Castillo de naipes


Apoyar a James Slora, fue sin duda una buena decisión. El hombre resultó ser un excelente empleado, con una basta experiencia en el campo. De ninguna manera, quiere decir que nuestro interés es retirarle contratos a los O'hurn; sin embargo, es gratificante saber que tienes a alguien idóneo que controla el gremio a la perfección.

Sobre todo, los legales, de eso nosotros no éramos diestros.

A diario me llamaba a dar detalles de lo acontecido el día anterior en la empresa. Nikolái no quería saber sobre los términos legales y menos, de documentos, Stan vivía solo para su trabajo y el poco tiempo disponible era para Mía. Solo quedaba yo en esta historia y a mí recurría.

En esta ocasión, el motivo de su llamada era para comentar, el traslado que se ordenó a Madeline no pudo hacerse efectivo. La mujer se había negado a aceptarlo e ingresó la carta de renuncia. Según ella, había conseguido un mejor empleo.

—Asi que, no aceptó el traslado —comento a James.

—Y pasó la carta de renuncia —continúa —es una chica extraña, no mira a los ojos y la mayor parte del diálogo es evasiva.

—Me alegra saber que no soy el único en notarlo. Estaba por creer que eran celos de hermanos —James lanza una risa detrás del teléfono, contagiosa —se lo diré a Stan en cuanto vea.

—Mucha suerte —sin decir otra cosa, cuelga y regreso a mi rutina.

Después de la primera semana, el silencio y soledad empezó a sentirse. Estar en un lugar sin compañía, por largo tiempo y sin ver la luz del sol no era nuevo para mí. No lograba entender, porque esta ocasión todo me resultaba difícil y diferente.

Es ella y lo que le aqueja. Susurra mi mente y le doy la razón. Desde que supe de su enfermedad y la negativa de no preocupar a otros no tengo paz. He estado tentado a llamar a alguno de los Wells y contarle. Sin embargo, saber que dejaría de confiar en mí y me hace detener.

Lo mejor era convencerla de decirlo y apoyarla el día que lo hiciera.

¡Concéntrate!

Los ruidos en la casa empiezan temprano, desde aquí puede verse y hasta escucharse todo el ajetreo de la mansión. Mi día empieza con una llamada a Ava, que dura más de media hora. Ángelo y la doctora comentan que no hace por alistarse para ir a la escuela, sin antes hablar conmigo. Se porta bien y obedece siempre. No obstante, Vryzas acepta que tanto él como su hijo se sorprenden por algunos comportamientos que han visto en ella.

A Mika y su madre la cosa es más sencilla. Le llamo en las noches, una videollamada con su madre narrándole un cuento, que no presta atención por estar viéndome en la pantalla. Ver sus rostros antes de dormir era todo lo que necesitaba para que todo tuviera sentido.

Estaba perdida y absolutamente embriagado por ellos, enamorado de mi hijo y su madre. No veía la hora de salir de allí y poder estar con los cuatro. No dejaría a Ava por fuera de esta historia, ella merecía un hogar sólido y Lissa le serviría

Acompaño mis pensamientos con la limpieza de mi fusil y la vista en el campo de la mansión. Mi móvil vibra encima de la caja en donde lo apoyo y noto es un número privado.

—Diga.

—¿Akim Borch? —pregunta una voz masculina con acento sureño.

—¿Quién de aquel lado?

La risa no se hace esperar y me levantó de la silla. No hay un motivo para hacerlo, salvo quizás el sexto sentido al notar que aquel rictus no es amistoso, ni chistoso.

Sarcástica, sería el calificativo que le daría.

—Jones Callaghan, tío de Ava Callaghan Cohen —se presenta. —Iré directo al punto, señor Borch. He venido por mi sobrina, a quien la suponía en otras manos. Usted ha estado suplantando a uno de mis hombres y no me gusta.

—Muy desactualizado en noticias, el nombre de Ava ha cambiado...

—Su apellido es Callaghan, el que le corre por las venas. —me interrumpe y puede sentirse que le divierte esta situación —Cada célula de esa pequeña grita mi apellido y no permitiré que se eduque al lado de un delincuente de poca monta.

