Nuestro juramento...

Con la documentación al día, requisitos listos y todos los exámenes pasados, la empresa empezó a funcionar. Los empleados eran contratados bajo un estricto control, que manejábamos Vryzas y yo. La página web, estuvo a cargo de un amigo del griego que decidía en Estambul.

La empresa abarcaba varios lugares, seguridad privada, escolta, y todo lo que se deriva de ello. Nos encontramos que, en ese campo, lo más usado eran los servicios que Nikolái llamaba "cuernos y celos". Es decir, hombres y mujeres, con sospechas que sus parejas le eran infieles.

La gran mayoría de clientes giraban a esa línea y no queremos que fuera nuestra especialidad. Contábamos con personal adecuado para ejercer todo tipo de protección. Perseguir infieles, tomar fotos y consolar mujeres heridas, era un insulto a tantos años de trabajo duro.

—No menosprecien a esos inseguros. Los mensajes que han dejado en la página y calificaciones son buenos —aconseja Vryzas —Imagínense que los cincuenta fue su universidad y esos clientes su primer empleo.

Nos sonríe a todos antes de seguir jugando con la pluma en sus manos. Le escuchamos decir que el primer empleo suele ser mal remunerado, tus compañeros abusan de tu poca experiencia, la sobre carga laboral nos acompaña siempre. Lo haces todo con tal de tener experiencia o abrirse campo dentro del gremio.

—Es lo mismo, en este caso—sigue— se correrá la voz sobre ustedees.

—En resumen, en algún momento se llenará el rubro "Celos y cuernos" —resumo.

—No le temo a trabajar —explica Nikolái. Es el tipo de trabajo lo que molesta. 

—Especializamos en chismes —se queja Stan — ¿Se imaginan?

—Es lo mismo que sentí los primeros meses al recibir un pedido sobre un plato cuya especialidad es de Demitrius. Mi primera reacción fue boicotear esos pedidos. —se burla —hoy día, me piden mis propios platillos.

— ¿Cómo lo hiciste? —me observa con una ceja alzada.

—Marketing. Mi marketing —recalca cada palabra con una sonrisa, diabólica—les advertí que el siguiente mesero que me trajera uno de los pedidos de Demitrius. Haría el pedido con su...

Calla viendo a Stan levantarse luego de recibir una llamada. De momento, nadie le ha dicho que tiene a una mujer encerrada en casa, Nikolái, y yo le dejamos que sea Stan el que lo diga.

—Haría dicho platillo con su humanidad. —continúa cuando Stan cuelga, pero no se sienta — ¿Todo bien?

Permanecemos en silencio esperando una respuesta que no parece querer dar. Su comportamiento era extraño desde que encontró a Mia, la llevó a Moscú y estuvo en la boda entre Noah con Jaz. Aun así, se negaba a dejarla salir si no iba con él.

—Debo irme —se excusa recogiendo su chaqueta.

—¿Necesitas algo?

—Tengo todo bajo control, pero gracias por preocuparte —responde sin ver a Vryzas saliendo de la sala. 

—¿Qué decía? —pregunta luego de una pausa. 

—Qué amenazaste a tus meseros —le recuerdo y afirma serio viendo la puerta cerrada.

—Pensaron que bromeaba hasta que vieron mi rostro mientras afilaba cuchillos. — Habla luego de una pausa.

—No puedo creer que existan seres capaces de estar contigo en una cocina rodeada de cuchillos, agua hirviendo, fuego y gas. —señala Nikolái —si te conocieran no lo harían.

—Soy un profesional —habla con modestia.

—Ese es el problema.

Puedo imaginar los rostros de sus empleados llenos de espanto, luego de descubrir no bromeaba tras verle serio. Sabe cuando sembrar terror con solo una mirada o gesto. Su estatura intimida, pero es su rostro lo que revela su verdadera naturaleza.

