final del escalón, me esperaba mi padre que me recibió con su mano tendida para que lo sujetara. Lo agarré y saludamos a los presentes. Desde el primer ministro, hasta los integrantes del parlamento y para sorpresa mía, el hermano de Killari que se acercó a saludarnos antes de salir al patio.

-Prima, es muy grato verte el día de hoy. -comenzó saludando. -Y también a mi queridísimo tío que siempre me honra con un poco de su tiempo -termino al dirigirse a mi padre.

-Sabes que no es molestia, Cusi. Siempre es alegría para nosotros, encontrarnos con la familia. Hasta en lugares públicos. -dijo mi progenitor.

-Tiene razón mi padre, primo. Es bueno verte, ha pesar de que la situación es muy formal. Saluda a la familia de mi prima y a Sami, de mi parte.

-Tus saludos siempre son bien recibidas Sisa. Cuenta que ellos también te enviaran unos y quizás algún día te toman por sorpresa, para darte personalmente. -la última oración, lo dijo mirando a otro lugar.

-Entonces, les esperaré con gusto.

-¿Qué?

-Recibiré a mi prima, bien preparada.

-Creo que eso no tenía que decir. -respondió un poco incómodo. Al darse cuenta, que se distrajo un poco y hablo demás.

-Ya me di cuenta. No te preocupes, me haré la sorprendida cuando lleguen.

-Lamento chicos interrumpir su conversación. Pero ya debemos salir.

-Tienes razón tío. -nuestras miradas se dirigió a las puertas que ya se abrían para poder salir. -Con la conversación, olvide el fin por lo que me había acercado.

Se paró en mí delante y agarro mis dos manos.

-Akllasisa te deseo la felicidad que sé, que te han quitado. Desde hoy, tienes todo mi apoyo a lo que se te avecina y admiración, por tomar este cargo, que va a estar contigo hasta el de tus días.

-Agradezco tus palabras, Cusi. No sabes cuanto agradezco tu disposición...

-Nos tenemos que ir Sisa -interrumpió mi padre.

-Ya tendremos otro día para conversar.

Se inclinó en modo de despedida. Y yo solo un poco la cabeza.

Mi progenitor y yo encaminamos a donde ya todos estaban reunidos. Nos ordenamos para poder salir lo más presentable al patio. Yo en el medio, junto a mi progenitor y los del parlamento a los costados, junto a los ministros. Éramos un montón de personas, que podría ser hasta algo asfixiante, e incómodo.

Había llegado hace algunos minutos y quería descansar un rato.

Era extraño estar con tacos, cuando mayormente andaba con botines y zapatillas o botas de campo.No era fácil ser una ñusta. Y sinceramente el de heredera al cargo de futura monarca, tampoco.

Míriam realizaba varias muecas con los labios, sin darse cuenta de que le observaba a poca distancia. Su vista estaba encimada en el aparato tecnológico, mientras que su dedo índice movían la pantalla y con sus botines realizaban un sonido al tener un contacto con la madera. Eso me recordaba la manera de torturar de los chinos, por pura psicología. Quisas si me quedaba horas esperando que ella me mirara, el sonido podría también volverme loca. Sí, creo que era peor que la gota de agua.

Siempre he preferido el silencio, para realizar cualquier trabajo o simplemente perderme en mis pensamientos. Me desconcentraba fácilmente si escuchaba música o existía algún ruido. Y era extraño que ahora quisiera que al menos existieran un poco de música clásica, para evitar sentirme sola.

-¿Qué tanto desagrado Míriam? -pregunté al fin. Era eso o morir de aburrimiento, ni siquiera tenía mi móvil a la mano.

-Nada señorita. Estaba revisando solo algunos periódicos, a lo que llega su padre -respondió. Ella era la única que me llamaba de esa forma. Era un intermedio entre Sisa y Majestad. No me quejaba.

-Y no hay noticias buenas. -ella solo enmarcó una ceja. -tu rostro, se muestra más horrorizada cuando más mueves la pantalla.

-Sinceramente algunos no lo han tomado bien su presentación. Y otros solo quedaron tan impactados que siguen anonadados, según los medios.