—¿Se refiere al Callaghan que hirió de muerte a su madre o a quienes la abandonaron a su suerte por más de siete años? —replico en calma.

—Y a la prostituta que no quiso entregar a su hija. No soy de los que cubre las faltas de mi familia, señor Borch —continúa — Zafiro y Robert, merecían morir, por destruir la niñez de su hija y no entregarla cuando se le pidió. Lamento que Zafiro esté robando oxígeno a un ser humano que si merezca vivir. Me encargaré de ello.

Me alarmo ante lo último comentario, tengo como defender a Ava, sobre la base de ser su padre adoptivo. Muy distinto resulta todo, al tratarse de Zafiro, con ella no tengo lazos al que aferrarme. En otras palabras, si ese imbécil resulta ser quien es, puede hacer lo que amenaza.

—Primero tendría que verificar su identidad.

—Tecnicismos señor Borch —se burla —no estaría hablando con usted de no tener importancia en la vida de mi sobrina.

Odio la forma en que resalta el parentesco y aún más lo que ha insinuado desea hacer con Zafiro. Sé que cometió errores y puso en riesgo la vida de su hija en muchas ocasiones. Desearle la muerte o dejar huérfana a una niña sería demasiado.

Maldigo cuando el fusil se resbala de mis manos, pero logro sostenerlo antes que llegue al suelo. El sitio encerrado haría que se incremente aún más el sonido y no deseo causar alarma en los integrantes de la mansión. El tipo sigue hablando, mientras centro mis emociones en no perder la compostura.

—No tiene idea de lo que es capaz Zafiro. No, como yo, no estoy dispuesto a aceptar que Ava esté en sus manos. Usted fundó una adopción sobre la base de un error y eso es delito.

— Está en mis manos, porque usted no se acercó en las veces que le hicieron el llamado. —le recuerdo —este delincuente hizo un trabajo que era suyo.

—Y le agradezco por eso, estoy dispuesto a cubrir todos los gastos y hasta indemnizarlo, en caso de que lo considere prudente...

—Y de asesinar a su madre —le interrumpo —¿Qué cree que dirá Ava?

—Entenderá que descansó, dejó de agonizar. En últimas es lo que ha hecho estos días—responde tras una larga pausa. —Señor Borch, no nos desgastemos en un lío jurídico y sin sentido. Sabe que mi sobrina estará mejor en sus manos, si busca un buen futuro para ella. Yo soy ese sitio. La tenencia en los meses antes de la adopción fue ilegal... Piénselo.

—No le daré a mi hija —comento que sin poder incrédulo por tener esta conversación. —le recuerdo que un juez declaro que era su padre y como tal, no le dejaré que asesine a Zafiro. Usted puede darle el título que desee, pero a los ojos de una niña de doce es lo que hará.

—Me decepciona—suspira aburrido — imaginé que podríamos llegar a un acuerdo. —escucho el ruido de varios documentos antes de volver a escuchar su voz —por el momento, deseo ver a mi sobrina y las condiciones en las que ha vivido...

—Siete años le tomó hacerlo. —comento en calma.

—Resulta increíble que un delincuente me dé lesiones de moral...

Es posible que sus intenciones sean buenas, no obstante, es necesario, asegurarme que es así antes de que empiece un lazo con Ava.

—A usted no podría juzgarlo sin conocerlo —contrario a él, no suelo ser prejuicioso —me refiero a, prostituir a una mujer, retener a una pequeña y a su madre por el interés monetario que le genera o golpear casi hasta la muerte a una madre a pocos pasos de su hija. —guardo silencio sintiendo la respiración pesada del otro lado —olvidar que tengo una sobrina, cuñada que sufre y necesita de mi apoyo, mientras yo me doy la gran vida en mi mansión. Por mencionar algunos...

Tengo claro que no debo demostrarle interés a esta conversación, aunque la tenga. Soy consciente que un familiar pesa por encima de un desconocido. Siento su respiración pesada y el silencio por largos minutos me hace pensar que he ganado esta batalla. Pero, no es así.

