II
Si había algo me gustaba desde que era pequeña, es la sonrisa de papá. Madre, siempre decía que eso fue una de las causas por lo que se enamoró de él, y no lo voy a negar. Tiene ese encantamiento, que raramente se puede ver en un hombre de cincuenta años. Tristemente, ya no lo recordaba mucho. Y eso fue una punzada en mi pecho, ya que mi memoria no podía retener, ni siquiera como se formaba esa curvatura en sus labios, donde dejaba mostrar esos dos hoyuelos. Me odiaba por eso y mi poca capacidad de recordar esos momentos que lo compartíamos juntos. Sin embargo, cuando se trataba de mi trabajo, aunque yo no lo diría de esa forma. Sino mi amor, por un determinado campo, de la ciencia social. Recordaba hasta las fechas de los nacimientos de las culturas, eras, teorías del nacimiento de estas, las vasijas que encontramos con mi grupo la semana pasada en un centro arqueológico en San Martin, su estructura, forma, en que cultura se formó, todo lo que se podía mencionar de una simple vasija, hasta la que encontramos hace cinco años. Hablaría de una cultura detalladamente, su mitología, clases sociales, orfebrería, etc. Pero no recordaba como era la mirada de mamá cuando estaba triste, o la mueca que formaba cuando algo no le salía bien a mi hermano. Ni siquiera recordaba cómo era la sonrisa (si es que la tenía)de mi prima, cuando me conto que era feliz en su matrimonio hace un mes, con tal que menciono que era feliz, deduzco que estaba contenta. Una persona feliz, no podía estar triste, cierto. Podía recordar una conversación, pero no la postura, muecas que realizaban al hablar con mi receptor.
Todos tienen defectos, solo que el mío afectaba a los demás. Quizás esa marcas, nos hacía diferente a los demás. Una vez escuche a mi amigo decir, que esa fallas que teníamos o nos gusta llamarlo así, hacía que dependeríamos de los demás. Tenía razón ya que yo dependía de mi pequeña cámara, que como a mí me gustaba llamar, era el congelador de momentos agradables o también desagradables. La vida consistía de tonos blanco y negro, no. Por lo que no tenía derecho a borrarlas.
–Sabes que ahora vas a tener que estudiar una nueva carrera ¿No? –se notaba como una afirmación, y yo lo sabía perfectamente, ya que Kuntor, tuvo que estudiar esa carrera, como requisito para ser un buen soberano del país.
–Ciencias políticas –respondí en voz baja, al que el asintió. –El parlamento, acepto con esta condición. Puede que comiences, en Agosto. O sino en Marzo del siguiente año. –yo levante una ceja, por su primera oración. Y al ver esa expresión en mi cara, levanto las manos en señal de rendición.
–Eres más inteligente de lo que creí. –soltó un bufido. Ese era el tipo de conversación que llevamos con mi padre. Y hay veces se comportaba como un niño, conmigo.
–No olvides, quien lleva tu sangre. Por si lo olvidaste –él iba a hablar más, pero lo corte cuando vi que abría la boca. –Y menciona, lo que dijeron los del parlamento. –susurro algo en voz baja pero no le hice caso, ya que quería mantener la mirada. Pero el saco un papel que me entrego.
–Hice un resumen, de lo que hablamos con ellos. Si es lo que podemos, llamar a eso de esa forma –le escuche decir, mientras revisaba el papel.
–Necesitabas todavía realizar en un mapa conceptual –hable.
Resumiendo lo que decía la hoja, solo diré que esa gente quiere verme el resto de mi vida, una amargada. Aunque por rumores, eso decían de mí.
–No estas enojada. –comento mi estimado padre.
–Claro que no lo estoy. Solo un poco turbada, de que me exigen casarme, tener una mejor reputación, estudiar ciencia política, dejar la universidad, prepararme para anunciarme como nueva heredera a gobernar de este país, creo que hasta me exigen vestirme mejor. –mencione, aunque al final creo que termine hablando rechinado los dientes.
–Tú estás furiosa. –me acuso
–Si lo estaría, no hablaría como una persona civilizada. ¿No crees? –pero mi padre me conocía muy bien, que solo me ignoro. Buena jugada.
–Algo que me olvide agregar, fue el que tienes que viajar a un pueblo con un sorteo que se va a ser público. Solo será un mes, y es una forma para que te acepte el pueblo, cuando des tu anuncio.
–Ahora soy entretenimiento público. –me dije a mi misma. Pero que el escucho claramente.
Hasta donde llegaste Akllasisa, cuando aceptaste esto. Sabia que esto era serio, y no lo hacía por la memoria de mis familiares o mis padres. Lo hacía por mí misma, y por el pueblo. Con esto no quiero decir que era una persona egoísta. Si me comparaba con mi primo, que coincidencia mía, había estudia ciencias políticas. Si me negaba, le dejaría el camino libre para que gobierne. Y todos estaríamos contentos. Yo en la universidad, con mis alumnos. El con un cargo, que seguro le caería en un guante. Y el pueblo contento. Todo era perfecto. Cuando decía que lo hacía por el pueblo, no mentía. Quería que tuviera por primera vez, un gobierno a cargo de una mujer. En verdad, ese era mi objetivo desde que era pequeña y mis padres siempre apoyaron todas mis ideas. Me recuerdo que cuando tenía catorce años, fui a mi primera marcha por el día de la mujer. O cuando anuncie que iba a estudiar para ser una arqueóloga.