— ¿Nos alejamos de las redes sociales y apuntamos a personal maduro? —sugiero. —prensa... Marketing en prensa —señalo.

—Seguimos en las redes y nos expandimos —propone Vryzas —es buena idea.

Necesitamos una publicidad llamativa en una zona que ellos suelan leer siempre. Una fotografía del logo en un tamaño importante, números de teléfono, correos y par de comentarios de los que han dado en la página.

Nikolái recomienda un teléfono diferente al de todos, de esa forma nos alejamos de la línea personal y nos aseguramos de que, quien llame en él sean clientes.

—Iré a comprarlo, uno empresarial—Sonríe —me gusta cómo se escucha. —me ve emocionado —Encargarte de esa publicación, en cuanto tenga el número te lo envío.

Sale de la sala de juntas, ante la mirada cómplice de Vryzas. Su interés por trabajar es más por alejarse de Ava que porque extrañe hacerlo. La pequeña suele buscarle y hacerle pláticas largas, acaba durmiéndose en el sillón.

Para él, ya vivió esa época conmigo y no desea repetirla.

— ¿Has pensado que hacer? —niego.

— ¿Te lo dijo Nikolái?

— ¿Importa? —contraataca. —no te dan consejos en vano Akim. No desean que estén en los mismos zapatos que ellos.

Empiezo a escribir lo que deseo diga la publicidad. No hay manera de que desista de mi labor, no dejaré a Ava lejos de su madre. De ninguna manera existe el riesgo de enamorarme, me gustaría decírselos sin revelar mis motivos.

—Me dijiste que la ayudara.

—Jamás te pedí casarte con su madre —me recuerda —la niña puede confundir las cosas y suponer que formaran un hogar.

—No he tenido tiempo para reflexionar en esas cosas. Solo quiero que ella no sea llevada a otro país lejos de su madre. Y haré lo que sea para conseguirlo.

Dejo el bolígrafo encima del papel cuando tengo el boceto listo. Sus ojos dorados escudriñan los míos y se inclina hacia delante antes de hablar.

— Ambas han sufrido mucho y merecen estar juntas. Eso no te lo discuto—me señala — ¿Estás dispuesto a casarte con una desconocida solo por darle un hogar a una niña desprotegida? Hay miles de Ava y Zafiro ¿Te casarás con todas?

—No soy un buen partido Vryzas ¿A dónde más puedo aspirar?

Alza una ceja y reclina de nuevo su cuerpo, cruza sus brazos y me mira sin decir nada por largos minutos.

—¿Es lo que crees? —pregunta y guardo silencio —¿Tan poco valor crees tener?

—Solo acepto la realidad... Y jamás he dicho que voy a casarme...

—Tienes razón... —se incorpora de la silla y camina hacia la puerta en donde se detiene —solo vas a adoptarla hasta que su madre despierte y luego se la darás. Este país te dará un premio cuando se enteren de que usaste el sistema para proteger a una niña. Ella, (Ava, por supuesto), dejará tu hogar cómodo y lleno de lujos e irá danzando, feliz, hacia la ruina que acompaña a su madre.

Finaliza con sorna. Lo que describe hace parte de los contra que he estado pensando. No he tomado una decisión, solo me encuentro buscando un camino que escoger. Son ellos, los que suponen conocerme y consideran tener el don de la verdad.

—Sé que no la tendré fácil, de momento me interesa que la niña vea a su madre. —afirma en silencio y viendo hacia los pasillos. —que no la alejen...

—Sé lo que es una mala madre Akim, Axelia lo fue. —suspira —de saber que Zafiro era ese tipo de madre y todo lo que escondía, jamás hubiera aceptado tu ayuda.

—Nikolái exagera—insisto— deseo cuidar de ella hasta que su madre aparezca. Debe existir una figura legal que me permita cumplir.

Todos ellos me ven como el chico que deben proteger, el que les daba problemas, travieso y de largas conversaciones. El Debían custodiar del acoso o enseñarle a pelear, ya no lo soy. He intentado quitarme de encima el estigma de niño violado, pero ellos me lo hacen difícil.