-Supongo, que eso iba a pasar ¿No?

-Bueno, siempre hay un grupo que está inconforme.

-Puedo ver desde tu celular. El mío lo dejé en mi cuarto.

-Claro -me tendió el móvil y yo lo recibí para entrar a Google. Puse mi nombre y al instante aparecieron un montón de páginas, que comentaban del anuncio.

Nuestra princesa ha sentado la cabeza.

Akllasisa Tamaya Capac Anhuaman, es la futura inca.

El Perú va a tener una reina.

De arqueóloga a inca, la historia de la ñusta Akllasisa que hoy anunciaron como futura gobernante del Perú.

Luego de tanto misterio, hoy Akllasisa Capac apareció en cámaras y con una noticia que nadie esperaba.

Eso eran algunos de los tantos titulares que aparecieron en Internet. Ver cada uno, solo iba a ser un dolor de cabeza.

Supongo que el plan de mi padre, el de anunciar la constitución desaparecida y luego mi futuro reinado. Hizo que más se centraran en este último. Era obvio que al día siguiente, se iba a hablar del primer anuncio con los periodistas y comentaristas políticos, pero ya no iba a ser tan impactante, que lleve a revueltas o manifestaciones en la calle.

Lo que no me gustaba era que me miraran como un extraterrestre. No tenía tres ojos y menos seis dedos, por lo que trataba de entender el motivo de verme como un animal salvaje, que necesita ser domada por un cargo más serio, como muchos se atrevieron a decir en sus comentarios. Sabía que mis veintiséis años, ya era muy llamativo para muchos que solo me centrara en mi trabajo y no existiera ningún noviazgo o tenga algún cargo más superior, a el de ser solo una docente de universidad y liderar un pequeño grupo de arqueólogos, que salían a realizar sus investigaciones ha mediado de año.

Había recibido tantas críticas de mi manera de ser, que en algunos momentos ya era muy frustrante, no poderles callarle la boca.

Yo no estaba en contra de la libertad de expresión, pero que se ameriten a dar su punto de vista de mi vida y sin conocerme, era hostigador.

°°°

Tenía en un solo lugar a los tres hombres más importante en mi vida.

Mi papá, mi abuelo y mi mejor amigo.

Decir que los tres se llevaban bien, era contar una mentira que nadie me creería.

El abuelo no soportaba a papá, papá no soportaba a Enrique y Enrique, preferiría estar con su novia, a una situación tan tensa.

Y aquí estaba yo, para evitar que se asesinaran, junto a Killari que se divertía con la escena al lado de Valerio y Matilda que trataba de no soltar una carcajada.

A mí me encantaba viajar, a tal punto que subir un avión y tener el pequeño revolcón al comienzo de la partida, era como manejar mi auto.

Estaba acostumbrada.

Es por eso, que era extraño estar con un montón de personas aguardando mi salida, como si está fuera nuestra despedida. Solo iba a estar fuera un mes, y ni siquiera era en el extranjero, ya que mi vuelo solo era de media hora hasta Ayacucho.

En el el sorteo que se realizó, al final mi destino era estar en el distrito de Vinchos, o algo así se llamaba. No lo conocía y esto era una nueva experiencia para mí, ya que ahora iba como futura soberana de mi país.

Había pasado dos semanas, y se sentía como si fuera ayer cuando mi padre me presento ante los medios como la primera en línea a sucesión.

En estos días admiré el trabajo de mi padre y pude entender el papel de Kuntor, que era el hermano perfecto para mí. Y también para toda una nación entera. Las sonrisas falsas se habían vuelto parte del día a día. Así como el de contenerme cuando alguien se expresaba de manera negativa de mi personalidad y mi género.

Siempre supe que existía brechas grandes para que todos podemos aceptarnos como iguales. Solo que existía momentos donde eran más evidentes.

Mi padre no podía llorar en público porque era hombre, yo tenía que seguir el papel de mujer sumisa, el abuelo no podía ser cariñoso ante los medios, Enrique lo categorizaban como afeminado porque le gustaban las novelas de romance, Matilda no podía hablar abiertamente de sus proyectos científicos, Killary era resaltada de vergüenza para la familia por su personalidad tan intensa y Valerio, su esposo lo discriminaban por su profesión de diseñador de moda.

