Acusación

Meses después...

Habían encontrado a Mía en estado lamentable, estuvo días sin recibir alimentos, golpeada y malherida. Lo curioso de todo es que la causante de su secuestro fue Madeline, quien resultó siendo esposa de un miserable que usó a Mia como trofeo. Por varios días se creyó no sobrevivir, no obstante, demostró de que estaba hecha y hoy le Daria salida. Esta tarde había una reunión para recibirla en casa de Noah y Jazmín. Ambos habían regresado de su viaje, un excelente momento para mostrarla a la familia. Con todo lo anterior, me ha sido imposible hablar con Ava.

Me estoy enterando, la reunión para Mía coincide con la prueba de ADN a realizarle a Ava. Wells llegó con aquella fatídica noticia, en el transcurso del día llegarán por ella y será retirada de mi lado. Logré buscarle un buen sitio seguro y tranquilo, una casa hogar con buena referencias y a cargos de una pareja desde hace veinte años. Mi premio de consolación al no poder lograr que no se la llevaran de mi lado. No era un hotel cinco estrellas, aunque perfecto para su cuidado.

Sobre la intención de englobar la demanda por adopción y la prohibición de desconectar a Zafiro su respuesta, me llenó de esperanzas. Lissa tuvo razón al decir que era el mejor en su campo, firmé el poder dándole potestad para defenderme y en adelante se limita a visitarme y ponerme al tanto. Sus tentáculos han llegado a descubrir cosas que, si bien, sabía, estaban allí, nunca quise tocarlas por lo delicadas que eran.

—Eres el padre legal de Ava y la mujer en cuestión su madre. —su voz me trae de vuelta y notó que sonríe sacando la pluma y acercando su cuerpo al escritorio —es la demanda más fácil que tendré, el hombre es familia de su verdugo y no tiene moral para atacarte o pedirle al estado cuentas.—finaliza.

Según Wells, el mayor error de Jones Callaghan, fue abandonar a madre e hija, a sabiendas de su estado precario y necesidades. Demostrar que era conocedor de la situación era fácil, gracias a las investigaciones de sus hombres lograron dar con el dueño de una librería.

—Está bastante informado de la situación. —aguardo en silencio por más explicación, que sé, la hay —le compraba libros para la niña y asegura obsequiarle algunos. Zafiro le hablaba de las virtudes de su hija, de cómo su familia le dio la espalda, las veces que intentó hablar con los Callaghan y no pasó de la recepción.

—No es tan bueno después de todo.

Wells tuerce sus labios en una mueca divertida. Antes de confesar que Zafiro y Jones no se llevaban bien. El tío de la pequeña intentó en muchas oportunidades convencerla de que le diera a la niña, en los tiempos que vivía con su abuelo paterno. La negativa del padre de Zafiro, fue apoyada por el padre de Callaghan, ambos se negaron en que sucediera.

—Desistió de su pedido y se olvidó de su sobrina. Ese fue su más grande error y el que le impedirá ganar. —calla un instante y se levanta de la silla acomodando su saco —¿Aún deseas continuar con esto?

La pregunta la recibo como una alarma, no puedo evitar asociarlo con Lissa y mi hijo. No pienso perderlos por cumplir una promesa. Lissa me necesita en este instante y es no está en discusión, Ava sabrá entenderlo.

—¿Te dijo algo Lissa? —pregunto ansioso y sonríe en respuesta.

—¿Cambiará las cosas si es así?

—¡Por supuesto!—respondo —Si esto afecta mi relación con ella y mi hijo, podemos hacer un trato con Jones.

—¿Cómo cuál? —divertido e intrigado, cruza sus brazos y espera mi respuesta.

He estado reflexionando sobre la mejor manera de solucionar esta situación. Es evidente que ambos queremos lo mismo, el bienestar de Ava. Estoy dispuesto a entregarle la custodia si él desiste de asesinar a su madre y permitirme verla siguiendo las órdenes de un juez.

Luego de escuchar mis planes, recoge el maletín y permanece en silencio con él en sus manos, vista en los ventanales y absorto en sus pensamientos. Su comportamiento relajado y libre de enojo me alivian, deberían aliviarme, pero es un tipo de comportamiento impredecible. Me pregunta si lo haría por Ava y mi respuesta le hace reír.

—Lo hago por mi familia Wells. Lissa, Mika y Ava.