—Eres demasiado sensible, el punto débil de Nikolái y Stan. Que están acostumbrados a estar cubriendo tus tonterías desde tus ocho años —vuelve la mirada hacia mí —el problema es que esto no es una travesura. Ava no es un perro o gato callejero que solías llevar, es un ser humano que tendrás para toda la vida. Y una madre con una reputación sospechosa—sonríe antes de seguir—la decisión que tomes puede repercutir o pesar más adelante.

—Te agradezco tus consejos, pero te aseguro no son necesarios...

—Te voy a dar uno consciente que no lo has pedido —gira del todo hacia mí —Lo que tienes entre tus piernas es una espada que debes saber cuándo envainar y cuando sacar. Eres muy joven para atarte a una mujer de ese calibre. Vive la vida a plenitud y cuando estés harto de usar la Excalibur te casas, no antes. —señala su sien —¡Úsalo! Es gratis.

Sale dejándome solo con mis pensamientos. Nikolái debió contarle lo que está pasando. Insiste en que mi deseo es adoptar a Ava, y tener un pretexto de ver a su madre. Afirman que estoy enamorado de la mujer y tengo a la niña como excusa.

Lo he estado pensado desde que lo insinuaron. Si bien, Zafiro es una mujer hermosa y valiente, esto inició por Ava. Lo que siento por la madre es difícil de explicar, ni yo lo logro entender. No es amor, el mío late descontrolado por una mujer que tiene dueño.

Mi deseo protegerlas y no alejarlas una de otra. Adoptar a Ava, es el último de mis mecanismos en caso de que no halle otra solución, que evite a madre e hija estar juntas. Lo mejor será que el tiempo sea quien responda por mí y dejar de defenderme.

Horas más tarde, luego de dejar todo listo y sin más trabajos pendientes, salgo de la oficina en búsqueda de Ava. La publicidad empezará a estar en la prensa a partir de mañana.

Nikolái ha traído un móvil particular, se sorteó en manos de quien quedaría y resultó ganaron Nikolái. Prometiendo mantenernos al tanto de todas las llamadas que reciban.

—¿Tienes un minuto? —me pregunta Stan saliendo al paso y entregándome una carpeta —es de una amiga, necesita empleo. Revísalo y asegúrate si hay posibilidades.

—Es madre soltera y su esposo le golpea, como te gustan —se mofa Nikolái al pasar por mi lado.

—Ignóralo —aconseja Stan. —Acabará amando más Ava que tú.

—Está convencido que me casaré con ella. —confieso y Stan me observa serio.

—¿Lo es? —niego —¿Seguro?

—Lo hago por madre e hija, ella pudo dejar a la niña y escapar. Siempre regresaba a casa, cuidaba de ella y le obsequiaba libros. —describo —fue una mala madre, pero resarció su error, todos merecen una nueva oportunidad.

—Algo se me ocurrirá — Stan no es de dar promesa si no tiene una razón para ello —espero no me estés mintiendo o lo lamentarás —me amenaza —cuando tengas dudas, recuerda a Anoushka. Eso te hará pasar la calentura, eso si el  agua fría o las manualidades no lo hacen.

Ambos reímos rumbo a nuestros autos. Lo observo ingresar, despedirse e irse, miro la carpeta en mis manos y la abro con interés. Stan no tiene amigas, amantes sí y muchas, el término, amigas o novias no están en su vocabulario.

—Madeline Anderson—leo el nombre de la mujer —exoficial de policía, retirada por lesión —continuó leyendo y reviso lo anexos.

Faltan documentos...

