Quiebre
Un corto circuito en la biblioteca inició un incendio que no pudo controlarse. La escuela hacia simulacros en caso de incendios, que resultaron inútiles al enfrentarse a uno real. Tal como Akim lo había predicho, el instituto no contaba con las medidas estipuladas en caso de un desastre.
Sergio y Cassy, adiestraron a sus hijos sobre lo que debían hacer en algunos casos. Tales como, de ser perseguidos, acercarse a grupos, entrar a sitios con cámaras, no tomar calles solitarias o gritar. En caso de temblor o desastres contaban con una zona a la que acudir. La línea de emergencia estaba pre grabada en el teléfono de la casa, solo era presionar el número indicado para enlazarse.
Mi cuñado era bastante obsesivo con la seguridad de los suyos e iba más allá de controlarlos a través de sus escoltas. La vida dentro de la escuela no escapaba a sus ojos, mis sobrinos contaban con cierta rutina dentro de ella.
Fue gracias a ella que la ausencia de Mika se notó antes de que sus compañeros fueron evacuados.
Patrick Wells Cole, fue el encargado de hacer la llamada que destruiría mi vida y me llevaría a la oscuridad. Mika no estaba en el aula cuando el incendio ocurrió, una de las auxiliares lo acompañó al lavabo. Minutos después la alarma se activó. La evacuación de los chiquillos, las prisas, el susto, logró que ignoraran que uno de ellos faltaba.
Hasta que llegaron sus primos y preguntaron por él, todos asumieron que la mujer lo llevó a la zona que correspondía. Al notar que no fue así y con toda la escuela evacuada, mi sobrino decidió llamarme antes que a su padre.
Mi bebé estaba desaparecido y no había rastro ni de él o la mujer.
El viaje a la escuela lo sentí más largo que de costumbre, la media hora se mostró eterna. La sentí como si atravesara toda la ciudad y no a calles como en verdad era. Encontré a Sergio, mi hermana y los chicos allí, mi cuñado hablaba con varios agentes y Cassy calma a sus hijos.
Me quedo un instante viendo el humo y fuego salir por varias de las ventanas de la escuela. Cintas amarillas controladas por las autoridades impedían acercarse y decidida avanzo a un costado, pero un oficial me detiene.
—No puede ingresar —ordena —el fuego no ha sido controlado —señala la parte norte —todos los niños están allí...
—¡Mi hijo no! —mi grito llama la atención de Cassy y Sergio que corren en mi dirección —voy a entrar a buscar a mi bebé...
—Señora —el tono de la voz se suaviza —hay personal entrenado buscándolos, no se preocupe.
—Ven, cariño —me sacudo del agarre de Cassy y doy un paso al frente.
—No me importa si hay miles de hombres buscando a mi hijo... yo lo buscaré.
—Lissa —cierro los ojos al escuchar la voz de Akim desgarradora y su abrazo fuerte.
—Debí aceptar tus consejos —le digo cuando llega a mí —no era seguro, tú conoces de eso más que yo...
—No es tu culpa —me calma tomando mi rostro entre sus manos. —debe estar escondido y asustado. La escuela es demasiado grande para tan poco personal de búsqueda.
Su mirada se cristaliza cuando vuelve a abrazarme, por primera vez siento su corazón latir a toda prisa. Apoyo mi cabeza sobre mi pecho y al abrir los ojos noto a sus hermanos cruzar la cinta amarilla sin que nadie se lo impidan.
—Debes calmarte —me ruega besando mi frente y su voz me trae de nuevo a él —nosotros lo traeremos.
Se aleja un instante, inclina su rostro buscando el mío y limpia mi llanto. Deja un último beso antes de entregarme a Sergio y avanza a los tres hombres que charlan con uno de los bomberos.
Sus hermanos avanzan directo a la entrada principal, cruzan la línea sin que nadie los detengan. Ver a los tres hombres y su caminar decididos hacia el interior me causó escalofríos. Sus rostros férreos y mirada fría con cada paso que daban llamaban la atención de todos.
—Van a encontrarlo, no te preocupes —escucho a Sergio decir —lleva a los niños a casa Cassy, están asustados.
