Requisitos

La primera llamada al móvil se dio el día en que Terek, el hijo de Noah y Jazmín, vino al mundo. Una dama que pidió una reunión en horario y pedido sospechoso. Solicitó vernos en la noche y alguien que fingiera como chofer, pero con destrezas en diversas áreas.

Fue Stan, el encargado de contestar esa llamada y acudir a la extraña reunión. Su ausencia de acento seria de gran ayuda en caso de que fuera una trampa. Con la hora dada, en una dirección lejos de las oficinas reales y nosotros siguiéndolos, acudió al encuentro.

La sorpresa que nos llevamos al descubrir que la mujer era una Frederick D'angelo, fue inmensa. Una de las herederas del imperio del petróleo, la más pequeña de todas, sería nuestro primer trabajo formal. Trabajar con cualquiera de esa familia, era buena publicidad.

Nuestra alegría duró poco, al escuchar el pedido de la mujer. Su expareja había aparecido en su casa, con su prometida y la mencionada era una amiga de ambos. Una mujer que vio besar a otro minuto antes de ser presentada, sin mencionar que a quien besó era su hermano. Si bien, aseguró por eso no la quería investigar, sino por un comentario referente a las acciones de la empresa y que, estaban a manos de su expareja.

Era obvio que la motivaba los celos.

Nikolái y yo, bromeamos dentro del auto en lo que duró la reunión. Nos quejábamos de que solo nos buscaban para cazar infieles y creímos que la chica Frederick, le daría otro rumbo. No importa si eres rico o pobre o lo bello, los celos e infidelidades no discriminan a nadie.

Todo cambió cuando Stan quiso escoltar a la mujer a su casa, al descubrir que había violado su seguridad. Un auto la seguía, lo hizo hasta más rejas del conjunto en el que vivía. En ese sitio, un hombre se acercó e intercambió palabras, con que se descubrió uno de los ocupantes era una mujer.

Fue seguida por Nikolái y por mí luego de entregar algo al desconocido. Frente a nosotros, un auto parecido al que manejaba la heredera del imperio la atropelló. Al ser auxiliada por nosotros se presentó como Kamil Slora, prometida de Alexis O'hurn, socio de la multinacional Ind. Frederick. Dos datos que estaban de más y lo que nos hizo sospechar.

La dama que manejaba el auto resultó siendo la misma que horas atrás nos pedían investigar. Exigió ser llevada a la clínica propiedad de un hermano de su prometido y no le tembló la voz al señalar a Emma Frederick como la causante de su lesión.

"—Esto está muy interesante" mencionó Nikolái luego de escuchar a quien señalaba como su agresor. Insistió en todo el camino en que fue Emma por celos al saber que sería la esposa de Alexis.

Desde ese instante, el sexto sentido nos dijo que algo raro pasaba. Al finalizar la noche, nos reunimos en el restaurante de Vryzas, sitio escogido para dar detalles de lo encontrado. La razón, era bastante simple, el tal Alexis era hermano de la novia de Vryzas, su próximo cuñado, aunque la doctora se negaba a dar una fecha para la boda.

—Le dimos una cucharada de su propia medicina —comenta Nikolái a los presentes y afirmo sonriente —la llevamos donde pidió, pero señalamos un sitio distinto a donde fue rescatada por nosotros, detalles del auto y hasta conductor.

Si ella quería culpar a la ex de su pareja, para distanciarlos, se encontraría con una sorpresa. Si el tipo era listo, vería en esa incongruencia una buena señal para investigar a su prometida. Una mujer que la chica Frederick tenía razón al señalar de sospechosa.

—¿La chica Frederick salió en algún momento del lugar? —Stan niega. —¿Están seguros de que no era ella quien manejaba?

—Un auto era parecido, pero no el mismo —explico y el griego suelta el aire.

—Hubo un escándalo en casa de los O'hurn.

—Tus suegros —corrige Nikolái y el griego solo gruñe algo ininteligible. —¿Qué tipo de escándalo?

—Alexis y la Frederick no están separados —comenta cruzándose de brazos — el motivo del divorcio fue una supuesta infidelidad con el escolta. Que resultó ser gay y casado.

Vryzas no se limita a la hora de dar detalles y le entrega a Stan todo lo que necesita saber para dárselos a la mujer el día de mañana. Sin embargo, que sigan casados, debería dar por finalizado lo que la chica quiere. Stan se niega a dar todos los detalles, hizo un trato en donde nosotros nos encargábamos de todo.