Cuenta con muchas referencias, varios títulos que podrían servir en la empresa. Los más importantes no tienen soporte, los menciona y deja teléfonos en donde poder corroborarlo. Eso y nada es lo mismo, cierro la carpeta ingreso al auto y la lanzo frente a mí

Me acaba de señalar de querer ayudar a Zafiro porque tengo interés en ella y Stan hace lo mismo ¿Dónde queda Mía en esta historia? Mía Dekker, la chica que encontró malherida y mantiene encerrada en su casa sin poder salir.

Contrario a ellos, no soy de meterme en sus asuntos, solo si no daña a Mia. Me hago la promesa de visitar más seguido y velar por qué Stan no se aproveche de su estado. Es lo mismo que hago con Zafiro y Ava, no hay terceras intenciones, solo las ganas de ayudar a quien lo necesita y la imposibilidad de mirar a otro lado cuando veo a alguien que sufre.

Con esos pensamientos rondando mi cabeza, llego hasta el colegio cuando todos los alumnos empiezan a salir. Busco a Ava dentro de los demás y la hallo al toparme con Anker, con quien suele salir siempre.

Cabeza baja, cabello cubriendo su rostro y arrastrando los pies. Ava camina al lado de Anker, ambos con rostros llenos de angustia. Me despido de Anker a quien lo pasa a recoger su padre y me centro en Ava. Deja el morral en el suelo, instala el cinturón de seguridad y mira por la ventana hacia la escuela.

—La señorita Smith quiere hablar contigo —habla —dice que debe ser hoy, no mañana.

—Antes de ir con ella ¿Hay algo que desee saber?

Suspira cerrando los ojos y apoyando su rostro en la ventana. Ingresa sus manos en la americana, su barbilla y voz tiemblan al hablar. Ambos permanecemos observando a madres y padres, recogiendo a sus hijos. Chicos de todas las edades corriendo hacia sus padres, alguno de ellos no puede con el morral.

—Ingresé a la lista de niños por adoptar, me escogerán un hogar extranjero, uno bueno, la psicóloga me lo dijo. Me enojé, le dije que yo si tenía un hogar. —se limpia las lágrimas con fuerza —vivía contigo.

—¿Y luego? —se alza de hombros.

—Qué te lo diga ella.

—Te lo estoy preguntando a ti —insisto buscando su rostro—¿Qué hiciste Ava?

Unos golpes en la ventanilla nos hacen callar y al ver de quien se tratan salgo a recibirla, Ava intenta hacer lo mismo, pero la mujer le indica no salir.

—Lamento molestar —se excusa. —¿Habló con ella?

—Algo —la miro de reojo y la observo viendo al frente.

—Será mejor si no le da esperanzas señor Borch —me pide alejarme del auto y caminar a un costado, en donde no somos vistos —Me dijo que usted era el prometido de su madre, iban a casarse cuando ella despertara y se irían del país.

—Debe haber entendido mal...

—También lo imaginé —suspira viendo detrás de mí —no dudo en sus buenas intenciones para que ambas sigan viéndose, me temo que lo mejor en estos casos es hablar claro.

—Lo haré —prometo estirando la mano que mira con extrañeza al ver mis guantes, pero que acaba por tomarlas —gracias por todo señorita Smith.

—Le vendría bien un poco de ayuda —saca de su bolsa una tarjeta que me entrega —es el mejor, le ayudará no solo a ella, también a usted para que sepa como hablarle.

—Le agradezco la ayuda —sonríe inclinando la cabeza y perdiéndose dentro de la multitud. 

Leo la tarjeta y encuentro que es un psicólogo, el nombre me resulta familiar, pero no recuerdo donde. Guardo la tarjeta en el bolsillo, regreso al auto, lo enciendo y avanzo en silencio sin reclamarle nada. Puedo entender que esté asustada por qué la alejen de su madre y hasta sus pequeñas mentiras. 

 ¿Qué tal si no lo son? Si su mente lo cree así.

—Le dije que eras el prometido de mamá. —la dejo hablar y despejar así mis dudas. —estabas esperando que sanara, te casarías con ella y llevaría tu apellido. Nos iríamos lejos a donde nadie conozca el pasado de mamá.