—No quieren irse, no sin Mika —cierro los ojos al escuchar la voz de mi hermana ahogarse —¿Cómo pueden permitir a personal de servicio que les ayude? ¿Qué clase de irresponsable son?
—¿De qué hablas? —limpio mis lágrimas y busco a mi hermana que tiene a sus hijos abrazados a ella —¿Cassy?
Ella mira a Sergio en quien parece buscar apoyo, este por su parte suelta el aire lanzando una maldición. Me dicen lo inimaginable. Controlar a cuarenta chicos demandaba bastante personal y paciencia. La profesora a cargo del jardín solía pedirle ayuda al personal de la limpieza.
A una en particular que contaba títulos que le permitían ayudar. Lo hacía en horarios no laborales y sin dinero extra. La mujer trabajó en un tiempo como niñera y era agradable con los chicos, lo que le creo confianza. No es todo, su rostro me lo dice.
—Ava esta desaparecida también —me alejo de sorprendida y afirma —también estudia aquí, de hecho es compañera de Patrick.
—¿Los sabías? —mi voz sale agudo y me ve apenado —¿Akim?
—Lo dudo —confiesa —yo me enteré esta mañana, por una llamada de Callaghan.
Me narra una historia escuela sobre la niñera de Ava y la recuerdo como la chica que iba con ella en ese centro comercial. Resultó ser mujer de Roberth, el padre de Ava. Existe la sospecha que fue abusada en el apartamento que compartía con ella. Sitio al que la llevó algunas noches, luego de llevar a su madre a la zona.
— Lamento mucho lo que le sucedió y no alcanzo a imaginar todo el dolor que está sintiendo —me sacudo del agarre de Sergio y el de mi hermana observando a los bomberos ir y venir —eso no le da el derecho de dañar a mi hijo ¿Qué tiene mi hijo culpa en esta maldita historia?
—Eso te hace daño —me ruega Cassy tomando mis manos...
—Ni siquiera sabemos que están allí —señalo en medio del llanto —mi hijo puede estar en cualquier sitio, en otras manos y yo...
Callo cuando el nudo en mi garganta se incrementa y retrocedo hasta llegar al auto. Me abrazo a mí misma al no poder controlar los temblores de mi cuerpo. Dan, era el párroco del lugar, un cargo que obtuvo por mediación de su madre y hermano, que aceptó por la presencia de sus sobrinos.
Fue por su presencia que Cassy y su esposo lo veían como un buen sitio. Estarían bajo las alas de su tío y los chicos seguían las reglas, no había nada que temer. Sin embargo, Dan aún no se había posicionado en su puesto, acudió a un llamado de Roma y no vendría, hasta dentro de una semana.
¿Haría la diferencia estar o no? Quiero creer que sí, aunque una vocecita interior me diga lo contrario. La figura de Akim me hace alejar el cuerpo del auto, trae en sus brazos un pequeño cuerpo que lo cubre con su saco. Detrás de él, Nikolái hace lo propio con una figura femenina, aunque más grande.
Nikolái se desvía hacia una limusina y solo entonces soy consciente de la presencia de los Callaghan, con Jones a la cabeza. Le entrega a la niña al mayor de sus hijos que la recibe en silencio con una inclinación de cabeza e ingresan todos al auto.
—¡Mika! —corro hacia ellos al ver de quien se trata. —¿Está bien? —pregunto y Akim no responde.
Llega hasta mí sin hacer comentarios y descubro el rostro. Me basta ese movimiento para darme cuenta de que está desnudo y alzo el rostro hacia él.
—¿Qué sucedió...?
La pregunta se atora en mi garganta y me abrazo a los dos sin entender nada. Su rostro está cubierto de hollín, una de sus mejillas coloradas, su cabello mojado se pega a su frente y tiene marcas de sogas en sus muñecas.
—¿Está bien? —preguntan en coro mis sobrinos.
—¿Se quemó? —pregunta Patrick —¿Cómo está Ava?
—Hay que llevarlos a un hospital y así sabremos la magnitud del daño —es todo cuando dice.