Afirma dirigiéndose a la entrada de la puerta, en donde se detiene un instante. Lo que dice, lo hace de espaldas a mí y sin mostrar que tanto le afecta.

—Si crees que te dejaré ingresar a sus vidas, ilusionarlos y dejarlos, estás equivocado. Recuerda que eres un civil y yo lo más cercano a un general —sin esperar ni respuesta sale de mi oficina.

Salgo detrás de él, dispuesto a pedirle explicaciones, pero ya no hay rastros de su asquerosa presencia. La llegada de Ava me impide salir al jardín y ajustar cuentas. Controlo las ganas de descargar el arma contra su auto y miro a la pequeña, es un buen momento para hablar con ella. Cuento con un par de horas antes que venga la trabajadora social y la psicóloga a hablar con ella.

—Tengo algo muy importante que decirte —le digo y afirma en silencio.

No sabemos por cuánto tiempo estuvo espiando por cámaras nuestros movimientos, por lo que es probable sepa de qué se trata. Alguno de nuestros sitios tienen cuentan con sonido y ella ha accedido a mucha información. Por el momento, no ha querido decir cómo halló esa información.

Baja las escaleras en calma y sigue mis pasos hacia la oficina sin hacer ningún tipo de preguntas, una vez allí se sienta en el sillón. Me ubico en el puesto libre frente a ella e inclino mi cuerpo hacia delante. Sin saber cómo iniciar o que camino tomar para evitar que ella piense que la estoy lanzando a la calle, me tomo mi tiempo.

—¿Has escuchado el nombre de Jones Callaghan?—comienzo por allí.

—El hermano de Robert —responde —él no gustaba de mamá, no le gustaba como se ganaba la vida, pero nunca le ayudó a salir de allí.

El tono indiferente al que se refiere al tema y narra todo lo que recuerda, helaría la sangre a cualquiera. He visto, escuchado, y fui protagonista de actos crueles, que nada me sorprende. Ava está al tanto de todo lo que rodeó a su nacimiento y con quien estaría mejor.

—Jones, ha solicitado que lleves el Callaghan, esta vez siendo tu padre, está dispuesto a darte un hogar estable —continuo y afirma sosteniendo mi mirada sin ningún tipo de emoción —un juez acepto la querella, pero debe demostrar que es tu familia.

—Una prueba de ADN —habla con suficiencia —la psicóloga de la escuela me lo dijo.

Enarco una ceja y reclino mi cuerpo en el sillón. Según lo que le dijeron en la escuela, la psicóloga recibió órdenes del juez que lleva el caso de adopción, entregar todo lo que tenga sobre Ava y todo lo que rodeó a su adopción. Ordenó, entre otras cosas, que le pusiera al tanto de todo lo que ocurría y guiarla en caso de tener dudas.

—Es imposible que fuera ordenado por un juez —se encoge de hombros indiferentes —Recibí la notificación oficial hace una semana. Ningún juez pasaría por encima de la ley.

—Fue lo que la psicóloga me dijo. —insiste —también que estaré lejos de ti en lo que dure el juicio, me buscaste un buen lugar y que seguiría yendo a esa escuela.

—¿Te dijo algo más?

¿Sobre desconectar a tu madre? Ella niega y se cruza de brazos, en un acto que empiezo a reconocer como protección. Ava solo conoce lo del juicio por su tenencia, le han dado todos los detalles al respecto. Inclusive, que tengo todas las de ganar. No le mencionaron a su madre, no sé si por omisión o tácticas del miserable de su tío.

—¿Pelearás por mi custodia? —pregunta ansiosa.

Es la primera vez en mucho tiempo que veo en ella aflicción. Atrás quedó el rostro de desdén y la altivez, frente a mi tengo a una niña, llena de miedos y asustada.

—¿Crees qué le caiga bien?—insiste —¿A Lissa? —explica.

—Le caes bien —comento señalando la puerta por donde ha visto salir a Wells—el hombre que acabas de ver es su cuñado, esposo de su hermana, padre de sus sobrinos —afirma viendo la puerta y luego a mí —es abogado y quien nos ayudará a que no salgas de aquí, por pedido de ella. Si te hubieras tomado el tiempo de conocerla, sabrías que no es un rival, ni la típica madrastra de cuentos que amas leer.

—¿Qué tengo que hacer para enmendar mi error? Nikolái me dijo que estaba a tiempo.

—Nada —mi respuesta la confunde y le sonrío.