Siento palpitar mi oído con los comentarios de Nikolái sobre lo que piensa de todo esto. Las de Vryzas alertándome que la niña podría confundir las cosas, desde ya puedo sentir lo que se viene encima

—Yo no puedo casarme con tu mamá—le recuerdo y baja el rostro apenada.

Fijo la mirada al frente, evitando ver su rostro lastimero. Todo está saliendo tal cual me lo ha habían advertido, no escuché razones.

—Ahora no, pero luego ...

—Ni ahora, ni después...—le interrumpo golpeando el auto, exasperado.

—¿Por qué no? Estás soltero, no tienes una novia y...

—Se debe estar enamorado para casarse.—la miro un instante y puedo notar que le afecta lo que escucha, pero es necesario que lo entienda —esto lo hago por ti, sé lo que es no tener un hogar.

—¿Es por qué vendía su cuerpo?

Hay dolor en sus ojos, no debe ser fácil saberlo, Stan suele burlarse de la mujer que lo trajo al mundo, Nikolái hace lo propio en otras palabras. No obstante, a ambos se les nota que les duele hablar sobre el oficio de sus madres. Sin conocerlas, ni saber quienes eran.

Ava conoce a su madre, vivió con ella, fue protegida y cuidada desde que salieron del club. Su dolor es tres veces más grande. 

—No. —hablo luego de una pausa y acelerando el auto. —eso no tiene nada que ver.

—¡Si lo es! —explota en furia —Nikolái te lo dijo y tú le obedeces. Pero, mamá no tuvo opción...

—Existen muchos factores para enamorarse de alguien —soy observado con furia, pero no me detengo —no he vivido ninguno con tu madre y eres demasiado joven para entenderlo.

—Si la conocieras... si solo...

—¡No! —levanto la voz —Estoy enamorado de otra persona, —ella baja el rostro al escucharme decir aquello —no hay manera que entre en mi corazón otra mujer. Incluso si me caso con tu madre, jamás podría hacerla feliz, porque mi pensamiento estaría en otro lado. Y no es justo para nadie que le mientan así. 

Una sola vez en mi vida, me planteé casarme. Lissa es la mujer con la que me imaginé llegar al altar. No se cumplió, por lo que no he vuelto a pensar en ello. Para mí, el sueño de casarme murió cuando Lissa tuvo un hijo de otro.

—No quiero irme de tu lado, pero tampoco alejarme de mamá —la observo un instante y suspiro —¿Entiendes ahora?—llora limpiando su rostro— Lo que deseo es posible con ustedes casados.

—Estaré a tu lado hasta ella mejore, pagaré por los cuidados de tu madre. —prometo y afirma en silencio —no voy a dejarlas solas o a desampararlas. —detengo el auto a un lado de la vía —si debo adoptarte para cumplirles, lo haré. Solo eso Ava. No voy a casarme con tu madre, no seremos una familia, ella, tu, y yo...

No la culpo por querer un hogar o alejarse del entorno en que vivió. Cada rincón de esta ciudad debe recordarle algo, incluso la escuela debe estar llena de recuerdos.

—¿Lo prometes? —me pregunta de repente y no sé a qué refiere—que no dejaras que me alejen de mi madre, tampoco te irás cuando ella mejore —afirmo y sonríe.

—Lo prometo... Seremos amigos siempre, quedará entre los dos —tomo sus manos entre las mías y me quedo viéndolas —lamento no poder cumplir tus sueños...

—No importa. Si los tuyos se cumplen valdrá la pena.

Esa es la cuestión, que los míos no pueden cumplirse. Aquello solo sería posible si regresara el tiempo y al igual que Noah buscara un momento para hablar con Jaz. Yo nunca lo hice, me olvidé de la promesa y hoy estoy pagando el precio.

Tener que verla realizada, feliz y con un hijo de otro. 

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