—¿Heridas, golpes? —insiste Sergio abriéndonos paso hacia el auto.
—Ambos estaban inconscientes en la azotea. —calla mientras ingresa al auto y lo aprieta contra él, al ingresar me abraza y permanecemos así por varios segundos.
Es Sergio quien decide estar detrás el volante, marca a alguien por teléfono y solicita personal en urgencias. Yo sigo en shock ante lo que estoy viviendo, me cuesta entender los motivos por los que está desnudo. Me niego a pensar lo peor, bloqueo cualquier sentimiento malo que me produzca su imagen semidesnuda.
No logró hacerle nada y Ava no tiene tanta maldad, confío en que no está tan dañada.
—¿La encontraron? —susurro.
—Nikolái solo los halló a ellos. Bajamos a entregarla, él regresó, si está en la escuela la hallarán —responde viéndome a los ojos.
—¿Por qué está desnudo?
Sergio nos observa por el espejo, mira a Akim quien no parece tener respuesta. Abraza a Mika y los dedos que sostienen mis hombros se clavan en mi piel, causando cierto dolor.
****
Desde que llegamos al hospital y mientras esperamos por información, Akim ha permanecido al margen de todos. Cerca de una ventana con vista a la calle, manos en los bolsillos y abstraído. He visto el dolor y frustración pasar por su rostro, algo me dice que va más allá de lo sucedido a Mika.
—Ve con él —Cassy golpea mis hombros y le señala — no hagas preguntas, que no tiene como responder... déjalo saber que no está solo.
—Me siento como una intrusa —confieso viendo mis manos —si se alejó es porque no me quiere cerca...
—No lo sabrás si no te acercas —insiste y afirmo avanzando a pasos lentos.
Se nota sumergido en sus pensamientos, tanto que nota mi presencia hasta que tomo sus manos. El acto de inclinar su rostro y notar nuestras manos entrelazadas tiene un tinte frío, carente de cualquier tipo de sentimientos. Me cuesta no retirar la mano y salir huyendo de allí.
—Si algo le hicieron será mi culpa, si salió afectado de todo esto también ... —habla con voz gélida y retira la mano de la mia con violencia. —todo es mi maldita culpa...
—Akim —ruego y aprieta los labios.
— Puedes ser sincera, siempre me advertiste de la presencia de Ava... todos lo vieron menos yo.
Niego abrazándome fuerte, sintiendo algo resquebrajarse entre los dos. Mi brazo se adormece y un algunas cosas se vuelven nubladas, es estrés. Todo lo vivido me está superando, necesito calma...
—Traje a tu vida solo desgracias, esto fue un error...
—Me diste a Mika —interrumpo ignorando la alerta en mi cuerpo —no te atrevas a decir que mi hijo fue un error, no es así. No para mí.
Para él pueda que lo sea al no planearlo, no olvido que le rogué para estar juntos. Sin embargo, Mika ha sido el mejor regalo recibido. Por mucho tiempo he pensado que fue un obsequio de mis padres ante mi soledad. Mi pequeño trajo luz a mi oscuridad, alegrías a mi tristeza y es mi motor de vida.
—Lissa, Akim —la voz de Cassy nos hace volver y vemos a la doctora en la puerta. —pueden verlo, yo me encargo de recibir su estado y luego se lo deshilo.
Ambos afirmamos sin decir una palabra, la doctora nos dice que está consciente, pero es posible que esté asustado, nos pide paciencia y mesura. Normal si se tiene en cuenta su mala experiencia. Akim, no parece querer esperar y se queda enfrente a la mujer a quien increpa.
—¿Algún tipo de daño?
—Inhalación de humo, laceraciones de muñecas, tobillos, rodillas y codos raspados —explica.
—¿Genitales? —su pregunta es cruda y en tono grave que resalta su acento.
El timbre de voz, la forma fría de hablar y esperar respuesta causa escozor en mi piel y paso saliva viendo a la doctora sostener la mirada de Akim.