—Le dije cosas malas a... Mika, a ella desee que muriera. —sorbe su nariz antes de seguir —prometo llevarme bien con Mika y decirle a ella mamá.

—Tienes una madre y Lissa no planea quitarle ese puesto. Ella, al igual que todos los que te conocemos, queremos tu bienestar. —inclino su cuerpo hasta ella y tomo sus manos —necesitas de más ayuda que te doy en este momento.

—No hablas de una familia...—niego y suspira nerviosa limpiando el rastro de lágrimas.

— Entiendo que hallas querido guardarlo para ti y olvidarlo...—baja el rostro al escuchar lo que digo y retuerce sus manos—sin embargo, eso te está dañando e impide socializar, es un monstruo que estás alimentando, pequeña. Necesitas sacarlo, que alguien te ayude a destruirlo.

—¿Cómo lo sabes? —Me arrodillo a sus pies, la pregunta es casi una afirmación a las dudas de Wells.

Sus lágrimas regresan, esta vez más fuerte, y bañan su rostro impidiéndole hablar. ¿Cómo lo sé? Lissa me metió la curiosidad que trasladé a Wells y ambos logramos distinguir algunas marcas. Esas que había visto, ignorado y justificado. Estaban allí todo el tiempo, frente a mí y no quise verlo. La investigación de Wells dio más detalles de lo que llegué a imaginar.

Ava estuvo solo en tres lugares, a mi lado, pero rodeada de cámaras, era el sitio más seguro de todos. Eso lo descarté en cuestión de días, en el centro no duró lo suficiente. Contrario a lo que creí en su momento, los chicos que estaban allí la protegieron del miserable.

La insistencia de la mujer en casarla de la casa fue para impedir que sucediera, alertada por los compañeros que vieron el interés en el hombre. No porque le preocupara el bienestar de la criatura, sabía que su medio de vida, que se iría al carajo y acabaría en la cárcel.

Solo quedaba en la lista su hogar, el sitio en que la madre era obligada a prostituirse noche tras noche. La niña quedaba sola en las noches a merced de un borracho, drogadicto y alcohólico. Los detalles del cómo, cuándo y por cuánto tiempo los tenía ella, un experto lograría algo mejor que nosotros. Wells, no quería dañarla aún más y sí ayudarla a sanar. Algo de lo que nunca lo pensé capaz y que él aseguró lo hacía por ser padre y estaba dispuesto a matar a quien dañara a sus hijos.

—Lo sé y de momento es lo que importa —respondo al fin. —no tienes que decirme nada, lo harás en su momento a la persona correcta ¿Aceptas?

—¿No vas a alejarte? — niego en silencio y afirma —Acepto —afirma con voz inaudible.

Todos estos meses hemos ignorado los gritos de auxilio que ella nos envió. Sus cambios de comportamiento, violencia, celos y demás conductas extrañas a las que nunca me tomé el tiempo de investigar si ya los tenía o los produjo el evento con su madre.

Yo me refugié en el ejercicio diario, la escuela, el entrenamiento y esperar el día en que fuera un cincuenta. Agotaba energías y ese acto me permitía dormir cansado sin pensar en lo sucedido. Con nosotros tenía una vida tranquila, sin hacer nada más que leer o escribir y tiempo libre para recordar lo sucedido.

—Lamento haberte fallado y no ver lo evidente —me excuso besando sus manos —eso va a cambiar, te prometo que vas a tener una vida tranquila y lejos de esos recuerdos.

El ruido del timbre nos indica que ha llegado la hora. Sigo sin entender, como sabe la psicóloga sobre el caso de Ava. Un juez no pudo haberle pedido todo aquello.

Al único que se me ocurre capaz de ese acto es su tío. Las ganas de ganarme en esta lucha lo pueden cegar y olvidar que el plan original es proteger a su familia.

—Señor Akim, buscan a la niña —la mujer me mira contrariada y sin entender.

—Hazlos pasar. —le pido. —esa hora cariño... —afirma en silencio.

Se limpia las lágrimas y se retira en búsqueda de su equipaje. La mujer que me entregó la demanda y dos oficiales invaden la estancia. Permaneciendo en pie, negándose a sentarse.

—Tenemos poco tiempo señor Borch —se excusa y su vista se agudiza al ver Ava bajar por las escaleras llorando.

—¿Te encuentras bien? —le pregunta un oficial.

