La niñera


Narrador

Remordimiento, era el sentimiento que envolvía a Jones desde el instante exacto en que supo Zafiro había partido de este mundo. El odio que sentía hacia la mujer que culpaba del daño de su familia era tan grande que lo volvió injusto y cruel. Ver a la pequeña llorar desconsolada a su madre o abrazarse a su cuerpo en el hospital, lo hizo entender.

Pese a que no la había provocado, la muerte de Zafiro la sentía como si hubiera ganado ese juicio y un juez ordenara desconectarla. Agradecía a Dios que fue natural y no como inicialmente lo quería, de otro modo no lograría tener paz.

—Se fue—la dulce voz de su sobrina lo saca del trance en el que se encuentra.

—¿Quién? —pregunta viendo a los asistentes al funeral dispersarse y solo quedar ellos frente a la tierra recién removida.

—Papá —el apelativo sale de su voz en su susurro y Jones mira a su esposa.—no se acercó.

—Me temo que no puede hacerlo cariño.

Su esposa sale al rescate arrodillándose frente a ella y tomando sus manos. Akim Borch, tiene restringido el acceso a Ava hasta tanto su situación no se solucione. Jones, que en estos días ha aprendido un poco de los Borch, se anima a especular, que de no existir esa orden tampoco se acercaría. Son tipos orgullosos, oscuros y bordeados de peligros.

—Él necesita limpiar su nombre y demostrar que es inocente —continúa su mujer y ella afirma apretando su mano con fuerza.

—Nunca me lastimó —solloza —Fue un error...—confiesa.

—Lo entenderá...

La negativa de Ava es violenta, tanto que se sacude del agarre y da un paso atrás. Sus pies tropiezan con la tumba de su madre y está por caer encima de ella, Jones lo impide al tomarla por los hombros.

—Me lo advirtió, nunca debía mentirle, obedecer siempre y no dar problemas —sus ojos negros revisan todo el lugar con añoranzas —no me va a perdonar.

—Lo hará si te quiere en verdad —insiste Briggitte tomando de nuevo sus manos —cuando se quiere a una persona se hace a pesar de sus errores y se le ayuda a corregirlos.

Ella niega en silencio y gira hacia la tumba, retira la rosa que Briggitte le instalo en su peinado, se la lleva a los labios y la deja sobre el montículo de tierra. Diversos arreglos adornan la tumba, de la escuela, psicóloga, sus compañeros de clases, amigos de Jones y del club. La mirada recae sobre uno en particular, el único cuyas flores son coloridas.

La banda que cruza el arreglo reza, "Karen Abbey". Aquello no le resultara extraño si ese nombre no lo llevara la niñera de Ava. Llevado por la curiosidad, pero también la sospecha que le generaba la mujer detalla un poco más el arreglo y se topa con un sobre.

Aprovecha la conversación que su esposa mantiene con la niña y lo retira. Saca dentro del sobre una tarjeta en color rojo y lee el contenido de espaldas a las dos.

"Zafiro Cohen, compañera de infortunio y amiga incondicional. K. A."

—Era amiga de mamá —Ava toma la tarjeta, la lee y regresa a las manos de Jones —cuando estaban en el club del abuelo.

—¿La recuerdas o te lo dijo ella? —le pregunta y la nota confundida.

—No recuerdo nada de esa época, tenía cuatro años —se encoge de hombros y Jones mira a su esposa. —Ella lo dijo y Karen no miente.

En ese punto de la historia, ambos se sienten intimidados por la amistad entre Ava y Karen. Sería magnífico si ambas tuvieran la misma edad, no existiera una diferencia de casi veinte años. Encima de todo, estaba el sabor amargo que la mujer parecía manipularla, su hijo mayor, había notado el cambio de Ava desde que la mujer llegó.

—¿Te sientes cómoda con ella?

Esperaba una respuesta segura e instantánea, muy a pesar de que su hijo había advertido, no sucedería. Lo que sucedió lo motivó a buscar respuestas con urgencia. Ava se queda en silencio mirando la tumba de su madre y tras varios minutos de no decir o hacer nada, le responde.