—Planeo pedirla en adopción. —sigue ajeno a mi crítica —tengo todo lo que se espera de un hogar normal. Cinco hijos, una cuenta bancaria estable y limpia, una esposa a quien amo y me ama... ningún escándalo.

Sigue diciendo que considera necesario advertirme que un juez tiene en sus manos su deseo de desconectar a Zafiro. Posee conocimiento del estado de salud de su cuñada dada por los especialistas que la cuidan y ordenará una segunda o tercera opinión a sus costas.

—No soy tan estúpido para ordenar una acción de esa naturaleza sin tener bases médicas.

—Su único deseo es verla despertar...

—Ya ella está muerta, señor Borch, usted se niega a aceptarlo. —se escucha suspirar antes de seguir —desconozco sus planes, los míos son la seguridad y bienestar de Ava. Contrario a lo que cree, conozco a la mujer que insiste en revivir. No juegue a ser Dios, cuando toda la vida ha sido lo contrario.

—No dejaré que asesine a su madre. Mi interés es tenerla hasta que su madre despierte. —respondo perdiendo la paciencia —es al lado de su madre que debe estar.

—Mi padre pensaba lo mismo, lástima que no pudo ver el error que cometió. Le aseguro que no seguiré sus pasos.

Cuelga la llamada y apoyo todo mi cuerpo en la pared. Por un instante pierdo la noción del tiempo y la realidad ¿Cómo verla a la cara y decirle esto? Su madre será desconectada y no podrá cumplir sus sueños.

El ruido del móvil me saca de mi letargo y leo el nombre de Nikolái en la pantalla. Lo dejo sonar varias veces, hasta que la insistencia me alarma y descuelgo la llamada.

—Acabo de tener una conversación con los abogados de Jones Callaghan —derrotado apoyo todo mi cuerpo en la pared. —desconozco de términos legales o la justicia en este país. Lo que vimos el día de hoy, fue muy sólido.

—Me acaba de llamar —confieso. —No dejaré que desconecte a Zafiro.

—Lo imaginé —suspira —estás cometiendo un error.

—Nikolái...

—¡No! —dice en tono alto—esta vez no Akim. No, cuando hay tu hijo te necesita y su madre enferma requiere tu apoyo.

—Lissa y Mika no tienen nada que ver en este asunto —dejo el fusil en un costado y me centro en defenderme —entré a sus vidas y no planeo irme jamás. Pero no me pidas que olvide una promesa.

—La vida nos da oportunidades que desechamos por creer, no lo merecemos —insiste —considérate un hombre afortunado Akim, ese tío te llego en buen momento. Le das a la niña, te evitas líos legales y te centras en lo que te interesa...

—¿Qué hay de Zafiro? Y no puedo darle a Ava al primer imbécil que se declare su familia.

—¿Te das cuenta de que todos tus errores es por ser impulsivo y emocional? —me recrimina —desde el maldito primer día en que llegaste al apartamento, hiciste todo lo contrario a lo que se te pidió... ¡Maldición!

Colgamos la llamada al tiempo, yo afectado por los recuerdos y él por traerlos a luz cuando sabe lo que causa en mí. Lo conozco tan bien que estoy seguro, en este instante está lamentando lo que me dijo. No siento rencor por lo que habló, es su manera de decir que soy importante en su vida.

Aunque algunas veces duela su franqueza.

En cuanto a Ava, soy su padre y no porque un juez lo decidiera. Mucho antes que ese documento llegara a mis manos, ambos nos unían un lazo fuerte. Recojo el fusil del suelo y me centro en su limpieza. Controlando las ganas de salir de allí, buscar al tal Jones y hacerle entrar en razón a los golpes.

Saco el teléfono y le envió un mensaje a James Slora, el hombre que tiene a cargo la empresa y ha dado muestras de efectividad. El texto del mensaje contiene solo un nombre, el de "Jones Callaghan". La respuesta de vuelta no se hace esperar y demuestra lo mucho que sabe el individuo de estos temas.

"Dame unas horas. Te diré hasta el peso de su excremento esta mañana"

—No puedes estar aquí. —hablo a Stan quien está en la puerta del lugar y al verlo noto ese gesto que odio en ellos.

