章 - 33. ♡Especial♡

Cuando la reina dio a luz, hubo mucha agitación en palacio, pero nada se comparaba con el alocado corazón del rey, el que no se movió en ningún momento de su lado, hasta que el primer llanto de su hija ocupó el lugar, y aunque tenía el rostro muy arrugado, Hak supo que era la viva imagen de su hermosa esposa, excepto por su cabello oscuro.

Hak encontró su segundo amor en aquellos ojos de un color todavía confuso, que no miraban en ningún punto fijo.

—Felicidades, reina. Es una bebé hermosa —le elogió la partera, tendiéndole la criatura una vez estuvo limpia y vestida.

Yona la arropó contra su pecho, y pese a su agotamiento, sonrió al visualizar el rostro de su niña, la que se calló al comenzar a alimentarse de su pecho.

Hak no había dicho nada, se le notaba perplejo, como si no pudiera creer que aquel milagro fuera real. Que aquella niña fuera suya y de Yona. Había veces en las que le sucedía eso, que su relación con Yona le parecía una fantasía de su cabeza.

—Hak —cuando Yona tomó su mano, logró salir del trance y por fin sonrió, feliz por el acontecimiento y también porque su esposa estuviera bien —Mira, es nuestra hija. ¿A qué es preciosa?

—Sí —Hak hundió la punta de su dedo índice en las mejillas blandas de la bebé, y su calor causó un retortijón en su corazón.

El fruto de su amor era sin duda la criatura más hermosa que había visto en toda su vida.

—¿Quieres tomarla en brazos? —le cuestionó muy ilusionada, y Hak se llevó la mano a la nuca, un tanto preocupado porque no pudiera ser lo suficientemente amable al tomarla en brazos —Tomala.

Ante la insistencia, Hak tuvo a la bebé en sus brazos, después de que estuviera contenta con su barriga llena.

***

—¡Espera, Huo! —pidió la pequeña princesa, corriendo detrás de su primo con todo su empeño, el que ya estaba bastante alejado de ella.

—¡Eres muy lenta, Maylin! —se quejó, deteniéndose para mirarla con una expresión de fastidio —¡Jugar así no es divertido!

Huo ni siquiera había estado corriendo poniendo todo su empeño, pero aún, así su prima se quedaba atrás.

—Lo siento —se disculpó la pequeña, posando las manos en las rodillas una vez estuvo frente a su primo —Yo quiero correr más rápido, pero no puedo —arrugó el labio inferior, a punto de llorar.

—Bueno —Huo se llevó la mano a la barbila, observando a su prima —Quizás fueras más rápida si no usaras ese vestido.

—¡Pero yo quiero ser tan linda como mi mamá! —replicó la menor con mucho carácter.

—Pero con esas ropas no vas a poder ser una guerrera —señaló Huo como todo un niño maduro —¿No ves cómo viste mi mamá?

—¡Las ropas de mi tía no me gustan! —Maylin arrugó la frente, disgustada —¡Yo prefiero mis vestidos!

—¿Qué pasa con mis ropas?

Los niños se giraron y sonrieron al ver a sus mamás llegando juntas. La reina llevaba un hermoso vestido y adornos, mientras que Mei vestía ropas masculinas y no tenía ni una pizca de maquillaje.

—No son de princesa... —balbuceó Maylin, un poco apenada.

—Es que yo no soy una princesa. Soy la guardaespaldas de la reina —dijo Mei con todo orgullo, dándole un golpe a la vaina de su espada.

—Pero, papá es el rey —notó la menor, sintiéndose un poco confundida.

—Sí, porque a él le gustan los retos. Bueno, a mí también —admitió —pero no ese tipo de retos. Lo que a mí me va es combatir y ya.

—¡Mamá, te reto! —Huo no perdió oportunidad de blandir su espada de madera y miró muy serio a su madre —¡Luchemos en serio!

—¡Está bien!

En cuanto la hija de Yona dio la señal, el pequeño Huo se lanzó hacia su madre y comenzó a lanzar golpes con su espada, de los que Mei se defendía con facilidad, usando el lado no cortante de su arma, y como no quería herir los sentimientos de su hijo al no luchar en serio, con apenas un movimiento con el brazo, hizo que la espada de madera saliera disparada por los aires y después apuntó a su hijo con la punta de la suya.