—Es la única que tiene recuerdos de mamá... Eso la hace especial.

¿Qué tipo de recuerdos? Y ... ¿Hasta qué punto es especial? Dos preguntas a las que le dará respuesta en ese mismo instante.

—No es suficiente motivo para querer a alguien cariño —habla Briggitte instándola abandonar la tumba. —muchos conocieron a tu mamá y no por eso debes amarlos.

Están solos los tres, sus hijos se han ido hace un par de minutos ante la urgencia de continuar sus obligaciones. Goza de excelentes hijos, los tres mayores son profesionales y ocupan un puesto en la compañía, los demás están en proceso de culminar o en postgrados.

Si la muerte le llegara en este instante, se iría feliz por la clase de hombres que le dejó al mundo. Disfruta no solo de buena familia, también de tiempo para cuidar de su sobrina y devolverle todo lo que le hizo falta en su niñez.

—Yo también conocí a tu madre —se anima a decir y la pequeña alza el rostro hacia él.

—Se odiaban, mamá me lo dijo.

Si algo tiene Ava de los Callaghan es la sinceridad, una que llegaba a ser cruel en su padre y que, al parecer, la pequeña heredó. Sonríe afirmando, sin la intención a defender lo que no tiene defensa.

—Lo acepto —aquella respuesta no enoja a la pequeña, todo lo contrario —pero porque tu madre no era una mujer común.

—Era testaruda y tu autoritario —sigue por él y ambos sonríen.

—Tengo fotos de ella —sus ojos se iluminan y Jones afirma —nuestras familias eran cercanas, ella solía llegar a la casa o nosotros a la suya...

Lo que sea haya creado Karen Abbey con su sobrina, se acabaría en ese instante. Estaba de por medio la promesa hecha a su padre y a Jim, las ganas de limpiar su apellido y hacerla feliz.

—Nunca lo dijo ...

—Lo imagino. Primero moriría antes de aceptar que me coqueteó y la rechacé...

Briggitte infla mejillas y le propina un golpe en sus hombros, Jones se encoge de hombros. Si algo le han dado los años y experiencia con tantos hijos es que lo mejor es ser sinceros, no adornar la verdad y pretender enmendar los errores con excusas. No en ese orden, si aplicabas lo justo a cada una de ellas, los resultados eran alentadores.

Funcionó con sus hijos ¿Por qué no con ella?

Toma el móvil, envía un mensaje de texto y lo guarda en su bolsillo ante la mirada intrigada de su mujer a quien le sonríe. Su historia de amor no fue tortuosa o con altibajos, fue una amistad que nació en la universidad y fue mutando con los años, aún hoy, sigue escalando día a día.

Jones era demasiado serio para ser un hombre de aventuras y Briggitte una mujer tan completa que merecía ser adoraba. El resultado, ocho años de noviazgo, en donde ingresan el tiempo de amigos y un poco más de treinta de casados. Un matrimonio sólido, con una familia estable, feliz y que espera perdure hasta que el creador los recoja.

****

—¿Karen Abbey? —el ahora dueño del club de Jim Cohen repite el nombre dado por Jones y niega —no la recuerdo dentro del grupo de Zafiro.

—Fue hace muchos años y no quiero ofenderte, pero estás viejo y obsoleto —el hombre sonríe sin que se note ofendido por la sinceridad de Jones.

—Antes de llegar busqué en los registros Callaghan, no hay nadie con ese nombre dentro del grupo, rameras, barban, meseras o personal de limpieza —específica —Dentro del club no trabajo.

—¿Un alias? —niega.

—Todas lo tenían en sus labores, no en la nómina. Jimmy, era bastante estricto, eso y los exámenes médicos eran sus más grandes exigencias. —retira el aire dentro de sus pulmones y observa al hombre sentado en la oficina —si la mujer te genera sospecha, lo mejor es despedirla.