El mundo estaba lleno de estereotipos que nos limitaba a crecer como personas. Ya sea por los medios o nuestro mismo entorno social.

Sin embargo en estos momentos yo era espectadora, de como ellos podían ser ellos mismo sin ser recriminados por eso. Eran esos minutos donde éramos felices, a pesar del ambiente melancólico.

Lamente no traer a mano mi cámara. Podría tomar con mi celular, pero no era lo mismo.

El momento fue interrumpido cuando un hombre apareció en mi campo de visión y le cuchicheo algo al oído de mi padre, por su semblante supe que era hora de partir. La burbuja de felicidad se rompió, y si uno miraba bien al hombre que trajo la noticia, se arrepentía de crear un silencio que su llegada consiguió. Varios ojos lo miraron, y él solo inclino la cabeza hacia mi progenitor y se retiró.

Ya nadie decía nada, era como si todos los temas de conversación se hubieran ido de sus mentes y esperaban la acción de mi padre que hasta por la forma en como acomodo su corbata. Hasta él se sentía incómodo, por ser el centro de atención. Todos esperaba cuál iba a ser su movimiento. Aquí rompíamos la regla del ajedrez, en vez de proteger al rey, todos éramos espectadores de su movimiento para así realizar la siguiente jugada.

Y lo realizo, el rey hizo su movimiento. Primero miro a los alrededores, había guardias y policías que velaban por nuestra seguridad, pero siempre existía la posibilidad de que un reportero se cuele y tome fotos para la prensa amarilla. Yo también le seguí la corriente, no había personas más allá de lo necesario. Cuando regrese mi mirada a él, note como hacía caer la máscara que siempre mantuvo.

Soltó una lágrima, luego dos y después ya no se podía contar.

Aquí no era el Inca, aquí era un padre que lloraba por la partida de su hija. Y así, todos los presentes soltaron las lágrimas que seguramente retenían.

Hasta el cielo estaba nublado.

Y yo no lloraba, solo miraba a cada uno de ellos y me preguntaba si merecía que derramaran lágrimas por mi culpa, cuando existía la posibilidad de decepcionarlos.

Papá se me acerco y me dio un abrazo, de esos que te recuerdan que existe la posibilidad de quedarse y renunciar a todo. Luego le siguió el abuelo que también me abrazo y me dejo un beso en la mejilla. Después Killary que hasta casi me ahoga, debía suponer que era hora de dejar de creer que con esos brazos delgados, no podía asfixiar las personas. Luego Enrique, Matilda y último Valerio.

Cuando creí que ya había acabado. El grito de Killary diciendo abrazo grupal, hizo que saltará del susto. Todos nos mirábamos, la mirada asesina que nos lanzó la castaña hizo que le haga caso primero su esposo. Luego los siguieron todos, toda la familia sabia que a pesar de esa aura de inocencia, cuando se enojaba era mejor no estar presentes.
Lo realizamos, y se sintió agradable y reconfortante, no era como cuando salimos con los ministros que lo sentía incómodo. Se sentía tan bien, y eso solo se lograba cuando estabas con la familia.

Iba a extrañar a cada uno de ellos. En esos momentos no importaba si había discutido con alguno de los presentes. Esta era mi casa, ellos eran mi hogar y pase lo que pase, cuando regresaría me iban a esperar con los brazos abiertos.

○○○

Holi.
Me encantó escribir este capítulo y más porque está familia tiene su encanto y locura. Akllasisa se va para Vinchos y yo con ella, así que los espero. Para que se guien un poco en el ambiente, en el que va ha convivir Akllasisa voy a presentar un collage en el siguiente capítulo.

Ya estoy ansiosa, para que lo lean (se desmaya de la emoción).

Ahora si, este capítulo va ha dedicado a Eiram1420 , por ser la primera en comentar en "Pantalones y botas" y darle cariño a Carmen y a mi queridísima Amelia.

Gracias a todos los que le siempre se pasan por mis historias.

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