—No hay rastros de algún tipo de fluido que me permita sospechar—comenta la mujer y palidezco ante ese detalle ¿Fluido? — Está demasiado asustado y no deja de llamar a sus padres. Es necesario hablar con un experto antes de someterlo a ese tipo de exámenes
Aquello ocasiona un mareo repentino y siento las manos de Akim en mi cintura. Ante la pregunta si estoy bien de parte de Sergio y Cassy, les miento al decirles, que sí. Ingresamos en silencio tomado de la mano, juntos nunca lo he sentido tan lejos como en ese instante.
Alza el rostro al vernos, mejillas y pestañas humedecidas por el llanto y sus ojos desorbitados. Su cuerpo se relaja al vernos en pie y sonríe alzando una mano en nuestra dirección.
—Mamá —me llama —Estoy bien —me calma.
No puedo controlar mi llanto, ni la felicidad que me produce ver sus intentos por sonreír. Lo tomo en brazos y lo siento abrazarme por el cuello, su pequeño corazón late sin control, él no me miente. Tiene miedo, pero no desea asustarme.
—Estoy bien mami, no llores...—busco su rostro y limpio con manos temblorosas, el sudor de su rostro —el pasillo estaba lleno de humo y no podía respirar.
Mira a su padre de forma fortuita que presencia la escena sin hacer contacto visual con él. La decisión de subir a la azotea no la entiende con exactitud, solo hicieron tras Ava asegurar era el primer lugar en que lo buscarían.
—¿Conoces la salida de emergencias? —pregunta su padre y él afirma —¿Estaba llena de humo?
—No. —vuelve afirmar sacando el móvil y escribiendo algo en él.
—¿Te hizo daño la mujer? —le pregunto sintiendo los ojos de su padre en mi cuello.
Son pocas las veces en que una respuesta tiene tanto poder sobre nosotros y puede destruir nuestra vida. Su afirmación causa dolor en mi pecho y la respiración de su padre pesada.
Lo escucho despotricar en su idioma y cierro los ojos.
— Me quito la ropa y la mordí muchas veces. Me ató y golpeo —abro los ojos ante eso y lo encuentro viéndome expectante.
—¿Algo más? —esta vez es su padre quien pregunta.
—Le escupí y enfadó aún más. —detalla y siento la risa de su padre cada vez más cerca —después se fue ...
—¿Te sientes bien? —le pregunto limpiando su rostro —¿Estás asustado? ¿Te duele algo?
—No.
Algo en mi pecho se estruja, mi piel arde y un frío empieza a instalarse. Son demasiadas emociones, la felicidad de ver saberlo sano está jugándome una mala pasada.
—Tienes que hablar con un oficial y decirle todo que sucedió. —explica su padre llegando a nosotros y tomando sus manos.
—Ajá —duda un instante y lo observa a los ojos sin parpadear.
—¿Qué sucede? —cuestiona al ver el miedo reflejado en su rostro.
—¿Te vas con ella? —la pregunta no logramos entenderla, su padre ocupa la parte contraria de su cama quedando en medio de los dos —ella se irá, me lo dijo —suspira y alza el rostro fugaz —¿Te irás también?
—No te dejaré solo —comenta en tono tenso—lo prometí ¿Lo olvidaste? —mi pequeño lo mira curioso y su padre le hace un guiño —me pediste sanar a tu madre y es lo que hago.
¿Cuándo?, quise preguntar, pero Akim parecía haber tejido una red que nos dividía a ambos. No ocurría lo mismo con su hijo, a quien toma en brazos y besa, varias veces.
—Le diré a Cassy que puede pasar...
No espero por respuestas, doy media vuelta y empiezo avanzar con todo a mi alrededor dando vueltas. Me apoyo en la pared al llegar a la puerta y la abro con cautela. No puedo desvanecerme frente a él, lo asustaré y será demasiado.
—¿Cómo está?
—¿Podemos verlo?
—¿Lissa?
No logro conectar con las preguntas o quien las dice, cómo o por qué. Todo frente a mí empieza a bailar, las paredes, pisos, muebles. Mi pecho se oprime impidiéndome respirar...
—Cassy ayúdame ... —le ruego —no me siento bien...
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