—¡Mamá, eres muy fuerte! —Huo se emocionaba mucho cada vez que veía a su madre combatir, pese a que perdía siempre.

—Gracias, hijo. Sé que tú serás aún más fuerte que yo —le despeinó el cabello, el que lo tenía tan oscuro como ella.

—¿Cómo el tío Hak?

Mei no pudo evitar reírse al ver sus ojitos brillantes de emoción y asintió, totalmente convencida de que sería así.

—Aquí estabas, mi guerrera —Jae-ha apareció de repente, caído del cielo, y no tardó en abrazar a su esposa por la espalda —Te he estado buscando.

—¿Por qué? —le miró por encima del hombro derecho.

—Para que pasemos, apenas tú y yo, dos días y dos noches en un balneario. Hak me dio permiso —el coqueteo en su voz, hizo que Mei estremeciera.

—¡Pero cómo se te ocurre! ¡No puedo dejar a Yona...!

—¡Está bien! —Yona le interrumpió —Kija y Shin-Ah van a estar conmigo, así que puedes ir sin problemas. Además, mereces distraerte, Mei.

La guerrera no pudo evitar sonrojarse, y pese a que no estaba convencida del todo, asintió.

—Pero, ¿Y Huo? —miró a su esposo con los ojos entrecerrados.

—Se quedará con nosotros –le informó Yona —Y podrá entrenar con su tío, porque se encargó de tener tiempo libre.

—¡Genial! —Huo dio un salto de alegría.

—Jae-ha, ¿qué me dices si vas tú solo? —Mei ya no tenía tantas ganas de ir, porque el poder entrenar con Hak le pareció una propuesta más tentadora.

—De eso ni hablar, mi querida Mei —le negó su esposo dezlizando el pulgar por sus labios y Mei hinchó un poco los cachetes.

Qué envidia le dio su hijo. Qué afortunado era de poder entrenar con Hak.

***

—¡Tío!

En cuanto el pequeño Hao vio a su tío llegando al patio donde le habían estado esperando, corrió hasta él y lo abrazó.

—Hey, ¿cómo ha estado mi guerrero favorito? —le despeinó el cabello, haciéndole reír.

—¡Papá! —Maylin también se acercó y comenzó a dar saltitos, reclamando su atención.

—¿Qué sucede, mi princesa? —se agachó frente a ella y le apretujó la nariz con cariño.

—¡Juega conmigo al escondite! —le pidió la menor, tirando de la manga de su ropa.

—¡Ni hablar! —refutó Huo —¡Mi tío va a entrenar conmigo!

—¡Jugará conmigo! —Meylin alzó la voz más que él, para no quedarse por debajo.

—¡Él prefiere entrenar conmigo! ¿No ves que es un guerrero?

Los ojos de la menor no se demoraron en cristalizarse.

—Hao, no debes de hacer llorar las chicas —le recordó su tío, viendo a ambos con amabilidad.

—Pero... —Hao se mostró bastante decepcionado al pensar que por culpa de su prima no entrenaría con su tío.

—Primero jugaremos al escondite y después entrenaré con Hao, ¿está bien?

—¡Yo también quiero entrenar! —Meylin alzó los brazos y comenzó a dar saltitos, negándose a ser excluida.

—Por supuesto, mi princesa guerrera —Hak le dio un beso en la frente y la niña rio muy contenta.

Hao participó en el juego solo porque con Hak cualquier pasatiempo resultaba divertido, a lo contrario de cuando se quedaba a solas con su prima, ya que ella se tardaba siglos en encontrarlo.

Después de jugar por un largo rato, por fin llegó el turno de entrenar, y aunque Hao hubiera querido que su tío se centrara únicamente en él, disfrutó muchísimo de sus enseñanzas y sus demostraciones de destreza. Hao no se cansaba de aplaudir y halagar a su tío, e insistía en preguntarle si creía que él también llegaría a ser tan fuerte algún día. 

—Por supuesto que sí —le aseguraba Hak, haciendo que el niño sonriera muy satisfecho.

—¿Y yo? ¿También seré muy fuerte? —le preguntó su hija, como siempre aclamando su atención.

—Serás tan fuerte como yo —acarició su cabecita.