Demostrar que las mujeres teníamos las mismas capacidades en los diferentes aspectos de la vida, como los hombres; era mi lucha, nuestra lucha. Que por años, nos fue negado. Fue lamentable que pocas mujeres pudieron brillar los años anteriores y si lo hacía, era bajo la sombra. Por eso me gustaba la historia, el humano cometió muchos errores en el pasado, pero tenía la oportunidad de no cometerlo una vez más, si conocía los sucesos que vivieron sus antepasados y yo lo conocía mucho, ya sea por mis profesores, o los libros que leí y leo. Pero nunca creí que iba a llegar tan lejos, mantener mi postura de siempre ser una tipo de princesa diferente. Era mi motivación, porque eso es lo que soy, una princesa. Pero aquí lo decían a las hijas solteras del inca, ñustas. Y a las casadas, pallas. Hasta aquí, existe cierto machismo. Lamentablemente no podía quejarme, ya que así se estableció, luego de que se fue otorgado al primer inca el mandato, cuando fue quitado el poder a los españoles.
La realidad era que yo iba a gobernar y aunque sentía que quitaba algo importante a mi hermano, eso hubiera querido. No me es fácil asimilar que va a cambiar mi vida al aceptar esto. Tengo miedo, aunque mi postura no dice eso. Sé que siempre fui aceptada por el país, aunque en algunos años creyeron que estaba desaparecida. Al final siempre creí, que si algún día me casaba, mi preocupación seria si aceptara a mi futuro marido. Sin embargo, ahora tienen que aceptar una monarca mujer que los gobernaría próximamente, donde yo no estaba preparada y creo que ellos tampoco.
–Si me caso, ¿Cómo sería el título de mi esposo? –pregunte.
–Tu serias, la inca y el, bueno... se llamaría cusay auqui –su respuesta me sorprendió ya que sería solo un príncipe legitimo por ser mi esposo. Y yo tendría el título de autoridad principal de este país.
–No creas que dejaría que un extraño tomaría el título de inca y tú el de colla. –continuo, aunque yo sabía que eso iba a suceder. Si no solo me hubiera dicho mi padre, que busque un buen marido que cumpla con todo el requisito para ser rey. Pero igual tenía que casarme, antes que empiece a gobernar. Para mi suerte, eso pasaría en años, no ahora.
–Eso sería todo. Los pormenores ya me lo explicas por mensaje de whatsapp. –le digo, ya que mire mi reloj, y ya era tarde para mis clases en la universidad .
–No creas que para mí esto es fácil. –claro que lo sabia. Por lo que yo le entendia un poco. Si yo estuviera en su papel, creo que me hubiera sofocado o entrado a una etapa de depresión.
–Lo sé. Y te agradezco papá de que confías en mí.
–Siempre confiare en ti Sisa, nunca lo olvides. –el gozo de saber que tenia esa cercania con mi padre, llenaba un poco mi alma apagada. ¿Cuantos jovenes quisieran estar en mi papel? Pocos teniamos esa familiaridad con un padre o una madre.
–Lo que te voy a decir ahora. Quiero que te lo tomes con calma, hija.
–Siempre me lo tomo con calma las noticias, padre. Y si hasta ahora recuerdas las escena que monte el año pasado. Prometo que no volvera a pasar –sabia que habia cometido un error, el posterior año. En excusa, solo dire que fue por la emo...ción de..l momen...to.
¡No! Esto no podia pasar de nuevo. Mi padre sabia que siempre me mantenia serena, ante cualquier noticia. Y la única, a la que no pude controlar. Fue al del accidente.
–Creo que ya descubriste lo que quiero decir. –tenia los ojos cerrado. Ya no queria más noticias. De solo escuchar la voz serena de mi padre, me traia más recuerdos.
–Es por eso que entiendas que ya hemos encontrado nueva pistas de lo que sucedido hace un año, no fue un accidente. –lo entendí perfectamente, aunque lo dijo a la ligera. Y de nuevo tuve esa punzada en mi pecho.
– ¡Sabia que lo sucedió a mamá y a Kuntor, no era por la lluvia que caía ese día! Pero claro, no soy criminóloga. – ¿cómo llegamos aquí? Sé que nuestra conversación comenzó un poco tensa, y eso fue porque así siempre comenzaba nuestras reuniones, pero luego nos poníamos a llorar o terminábamos en esa misma tensión. No con mis gritos, o mi sarcasmo al final.
Así era cuando hablamos de más de ellos, me ponía a la defensiva. Y mostraba mis teorías.
De nuevo ese bendito silencio.
Mire a mi padre que estaba estático en su asiento. Él no me miraba, su vista estaba reflejada a alguna parte pero no en su hija. Había recibido dos noticias muy importantes el día de hoy. Debía entender, que en algún momento iba a explotar. Sabía que el tema era difícil para los dos, y hasta una regañada por lo infantil que era, me mostraría que se daba cuenta de mis acciones. No ignórarlas.
–Me voy. –dos palabras resulto que el alzara la mirara. Hasta que al fin se dio cuenta que todavía estaba aquí. Pero, ya me estaba sofocando estar en este lugar. Asi que me dirigi a la salida. Abrir está puerta de nuevo no ayudaba con mi dolor emocional.
Y las palabras que escuche antes de cerrarla tampoco.
–Akllasisa, debes aprender a controlar tus emociones.
Como si no lo supiera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top