—¿Seguiremos en esto? —pregunto a todos —están casados y eso tira por tierra todo lo que ella teme.

—Hice una promesa y pretendo cumplirla. Nosotros nos encargaremos de todo y ella no va a meter narices en esto. Si caemos o somos señalados, ella no será nombrada. —explica Stan.

Como solía suceder con los cincuenta, eso me llena de nostalgia. Stan tiene motivos para ser reservado, la chica pertenecía a una de las familias más poderosas del país, había que tener cuidado con cada paso que se daba.

—Hablaremos con ella cuando tengamos todas las cartas sobre la mesa —sigue Stan.

—La mujer actúa extraño, mintió sobre la infidelidad, se autolesiona —describe Vryzas —podría jurar que tiene algún desequilibrio mental, ella no se ve como alguien cuerdo.

—Nadie que se atreva a atacar a una de las Frederick está en su sano juicio —se mofa Stan. —menos a quien nos contrató —sonríe —hay cierto aire siniestro en esa dama.

—Es Nieta de Epson —habla Vryzas como si con aquello lo dijera todo. —he escuchado detalles perturbadores de ese anciano —sonríe. —

—Besa a su hermano —Sonríe Nikolái—Yo que pensé haber nacido en Sodoma, con estatua de sal incluida. Y me encuentro con esto ¿Besar a su hermano?

Nikolái sonríe, Stan gruñe y Vryzas hace una mueca de diversión. Lo que tengo ante mí, es una plática de los miles que vivimos antes, durante o después de algún trabajo. La nostalgia se apodera de mí al reconocer extractos de alguna de nuestras conversaciones y los rostros de nuestros compañeros caídos se agolpan frente a mí.

—Hablé con ella de los honorarios —la voz de Stan me trae de vuelta y debo sacudir mi cabeza para concentrarme —no hemos hablado de cómo será el porcentaje e imagino es a partes iguales.

—Supongo —respondemos Nikolái y yo

—¿Qué hay con eso? —insiste Nikolái.

Stan me mira a mí antes de hablar, sonríe y ambos se cruzan de brazos, incluso el griego parece saber lo que sucede menos yo.

—Será en especies —habla al fin. —Le narré la situación de Ava y pedí el uso de su apellido para que lograr adoptarla.

Inclino mi cuerpo hacia delante, lo que le saca a todos una sonrisa. Dudo que sea así de fácil, no tengo pareja, aunque si un hogar estable, soy extranjero y hay miles de parejas que pueden darle un hogar mejor.

—¿Qué te dijo?

—Ha puesto un par de condiciones —señala viendo sus uñas —antes que nada necesita ver el caso de Ava, con su madre. Conocer a Zafio, a Ava, asegurarse que es lo que la niña quiere —suspira pesado —me dio una cátedra, sobre el riesgo de que la niña cayera en manos depredadores y esas cosas.

—¿Qué necesita para desechar sospechas?

Stan no le responde a Nikolái, se limita a ver la mesa con nuestras bebidas por largo tiempo.

—No desea conocerte o saber quien eres —se mofa —eso sí, requiere tus datos y todo lo que indique eres un hombre de bien.

—¿Solo eso? —cuestiona Vryzas. —¿Examen psicológico, detector de mentiras? —enumera incrédulo —¿Nada más?

—Requiere ver el entorno en que vivirá, fue enfática en eso. También que la niña deberá acudir a ayuda profesional, lo necesita. Dijo hablar basándose en su experiencia —suspira, levantándose de la silla, viéndonos a todos —si yo cumplo, ella también lo hará. Fueron sus últimas palabras.

—Será rápido, no se ha podido encontrar familiares vivos —declara Vryzas —su tío se lo tragó la tierra, el abuelo paterno murió de cáncer y la del materno la están investigando.

—¿Asesinato? —pregunto y afirma serio.

—Es lo que sospechan —se abre de brazos —¿Estás seguro de la decisión que vas a tomar?

—La que sea la respetaremos —Nikolái golpea mis hombros y me sacudo de su agarre, lo que ocasiona una risa fuerte y en mí un gruñido —te ayudaré en todo lo que necesites, lo único que quiero seas consciente es que esto es para toda la vida.

—No es un cuento de hadas, cuando la madre despierte podrías estar en problemas y en ese tiempo es posible que te hayas encariñado con la niña —comenta Vryzas serio —piénsalo bien.