Los niños sonreían dichosos, ignorando la mirada preocupada que su tío les dedicó por un instante. Sabía que serían muy fuertes, pero igual no dejaban de preocuparle, porque un día él ya no estaría presente para protegerlos. Por supuesto, eso no sucedería hasta muchos años después.

—No te preocupes, tío, yo cuidaré siempre de mi prima —aseguró el pequeño Hao, y Hak vio en sus ojos la imagen de dos llamas intensas, que le hicieron sentirse confiante.

—Confío en ti, Hao —le dijo con absoluta seriedad, pegando los nudillos de la mano contra el pecho del menor.

Esa muestra de confianza, causó que el corazón de Hao estremeciera, y fue ardiente de emoción, que asintió múltiples veces, hasta que su tío le dijo que siguieran con el entrenamiento.

—¿Hay espacio para una participante más?

Hak se sintió invadido por la nostalgia, cuando vio a su esposa vestida con ropas más sencillas y con el cabello atado en una trenza que finalizaba en la cintura.

—¡Mamá parece la tía Mei! —comentó la menor impresionada, incapaz de creer en lo que veía.

—Hace un tiempo vestí así —le confesó a su hija sin ninguna gota de vergüenza, y llena de mucho orgullo —y a decir verdad, se siente bien vestir ligero de vez en cuando.

Maylin observó su vestido de princesa y luego a su mamá, pero ahora con admiración.

—¡Ya vengo! ¡No empiecen sin mí!

Se fue corriendo con apuro hasta su cuarto, y como no tenía nada parecido en su armario, le pidió a las sirvientas, las que estuvieron encantadas de conseguirsela de immediato, ya que no había persona en el reino que no conociera la respetable destreza de su reina. La historia de cuando disparó una flecha en Awa, era la favorita de muchos.

—¡Ya estoy! —Meyling regresó con el nuevo vestuarios y con el cabello atado en dos moños que la hacían verse de lo más adorable.

Hak dio varias indicaciones y sus tres aprendices le imitaron lo mejor que pudieron.

—Hey, Hak, ¿aceptarías un reto?

El guerrero vibró de arriba abajo al sentir la intensa mirada de su esposa, desafiándolo. Aquella noche, se encargaría de no dejarla dormir.

—¿De qué se trata? —cuestionó bastante interesado.

—Veamos cuál es el mejor arquero —Yona hablaba muy confiante y a Hak le encantó verla así.

—Bien, veamos si la aprendiz supera a su maestro.

Dos sirvientos les trayeron los arcos y las flechas y también pusieron dos dianas a un par de metros de ellos.

Yona fue la primera en disparar y su tiró casi se clavó en el centro.

—No está nada mal —la elogió su esposo orgulloso —Pero sé que puedes hacerlo mejor.

Cuando su flecha dio de lleno en el centro, Yona le sonrió divertida, pero en cuanto volvió a tensar la cuerda del arco, se puso muy seria.

Su segundo tiro dio en el centro y Hak la aplaudió emocionado y orgulloso. Le fascinaba ver a Yona disparar, y su hija y sobrino también estaban alucinando.

Hak volvió a disparar y una vez más acertó en el centro.

Yona sabía que ya no iba a vencer, pero de todos modos, puso todo su esfuerzo en que su tercer tiro se clavara en el centro de la diana, y lo logró.

—Estoy muy orgulloso de ti, Yona —Hak nunca se cansaría de admirarla. Yona en verdad era muy especial.

—Gracias, Hak.

La victoria fue para Hak, pero Yona no se sintió insatisfecha, sino todo lo contrario.

Cuando tomó el arco por primera vez, pensó que nunca lograría disparar correctamente, pero ya eran varias las flechas que había acertado en su objetivo.

***

—Yona...

Aquella noche, en cuanto ambos estuvieron ocultos en la privacidad de su recámara, Hak tomó el rostro de su reina y la besó ardiente de pasión, y tal como se había prometido en su mente, no la dejó dormir.

Dos meses más tarde, los reyes supieron que serían padres por segunda vez.

Fin.

Bueno, mis queridos lectores, muchísimas gracias por haberme seguido hasta aquí. Fueron sus comentarios y votos los que me animaron a terminar esta historia tan rápido. Me sentí muy inspirada. En verdad no tengo palabras para agradecerles. Gracias por hacerme creer que lo que escribo vale la pena, porque en serio, me esfuerzo por mejorar cada día.

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