—Deseo saber quién es verdad antes de hacerlo —insiste —Ava sufrió abuso y no sé de donde llegó, los Borch y esa mujer son los únicos cercanos.

—¿Qué hay de Roberth? —la pregunta le hace erizar la piel y guardar silencio —era tu sangre Jones, pero tan distinto a ti...

—Necesito saber qué lugar ocupa esa mujer en la vida de Zafiro y de Ava. —el tono de voz sube y su acompañante capta el timbre de molestia.

—Pudo conocerla en la calle, en ese caso, no podría ayudarte —resopla antes de seguir —en esa época había una psicóloga, trabajaba con chicas de las calles, algunas de ellas se reintegraron a la sociedad gracias a su labor.

—¿Recuerdas el nombre?

—No, aunque si con la universidad que laboraba, era parte de su postgrado —calla un instante antes de seguir —cargaba con una joven menor de edad, una estudiante. Hacían videos de las secciones, recuerdo que le pedían a Jim tiempo para ir a ellas.

El hombre asegura que si fue gran amiga de Zafiro, como tanto insiste, debió estar en ellas. Jones, por su parte, siente que tiene un excelente obsequio que dar a su sobrina. Si la psicóloga aún conserva esos videos, no solo puede ayudarle a saber quien es la mujer, además, tendrá algo que obsequiarle a su sobrina.

Se emocionó con las fotos, a tal punto que se quedó con el álbum y sacó varias para ingresar a unos portarretratos. Los videos de la voz de su madre y el rostro le harán feliz.

—¿Buscaste en todos lados? —le pregunta una vez más.

—Dentro de los miembros del club no está, nos queda compañeras de servicio en la calle cuando estaba bajo el dominio de tu hermano, la psicóloga con sus videos —lo piensa un instante antes de seguir —o los empleados de la casa de Jim, cuando tenía a tu sobrina.

Jimmy, tenía varias empleadas a su servicio, la gran mayoría de ellas para cuidar a su sobrina. Joseph recuerda que la pequeña era mantenida durante el día en la oficina del club y una mujer la cuidaba.

—Zafiro nunca la amamantó, y Jimmy buscó a una mujer que lo hiciera —sigue recordando —nunca la vi, a Jimmy no le gustaba mezclar a los empleados legales con los ilegales, menos si estaban de por medio su nieta.

Jones permanece en la oficina por largo tiempo después que el hombre se retira, jugando con el trozo de papel que tiene nombre de la universidad en sus manos. Cuenta con tan poco para dar con esa psicóloga que está seguro perderá tiempo en acudir o enviar a alguien.

—¿Puedo? —abre los ojos al escuchar la voz y se encuentra a la pequeña en la puerta.

—¡Claro! —le anima moviendo su mano y mira la hora en su reloj —¿Qué haces despierta?

Camina a pasos lentos hasta llega a él, se apoya en el escritorio abrazando en todo momento una fotografía contra su pecho. Ella da la sensación de haber estado llorando y se divide entre manejar la situación o llamar a su hijo.

—Me aceptaron en la escuela —le dice, pero no hay emoción en su voz.

—¿Eso es bueno o malo? —se encoge de hombros y Jones suspira. —Lo nuevo y desconocido, siempre nos genera miedo ¿Sabes qué dice sobre ser un héroe? —toma una de sus manos que acaricia con el dedo pulgar.

—No, ¿Qué dicen?

—Un héroe es alguien que camina voluntariamente hacia lo desconocido —apoya su dedo índice en la nariz y sonríe al verla fruncirla — tú eres muy valiente... Y grande para una niñera ¿No te parece?

—¿No te gusta Karen? —niega serio y ella afirma —a Nikolái tampoco, decía que estaba más loca que yo.

—¿Por eso la despidió?

—La despidió por mentirle. —responde bajando el rostro —fuimos a un centro comercial, Karen quería ir de compras y me pidió decirle a él.