—Supongo que para eso es el psicólogo —le digo a todos.

Los demás fijan su rostro en mí y lo que sigue es un silencio incómodo. No hay manera una vez que la adopte de marcha atrás. La ayuda profesional de Ava iba no solo por todo lo que ella y su madre pasaron, prepararla para la partida de su madre no era del todo descabellado.

—La clínica en donde está Zafiro fue propiedad de los Frederick alguna vez —me explica Vryzas —hoy día es de un hermano de Alexis.

—Algo escuché.

No fue difícil para ella hacer una llamada y pedir un detalle del estado de salud de la madre, bastaron un par de llamadas a varios amigos para obtenerlo. Escuchar las esperanzas que tenían sobre una recuperación heló mi sangre, ellos insistían en que los movimientos a los que Ava y yo nos aferrábamos no eran una señal.

—Solo nos resta esperar —afirmo sin decir nada. —lo siento mucho. —se excusa.

—De todas maneras, seguiré pagando la cuenta del hospital —confieso levantándome —si me necesitas sabes donde estaré.

Salgo a pasos rápidos desactivo la alarma y me quedo frente al auto unos instantes. Desde que tengo a Ava, era la primera vez que no iba a ver a su madre. Era casi media noche, un par de llamadas y me dejarían entrar.

****

Recogía los documentos de los nuevos empleados y los reunía con la carpeta del contrato estipulado. Aquella mañana recibiría la visita de Wells, el tipo no le gustaba que lo hiciera esperar.

En un minuto o menos, ingresaría por la oficina y exigiría que tuviera todo en regla. Sonrío al escuchar los toques en la puerta, antes que mi pensamiento acabara.

—Sigue —pido luego de escuchar el segundo toque —tengo todo listo y orden, como te gusta. —señalo a mi alrededor —la oficina para ti solo, un café y cero curiosos.

—Buenas noches — la reacción inicial es de apretar mis manos con fuerza e ir soltando el aire lento.

—Buenas noches, Lissa. —saludo.

Llevado por la curiosidad de ver esos ojos que me persiguen aún en sueños, alzo la cabeza encontrándome con Lissa. Me sorprende verla más delgada, grandes ojeras y ojos opacos. Salgo detrás del escritorio, teniendo cuidado en marcar distancia.

Su apariencia oprime algo dentro de mí, que me deja sin respiración. Por un instante, cuando nuestras miradas se cruzan, siento que hay sincronía en nosotros. Ella parece necesitar de un abrazo o soy quien deseo un pretexto para estar cerca de ella y sentirla parte de mí otra vez.

—¿Estás bien? —guarda silencio dando un paso atrás al verme salir y abro los brazos —te debo una disculpa, lamento lo sucedido aquel día. No fue de hombres.

—Sergio te envía disculpas —continúa diciendo, ignorando mis palabras—Tuvo que hacer un viaje de improviso, espero que no sea un problema.

—El problema sería con el café —miro la taza con el líquido hirviendo y sonrío —no suelo tomarlo. Lamento ser insistente Lissa, pero no te ves bien.

— Han sido días complicados. —sonríe, aunque sin humor.

—¿Tu hijo? —sigue sin responder y me hago a un lado indicándole sentarse —si necesitas ese té, te lo buscaré.

—El café de Sergio me viene bien para no dormirme. —responde cortes sentándose con cuidado, pero sin verme a los ojos.

—¿Qué le sucedió a tu hijo? —insisto.

La última vez que lo vi Nikolái habló que estaba enfermo por haberse mojado con agua de lluvia. El pequeño se veía bastante decaído, no era el mismo de siempre.

—¿Lissa? —la llamo al notar que se ha retraído y al alzar el rostro hacia mí, puedo ver que llora —¿Qué sucede?

—¿Te gustaría tener el poder de devolver el tiempo?

—Me encantaría responder que me siento feliz con lo que soy y no necesito de imposibles guarda silencio viéndome seria —volver al pasado sería para revivir algunos momentos y abofetearme en otras —su sonrisa aumenta mientras limpia sus lágrimas con un pañuelo —¿Y tú?

—Amaría abrazarlos una última vez ...

Mi mente viaja a prisa a la fecha que marcaba el calendario esta mañana cuando inicié mi jornada. Luego va años atrás y todo tiene sentido.

Es el aniversario de la muerte de sus padres.

—Nueve años... —afirma mordiéndose los labios y suelto el aire.

—No pensé que lo recordarías...