—Si. —la respuesta no les gusta y noto que cubren mi visibilidad para hacer la misma pregunta

—Estas segura ahora ¿Te encuentras bien?

—¡Dije que sí! —sonrío al escuchar su respuesta altanera y la dama me observa molesta.

****

Tuve que recurrir a todo mi poder de persuasión para qué me permitieran llevar a Ava a la reunión. Mi alegato final y con el que logré doblegar su voluntad, fue al decirles que era una tía y lo importante que era para ella los nuevos lazos familiares. En este instante ella disfruta a de la disputa entre Mia y Nikolái, por los cachorros.

Dante y Bruna, sacaron una camada de tres perros. Aquello fue motivo de diversión para todos, menos para Mía, que insistía, Dante y Nikolái habían abusado de su confianza, nunca se los perdonaría.

Stan pidió un resumen del caso de Ava y le narré todo lo que me había comentado Wells. No le di más detalles, planeaba darlos al detalle esta noche. Dejé en manos de Noah, los por menores, los conoce gracias a que fue a la oficina de Wells y solicitó ponerle al corriente. No creyó en mis palabras al asegurar estaba todo controlado.

Me acerco a ella que en este instante juega con Nikolái, con quien al parecer ha hecho una tregua permitiéndole jugar en el grupo de Mía y los cachorros. Existe un camino muy largo que recorrer con ella, uno que estoy preparado. Estoy convencido, valdrá la pena si al final ella y su madre pueden iniciar una nueva vida. Nikolái alza los cachorros lejos del alcance de Mia, que hace intentos por tomarlos alejo a Ava de ese conflicto.

—¿Lissa y Mika vendrán? —niego en silencio y se muerde los labios —¿Por mí?

—No. Tu tío Stan no sabe de Mika —afirma tomando mis manos. —le teme a Stan.

—¿A Nikolái no? —ante mí negativa se sorprende y niega —¿Cuándo se lo dirás?

—Está Noche.

Le he pedido a Lissa salir esta noche tres, le presentaría a Stan a mi hijo y de paso rompería el miedo de Lissa. La tomo de las manos y giro con ella en círculos. La risa que sale de sus labios llama la atención de todos los presentes. El juego dura hasta que mi móvil suena y la dejo en el césped para tomar la llamada. El nombre de Sergio Wells en la pantalla me causa pánico. Siempre que recibo una pienso en Lissa y que algo le ha sucedido

—¿Dónde está la niña? —pregunta Wells antes que pueda saludarle.

—Pedí un permiso especial para ella...

—Qué se acaba en este instante—me interrumpe uno de mis abogados, irá por ella en compañía de un oficial...

—¿Qué sucede Wells?

—Habló con su tío en el hospital durante la prueba de ADN. Es una declaración no oficial, pero delicada...

—Al grano Wells —ordeno apretando con fuerza el móvil.

—Insinuó abuso, se retractó después... Pero la duda está allí —apoyo todo mi cuerpo en el capo del auto ante lo que sigue e ignoro el tono burlón con que lo dice —olvídate de la custodia y céntrate en defenderte... por el delito violación, mis honorarios subieron Borch.

—Es un una locura —respondo y escucho la risa del otro lado. —¿Qué te resulta gracioso Wells?

—Tu fe ciega en esa niña, pero no es todo —busco dentro de los asistentes a Stan que está al pendiente de mi llamada y Jazmín se aleja de su esposo acercándose en mi dirección — hace veintisiete minutos exactos, Zafiro Cohen abandonó este mundo. Un problema menos.

Cuelgo la llamada regresando mi cuerpo al auto y Jazmín acaba de llegar a mi lado.

—No sé que sea, pero estoy contigo —me dice abrazándome —sostendré tu mano y no la soltaré, ninguno lo hará.

No tengo palabras para describir la decepción que se apodera en mi cabeza y la derrota por no poder cumplir una promesa. Ava juega con Nikolái ajena a todo, a mí me resulta extraño esa acusación. Es imposible que ella dijera algo Asi.

—Zafiro murió —le digo a Jazmín y se aleja para verme preocupada —y vendrán por ella, existe una denuncia interpuesta por su tío por abuso sexual y se basa en una supuesta declaración que ella le hizo durante la prueba de ADN. Asegura que ella se retractó después

—¡Qué hijo de puta! —la explosión de ella en otra época me haría sonreír, en este instante nada lo hará. —seguro distorsionó las cosas —asegura luego de escucharme todo mi relato.  

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