—Mentiste por Karen —ella afirma y Jones aprieta sus manos al sentirlas temblar —¿Lo hacías seguido? —no responde por lo que retoma el diálogo anterior —¿Qué sucedió después?

—Me dijo que si quería ir a un lugar, pero solas —retira la mano de la de Jones antes de seguir y vuelve a abrazar la foto de su madre —nos escapamos, pero encontramos a papá en la entrada y Karen dijo que fue mi idea.

Guardó silencio para que no la reprendieran, conocía a Nikolái y sabía lo que sucedería. No obstante, de alguna manera el hombre lo descubrió y la despidió, junto con todo el personal que cubrió la falta.

—¿Cómo te mantuviste el contacto con Karen? —saca el móvil y se lo deja en el escritorio.

Se lo dio Karen antes de irse, en él podía no solo hablar con ella, también tener acceso a todas las cámaras de la casa. Algunas de ellas incluso contaban con audio. Hace un par de días, se bloqueó y perdió acceso a toda la casa desde entonces.

Ahora entiende por qué el objeto era tan valioso para ella, le mantenía cerca al hombre que consideraba su padre. Un hombre que no le perdona el acto de traición, Jones puede entender al hombre, pero quien necesita su apoyo ahora en su sobrina.

—¿Me dirás por qué dijiste eso de Borch? —Su silencio le hace tomar sus manos, levantarse e ir a la habitación de la mujer.

Tras varios minutos en silencio, la pequeña decide hablar. Karen le dijo que era la única forma de estar juntas, alejarla de la casa era la mejor opción para que su sueño se cumpliera. Akim y Nikolái Borch, no querían que verla juntas, no entendían lo que las unía. Karen aseguraba que Zafiro, le hizo prometer que si algo le sucedía, ella cuidaría de Ava y según la mujer, eso hacía.

Al llegar a la habitación se encuentran con la puerta abierta, una mirada al interior muestra el closet vacío y sin rastros de la mujer. Encima de la cama hay un sobre que la pequeña toma y le entrega a Jones sin leer.

—¿Estás segura? —afirma silenciosa.

—Se enojó, ella quería que siguiera —su voz se rompe al sentarse en la cama —yo no puedo hacerlo...

—Me siento orgulloso de ti y estoy seguro de que tu madre donde esté también lo estará —le dice arrodillándose frente a ella y alzando su rostro.

Por el momento no sabe que buscaba o quien era la dama, le basta con saber que no logró lo que quería. Desea pensar que estar con ellos le hizo cambiar de parecer.

—¿Qué sucede? —pregunta su hijo mayor en la puerta y de espaldas a él.

—Ava ya no necesita niñera —le dice ante su rostro suplicante —Karen se acaba de ir—sonríe guardando la nota en su saco antes de levantarse.

—¿Seguro? —Jack Callaghan, su hijo mayor, mira a Ava y enarca una ceja —¿Linda? —Insiste.

Afirma sin hacer comentarios y sonríe. Jones, que solo necesita de una mirada para hacerse entender, logra que su hijo no haga más preguntas. Saliendo los tres de la habitación.

—Así que. ¿Eres demasiado grande? —le dice su hijo en los pasillos —Eso quiere decir que puedes dormir con la luz apagada y la puerta cerrada.

—No soy tan grande para eso —comenta bajando el rostro. —puedo cerrar la puerta, pero no apagar la luz.

Tener un psiquiatra en la familia lo vio pésimo en su momento, pero aceptó que era lo que su hijo le agradaba. No creyó que esa carrera se mezclara con su empresa, con los años Jack le demostró lo equivocado que estaba.

—Bien —permite a su hijo mayor ser quien la lleve hasta su habitación y se queda viéndolos a ambos avanzar.—después trabajaremos en ese miedo a la luz...

No fue la mejor manera de salir de casa de los Borch, lo considera un poco cruel para el hombre. Pese a todo, es consciente que algunas veces la vida suele mover sus hilos de forma extraña para acomodar las cosas en su lugar.

Y el lugar de Ava Callaghan siempre fue a su lado...

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