El de preocupación y pesar.

Se niegan a aceptar que he crecido. Soy un adulto capaz de solucionar sus conflictos, deseo que se hagan a un lado y me permitan demostrarlo.

—Me alertaron la presencia de ratas, me han pedido verificar. —sonrío sin humor, lo que le alerta una más —¿Qué sucede?

Que la única cosa que podía hacer por mi hija ya no era posible. Y mis actos han llevado al colapso a un hombre que rara vez pierde la compostura. Me da miedo solo imaginar que pueda tener razón y acabe por perder a Lissa y a mi hijo. A pesar de todo, no puedo dejar a Ava a su suerte y permitir que su madre sea desconectada. Sé todo lo que ella anhela verla despierta y empezar otra vida.

—Apareció un tío de Ava, solicita su custodia —paso saliva antes de seguir —a su madre la van a desconectar.

****

Algún día recordaré esta época con una sonrisa. Lo haré, sentando en una tumbona en una casa de playa, sosteniendo en brazos a mis nietos y en compañía de Lissa.

Mientras eso sucede, debo planear que haré con Jones.

Jones Callaghan, Economista y respetado hombre de negocios, padre de cinco varones en edades desde la adolescencia hasta la adultez. Con un hogar sólido hace más de dos décadas y ningún escándalo. Los únicos que se cuentan en su haber, tenían a su hermano como protagonista.

Dueño de una empresa de transporte y hace diez meses firmó contrato para ser el transportador exclusivo del Doyle-Turner. Un hombre perfecto, con una familia modelo, ese era el tal Jones.

De momento, no tengo como saber si sus intenciones sean sinceras. He recibido el apoyo solo de Stan, Nikolái se ha mantenido al margen y no he forzado las cosas. Hablaré con él al salir de aquí.

Alexis O'hurn sale en su auto y un mensaje en mi móvil diciéndome que el nuevo hijo de Vryzas viene en camino, me da la razón de su premura. El cambio de turno da inicio a mi labor cuando la figura de Emma Frederick se presenta en mi campo de visión. Vigilo el perímetro a su paso y corroboro que se encuentra limpio, lo está hasta que el comportamiento de su mascota la hace detener.

Una mujer sale en las sobras con un arma en manos. El cuerpo de la dueña de la casa me impide darle donde deseo, en el arma. Kamil Slora no puede morir, Jason Frederick, desea que viva para que señale al culpable.

—Vamos cariño —ruego a la mujer que se sostiene con el bastón mientras se burla de una Kamil que pierde los estribos por cada segundo —¿Qué buscas pequeño demonio?

Sonrío ante el apodo a la millonaria, la mujer es un conjunto de defectos envueltos en un paquete hermoso y mucha inteligencia. Que tenga dinero y poder, la hace un peligro para sus enemigos.

De momento, Kamil es la única que ostenta ese título.

—¿Quién lo diría? Al final Aquila sí sirvió. —el perro se sienta a los pies de su dueña, pero sin perder de vista a Kamil.

La llegada del padre de Emma y varios de los hombres aumentan la tensión. Permanezco con el ojo en la mira a la espera de un instante que logre darme el espacio que necesito.

Lo obtengo con el balanceo que Jason Frederick hace con el brazo de su hija. Sutil, escasos cinco centímetros, pero me dan el alcance que deseo.

Antes de halar el gatillo la respuesta a mis problemas llega a mí, solo necesito del apoyo de Lissa. Todo lo demás sobra, me distraigo con esa revelación y no logro disparar primero que la mujer, quien me acaba ganando y dispara a la chica.

—Hijo de puta —exclamo enfadado conmigo mismo dejando el arma en el suelo y acercándome a la ventana, desde donde el padre, la chica y Stan me ven.

¿Mi objetivo? impedir que Zafiro sea desconectada y averiguar si las intenciones de su tío sean sinceras. No le daré a Ava, pero en caso de que Asi sea, necesito saber que estará en buenas manos. Si voy a perder a Ava, por lo menos tendré la seguridad que está en un buen lugar. 

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