—¿Cómo olvidarlo Lissa? —me animo a dar un paso y luego otro hasta quedar tan cerca que puedo sentir su aroma.—si fuiste la forma más linda que tuvo la vida de compensarte.

La risa que me manda es de ironía y suelto el aire, sé que le debo una disculpas, pero no tengo idea por donde empezar. Hoy, sé que no tengo una buena justificación para no buscarla cuando todo acabó.

—¿Puedo hacer algo por ti? —apoyo mi cuerpo en el extremo del escritorio, observándola a ella guardar silencio.

—Dejé de esperar algo de ti...

La puerta se abre de forma brusca y ambos vemos en esa dirección. Stan entra a la oficina seguida de Nikolái, ambos traen rostros relajados y no se ven enojados.

—Doctorar Cole —saluda Nikolái a Lissa —Es un grato placer verla. ¿Podemos hablar un instante?

Vuelvo la mirada a él que permanece a unos tres metros, con las manos en los bolsillos y en espera de una respuesta o que avance. Stan enarca una ceja y me insta a salir hacia mí, obedezco a regañadientes cerrando la puerta tras de mí Stan apoya en mi pecho un folio que tomo entre mis manos.

—Es lo que necesitas para adoptar —me dice y miro la carpeta —ya verificó que todo lo que contamos es verdad. También que el padre de Ava murió en la cárcel y no tiene familiares que la cuiden. La única que vive es su madre —calla —si es que vivir es la palabra indicada.

Es necesario que cumpla a cabalidad los requisitos que piden allí. En un acto de buena fe y para demostrar su buena intención, cumplirá su parte del trato, antes que nosotros.

—No desea conocerte. —se encoge de hombros —fue lo único que recalcó. También que todo sea legal.

—Gracias —respondo.

—No tardes en la entrega o le darás un pretexto a servicio social para que le busquen otro hogar. —advierte abriendo, dando la espalda y avanzando hacia la salida.

—¿Vas al hospital? —niego a Nikolái—ayer no fuiste.

—No pensé que fuera obligación — mira la puerta cerrada, luego a mí y sonríe.

—Le daré la buena nueva a mi futura sobrina. Despídenos de la doctora Cole —comenta al salir de la oficina.

Guardo silencio contemplando la puerta cerrada por largos minutos, hasta que decido interesarme por los documentos que me ha traído Stan. Leo los detalles de lo que me piden y algunos no los entiendo, ingreso de nuevo a la oficina avanzando hacia ella, que parece retraída leyendo los contratos.

—¿Podrías ayudarme con esto? —alza el rostro y afirma silenciosa recogiendo lo que le entrego.

Acomoda sus lentes y abre los documentos empezando a leerlos, de vez en cuando alza el rostro en mi dirección, me ve con sorpresa, pero no dice nada.

—Dile a Sergio que te narre el asalto a Persépolis y los motivos —narro al verla cerrar el folio —Cuando todo acabó, entendí que estabas mejor sin mí.

—Son los requisitos de adopción —comenta indiferente a lo que él ha dicho.

—Si —le digo. —El proceso de adopción de Ava—describo —la niña que llevé a la oficina.

—Entiendo —acomoda sus lentes y mira los documentos —aquí dice que su padre murió en prisión. —señala el lugar.

—Merecía vivir muchos años en ese sitio o una muerte más lenta y cruel —comento tomando la taza de café y estirándola hacia ella —golpeo a su pareja y la dejó inconsciente, todo mientras su hija jugaba en el jardín.

—¿Hablas de Ava? —pregunta incrédula y afirmo — Ava Callaghan Cohen —insiste y vuelvo a afirmar sin poder entender el motivo de su sonrisa —edad doce años, padres Robert Callaghan y Zafiro Cohen. Tu labor es muy loable, pero el caso es delicado y puedes tener problemas si le aparecen familiares.

—¿Qué tan difícil sería?

—No me atrevería a dar detalles—responde, distraía —no es mi especialidad, pero sí la de Dan. Aunque ya no ejerza —sonríe —puede ayudarte con esto. —alza el rostro hacia mí y me sonríe —le diré esta noche, le daré tu número y que se ponga en contacto contigo para ultimar detalles.

—Te agradezco...


No me escucha, ella ha vuelto la cabeza en su trabajo y se distrae con él. Sigo preocupado por su cuerpo delgado y lo enferma que parece estar. Ella señaló la fecha como el motivo, pero su rostro da muestras de ser algo más delicado.

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